Mujer iroqués

martes, 26 de noviembre de 2013

POR QUÉ APOYO AL FEMINISMO (II)



Los últimos diez, doce años, me han llevado desde una postura, digamos, concienciada, a una actitud sobre el feminismo más comprometida y activa. ¿Porqué ha sido así?

Como ya he comentado en otras ocasiones, observo y analizo todo lo que me rodea, y lo que veo es que, en estos años, en vez de avanzar en pro de una igualdad real, nos hemos estancado en unas apariencias que le parecen bien a todo el mundo. O mejor dicho, a todo el que no tiene que sufrir la realidad.

Nos bombardean a diario con un ideal femenino. En los medios, en la publicidad, en el día a día... debes ser una gran profesional, mantener siempre tu aspecto impecable, estar en forma, vestir a la moda, tacones vertiginosos, la lencería más atrevida, depilarte, conseguir un peso optimo, ser la amante perfecta y, por supuesto, prohibidas las arrugas, canas, celulitis, ojeras... , envejecer esta vetado.

Claro que hay un modelo ideal masculino, pero sus costuras son mucho más holgadas. El madurito galán puede ligar con jovencitas porque sus canas le sientan bien, y en las comedias el gordo picarón se liga a la maciza. Pero nunca vemos a la chica gorda* conquistar al guapo, y la cincuentona que liga con jovencitos es presentada como una depredadora (¿no las llaman cougar?)

Las niñas no sólo reciben el mensaje de que su misión en la vida es hacer cocinitas, limpiar la casa e ir de compras  sino que además les indican que hay que agradar a los chicos. ¿Creéis que exagero? en el último carnaval pasé por la sección de disfraces INFANTILES del Corte Inglés.Los de niña eran de princesa-enfermera-hada-vampira, o de princesa-enfermera-hada aputonada (el de vampira es aputonado, sí o sí). Y en halloween se suma el de zombie aputonada. Por cierto, varios de esos disfraces incluían tacones altos y relleno en el pecho, al menos en las modelos fotografiadas (de 7 a 10 años)

Si salimos de las pantallas y bajamos a la calle, el panorama es desolador. Al comienzo de la crisis se despidió mayoritariamente a mujeres, y hubo políticos, empresarios y obispos justificandolo como lo normal, porque ese sueldo no era el importante, sino el que usaban las mujeres para sus caprichos, mientras el del marido era para vivir. Ergo lo normal es que la mujer dependa económicamente de otra persona.

La parte más dura es el maltrato. Tenemos a los que dicen que en realidad el maltrato de género no existe. Están los que dicen que sí, pero que antes no lo había**, luego el problema es que las mujeres se han independizado y por eso hay maltrato. Y luego los que afirman que en realidad los maltratados son los hombres y hay miles de muertos pero una conspiración del lobby feminazi con los medios ocultan los datos. Es más, esos miserables se presentan como víctimas y exigen la retirada de la ley al respecto porque hay denuncias falsas.

Sí, hay denuncias falsas, pero con las cifras reales en la mano (no las mentiras que difunden desde las asociaciones de maltratadores) no son más que las que hay en cualquier otro delito, y nadie exige la abolición de las leyes sobre la propiedad privada porque alguien denuncie en falso un robo. Por mucho que psicólogos, políticos o sociólogos busquen explicaciones alternativas, tras de la muerte de una mujer a manos de su pareja está su convencimiento de que esa mujer es de su propiedad.

En nuestra familia hemos vivido otra de las maniobras de ese hatajo de ratas, la exigencia de la custodia compartida. Sobre el papel, algo muy deseable. En la realidad, el modo de dejarle al maltratador un arma para seguir martirizando a su víctima: sus hijos. Como los puntos de encuentro o toda la parafernalia que rodea al falso SAP, la excusa favorita de los pederastas.

Y si señalas estas o cualquier otra injusticia, desigualdad o discriminación, enseguida salta el coro de lamentaciones, con tópicos como...

- La igualdad ya existe, luego el feminismo es innecesario.
- El rol femenino es natural y salirse de el es ir contra la naturaleza.
- Las feministas odian a los hombres y quieren esclavizarlos.
- Es mejor educar a las niñas por separado, porque son distintas a los niños.
Las feministas son.... (póngase feas, gordas, marimachos, malfolladas, tortilleras... cualquier apelativo relacionado con el aspecto físico o la sexualidad)
- Los hombres son tan víctimas como las mujeres porque el maltrato es recíproco.
- El  lobby de las feminazis-hembristas llena los noticiarios de mentiras.
- La culpa es de ellas por vestir como visten.

Traducción: si todo el mundo disfruta de mis mismos derechos y oportunidades, dejaré de ser un privilegiado, luego las cosas están muy bien como están***.

Sí. Me he radicalizado. Y no creo que vaya a atemperarme. Con la excusa de la crisis algunos sectores políticos (y no siempre de derechas, muchos izquierdistas prefieren a las mujeres en su sitio) intentan volver a los tiempos anteriores a Clara Campoamor, empezando por recortar la libertad sexual. Con la impunidad otorgada bajo mano por el gobierno, y el apoyo descarado de las facciones más rancias de la Iglesia española (Hazte Oir, Foro de la Familia, Camino Neocatecumenal...) los machitos rebuznan más y más. Y día a día, el hecho de ser mujer supone tener que luchar y soportar el doble para conseguir la mitad.

No, la igualdad no existe, y nos queda aún muchísimo por andar.

Me han llamado feminazi, hembrista, sometido, lametacones, marica, y algunas cosas más. Me resbala. Sé quien soy y sé además que cualquiera que use esos términos no merece ni un instante de mi atención.

Soy feminista. Y sólo dejaré de serlo el día en que, de verdad, ser feminista sea innecesario.

* Si es gorda, adelgazará y sorprenderá al guapo, que descubrirá que era una persona mucho más maravillosa que la rubia tetona. Pero antes adelgazará. Si es fea, se operará. Y en ambos casos, si tiene gafas, se las quitará.

** Lo que no había era denuncias, porque no era delito apalear a la mujer o a las hijas. De hecho, hasta primeros de los 70 matar a la esposa sólo era falta (no delito) si se aducían sospechas (que no evidencias) de infidelidad

*** Esto se aplica igualmente a los derechos de los homosexuales, y en los EEUU se usaron esos mismos argumentos en defensa de las leyes segregacionistas. Como si la igualdad de derechos mermara el valor de los mismos.

sábado, 16 de noviembre de 2013

HIJOS DE TIRO (IV) Gentes libres

Los cananeos procuran mantener el equilibrio entre los poderes de la zona para preservar su independencia. Así, aunque tienen relaciones estrechas con Egipto, su poderoso cliente al Sur, lograrán salir adelante en el largo pulso entre los faraones y los hititas.

La llegada de los Pueblos del Mar lo altera todo. Hatti sucumbe. Egipto logra sobrevivir pero su poder queda mermado. Sidón ve sus tierras asoladas por los invasores y pierde su situación de privilegio a favor de Tiro. Y entran en el escenario nuevos actores con los que no sera posible razonar: los asirios.

Hacia el 740, Tiglath-Pileser invade Canaan, pero no impone condiciones demasiado duras a los puertos. Su hijo Salmanassar, en cambio, exige fuertes tributos en forma de ricas mercancías, púrpura y cedro. Esto enfrentará al Palacio con los navegantes y el Templo, ya que son estos quienes pagan el tributo. Entonces el imperio aumenta sus demandas y ordena que las ciudades acojan guarniciones asirias. Algo que los fenicios no pueden aceptar, sobre todo Tiro.

Tiro, construida sobre una serie de islotes cercanos entre sí y paralelos a la costa, está separada de tierra firme por un canal de unos 700 m. Los islotes, unidos tras años de trabajo, forman un recinto fortificado con un muro que en sus puntos más altos, aprovechando los enormes arrecifes, alcanza los 25* m. La ciudad tiene dos puertos, enlazados por un canal interior en tiempos de Hiram, el constructor del Templo de Salomón. Los astilleros y buena parte de las factorías de murex están en el lado oriental de la isla. Frente a la isla nacerá un puerto hermano, Palae-Tyrus, que absorbe la población excedente, ya que la ciudad no puede crecer más allá de sus muros. Es, probablemente, la mejor fortaleza del Mediterráneo, y el alma de la rebelión contra los asirios.

El alzamiento tiene lugar en el 728. Los fenicios se defienden tras sus muros, y Shalmanassar tardará casi dos años en someter los puertos, uno por uno. Palae-Tyrus cae, pero la isla mantiene su desafío.

El rey ordena al resto de los puertos que le suministren naves y embarca a sus tropas para acabar con el último baluarte. Al verles llegar, los barcos tiriotas salen del puerto y se lanzan contra sus enemigos, dispersándolos pese a su inferioridad numérica y regresando a sus muelles, incólumes, cargados de prisioneros. Furioso, Shalmanassar ordena el asedio. La isla resiste gracias a la pesca, el comercio con sus colonias, la lluvia y los pozos de agua salobre, pero potable, excavados en los propios islotes. En el 722 Shalmanassar es depuesto y el cerco queda levantado. El nuevo rey, Sargón II, necesita consolidar su poder y no puede atender un conflicto tan estéril y prolongado.

Se suceden los reyes: Senaquerib, Assarhaddon, Assurbanipal... todos tratan de meter en cintura a los navegantes. Tiro se mantiene en pie frente a todos, resistiendo asedio tras asedio y alentando nuevos alzamientos a la menor ocasión. Pese al poder asirio, pese a la caída de Egipto y la conquista de todo el Creciente Fértil, los fenicios no están dispuestos a aceptar el yugo, y a cada signo de debilidad del opresor seguirá una nueva intentona.

Los señores de Niniveh comprenderán al final que el único modo de pacificar la región sería asolarla y convertirla en un erial. Eso supondría renunciar a los tesoros de allende los mares, así que prefieren aflojar poco a poco su dominio.

En el año 615 medos y babilonios derrotan definitivamente a Asiria. Egipto recupera su soberanía y durante unos años los fenicios volverán a navegar sin amos extranjeros. Es en esos años cuando el faraón Necao financia la fabulosa expedición alrededor de África

Tras derrotar a Egipto, Nabuconodosor lleva sus estandartes más allá del Éufrates, camino de la costa. De nuevo las ciudades van cayendo, una a una, bajo la bota del invasor. De nuevo Tiro, último bastión de los cananeos, queda cercado casi una década y, de nuevo, la lucha termina con un acuerdo.

Los caldeos no disfrutarán demasiado tiempo de su victoria. El año 539, Babilonia cae a los pies de Ciro el Grande, fundador del imperio persa. Los puertos vuelven a gozar de un respiro hasta que el ejército medo, a las órdenes de Cambises, marcha hacia Egipto, a través de la franja costera.

Por primera vez en siglos, los fenicios no se oponen. En vez de imponerse por la fuerza de las armas, Cambises negocia con los navegantes y cumple escrupulosamente con su parte del acuerdo.

Acuerdo, no sumisión. Porque tras pacificar el país del Nilo, Cambises se prepara para conquistar Cartago. Su plan es embarcar al ejército y navegar hasta Túnez, evitando así la marcha por la costa, demasiado larga y aventurada. Pero los fenicios se niegan a ayudarle: no atacarán a una ciudad hermana, a la que les unen años de amistad, lazos de sangre y los más sagrados juramentos. El monarca, aunque a regañadientes, acepta sus argumentos y olvida su empresa, que podría haber alterado toda la historia de Occidente.

Y así da comienzo la larga relación de Fenicia con los persas, los únicos señores aceptados de buen grado por los navegantes.

* Las cronicas de la antigüedad hablan de muros de 35 m de alto, pero esa cifra, a todas luces, parece una exageración

sábado, 9 de noviembre de 2013

POR QUÉ APOYO AL FEMINISMO (I) Primeros pasos


A la hora de justificar los prejuicios, sean cuales sean, siempre es posible encontrar explicaciones complacientes. La mayoría de la gente machista que conozco no lo es deliberadamente. Si les pones un espejo delante y les señalas lo que hacen o dicen, ven que, en efecto, están perpetuando un prejuicio. Sin embargo, enseguida encuentran un camino para justificarse: es lo normal, les educaron así, la sociedad es como es, no es para tanto, ellos también son discriminados en cierto modo... etc.

Yo acepto que esas causas, digamos ambientales, son reales. Están ahí, vivimos en una sociedad que lleva siglos interiorizándolas. Pero también hace sol en julio y no por ello la gente se deja morir de insolación, aduciendo es que es verano y es normal que haga calor. Por el contrario, buscamos la sombra, nos refrescamos, usamos un sombrero... Sí lo único que puedes aducir para justificar tu actitud es que es lo normal, tu problema tiene otro nombre: pereza.

La pereza intelectual es muy cómoda ¿por qué poner en cuestión lo que todo el mundo da por supuesto? Y si lo que dan por supuesto, como hombre, te pone a ti en una situación de privilegio, la pereza es aún más cómoda, casi sacralizable. También hay mujeres que aceptan esa normalidad, pese a ser conscientes de que no tiene nada de justa. De nuevo es por pereza, porque hay personas que esperan que alguien les diga lo que deben hacer, no sólo ahí, sino en todas las facetas de su vida. Porque tomar las riendas de la propia vida y asumir la responsabilidad por nuestras decisiones es, lo primero de todo, muy cansado. Porque hay esclavos que consideran que la esclavitud es mejor que la incertidumbre*.

Yo no nací feminista: me hice feminista. No deliberadamente, no te levantas una mañana y lo decides como quien se dice, hoy me pondré calcetines a rayas. Pero una serie de pasos, a veces conscientes, otras casuales, me trajeron aquí. Podría haberme quedado en mi sitio sin caminar, y no me sentiría culpable. Estaría en la postura más cómoda de todas, pero por suerte o por desgracia, la pereza me da nauseas.

El primer paso no lo di yo, crecí con él gracias a mis padres. No había un hombre de la casa dando órdenes sino una pareja de personas que se querían, se respetaban y decidían juntas. Eso sí, las pocas veces que mi padre se encargó de la comida me hicieron agradecer que casi siempre fuera mi madre la responsable. De hecho aprendí a guisar con ella, y tengo el orgullo de saber que, según mi hijo, mis albóndigas son tan buenas como las de la abuela.

Así pues, al cumplir los 18, si bien apenas había tenido trato con chicas, al menos sí tenía dentro el concepto de que nadie está subordinado a nadie por cuestiones de sexo (ni hay ningún motivo específico para que sea una mujer la encargada de guisar, aunque no logré hacer unas croquetas dignas de ese nombre hasta los 20)

El segundo paso vino de forma dolorosa. Me enamoré de una chica llamada A, con una personalidad muy fuerte y un nivel de egoismo casi patológico. Dado mi nivel de empatía, me convertí en una víctima fácil. No creo que lo hiciese a propósito, pero A logró anularme y dejarme casi sin voluntad, recuerdo que al final yo me sentía culpable casi hasta de respirar. Sin embargo saqué dos cosas muy positivas de esa historia: aprendí a protegerme de ese tipo de personas** y empecé a madurar como feminista. A, con todos sus defectos, era una persona inteligente y me abrió los ojos a la realidad que nos rodea: que una mujer, por el simple hecho de serlo, está en desventaja y va a encontrar muchos más obstáculos en su vida que un hombre. No ya discriminaciones abiertas (que siguen existiendo) sino prejuicios de todo tipo, desde el paternalismo hasta el desprecio abierto.

El tercer paso, que llevo dando casi desde que tengo uso de razón, fue observar.

Mientras estudiaba, pude observar un montón de comportamientos machistas. Me alegra decir que en la escuela de agrícolas el volumen era reducido, pero existían. El último año, cuando ya todos empezábamos a buscarnos la vida de una forma u otra, pude ver como mis compañeras, tras tragar más de uno y más de cien sapos mientras estudiaban (y además tener que tragarselos con una sonrisa***) tenían que escuchar en cualquier entrevista de trabajo los consabidos ¿Te planteas casarte? ¿Vas a tener hijos? que, por supuesto, jamás nos preguntaban a nosotros.

Había comportamientos parecidos en mi círculo de amigos, no en todos, afortunadamente, pero existían (y uno de libro, un machito tan repugnante que parecía sacado de un mal guión de Ozores). Dado que todos solían reirle las gracias al gallito de turno, cada día me sentía más marciano en ese aspecto.

Otro paso ha sido la lectura. Nunca he sido lector de Beauvoir, pero si te interesas por la historia, la antropología o el arte es inevitable hacerte muchas preguntas. Dicho sea de paso, entre esas lecturas la más decisiva fue, seguramente, la de los ensayos de Stephen Jay Gould. Porque me llevaron directamente al paso definitivo.

Analizarme.

Gould me hizo ver mi propio comportamiento, los planteamientos micromachistas que estaban adheridos a mi piel sin yo notarlos, incluso en mi labor profesional. Por primera vez me planteé, si en una ilustración debo dibujar a un alce ¿porqué dibujo un macho? ¿acaso una hembra no es un alce igualmente? Y si voy a representar a la humanidad con un individuo ¿porqué se supone que debo poner a un varón caucásico de entre 30 y 40 años****? ¿es que una mujer africana de unos 45 no es EXACTAMENTE igual de representativa*****?

* Cuando los soviéticos se acercaban al campo de Austwizt, no hizo falta usar la fuerza para que los presos marcharan junto a sus guardianes: para muchos, seguir a sus verdugos en fuga era más tranquilizador que esperar al Ejército Rojo. Sólo quedaron (y se salvaron) los que no podían caminar. 

**Literalmente: volvimos a relacionarnos un año después y trató de que volviéramos a ser pareja. Seguía pareciendome una persona magnética, pero lo primero que pasó por mi mente fue NO,  lo que me hizo ver que estaba inmunizado.

*** Porque el machito, cuando se le planta cara, suele alegar que todo era una jocosa broma y procura salir airoso señalando que la ofendida es una borde sin sentido del humor, probablemente reprimida.

**** No exagero, dibujé una mujer representando a la humanidad en una espiral de la vida para el Museo de Cuenca, y los responsables de la exposición, al verlo, se quedaron pensativos un rato antes de darse cuenta de, en efecto, era tan lógico como dibujar un hombre

***** En realidad mucho más representativa, ya que los blancos somos minoritarios, evolutivamente nuestra especie nació en África y Eva Mitocondrial era negra.