domingo, 23 de agosto de 2020

OHANA



En alguna ocasión he mencionado películas en este blog. Hoy quiero hablaros de una de mis favoritas. Y, probablemente, la película más importante que ha producido Disney en lo que va de siglo

Jose, somos la familia de Lilo y Stich.

No voy a comentar la magnífica ambientación, la animación impecable, la excelente banda sonora ni el soberbio guión de Lilo y Stich. Cualquiera que la haya visto sabe que es un trabajo perfecto, a la altura de las mejores películas de la era clásica del estudio. Lo que quiero mostraros es lo que de verdad importa en los escasos 85 minutos que dura esta obra maestra.

85 minutos. Parece que nadie es capaz de hacer una buena historia si no cuenta con una trilogía de películas de 150 minutos, 210 en la edición ampliada. Por eso, entre otras muchas cosas, me parece una obra maestra. Todo tiene un sentido narrativo, no hay escenas de relleno ni tiempos muertos.

Vamos al meollo. Hay una niña. Una niña de unos 6, tal vez 7 años. Vive con su hermana mayor, Nani, que tendrá 18 o 19. Son lo que queda de una familia. Sus padres murieron, ellas viven en los restos de una casa que se cae a trozos, sólo se tienen la una a la otra y son víctimas del racismo, el clasismo y la pobreza. Lo que viene a ser lo mismo.

¿Racismo en Lilo y Stich? Sí. Muchísimo racismo. No hablo del que se expresa directamente con Stich, que es considerado poco menos que una alimaña por sus perseguidores, ya que es un híbrido (el cap. Gantu le llama Abominación). Pero está el otro racismo, el eurocéntrico.

Lilo es nativa, y en las Hawaii ser nativo significa ser un ciudadano de segunda en tu propia tierra. Las otras niñas del grupo de baile se burlan de ella, la insultan y le hacen el vacío instigadas por Mertle, una niña rica, picajosa y blanca*. Es la que manda, así que Lilo (que además de nativa es pobre y huérfana) no tiene amigas. Ni siquiera tiene una muñeca de marca, sino una hecha por ella misma, Scrump, a la que abraza cuando se siente sola. Que es casi siempre.



Y clasismo. Las no amigas de Lilo van por la isla a su aire, y nadie piensa que sus padres sean malos padres. Pero Nani y Lilo son pobres, así que siempre están bajo la lupa: si eres pobre, más te vale no cometer el más mínimo error.

No tenemos muchos juguetes

Lilo casi siempre está sola. Nani apenas tiene tiempo para estar con ella porque se mata a trabajar en puestos precarios, ya que ese es el tipo de puesto de trabajo de los nativos. Como su amigo David, que tiene trabajo de... nativo: baila para entretener a los turistas blancos, como el hombre paliducho y de cuello requemado que les ve pasar una y otra vez sin mirarlos. David sólo está un poco mejor que Nani (más animado, menos cansado) porque no tiene una niña a su cargo.

Nani intenta ser madre, hermana y amiga, pero no le llegan las fuerzas, y vive aterrorizada con la idea de que la separen de Lilo. Hasta el punto de que han ensayado qué debe decir Lilo si alguien la pregunta por su día a día. Una escena muy graciosa pero que nos muestra una realidad muy cruda: su familia pende de un hilo muy fino. Y la necesita, necesita desesperadamente seguir con su hermanita. 

Si quieres, puedes irte, pero no te olvidaré. Yo me acuerdo de todos los que se van

Lilo está llena de dolor, lo vemos cuando se tumba en el suelo a escuchar música, o cuando tras unas noches le habla a Stich de su familia. Porque es muy consciente de que la gente que ama acaba desapareciendo, y lo único que puede hacer, lo que la ayuda a seguir adelante, es recordarles. Recordar sus rostros, sus nombres, para que no desaparezcan del todo. Por eso empatiza de esa forma con Stich, porque intuye que ese extraño perrito está incluso más solo que ella, y ella conoce muy bien la soledad

¿Qué les pasó a tus padres? Por las noches te oigo llorar... sé que por eso rompes cosas, y me empujas...

Dolor, pobreza, racismo, soledad... Lilo y Stich no habla de extraterrestres, ni de persecuciones, aunque haya extraterrestres y persecuciones. Habla de lo difícil que es seguir respirando cada día cuando te lo niegan todo, y de lo que significa ser familia. 

La familia no son lazos de sangre. Bueno, sí, lo son**, pero en muchas ocasiones se quedan en eso, y en demasiadas ocasiones esos lazos de sangre excusan cualquier cosa, desde la indiferencia y el abandono hasta el maltrato y los abusos. Pero familia es además la gente que nos importa, y a quien importamos: los que intentaríamos poner a salvo a cualquier precio ante una catástrofe, porque son quienes dan forma y sentido a nuestras vidas.

Al final de la historia  Lilo, Nani, Stich, David, Jumba y Pleakie son una familia. Una familia pequeña y rota, hecha de gente rota, que se cuida y cura sus heridas juntos. Y lo son porque, llegado el momento decisivo (la desaparición de Lilo, secuestrada por Gantu) toman la decisión correcta: darlo TODO en vez de huir o mirar para otro lado. Y eso es lo único que de verdad cuenta: lo que estás dispuesto a sacrificar por aquellos a quienes amas. Su libertad, en el caso de Stich, que acepta la prisión sin luchar porque por fin tiene algo real por lo que hacerlo.

Ohana significa familia, familia significa no te abandonaré, no te olvidaré.

No sé si nosotros somos la familia de Lilo y Stich. Sé que cuando S nos lo dijo casi me eché a llorar, porque no podría habernos dicho algo más bello.

Vosotros sabéis quienes sois. No necesito repetir vuestros nombres: sois mi familia, la de sangre y la elegida, que para mí es lo mismo.

Y os amo

* "Me ha mordido, me tendrán que vacunar". Para Mertle y los que son como ella, Lilo es también un animal
** Tengo el privilegio de haber crecido en una familia que se quiere y se respeta. Y sé que no es lo habitual, por eso digo que es un privilegio