Mujer iroqués

martes, 31 de enero de 2012

¿POR QUÉ ME ABURREN LOS ZOMBIES? (I)


NO. Lo diré por diezmillonesima vez. Mi avatar NO ES UN ZOMBIE. Es mi maquillaje de sacamantecas, un personaje patrio, clásico y de amplia tradición. YO NO ME DISFRAZO DE ZOMBIE. Y no lo hago porque les tengo tirria.

Sí, lo digo sin miedo, lo grito a los cuatro vientos. Me da igual que la comunidad frikie me repudie, que me señalen con el dedo y esputen a mi paso. ¡¡¡ESTOY HARTO DE LOS ZOMBIES!!! ¡¡¡NO LOS SOPORTO!!!

O sea ¿es que soy el único que se da cuenta de que el género zombie no se sostiene por muchos alfileres que se le pongan? Y le ponen muchos ¿eh? porque he tenido esta discusión con más de un zombiadicto y hay que ver la de vueltas y revueltas que dan argumentando su defensa.

Que conste, no tengo nada en contra del género de horror, menos aún en contra del de los No Muertos, que nos ha dado figuras tan memorables como la Momia, Drácula, Carmilla, Charles Dexter Ward, Herbert West, la Criatura de Frankenstein, el doctor Muñoz... No, mi problema es con el sub-subgénero zombie, de lejos lo más penoso y aburrido del fantasy en las últimas cinco décadas.

¿Qué tengo en contra suya? Todo. Pero lo que se dice, todo. Empezando por su escasa apostura. O sea, se pueden decir muchas cosas malas de Drácula, pero la elegancia le salva: sea para robar niños o asaltar jovencitas en negligée, el conde va siempre hecho un pincel, impecable con su capa rojinegra y su impóluto chaqué. Un Señor como debe ser. En cambio el zombie, a quien desde ahora llamaremos el podrío, para distinguirlo del sufrido pero digno personaje del vudú haitiano, carece del más mínimo sentido de la higiene, decoro o elegancia. Por no hablar del vocabulario: la Criatura (la de verdad, la de Mary Shelley) se expresaba como un atormentado filósofo, mientras que el podrío se limita a murmurar ggggggggg, mmnnngrrrrr o, en el mejor de los casos, cereeeebrooooosssss. Lo que dice muy poco de la calidad literaria de sus autores, incapaces de escribir un diálogo digno de tal nombre.

Pero al margen del aspecto estético, lo que me tira para atrás es la invalidez de los supuestos en los que se sustenta su existencia de ficción. Los vampiros, los hombres lobo, la Bestia del Millón de Años, el monstruo de la Laguna Negra, el xenomorfo de Alien, los hombres-pez de Insmouth... todos son verosímiles de acuerdo a la lógica de su universo literario o cinematográfico, pero el podrío carece de la más mínima racionalidad o coherencia. Empezando por su supuesto origen.

La epidemia zombie suele deberse a un accidente atómico, una infección por virus o alguna extraña contaminación química que hacen que los muertos se pongan a andar. Bueno, pues eso me supone un cierto problema lógico porque, para andar, esté muerto o no, un cuerpo consume energía. Y no de cualquier tipo (quiero decir, no vale con las radiaciones) sino con la que generan las reacciones químicas del metabolismo. Los cadáveres se caracterizan por carecer de metabolismo. Apurando mucho, mucho mucho podríamos aceptar que un muerto reciente podría reactivar su metabolismo de alguna misteriosa manera y levantarse aprovechando sus reservas de lípidos y azúcares, pero a partir de unos días esas reservas desaparecen en boca de las bacterias, los insectos, las larvas... así que un muerto de unas semanas no puede levantarse PORQUE NO TIENE NADA APROVECHABLE EN SU CUERPO. Vamos, que no hay tocineta de la que ir tirando a la espera de zamparse un sabroso cerebro.

Aceptemos pulpo por animal de compañía y supongamos que, pese a todo, los podríos no necesitan metabolismo para mover los músculos (lo que, insisto, es imposible, como sabe cualquiera que conozca cómo funciona un músculo). Bueno, pues si es así ¿a santo de qué tienen hambre? Porque el hambre, señores, es una consecuencia del metabolismo. A eso responden los adeptos al género que el hambre se debe a la necesidad de comer endorfinas para aliviar el dolor que supone un cuerpo muerto. Pero majetes, en todas las pelis vemos que es dificilísimo detener a los podríos porque les puedes arrancar un brazo y ni siquiera cambian de expresión PORQUE NO SIENTEN DOLOR así que ¿en qué quedamos?...y diréis es que no sienten dolor porque ya están atiborrados de endorfinas.... pues entonces ¿porqué siguen empeñados en comerte si ya no tienen porqué tener hambre?

Y esa es otra, lo de las endorfinas sólo se justifica en el podrío clásico, porque éste come cerebros, pero el moderno se lo come todo. Y digo yo ¿de que le sirve, si no puede digerir? porque la digestión implica un metabolismo activo y complejo. Y por cierto, si comen y digieren ¿porqué no van todos con los pantalones llenos de cacotas? Porque si comes, cagas, y no se ve que se les abulten los calzones ni se les hinche el vientre hasta explotar en marrón.

Lo de los cerebros, por cierto, me hace mucha gracia. Llega el podrío, agarra a la víctima y le abre la cabeza para comerle los sesos. ¿Saben los guionistas de esas historias lo durísima que es la caja craneal? Para abrirla, los forenses usan una sierra radial. ES IMPOSIBLE ABRIRLA CON LAS MANOS. A menos que aceptemos que el virus transforma mágicamente la carne pútrida y blandengue en acero sueco.

Vale, olvidemos el cerebro con su textura suave y su ambrosía de sabores, y aceptemos que el podrío medio se conforma con comernos nuestras prietas nalgas. ¿No sería lógico que se comieran entre ellos? O sea, en cualquier peli tipo gualkindead por cada superviviente hay como mil malos intentando comérselo, luego es una fuente de alimento muy escasa. Lo lógico, si los muertos tienen hambre, es que se coman lo primero que pase a su lado, es decir, otro muerto. Pero no, siempre se les ve deambulando sin objetivo, en plan rebaño, hasta que aparece un vivo y entnoces se acuerdan de que tienen hambre.

Es que les llama la atención el movimiento, dicen. Pues ellos no paran de moverse. Es que sólo se fijan en los movimientos de los vivos. Pues con caminar como si fueras gilipollas, solucionado ¿no? Es que se fijan en que no estás muerto... escucha, guapito, no le des más vueltas. NO PUEDEN VERTE. ¿Porqué digo esto? Porque ver es una función extremadamente compleja que requiere, entre otras cosas, de un sistema nervioso operativo y un globo ocular en buen estado.

Cuando un ciego recibe un trasplante de cornea se encuentra con un curioso problema: su cerebro necesita aprender a ver. No es un proceso automático, las señales del nervio óptico deben ser interpretadas, y ese aprendizaje puede llevar semanas. Unas cuantas neuronas chiclosas no pueden hacer ese trabajo. Pero, aunque pudieran, el ojo necesita estar en condiciones, y los podríos, entre otras cosas, no parpadean. Y si no parpadeas, a la media hora te empiezas a quedar ciego porque la superficie del ojo empieza a resecarse, y si le da el sol es aún peor, porque se quema la retina . Y eso en el caso de que haya ojos desde el principio, porque lo primero que se le jode a un muerto son los ojos. Se hunden al ir perdiendo el humor vítreo y sin la forma adecuada, no funcionan. Así que no, os pongáis como os pongáis: NO VEN.

Dicho sea de paso, el hombre invisible tampoco ve. Para ver, la luz debe reflejarse en tu retina, pero si eres invisible, la luz te atraviesa sin reflejarse. Ergo, el hombre invisible está tan ciego como un pepino de mar y, amén de clavarse todo lo que haya en el suelo y pisar todos los ñordos de perro de la calle, se va dando ostias contra todo lo que se cruce en su camino, farolas, árboles, piedros, automóviles... luego si el tráfico es denso no vivirá para llegar al otro lado de la calle. Vaya mierda de poder, la invisibilidad, porque aunque lograras sortear los coches al tacto y colarte en el vestuario de las animadoras, tampoco podrías verlas...

(continuará)

miércoles, 18 de enero de 2012

SOBRE EL FORNICIO Y LA IGLESIA (Reflexiones teológicas)


No voy a hablar demasiado de las majaderías que ha soltado la sotana mayor de Córdoba. Por una parte, porque otros lo han hecho ya, y mejor que yo. Por otra, mi interés se centra en el término que ha empleado esa caricatura de hombre, cuya sesera y pene presupongo mohosos y tumefactos… perdón… lo he visualizado con demasiada nitidez… creo que voy a vomitggglbrrrgf…

El mío no es interés morboso sino caritativo. Sólo quiero ayudar a la Santa Madre Iglesia porque la homilía del mitrado muestra lo mal que entiende la clerecía los placeres de la vida.

Fornicio
, dice. Valiente majadero.

Del latín fornices, arco, en su sentido arquitectónico, por los que sostenían los soportales donde las meretrices aguardaban a sus clientes. La elección de ese palabra nos da pie a introducirnos en la mente del señor obispo (puag) y ver las cosas a través de sus ojos (repuag). Luego para él (y la institución que representa), el sexo es una actividad  clandestina y sucia, ejercida en rincones oscuros o lupanares escondidos.

Lupanares que, por otra parte, dieron muy buenos dividendos a la Iglesia, ya que durante siglos esta sacrosanta institución administró locales públicos y cobró diezmos de esa lucrativa actividad. Pero no nos desviemos del tema. La cuestión es que, para el atrofiado cerebro del señor Demetrio, todo lo que no sea cópula reproductiva y bendecida previo paso por el altar, es fornicio.

Pues mire, señor mío. O suyo, que yo no quiero nada con usted. No se llama así, sino folleteo, del verbo follar, del latín follicare, y no es sucio, ni clandestino, sino saludable, divertido y repleto de posibilidades, un vergel para mentes inquietas y exploratrices.

Las almas ensotanadas, para su desgracia, no se caracterizan por su inquietud intelectual, más bien todo lo contrario. Su idea de la coyunda (ahora lo llaman relaciones sexuales o sexualidad, la propia terminología da bostezos), se reduce a introducir un pene en una vagina y menearlo hacia adelante y hacia atrás unos minutos (no muchos, supongo, más de cinco se considerará vicio) hasta soltar un lecharazo, por supuesto sin condón, y no con animus jocandi, sino con la idea deliberada de fertilizar algún óvulo descarriado. Y ya está.

Que conste, nada tengo en contra de la cabalgata del misionero. Bueno, cabalgata, lo que se dice cabalgata... sospecho que tras unos años de  –santa– cópula misioneril, la cosa se queda en un trotecillo cochinero, lo que viene a ser un portantillo*, para entendernos. Pero, sea cual sea el símil equino, es una opción muy limitada. Tiene que haber mucho más. Lo hay, de hecho. Y ahí la Iglesia debería ver una oportunidad evangeliszadora donde sólo vislumbra pecado.

Pensemos en una de las actividades follandiles más chulas, y de las más denostadas desde los púlpitos: la gastronómica. Ergo, comerle a tu partenaire (o partenaires) los bajos. Para el ojo no experto puede parecer tan sólo una actividad preliminar. Craso error.

El término preliminar presupone que el objetivo del trabajo bucal es preparar el plato fuerte. A veces es así, no lo niego, pero también es un buen modo de disfrutar sin más, con el único objetivo en mente de seguir jugando con nuestra boca hasta el final. ¿Buen, dije? Excelente, sobresaliente incluso. Comerse un precioso y profundo coño o una enhiesta y firme polla es un modo fantástico de matar el rato, mucho mejor que ver el Hormiguero o jugar al Apalabrados.

Dicho sea de paso, hasta ahora no he tenido nunca un rabo en mi boca, luego alabo la maniobra sólo de oídas, pero la vida puede dar muchas vueltas y no descarto conocer de primera lengua ambas experiencias. ¿Para mi condena eterna? Pues bueno, pues vale, pues me alegro. Para usted la perra gorda.

La gracia de las actividades bucales es que, pese al desagrado con que son contempladas por los sacerdotes, son prácticas que entran perfectamente dentro del más puro espíritu cristiano. Porque lo molón de sacarle brillo a genitales ajenos, es que no eres tú la persona que disfruta, sino el otro. Vale, sí se disfruta. Al menos yo lo disfruto, es embriagador para el tacto, el gusto y el olfato. Pero si hacemos bien nuestra parte quien se corre es el otro, eso es impepinable. Es decir, cuando hago un cuni o una mamada, estoy dando, no recibiendo. Y ese es el espíritu del cristianismo: hacer al otro lo que quisiéramos para nosotros.

Eso deja fuera de la ecuación al mutuo rechupeteo. Ahí hablamos de quid pro quo, no de altruismo follil.

Pues bien, pensemos en todas las posibilidad es que desprecia la iglesia al rechazar tan santa acción. Podría presentársela como ejemplarizante obra de caridad o muestra del más puro amor en la santidad del matrimonio. Porque el mandato de Cristo era dar de comer al hambriento y de beber al sediento. Y vestir al desnudo, supongo que después de, por aquello de no coger frío.

¿Qué ventajas añadidas tendría el repaso de bajos? A nivel de catequesis, muchas. Los cursos prematrimoniales se caracterizan por lo escaso del repertorio sexual que ofertan a los futuros cónyuges, así que toda ampliación del catálogo será bienvenida y repercutirá en un aumento de la asistencia, que hoy por hoy es más bien escasa (apenas un par de amigos míos creyentes reconocen haber asistido al curso de principio a fin). Asimismo beneficiará a los sacerdotes encargados de aleccionar a los contrayentes, ya que para hacer bien su trabajo tendrán que documentarse, y acrecentar el saber siempre es placentero.

Hemos hablado sólo de la chupadita, pero hay tantas otras posibilidades litúrgicas... ¿qué me dicen del coíto anal como metáfora del sufrimiento por la verdadera fe? o la elegancia del bondage para escenificar las pías estampas de mártires y crucificados, que de por sí ya incluyen una buena cantidad de cuerdas, suspensión y parafernalia SM. Señores obispos, están ustedes desperdiciando el entusiasmo popular al obstinarse en pasear una y otra vez los mismos pasos apolillados de Semana Santa.

Y no se trata sólo de ejemplarizar al creyente o atraer al público en general. La bendición del folleteo variado sería un aliciente para la recluta de nuevas vocaciones, escasas hoy en día, por no decir paupérrimas. Abran la mente, y los jóvenes acudirán en tropel a conventos y seminarios, tan necesitados de calor humano.


Pero eso requiere un cambio de actitudes. Basta de ofender a los folladores, por favor, nuestros actos rezuman bondad, caridad, incluso fe (uno siempre tiene fe en que el siguiente polvo molará incluso más que el anterior). Cualidades cristianas, virtudes teologales, incluso. Así que, señores de la COnferencia, recuerden...

Que no es por vicio, eminencia,
no es por vicio.
Pues practicar el fornicio
apacigua las conciencias
y alegrar los orificios
es bien cristiana tarea.

*Dícese del paso corto y apresurado del pollino

viernes, 6 de enero de 2012

MiIRANDO HACIA ATRÁS (II) Un año difícil pero...


(Dado que necesitaba incluir varias ilustraciones en este post, he optado por hacerlo mediante enlaces, para no hacerlo desmesuradamente grande. Mis disculpas)

Por lo que respecta a mi trabajo, éste ha sido un año duro. Tal y como están las cosas, no sorprenderé a nadie si digo que mi cartera de clientes, que de por si no era ya demasiado nutrida a principios de año, ha sufrido algunos vaivenes. Más vais que venes, no vamos a engañarnos. Currar, curro lo mismo o más, pero cobro bastante menos. Y sin embargo...

Aunque mi cliente principal sigue siendo MUY Interesante (y por muchos años, espero), fuera de España las cosas no se han dado mal del todo. He hecho algunos trabajos majos para Focus Polonia (y algunos no demasiado majos, pero de algo hay que comer). Mis dinosaurios han tenido un cierto éxito en Alemania, no como para tirar cohetes, pero si te pidan material de tu galería, es que no lo haces del todo mal ¿no? Y mi acuerdo con la agencia SPL no me sacará de pobre, porque su precios están bastante tirados por los suelos, pero me he sacado algunos euricos por derechos de uso así que no puedo quejarme demasiado.

Hablando de dinosaurios, por fin completé el proyecto terópodos, y debo decir que estoy muy satisfecho con las ilustraciones finales. Cuando un tema se dilata mucho en el tiempo en general el resultado suele ser decepcionante y olvidable. No fue el caso, los dinos me siguen molando. Y como no sólo de dinosaurios vive el paleoilustrador, este año han caído algunos trabajos bien chulos sobre reptiles marinos, neandertales o criaturas rarunas.

Tengo, por cierto, un nuevo cliente, igualmente relacionado con la divulgación: la agencia SINC. donde vuelvo a colaborar con una gran amiga a la que echaba muchísimo de menos.

He dibujado mucho a mano. Lo cierto es que cuando llevo una temporada sin coger el lápiz me noto anquilosado, es algo que se echa en falta, pero no te das cuenta hasta que sientes de nuevo el tacto del papel. Luego haces una raya que no te gusta y, en vez de coger la goma, haces con la mano izquierda el gesto ctrl_Z y durante unos segundos te preguntas por qué la raya no ha desaparecido. Entonces comprendes que te pasas demasiado tiempo trabajando con el ordenador.

No es que me disguste usar ordenadores, ojo. Son una herramienta francamente útil, aunque a veces resulte frustrante lo poco que se entiende el trabajo de un artesano digital. Como con esta ilustración sobre las venus prehistóricas. Por más que expliqué que se trataba de una imagen sintética pura y dura, con un modelo 3D de la figura de Willendorf, dos modelos Poser muy básicos y llamas añadidas en photoshop, me la acreditaron como un retoque fotográfico y no vi el error hasta que estuvo publicada. En fin, culpa mía por no estar atento.

El encargo CG más curioso del año me vino de forma inesperada. Se trataba de adaptar a estereoscopía una serie de secuencias breves que había hecho para la versión iPad de Muy Interesante. Era factible pero complicado, y me encontré con una buena cantidad de problemas técnicos, a los que se sumaron dos desastres informáticos: una infección por spyware y la pérdida de uno de mis equipos, casualmente el que contenía toda la documentación, archivos, material de trabajo, bibliotecas gráficas... seguido del desesperante descubrimiento de que el disco externo sobre el que hacía la copia de seguridad estaba igualmente dañado. La semana de pánico que siguió al fallo del sistema concluyó, empero, felizmente, cuando logré rescatar los datos del disco duro. Así que he salido de todo ello chamuscado pero operativo, y en el fondo un poco más sabio. 

A nivel personal no puedo quejarme, en general mis clientes son razonables y me dan bastante libertad a la hora de realizar mi trabajo. No siempre, claro, a veces no queda más remedio que comerte tus gustos y hacer un cagarro por encargo, pero este año ha sido escaso en ñordos. Así que sigo ilusionado y disfrutando con lo que hago. Por suerte, porque son muchas, muchas horas de trabajo, y todo aliciente es bienvenido.

Para terminar, voy a reseñar algunos de los trabajos que me han dejado mejor sabor de boca en 2011. Por supuesto espero una crítica implacable, así que no os cortéis en ponerlos a caldo, pero siempre argumentando, please.

GUERRERO AZTECA. La parte más diver fue modelar la máscara de águila. Quise darle un aire vivo y colorido para darle un poco de alegría a la escena.

RAMSES. Construir la túnica de placas del faraón fue una pesadilla, pero el resultado final mereció la pena.

LEYENDAS URBANAS. Dado que el tema se prestaba a un tratamiento ligero, busqué un estilo muy suelto, homenajeando a un dibujante al que añoro, el gran Lluisot
LOS DINOSAURIOS COMBATIENTES. Desde la primera vez que supe de este fantástico fósil, tenía ansia por hacer mi propia recreación
TURISTAS IMBÉCILES. Porque hay gente que piensa que hasta las peores tragedias suceden para entretenerles.

PARQUES MORTALES. Sobre los mayores desastres en parques de atracciones. Una composición muy chunga de resolver, pero al final salió muy alegre

DAMA SUMERIA. En principio iba a usarse la imagen de un maniquí con el tocado original. Yo propuse hacer un rostro virtual y componer sobre él las joyas, para darle vida a la portada. El modelo 3D, de Ten24, funcionó a la perfección y el resto fue rutina de Photoshop.

CLICKS. ¿Quién no adora estos muñequitos. Además de majos, son un recurso gráfico muy útil, así que empecé mi propia colección virtual.

HIMEN. Bueno, no voy a desmentir ahora mi fama de marranete. Sin embargo creo que siendo un encargo un tanto difícil (tipos de himen) logré resolverlo con elegancia y buen gusto.
DINOSAURIOS EN LA CLÍNICA. EL humor es un recurso excelente, incluso para temas a priori tan sosos como las lesiones descubiertas en algunos fósiles.

ASESINOS. Un tema peliagudo, que logré insinuar sin necesidad de casquería gracias a otro recurso clásico, la celebérrima marca de tiza.

ERECTUS. Un humano al que aún no le había metido el lápiz. Bueno, en este caso, el ratón.

Y bueno, eso es todo por este año. Ahora a ver cómo se da el que entra. Gracias por vuestra paciencia, sólo espero poder hacer una entrada igual de larga y aburrida dentro de 12 meses. Eso significará que sigo sobreviviendo, aunque sea a duras penas, y que, aunque cada vez paguen menos, todavía disfruto de mi trabajo.