Mujer iroqués

jueves, 2 de abril de 2015

DIARIO DE LA PATERNIDAD RESPONSABLE (XXI) Éste no es mi adolescente, que me lo han cambiado


Pasmado me hallo.

En estos meses hemos asistido a algunas ... no diré mutaciones, pero casi. Sé que no debería asombrarme: la vida es cambio, y como ya apunté en anteriores entradas, nuestro tierno rapaz alterna detalles de adolescente intratable con instantes de serenidad. Pero en los últimos tiempos hemos visto cosas que no creeríais: asaltar naves en llamas más allá de Orión, Rayos-C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser, y a mi hijo recoger su cuarto sin protestar. Esta mañana, concretamente.

Los momentos lo mato y ningún juez que haya tenido hijos adolescentes podrá condenarme siguen ahí, y rara es la noche, por poner un ejemplo, que no tenemos que ponerle una recortada en los riñones para que vaya a lavarse los dientes. Cualquiera diría que la pasta de dientes le causa quemaduras de segundo grado, o similar, porque menuda fobia que me tiene  a la higiene bucal. Y a la higiene general, porque salvo para analizarse el acné y recolocarse el flequillo ante el espejo, el jodío no se para ante el lavabo ni por error.

Aunque no tenemos noticia de que ninguna familia británica haya sido ingresada en Liverpool por exposición a gases tóxicos, así que suponemos que, durante su estancia en Inglaterra, se ha lavado de forma más o menos regular. Ahora sólo tenemos que convencerle para que haga lo mismo aquí...

Ah, sí, que no lo sabíais: ha estado una semanita en el Reino Unido.  Y se ha traído de vuelta casi todo el dinero que se llevó, ergo no se ha dedicado a comprarse chorradas. Y, dado que no volvió con la misma ropa puesta con que se fue y ha usado buena parte de las mudas que llevaba en la maleta, está claro que se ha cambiado de ropa asiduamente. 

El tema estudios también avanza razonablemente: se toma las cosas bastante en serio, se esfuerza, va remontando... aún tiene problemas con algunas asignaturas pero, en conjunto, estamos (y él está) muy contentos. La presentación de los trabajos le resta puntos, pero ¿qué voy a decir yo, si Pablo F., mi profesor de dibujo, decía que yo borraba con una mortadela?

Hablando de mortadelas y otras viandas, seguimos ampliando el espectro alimentario. Sigue considerando que un ser humano podría vivir sin problemas a base de salchichas, pizza, arroz y atún en lata, pero se va abriendo a nuevos sabores y texturas.

Otro síntoma de madurez es su reacción a las charlas paterno filiales. Últimamente hemos tenido muchas, tantas, de hecho, que cuando nos quedamos solos y me ve abrir la boca ya se echa a temblar, con cara de ¿qué discurso me tocará ahora? Pero no solo los escucha con paciencia, sino que, lejos de ser un monólogo, interviene, pregunta, debate... os aseguro que su respuesta me ha sorprendido y encantado a partes iguales, incluso en las conversaciones de temática más chunga o escabrosa  (ya supondréis cuales han sido algunos de los temas tratados) 

Pero, más que las charlas, lo que más me ha impactado ha sido su reacción ante algunas situaciones que le hemos planteado. Situaciones en las que podríamos habernos limitado al es así porque lo decimos nosotros y punto, pero hemos preferido hablar con él, explicárselo y conocer su opinión. Y su respuesta ha sido madura y sensata.

Sumémosle que últimamente se implica más en las cosas de casa, que va siendo más independiente (aunque siempre insiste en saber a donde vamos cuando salimos, que te dan ganas de decirle, mira, majo, no se lo decía a mi madre cuando tenía tu edad, no voy a rendirte cuentas a ti ahora), que no ensucia tanto como antes, que protesta algo menos, que ha fregado los platos (casi) voluntariamente y que a veces expresa opiniones sensatas... son síntomas que apuntan en una sola dirección:

Diego ha sido abducido por unos alienígenas procedentes de Proxima Centauri, siendo reemplazado por un sintezoide que ha duplicado su forma de manera perfecta, pero que, inadvertidamente, se ha delatado por su evolucionado intelecto. En cuanto descubra cómo manda sus informes a su mundo de origen avisaré a la TIA.

Bueno, está la otra opción, la de que está madurando, pero, dado que estamos hablando de un teenager bien petado de hormonas, esa resulta mucho menos probable que la hipótesis próximocentaurina.

Sea cual sea, este no es mi adolescente, señores, que me lo han cambiado...

... y me lo quedo, que no soy tonto. Y que no me vengan luego los abductores con reclamaciones y porfa devuélvenos al nuestro, que todo ha sido una broma... nanay, señores, tú te lo llevaste, pues ajo y agua, que te lo quedas.

Santa Rita Rita, lo que se da, no se quita.