Mujer iroqués

viernes, 10 de febrero de 2012

4000 VECES GRACIAS, SANTIDAD


Leyendo acerca del simposio eclesial sobre pederastia celebrado en Roma, no puedo por menos de sentirme sorprendido por algunas incongruencias que encuentro en la noticia.

Por un lado tenemos los datos ofrecidos, confesados quizás, por el cardenal Levada. 4000 casos estudiados por la Congregación para la Doctrina de la fe en 10 años, es decir, más de un nuevo caso al día durante la última década. Y esos son los sucesos de los que se tiene constancia, es decir, la punta del iceberg. El mismo mitrado reconoce que la respuesta eclesial fue inadecuada y que se requiere una profunda renovación de la Iglesia en todos los niveles.

Hasta aquí nada que objetar, se admite una situación excepcionalmente grave y se asume, al menos de palabra, la responsabilidad de la institución que cobijó estos abusos. Pero, a continuación, el prelado afirma que Benedicto XVI debería haber recibido la gratitud de toda la Iglesia y de fuera de ella” por la labor realizada y su decisión de “tolerancia cero” con la pederastia.

Vamos a ver, eminencia. Nuestro amigo alemán lleva en la silla de San Pedro siete años, y de creerle a usted, al menos tres antes de ser Papa en lugar del Papa estaba dedicado en cuerpo y alma a combatir la pederastia en la Iglesia. En ese tiempo, ustedes han confesado cuatro mil abusos. No uno ni dos: CUATRO MIL. No quiero parecer tiquismiquis, pero ¿se puede saber qué es lo que le debemos agradecer a Su Santidad? ¿que los sacerdotes han tenido más vaselina a su disposición y así a los niños les ha dolido menos?

Por cierto, menciona usted una política denominada Tolerancia Cero, y no me cuadra. Si ustedes han tenido noticia de 4000 sacerdotes pederastas ¿porqué esos 4000 no han sido denunciados? ¿O acaso Tolerancia Cero significa dejarles sin postre para que escarmienten? Y ¿porqué se permite que un obispo cargue impunemente las culpas sobre las víctimas? Porque esas declaraciones PÚBLICAS tuvieron lugar en 2007, cuando ya estaba en vigor la Tolerancia Cero, y no han sido condenadas por la conferencia episcopal española.

Se habla del camino procesal para que los sacerdotes culpables de abusos dejen de serlo y se añade que en algunos casos debería acelerarse. Luego debemos suponer que en la mayoría de los casos ese proceso es lento, ¿no es así? Bueno, ustedes tienen derecho a ser todo lo lentos que quieran en retirar la ordenación a un violador con sotana: doctores tiene la Iglesia, dicen. Pero mientras lo hacen podrían entregar a la JUSTICIA la información sobre esos delitos de los que tienen conocimiento. Si mal no recuerdo, Jesús dijo, dad a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César, y dado que la pederastia, además de un pecado, es un CRIMEN ante la Ley, debe ser juzgado por los tribunales que representan a esa ley. A ser posible en un plazo inferior a los veinte años, por aquello de que, por un quítame allá estas pajas, el delito prescriba y las víctimas vean como su abusador sale impune a la calle.

Porque las víctimas les preocupan ¿no? La curación de las víctimas deber ser la preocupación prioritaria de la comunidad cristiana. Claro que, siendo muy mal pensado, me pregunto qué es lo que la comunidad cristiana tiene que andar curando, porque que yo sepa los abusos no se curan con rezos ni bendiciones, sino con ayuda médica. ¿O se refiere usted a curarles de esa fea costumbre de señalar con el dedo a sus violadores? Porque está muy mal ser acusicas, en vez de acudir a confesarse para salir con el alma limpita. Francamente, si yo fuera una víctima, procuraría mantenerme lo más alejado posible de esa comunidad cristiana que lleva décadas encubriendo a los delincuentes.

¿El Papa quiere que le estemos agradecidos? Que se deje de medias tintas, de llorar por las víctimas o de convocar congresos. El primer paso es denunciar a los violadores. Basta de esconder a los pederastas, trasladándolos de parroquia en parroquia, de colegio en colegio, para que sigan disfrutando de carne fresca mientras ustedes se dedican a debatir interminablemente. ¿Respuesta coordinada y adecuada? Sólo hay una: abran las puertas a los fiscales, asuman la responsabilidad por lo que han hecho y siguen haciendo a diario sus subordinados, amparados en los privilegios de su institución, y que sea lo que Dios quiera ¿o acaso no confían ustedes en la providencia del señor?

Un consejo. Afirma que los futuros sacerdotes deben ser formados en la apreciación de la castidad y el celibato. Francamente ¿no ahorraríamos todos tiempo y dinero si los seminaristas fueran castrados antes de su consagración? Al fin y al cabo, se supone que sus testículos no van a usarse en tareas reproductivas y, con la sotana puesta, no se marca paquete, luego tampoco cumplen ninguna función estética. Por añadidura, así podrían seleccionar mejor a su personal, ya que ese pequeño sacrificio disuadiría a muchos jóvenes de abrazar de abrazar en falso y por motivos erróneos una vocación que les viene grande.

Pese a todo, tenemos que mostrar nuestra buena educación: dice usted que le debemos agradecimiento al Papa por su firmeza. Pues que nadie pueda llamarnos desagradecidos: muchas gracias, Santo Padre.

Muchas gracias por nada.

miércoles, 8 de febrero de 2012

¿POR QUÉ ME ABURREN LOS ZOMBIES? II


Una de las cosas más chorras del género zombie es que da igual lo que hagas con uno de ellos: salvo que le des en el cerebro, sigue andando. Es más, si le cortas un brazo o una pierna, siguen arrastrándose hacia ti. Bueno, pues o uno u otro, ambas son mutuamente excluyentes. Si para detener a un podrío hay que darle en la cabeza, es porque lo que queda del cerebro guía los movimientos del cuerpo. Pero si le cortas el brazo o la pierna, esos miembros quedan desconectados del sistema nervioso luego no pueden seguir moviéndose. Y no, no me vale lo de que la última orden era moverse porque así no funciona el sistema nervioso: da igual lo mucho que yo le diga a mi brazo que se mueva, si me la cortan se corta el circuito neuronal, fin. Aún más ridículo es cuando vemos una mano moviéndose sola: señores guionistas, estudien un poquito de anatomía, por favor. Los dedos de la mano se mueven gracias a los músculos del antebrazo, si la cortas por la muñeca, no hay músculos que puedan moverla.

Oto detalle sorprendente es lo resistentes que se vuelven los muertos andantes. Les ves atravesar paredes de madera y puertas a base de raspar con las manos, y arrancar miembros a sus víctimas sin la más mínima dificultad. Propongo al lector que empieze a raspar una madera con las manos, a ver qué sucede antes, que atraviese la madera o que las heridas de sus dedos lleguen al hueso. Vale, al podrío no le duele luego sigue raspando, pero a la tercera puerta atravesada ya no habría manos. Y en cuanto a arrancar cabezas, brazos y piernas, los autores de estas obras parecen olvidar que el cuerpo humano es un objeto bastante resistente. A base de dar tirones podemos descoyuntar un miembro o romper un cuello, pero para arrancarlo hay que romper los músculos y eso es bastante difícil. Más aún cuando el que lo hace es un menda cuyo cuerpo está semidescompuesto. Porque, no sé si os habéis fijado, pero los cuerpos muertos se ablandan.

Es que en realidad los zombies son muy duros porque el virus los ha endurecido. Bueno, lo primero, querido fan, es decirte que los virus no hacen cosas. Un virus es un envoltorio proteico que contiene un trocito de acido nucleico con una orden: replícame. Eso es todo lo que hace, ordena a las células que saquen más copias del virus, aprovechando el metabolismo del cuerpo. Dado que en nuestro metabolismo no hay ningún proceso que convierta la carne en acero orgánico, la unica opción que nos queda es que los cuerpos semianimados se momifican. Sí, todos sabemos que la mojama es más dura que el filete fresco, peeeeroooo... los músculos resecos no se mueven. Es de cajón, las células sólo funcionan si tienen citoplasma, pero si las resecamos, dejan de ser operativas. Un zombie amojamado a lo sumo podría mirarnos con odio (bueno, no, recordemos que no ven) pero moverse, ni de coña.

Esa es otra. Los zombies no se gastan. Pasan años y años tras el apocalipsis y ahí siguen, dando la murga. Eso me da varios problemas, porque los cuerpos muertos tienen la manía de desintegrarse. Cojamos un filete, el del anterior ejemplo, y pongámoslo a la fresca en una ventana, tapado con una rejilla para que no se lo aprieten las moscas. En más o menos una semana tendremos una hedionda masa putrefacta de consistencia chiclosa. Si lo dejamos al sol, obtendremos una cacho reseco de proteínas en medio de una mancha maloliente, y poco a poco ese trozo reseco se disgregará por que el sol y el viento son agentes bastante agresivos.

Los muertos se pudren. Como cualquier cosa previamente viva que ya no lo esté. Es decir, que aunque, apurando mucho nuestra credulidad, aceptáramos que un cadaver se levanta y se pone a comer cerebros como si tal cosa, al cabo de unas semanas nuestro zombie sería una plasta con huesos en medio, o un pergamino reseco y pegado al suelo.

Dicho sea de paso, los supervivientes del apocalipsis zombie, en general, son bastante cortitos. O tienen un problema grave de oclusión nasal. O sea ¿cómo es posible que siempre les sorprenda el ataque zombie enseñándose las fotos de sus hijos?. Una patata descompuesta huele a mierda a varios metros de distancia, luego una oleada de podríos debería sentirse a varios kilómetros de distancia. ¿O es que los muy bobos siempre ponen su campamento en la dirección mala del viento? Ya es mala follá, oiga.

Pero la objeción principal, la más gorda que puedo plantear a las escenas de muertos andantes, es la ausencia de moscas. Y cucarachas. Y ratas. Y gorriones, y gaviotas, y escarabajos necrófagos, y hormigas y... Tenemos unos cuantos miles o cientos de miles de carroñas caminantes, chorreando líquidos corporales y soltando vaharadas de hedor, moviéndose a la luz del día, lo que acelera la descomposición y facilita el trabajo de los comensales. Y no, no me vale el argumento es que el virus afecta a los carroñeros porque NUNCA ves hormigas, ratas, cucarachas, moscas o gorriones zombis (eso sí que daría miedo) luego sea cual sea la infección, no les afecta.

Los fans responden es que los zombis matan a los bichos que se les acercan. Y sí, eso puede ser válido para los perretes, pero poco más. Porque, recordemos, los podríos no sienten dolor, ni miedo, por eso no se les puede parar ¿no?. Pues, si no sienten dolor ¿cómo se enteran de que se los están comiendo las cucarachas? Y no será por falta de cucarachas, por cada humano hay varios miles de cucarachas en cualquier lugar. Y cientos de ratas, otros bichejos perfectamente capacitados para soltar le un bocado a un alelado putrefacto y largarse con el almuerzo antes de ser vistos. Y las moscas, que no tendrían ningún problema en sembrarlos de larvas hambrientas, empezando seguramente por esos ojos rezumantes de sabroso humor vítreo.

Y eso sin mencionar a las bacterias, porque la Tierra, señores, es SU planeta, no el nuestro:  hay más bacterias al peso que cualquier otra cosa viva en todo el puñetero globo, empezando por las que viven en nuestros cuerpos y empezarían a merendarse a los muertos desde dentro ¿Cómo piensan espantarlas los zombies, hurgándose en las tripas? Y no, las bacterias no son víctimas de los virus, ni tampoco de las neurotoxinas chorras. Y en cuanto a las radiaciones, bueno, eliminarían a unas cuantas, cierto, pero las que quedasen serían las duras, las cabronas, y con sus tasa de mutación aceleradas, los pobres podríos acabarían su no-vida convertidos en pasto de un manto de microorganismos fosforescentes y hambrientos.

Todas estas objeciones podrían borrarse de un plumazo cambiando el argumento de partida. Bastaría con explicar que los muertos resucitan por obra de una maléfica maldición, obra de algún hechizero o de algún demonio maléfico. Con ese punto de partida, podríamos aceptar todas y cada una de las premisas del género, ya que la respuesta fue un brujo responde a cualquier duda. Eso es lo que hace verosímil a Drácula, al Hombre Lobo o a la Momia. Pero no es el caso de los zombies.

Los autores (y el fandom) se han empeñado desde el principio en darle a sus despropósitos un supesto halo de verosimilitud, empezando por el pionero, Romero, con su excusa de la radiación producida por una sonda espacial accidentada. Esa insistencia en ofrecer una explicación racional a la epidemia zombie es lo que hace ridículo al género. Ninguna de sus premisas resiste un análisis racional, porque la vida, como fenómeno, es mucho más compleja de lo que creen los escritores de tercera.

Para terminar, debo confesar que finalmente he conocido, tras una dilatada vida de lector, a un zombie, sólo uno, digno de respeto. Me refiero a Reg, el no-muerto de DiscWorld. Desde su primera aparición en El Segador, este podrío lleno de dignidad, y bastante remendado (los brazos no se cosen solos), reivindica desde su tribuna el respeto para los no-muertos y defiende su integración dentro de una sociedad abierta y multicultural. La imagen del pobre Reg acudiendo a los cementerios a dar encendidos mítines a las lápidas, y deprimiéndose al ver como sus proclamas caen en oídos sordos (la muerte sólo es un comienzo ¡pero tenéis un problema de actitud!) es suficiente como para despertar las simpatías del lector más endurecido. 

Pero claro, Reg no fue creado por un juntaletras del montón. Es hijo de la pluma de Pratchett, y eso son palabras mayores