domingo, 23 de octubre de 2022

CÓMO SE DIBUJA UN ÁRBOL


A veces tengo ganas de borrarme de las rrss y dejar de perder mi tiempo leyendo a opinólogos, gente insultante, supuestos graciosos, nazis mal disfrazados, terfs y machitos llorones. Entonces, de cuando en cuando, me encuentro con hilos que me recuerdan que lo mejor de las redes es, precisamente, la oportunidad de rozar a personas que aportan y te hacen un poquito más rico de lo que eras un instante antes.

María Sender es una de esas personas, y hace poco me emocionó con un texto a quemarropa, inesperado. Con su permiso (gracias, María) quiero compartirlo aquí con mis lectoras (plural genérico, sé que, de siempre, este ha sido un blog con mucho más público femenino que masculino)

Y ya me callo y cedo la palabra.



CÓMO SE DIBUJA UN ÁRBOL


Tuve una compañera que siempre les decía a los niños:

Un árbol es como una piruleta.

Un árbol es un palito marrón y una redonda verde.

Si quieres, le puedes hacer redonditas rojas y serán manzanas.

Pero así no se dibuja un árbol.


Un árbol tiene tronco y ramas, hojas y raíces, flores y frutos. 

El tronco es la columna que sostiene al árbol. Su cuerpo, joven y flexible, viejo y retorcido por los siglos. El tronco tiene marcas y heridas, agujeros que son nidos y madrigueras.

Las ramas brotan del tronco y son los dedos del árbol que quieren tocar el cielo y el viento y acariciar las plumas de los pájaros. 

Las hojas cubren las ramas. Son verdes, grandes, ovaladas. Son delgadas como agujas. Son marrones, rojas, amarillas, naranjas, púrpura. 👇


A veces no son.


Las raíces no se ven, pero están, y sin ellas no hay árbol. A veces asoman como dragones dormidos. Otras veces se esconden como lombrices bajo el suelo.


También hay flores y frutos. Y animales que se alimentan de los frutos. Pájaros, insectos, criaturas de ojos brillantes que te miran desde arriba.

Un árbol es sombra y refugio. Es frescor, y aire, y sustento.

Un árbol está hecho de historias, de años y de savia. 

El árbol puede estar en el bosque, o en un agujero en la acera, o en la plaza que hay el centro del pueblo, donde se reúnen los viejos para recordar y los jóvenes para crear recuerdos.


Los gatos se suben a los árboles.

También las ardillas.

Y las hadas.

Y los cuentos.

A veces una mujer se sienta a la sombra del árbol y recolecta las historias que cuelgan de sus ramas, y a cambio le deja las suyas.

La mujer tiene el pelo blanco, la mayoría de las veces. 

La siguen los niños y los gatos que se suben a las ramas.

A veces no.


A veces el árbol está solo. Aunque nunca está solo. Se cuenta los cuentos a si mismo mientras espera, y las ardillas, los gatos, los pájaros y los insectos le escuchan sin hacer ruido y luego se comen la fruta y reparten las historias.

Un árbol es historias.

Un árbol es vida.


Así sí.

Así es como se dibuja un árbol.

María Sender

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