lunes, 1 de febrero de 2016
DIARIO DE LA PATERNIDAD RESPONSABLE (XXII) Los Diez Mandamientos y otros afanes
La crianza (cada vez que uso esa palabra me viene a la cabeza un gallinero lleno de pollitos, debe ser un tic agrícola) es un camino lleno de sorpresas y, afortunadamente, no todas son malas. Eso no significa que las demás sean buenas, sino que la mayoría son, simplemente, sorpresas, cosas que no esperas pero suceden. Sin embargo, con el tiempo vas echando callo.
Una de las cosas donde no suele haber sorpresas es en la rutina alimentaria. Tú puedes innovar en tu cocina todo lo que quieras, y puedes convencer* a tu vástago de que se lo coma (entre sordas protestas y miradas hostiles) pero al hacerlo estás contraviniendo el sagrado decálogo de la alimentación del adolescente, y a sus ojos eres un sacrílego digno de ser fulminado por el rayo de Jehová o tragado por la tierra como castigo a tu soberbia. Dicho decálogo, como su nombre indica, consta de diez normas sencillas de entender y seguir, a saber...
• Amarás el atún sobre todas las cosas.
• No cogerás el bote de Ketchup en vano.
• Santificarás las pizzas**.
• Honrarás a tu padre y a tu madre siempre y cuando te sirvan otra ración de macarrones con atún y repongan el ketchup.
• No rezongarás (ante una hamburguesa bien pringosa de ketchup, porque ante un plato de pescado*** en salsa verde rezongarás todo lo que quieras y puedas)
• No cometerás actos impuros como poner brócoli en un plato.
• No dejarás que te roben ni una albóndiga de la abuela ¡apartaos, blasfemos, son mías y sólo mías!
• No levantarás falso testimonio, sólo afirmarás con total seriedad que ya te has terminado la coliflor y que no sabes cómo ha podido crecer la ración del plato de tu padre como si alguien le hubiera añadido de tu plato, por dios, es que no confiáis nunca en mí y por cierto ¿hay macarrones? ¿y atún? ¿y ketchup?
• No consentirás pensamientos ni deseos impuros como tomarte una ensalada en vez de un costal de patatas fritas con ketchup.
• No codiciarás la lechuga o los espárragos ajenos.
Estos dos mandamientos se resumen en dos: derramarás ketchup sobre todas las cosas y al prójimo que le vayan dando, haber pillado vuestro bote de ketchup.
¿Pensáis que exagero? Hemos tenido que poner serios límites a la ingesta de ketchup, so pena de ver como se extinguen los tomates a medida que se van agotando sus caladeros tradicionales ¿es que nadie piensa en los tomates, por el amor de Quetzacoatl?
De acuerdo, un poco sí exagero. En los últimos tiempos voy integrando en su dieta platos vegetarianos, pescado en papillote, sopas... y siempre ha sido buen comedor de legumbres, aunque siga torciendo la cara cada vez que toca plato de cuchara. Pero, si por él fuera, desayunaría arroz con atún, comería macarrones con idem y cenaría pizza de ... ¿adivináis que pez de la familia de los túnidos? .... todo ello abundantemente regado con esa ambrosía de color rojo que estáis imaginando.
Aún no ha probado a tomarse las mandarinas con ketchup, pero por si acaso no le doy la espalda.
Pero hablábamos de sorpresas, y es que la capacidad del adolescente para sorprender a sus progenitores nunca llega a su fin. Hace un par de meses D volvió a pedirme que le entrene para correr, y esta vez se lo está tomando en serio. Hemos empezado ya la sexta semana y, pese a sus miradas de porqué, señor, porquéeeeeeee cada vez que le digo que toca salir, se pone las zapatillas con gesto resignado y sale a trotar a mi vera. Aún haremos de él un mozuelo bien formado. Y la mirada de su personal teacher cuando insiste en enseñarle sus recién descubiertos músculos es impagable ¡S, hija, te ganas el cielo con tu habilidad para disimular las risas!
También nos sorprende para bien en su actitud para el estudio. Vamos levantando, superando baches, cogiendo experiencia e incluso en alguna ocasión se ha puesto a estudiar por propia iniciativa. Tras rápida consulta a Mulder y Scully hemos verificado que, en efecto, era él. Ningún alienígena sería tan burro como para cometer un fallo de raccord tan básico tras infiltrarse entre nosotros.
Eso sí, el exagerado optimismo propio de su edad, acompañado de un raciocinio, digamos, flotante, sigue siendo un problema. Por ejemplo, no sólo insiste en creer que sus chistes tienen gracia, además está convencido de que tanto sus chascarrillos como las gansadas protagonizadas por él y sus compañeros son absolutamente originales y jamás se le han ocurrido a persona humana ninguna en el devenir de los siglos. Cualquier día inventará el chiste del perro mistetas, y lo que es peor, se empeñará en contárnoslo varias veces, haciendo el gesto de badummm ¡tssss!
También sigue teniendo la vaga esperanza de que algún día le confesemos que su concepción fue inmaculada, o le encontramos debajo de una coliflor, o... lo que sea con tal de que la historia no incluya sexo. La idea de que alguna vez su madre y yo tuvimos roce y retoce le pone muy nervioso. La sóla mención de que seguimos teniéndolos regularmente le causa ataques de ansiedad y severos daños psicológicos que, según él, deberemos compensar en forma de costosas sesiones de psicoanálisis hasta que logre superar el trauma.
De acuerdo, somos un poco despistados, pero tampoco hay que ponerse así porque se encontró en el salón la funda de un preservativo. Ahora bien, el diálogo subsiguiente, no por breve fue menos ameno, y me alegro de no habérmelo perdido
_ ¡Mamá! (gesto airado, enarbolando el pedacito cuadrado de plástico) ¡¿QUÉ HABÉIS ESTADO HACIENDO?!
_ ¿Te hago un dibujo?
_.... (silencio glacial)...
En fin, otra cosa no, pero que nos quiten lo bailao.
Desde la enterprise, fecha galáctica febrero de 2016. Seguiremos informando.
* Y si no, el sistema del embudo y el palo lleva usándose con las ocas desde hace milenios
** Ver como mis pizzas artesanas de masa madre son devoradas, no ya sin saborear, sino incluso sin masticar, es una experiencia entre halagadora y desoladora. Podría ponerle una pizza recortable de cartón y se la comería igual
*** Entendiendo como pescado cualquier vertebrado con aletas, espinas y escamas que no sea atún, claro está
Hay ketchups y ketchups.
ResponderEliminarEl Heinz va directo a vena.
Ni se lo mencionéis.
Incluso se querrá llenar la bañera con él.
cielos, sería un cleopatro con escasez de glamour
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