viernes, 27 de abril de 2012
EL ATEO SE HACE (por eso molamos tanto I)
Bueno, no sé si a estas alturas alguien no se ha dado cuenta de ello, pero por si acaso lo voy a confirmar. Soy ateo. Lo siento si esta confesión supone un mazazo para alguno de mis lectores, pero así es la vida.
Como la mayoría de mis conocidos, fui educado en el catolicismo, con todos los extras: bautismo, comunión y confirmación. Y me lo tomé en serio. Al menos durante mi niñez y adolescencia.
La fe se me borró sobre los 19 años, para tristeza de mi madre. Alguien podría suponer que me aparté de la Iglesia por las cosas que viví en mi colegio pero no es así. A los 16, cuando me confirmé, creía sinceramente que era cristiano. Pero en los años que siguieron empecé a hacerme preguntas, por gracia (paradójicamente) de un sacerdote, Chacho, que pese a sus muchos defectos (muchísimos) era un buen profesor y gustaba de hacernos pensar.
El paso de la devoción al escepticismo fue... natural. A la primera duda, quizás diminuta, siguió otra, y otra más, en rapida sucesión. Bastó una mínima luz para comprender que los preceptos eclesiales eran arbitrarios, que las religiones sólo ofrecían humo y que los domingos, la mayoría de los feligreses se limitaban a murmurar las oraciones de la misa con desgana y mirando el reloj.
Mi ateismo era de bajo perfil, casi se me podía considerar agnóstico. La cosa cambió cuando me aficioné a leer textos de divulgación: el llorado Stephen J. Gould. Gould me enseñó a analizar críticamente, a buscar más allá de las apariencias, y a interesarme por el origen de las ideas preconcebidas. Y despertó mi curiosidad por Thomas Henry Huxley. Sagan también hizo una buena labor en mi cerebro y Richard Dawkins* tan solo remató la tarea: cuando lei "El gen egoista" ya era un ateo feroz y combativo.
Con la llegada de las redes sociales empecé a contactar con otros librepensadores (gracias, Rebeca, ya sé que te lo he dicho muchas veces, pero conocerte fue lo mejor que podía pasarme) y empecé a implicarme de forma activa. Los círculos en los que me muevo ahora son abiertamente ateos y escépticos y, dada mi manía de analizar y observar compulsivamente a la gente que me rodea, he llegado a una interesante conclusión: los ateos somos, de promedio, mucho más interesantes que los creyentes.
Ojo, he conocido ateos muy bobos, incluso completos gilipollas, porque la estupidez es independiente de cualquier otro rasgo de la personalidad. Ser ateo no te hace más inteligente. Ni más atractivo. Ni siquiera te hace mejor persona. Lo que sucede es que el proceso de conversión al ateísmo supone un esfuerzo intelectual y eso hace que, en promedio, el nivel intelectual de los librepensadores sea superior a la media, y esa es una situación puramente coyuntural. La mayoría de los ateos, de niños, fueron educados en una religión basada en la fe. Superar ese estado requiere un esfuerzo, y un esfuerzo consciente, porque el único modo de borrar las secuelas de la fe es mediante la racionalidad. Y eso es un excelente ejercicio para la mente.
La fe nos es presentada como una virtud, pero en realidad es una tara. Bueno, al menos la fe irracional. Yo puedo tener una fe racional en que el sol saldrá mañana por el horizonte porque llevo toda mi vida viendo cómo lo hace, así que aunque no entendiera ni una sola palabra de astronomía mi fe en el amanecer estará asentada sobre la realidad de la experiencia. Pero la fe irracional es distinta: el niño debe aceptar (la existencia de Dios, la rueda de las reencarnaciones, la virginidad de María, el nirvanah, la glosolalia, el infierno, las 99 vírgenes, el cielo, el purgatorio...) porque otra persona le dice que debe tener fe, así, sin más. Y, si no es un hipócrita, lo dice porque a su vez a él, de niño, le dijeron que debía tener fe personas que, por su parte, creían lo que decían porque en su momento alguien les dijo que... y así hasta el infinito, sin que en ningún momento aparezca una prueba tangible de lo que se dice que es una verdad de fe.
Es decir, tener fe es creer ciegamente en lo que te dice una autoridad sin plantearte ni una sola duda al respecto. O lo que es lo mismo: renunciar a pensar. Puede que eso le parezca maravilloso a las jerarquías eclesiales, ya que es mucho más fácil conducir un rebaño de ovejas que uno de cabras, pero implica que cada vez que se encuentra con un hecho que desmiente su fe, el creyente mutila, consciente o incoscientemente, una parte de su racionalidad, a fin de seguir creyendo.
Por contra el ateo empieza planteándose esas dudas y resolviéndolas, no mediante la fe, sino a través del intelecto. Lo que, paradójicamente, hace que un ateo, de media, conozca de forma mucho más profunda el hecho religioso, ya que en vez de tragárselo sin mirar, lo disecciona. Cierta amiga creyente se sorprendió en su momento de mis conocimientos sobre religión y el modo en que analizo y argumento al respecto cuando discutimos. Pero es normal que sea así: cada vez que me he encontrado una incoherencia, o me he planteado una cuestión al respecto, he procurado indagar y dado mi carácter obsesivo no me quedo tranquilo hasta llegar al fondo del asunto. No soy un caso único, al menos la mitad de mis conocidos ateos se caracterizan por una insaciable curiosidad. Y la curiosidad, sin las trabas de la fe, es una excelente gimnasia para la mente.
* A nivel personal Dawkins ha demostrado ser una persona bastante lamentable, o al menos para mí es así. Eso no le quita su mérito como divulgador
jueves, 12 de abril de 2012
GEORGE LUCAS ES UN MENTIROSO (y II) O por qué aborrezco la precuela de SW
¿Por qué, si no, esa animadversión que siente el consejo jedi por el canciller Palpatine? Porque es un self-made men que ha subido al cargo más alto de la administración republicana por sus méritos, no por tener las venas petadas de bichos de colores, y en vez de sentarse en el regazo de los jedis intenta que la República tenga una gestión eficaz. Hasta el punto de que con muy escaso gasto, seguramente en las rebajas de la Semana Fantástica, el canciller dota a la República de un ejército operativo, disciplinado y sin estrenar.
Justo a tiempo, porque los supuestos defensores de la paz y el amor se han largado a Geonesis a luchar con (oh, sorpresa) otro jedi discrepante y no les va muy allá. En realidad les están dando la del pulpo cuando llegan los soldados a salvarles el culete. A partir de ahí los monjes ya no ven tan mal que la República tenga tropas, ojo, con ellos al mando. Si algo han demostrado los jedis hasta ahora es su penosa incompetencia en asuntos militares, pero ahí están, mandando ejércitos que no han pagado y que se mantienen a cargo de los presupuestos generales, que ellos son de la cofradía del puño.
Lo del mandar les viene de casta: si hay algo que guste a los jedis es dar órdenes, y que la República empiece a no obedecer a ciegas no les hace mucha gracia. Por eso el consejo está decidido a quitar de en medio al canciller en cuanto la situación bélica esté estabilizada, ya que tiene demasiado poder. Claro, ellos prefieren que nadie tenga poder fuera de su círculo de viejunos privilegiados. Porque esa es otra, la orden jedi es una gerontocracia, y el ascenso de los jóvenes talentos está bloqueado por el acúmulo de viejos sin jubilar en la cúpula. Cada vez que Anakin, que tiene más lacasitos en sangre que el propio Yoda, intenta hacer algo por su cuenta, tiene que escuchar impaciente eres, joven skywalker, la prisa te hace imprudente. Que significa, calla y sigue chupando, niño, que los padaguanes, en cuanto os sale barba, os ponéis más tontos...
Normal que el chico esté cabreado. Y normal que se busque un rollete con una madurita, porque el pobre debe tener el ojete como la úlcera de un wookie que haya comido mucho chile.
La prueba más palpable de la dictadura religiosa llega cuando el consejo jedi descubre que el canciller es un sith. Muy espabilados, los jedis, que en veintimuchos años no se habían dado cuenta. Pero a lo que vamos, según se enteran de ello, deciden asesinar al canciller.
El canciller fue elegido DEMOCRATICAMENTE por el senado, no por los jedis. Ha logrado que la República funcione, ha saneado la administración, establecido cuerpos de seguridad y salvado de una muerte segura a los propios jedis. Y estos van a matarlo PORQUE ES DE OTRA RELIGIÓN. Y para asegurarse de que la cosa no se tuerce, se quitan incómodos testigos de en medio y van a por el anciano en comandita: cuatro contra un viejecito. Y les cuesta ¿eh? que el abuelo resiste, pero al final el noble y valeroso Windu lo tiene desarmado, arrinconado, gravemente desfigurado y agonizante. De no ser por Anakin la muerte de Palpatine se habría presentado a los medios como un suicidio, o un triste accidente.
¿Y qué hace el canciller? Actuar de acuerdo a la ley. Antes incluso de recibir asistencia médica informa de inmediato al senado y, ante la evidencia de UN PUTO GOLPE DE ESTADO POR PARTE DE UNA ORDEN RELIGIOSA QUE ADEMÁS MANDA SOBRE EL EJÉRCITO el gobierno recibe los poderes necesarios para salvar la situación. Podríamos echarle en cara a Palpatine que aproveche para establecer el Imperio pero sucede que el canciller, al igual que Octavio Augusto en el siglo I A. de C, sabe que la República ya no es viable y un Principado es la única forma de evitar el desastre.
¿Es de extrañar, entonces, que los jedis sean eliminados? De un lado una administración civil y laica, del otro una caterva de fanáticos que secuestran niños y atentan contra viejecillos. ¿Dónde están la nobleza y el honor? No lo hemos visto por ningún lado. De acuerdo que el modo de eliminar a los jedis en el frente no es muy limpio pero, amigos, imaginemos la frustración de los oficiales clon, incapacitados para ascender pese a sus méritos militares porque los puestos de mando están en manos de una aristocracia religiosa de pederastas torpones. Tan torpes que sólo Yoda se cosca y salva el culo, porque el resto ni lo ven venir, vaya birria de jedis. Seguidamente el Emperador, de un plumazo, acaba con las oligarquías capitalistas sin necesidad de andar dando volatines con sable laser. Eficacia, esa es la clave del éxito imperial.
Queda claro que Lucas mintió: vendernos la Rebelión como una causa justa demuestra su mala fe. La añorada República anterior a Palpatine era un sistema caduco, injusto e ineficaz, paralizado por una burocracia asfixiante, corrompido por el fanatismo religioso y al borde del colapso. Una sociedad donde los poderosos eran libres de aplastar a los humildes sin que nadie les refrenara. Pero la firme mano de Palpatine trajo orden, leyes y fuerza para aplicarlas. Incluso los mundos periféricos, que se reían de la República, están integrados en el Imperio.
No todo es de color de rosa. Hay muchos problemas a resolver para garantizar la paz entre tantos mundos y la administración imperial encuentra resistencia por todas partes. Puede parecer que no hay igualdad de oportunidades ya que los mandos militares son humanos, pero eso es un problema heredado. El ejército clon era humano, y su equipamiento, logística, adiestramiento y estructura de mando respondía a ese hecho. Han pasado sólo veinte años y la recluta se dirige aún a los humanos para amortizar vehículos, software, armas... Sólo diseñar uniformes y armaduras para todas las razas supone un coste tremendo. Y Palpatine es, ante todo, un hombre ahorrador y austero, que lleva la misma toalla harapienta en la cabeza desde que subió al poder (no es Camps)
¿Y porqué hay rebelión, si todo funciona mejor bajo el Imperio? Es fácil de entender: en el antiguo caos, las oligarquías locales tenían todo el poder y el senado, que al fin y al cabo es una asamblea de oligarcas (las princesas no son cargos electos ¿no?) quiere volver a mangonear ahora que los jedis ya no estorban. Además las grandes fortunas se ven obligadas a pagar impuestos, que las Estrellas de la Muerte y los AT-AT no crecen en los árboles. Y claro, los capitalistas añoran los tiempos felices cuando lo único que importaba era ser rico para hacer lo que te viniera en gana.
¿Quien forma la Alianza Rebelde? Una curiosa combinación de niños pijos aburridos deseosos de ser ellos los que manden, delincuentes de todo tipo (contrabandistas, sin ir más lejos), jedis relictos que desean volver a entrenar niños, todo financiado probablemente por las oligarquías capitalistas del senado, para pagar a las razas alienígenas empleadas como carne de cañón. Porque ojo, cuando las tropas humanas de los rebeldes se enfrentan a los imperiales en Hoth salen por patas al primer tiro que cae cerca, mientras los calamari o los ewoks luchan hasta el último aliento en mucho peores circunstancias*.
Veamos el caso paradigmático de la princesa Leia. Una pija pedorra y maleducada, aficionada a la lencería fetichista y las cadenas, que manda sobre un planeta porque sí, porque su mami era una cougar y se folló a un jedi menor de edad. ¿Es al menos una buena gobernante? No mucho, ya que cuando tiene que velar por la seguridad de su mundo el resultado es la destrucción del planeta (por cierto ¿se puede ser princesa sin planeta?) ¿Y qué hace la fallera galáctica cuando ve que la ha cagado? lloriquear.
O sea, lleva toda la peli poniendo a los mandos imperiales, INCLUÍDO SU SUFRIDO PADRE, como hoja de perejil ¿y ahora quiere dar penita? ¡No, Alderaan es un mundo pafícico, no estamos armados... mira, guapita, a la rebelión se viene llorado y armado. Y si no, no te rebeles. Y para rematar el caracter elitista de la Alianza, cuando la niña llega a la base rebelde todos se quedan aliviados porque temían lo peor. O sea, la han diñado sopotocientosmil millones de alderaagurritanos, pero como la de las ensaimadas está viva, todo está en orden.
No queda mucho por decir. El vil asesinato de Palpatine a manos de dos jedis traicioneros (dos contra un anciano, el típico estilo jedi), a uno de los cuales estaba ofreciendo un buen puesto de trabajo porque el emperador está muy preocupado por el paro juvenil, pone en bandeja a los rebeldes la toma del poder. Volverá la anarquía y las mafias camparán a sus anchas, sin un gobierno que los ponga firmes. Los festejos que vemos al final de El Retorno del Jedi pronto se convertirán en lamentaciones, cuando la gente humilde vuelva a ser pisoteado por especuladores y nadie ponga freno a los delirios de las monarquías planetarias caducas y retrógradas, apoyadas por una nueva secta fanática.
Salvo los festejos de los ewoks. Esos acabarán mucho antes. Porque los rebeldes, a los que se la suda el bienestar de los no humanos, han volado la Estrella de la Muerte en órbita de la Luna de Endor, y lo que no quede incinerado cuando la lluvia radiactiva arrase los bosques quedará pulverizado cuando trillones de toneladas de chatarra se precipiten sobre la atmósfera. Pero para entonces la princesita y el resto de delincuentes estarán muy lejos de ahí así que les pueden ir dando por el orto a los ositos.
Merecido lo tienen, por gilipollas. Así que cuando estéis calvos y cubiertos de ampollas recordad quién os metió en ese berenjenal, peluches de mierda.
*La destrucción de la primera Estrella de la Muerte es un caso excepcional. Sin extraterrestres a los que mandar a morir, los aristócratas humanos no tuvieron más opción que mojarse, y aún así colocaron en primera línea a un granjero, total, si no volvía tampoco iban a llorarle demasiado...
miércoles, 4 de abril de 2012
GEORGE LUCAS ES UN MENTIROSO (I) O por qué aborrezco la precuela de SW
Sé que no estoy solo. Por mucho que lo neguéis, sé que los que crecimos con la trilogía original de Star Wars abominamos profundamente de la precuela perpetrada por el supuesto genio jolibudiense. Sin embargo mis motivos para el odio van más allá.
Ojo, estoy de acuerdo con vosotros. Las incongruencias de la precuela con la original son cantosas a más no poder. JarJarBinks merece una muerte lenta, el niño Anakin necesita una buena azotaina y el joven Anakin es un llorica. Meter con calzador a R2D2, a C3PO, a Chiguaca y a Bobafett resulta patético. Yoda dando brincos ninja causa risa cuando nó lágrimas y el abuso de escenas dedicadas en exclusiva a vender videojuegos deja muy a la vista el poquito dinero que se dejó el amigo George en el apartado argumento. Sólo por eso Lucas merece una paliza a manos de dos negros ciegos de crak con un soplete. Sí, deberían ponerse medievales con su culo, y se quedarían cortos.
Algún irreductible fanático me ha intentado justificar su aprecio por la saga con el argumento de que las dos primeras son malas ¡pero en la tercera Anakin se convierte en Vader! ooooohhhh, qué sorpresaaaaa... Sí, cae en el Lado Oscuro. ¿Y? ¿Acaso te pareció inesperado, es que no suponías que iba a suceder? ¿Te desmayaste de la impresión? ¿No habías deducido ya quien era el malo?
Pero al margen de eso, e insisto, no es poco, yo tengo otra objeción. Y es que la historia que nos vendió Lucas en la trilogía original era falsa. Una puñetera mentira. Recordemos los hechos. La galaxia vive oprimida bajo el dominio imperial, y unos animosos jóvenes han formado una alianza para romper el yugo del tirano Palpatine, recuperando así los valores de la antigua República, esa edad dorada que el señor Kenobi nos describe como una era más noble.
Estupendo ¿no? Las cosas están claras: Imperio = caca, República = chupilandia. Pero entonces llegó la precuela, y descubrimos la amarga verdad. La República era un truño.
Veamos los hechos y comparemos las cosas bajo uno y otro sistema político. Al comienzo de La Amenaza Fantasma una asociación de comerciantes bloquea el planeta Naboo porque sí, porque le sale de los pezones. Llegan dos jedis a solucionarlo ¿Y cual es el plan de esos sabios guerreros? Correr de un lado para otro agitando sus bonitas espadas. Resultado, los comerciantes invaden el planeta.
¿Qué hace el senado republicano ante la invasión? Monta una comisión de estudio para analizar el problema con calma y saber qué ha pasado. Bravo y hurra. Pero veamos qué sucede en el pobre Naboo.
El planeta está gobernado por una quinceañera. No seré yo quien se ponga a hablar mal de las monarquías pero ¿no debería haber al menos un consejo de regencia, un parlamento, un jefe de gobierno...? Una adolescente a la que le han salido las tetas hace poco toma las decisiones sobre la vida y la muerte de los habitantes del planeta. Llamadme quisquilloso, pero no suena muy democrático ¿no?
Un momento, no sobre todos. Resulta que hay una población nativa, el pueblo Gungan, los habitantes originales del planeta. Viven escondidos en un puto pantano, porque no tienen otro lugar donde vivir. Los humanos se han quedado su mundo y ellos, a la reserva. Y NO TIENEN NINGÚN TIPO DE REPRESENTACIÓN POLÍTICA. Eso sí, al final de la peli, cuando se requiere que alguien luche con el ejército robótico de los comerciantes, entonces sí cuentan con los nativos, vamos, mejor ellos muertos que los guapos humanos ¿no? En cambio, en Una Nueva Esperanza vemos que Tatooine es un crisol de razas, y no hay una dominante. Es más, en las calles de Mos Eisley todos conviven sin problemas. Parece que al menos en lo referente a los temas raciales, el imperio no es tan tiquismiquis como la República.
Tatooine también aparece en La Amenaza, y muestra algunas curiosas diferencias con el mundo que vimos en Una Nueva Esperanza. Hay un niño, hijo de una esclava que... un momento ¿esclava? Vaya. Resulta que en los nobles tiempos de la República, la esclavitud está bien vista. Pero no vemos esclavos bajo el Imperio ¿no? Se diría que alguien pensó que a lo mejor es preferible usar androides para trabajar en vez de ponerle grilletes a los pobres.
¿Porqué existe semejante dejadez administrativa? La galaxia está en manos de delincuentes, los capitalistas tienen ejércitos privados y nadie mueve un dedo para hacer nada. Las pistas las tenemos en El Ataque de los clones. Nadie hace nada, porque no hay nadie. NO EXISTE NINGÚN ORGANISMO ENCARGADO DE HACER VALER LA LEY. ¿Cómo que no? Me direis ¡Están los jedis! Bueno, a eso vamos.
Los jedis no están al servicio del senado galáctico. Ni del pueblo. Ni de nadie. Sólo de ellos mismos. Les va bien, eso está claro, pueden ir por la galaxia en sus chulísimas naves llevándose niños de aquí y allí para follarselos* entrenarlos y, en el planeta Coruscant, tienen un templo que hace que el propio Senado parezca una choza. Vamos, que no les falta el dinerito, luego podemos suponer que viven a costa del erario público (¿nos quejábamos del 0'5% de la Iglesia? la casilla de los jedis debe ocupar la mitad del impreso del IRPF) y complementarán sus ingresos con desinteresados donativos, por ejemplo de la asociación de comerciantes, es un suponer.
¿Como es la relación de los jedis con el senado? Como mínimo tirante. Dado que el senado no dispone de una fuerza militar que le permita imponerse, los jedis no tienen que obedecer a nadie y pueden interpretar las leyes de acuerdo a sus ideas. Pero los jedis son sabios y pacíficos caballeros rebosantes de nobleza, así que no hay problema, más allá de su sospechosa afición por los niños muy, muy muy jóvenes.
O no tan pacíficos, ya que pronto vemos que los caballeros se pasan el día sacando el sable a las primeras de cambio y sin preguntar se lían a mandobles. En cuanto a su sabiduría y nobleza, en La Amenaza escuchamos a Yoda decir que los Siths fueron exterminados. No dice, desaparecieron, o se fueron. No. Exterminados. Eso no suena muy zen. Y la única prueba que tenemos de la maldad de los shit es que los jedis dicen que eran malos. El mismo argumento esgrimido por la Iglesia de Roma al referirse a los gnosticos, los cátaros, los arrianos, los monofisitas y todas y cada una de las herejías que amenazaron su autoridad, así que a lo mejor resulta que lo único malo que hicieron los Siths fue negarse a encular reclutar niños, o puede que no creyeran que una secta fanática debiera estar por encima del poder del senado. O simplemente rezaban una versión distinta del padrenuestro jedi.
Por cierto, que cuando aparece el único Sith al que vemos en toda la peli, los dos jedis se lanzan contra él. Los dos. Qué valientes y nobles ¿verdad? Dos contra uno. Y casi pierden.
(Continuará)
*No exagero: cuando los jedis conocen a Anakin, le encuentran demasiado mayor. Es un criajo y les parece demasiado mayor, se ve que les van más las delicatessen, que son unos refinados conneusseurs.