martes, 21 de abril de 2020

54 (y 10) AÑOS


10 años ya.

Los muy asiduos ya lo sabéis, abrí Episcophagus hace justo una década como autoregalo de cumpleaños, así que me es fácil recordar la fecha. Y aunque no suelo hacer celebraciones, este año esperaba escribir una entrada por la efeméride.

Llega con un día de retraso, pero tengo una buena excusa. Ayer esperaba pasar un día tranquilo y, porqué no decirlo, anodino. Dada la situación que estamos atravesando, esperaba recibir un par de llamadas y unos cuantos wassaps, y celebrarlo con una copa de vino con mi chica y nuestro hijo. Y debo decir que soy un privilegiado, porque estar con ellos es en buena parte lo que hace que el encierro sea llevadero

Pero ya sabéis lo que pasa con los planes de ratones y de hombres. cuando abrí los ojos tras la siesta (para qué mentir, dos copas de lambrusco y ya busco la horizontal, soy fácil y baratito de embriagar) me encontré un mensaje de S, que me decía que tenía un enlace en el correo. Entré en mail, le di al enlace, instalé una aplicación...

Me esperaba un videochat con nuestra hija y S, pero fue mucho más. Me habían tendido una emboscada con nuestras personas queridas, que según vieron mi cara de pasmo empezaron a partirse de risa y, para acabar de ponerme colorado, me cantaron un cumpleaños feliz antes de iniciar una charla animada.

Y fue genial. Ver a la gente que te importa (M, no sabes lo feliz que me hizo ver tu sonrisa y luego al gruñoncete de Bl), notar cómo ha crecido L (sé lo poco que te gustan los chats, Es; y eso hace que verte fuera un regalo doble), lo blancas que están C, E y So (os como a besos) y la cara de gato que se comió al canario de S (no me engañas, esto lo has planeado tú)

Ayer no esperaba tener regalos y me encontré con dos, el de mi chica y el vuestro, y ambos fueron coincidentes: una tonelada de afecto y una oleada de calor en mi pecho.

También varias llamadas además de las previstas, algunas muy especiales. debí estar a lo largo del día casi tres horas al teléfono (CHORPRECHA, LOCH MOVILECH CHIRVEN PARA HABLAR). Y de remate, docenas de personas felicitándome en las redes, aunque creo que si me ha parecido una avalancha puede ser porque estamos todos en casa y tenemos más tiempo para las redes, no porque me haya vuelto de repente un foco de atracción.

En cualquier caso, fue un cierre genial para un año que ha sido bastante duro (sí, cuento los años de 20 en 20 de abril) y es un buen comienzo para uno que se ve con muchísima incertidumbre.

En los pasados 365 días he salido del todo del armario, me he llevado buenas sorpresas y algún desengaño (muchos más de los primeros que de los segundos), he aprendido a mirar con crudeza las partes de mí que no son buenas y comprobado que sigo siendo vulnerable al chantaje emocional, pero que eso sólo funciona una vez (y como las personas chantajistas se empeñan en repetir la jugada, les sale como el culo)

A nivel íntimo, nuestra red, nuestro afecto y nuestro compromiso siguen vivos. Y algunas personas tangentes me han regalado confianza, calidez e incluso intimidad.

Tangencias. Es una hermosa palabra. La amistad es una tangencia muy bella, y a veces una bellísima intersección.

(A otras personas probablemente las habré decepcionado: como dije antes, hay partes que no son buenas y sería absurdo fingir que no están ahí)

A nivel familiar, los hermanos hemos estrechado lazos entre nosotros y con nuestra matriarca, tuvimos una sesión de catarsis en la arterocon y hemos funcionado muy bien como equipo, pese a nuestras diferencias.

A nivel más cercano aún, mi chica está estupenda, de ánimo y de físico, y encima ha dado rienda suelta a una creatividad gráfica maravillosa (como prueba, su tarjeta de felicitación, que podéis ver en cabecera) y D ha crecido en estatura, confianza y madurez. Incluso con la que está cayendo, que para él y So sospecho que es especialmente dura, por todos los presentes truncados.

Profesionalmente, ahora me centro en proyectos personales que, afortunadamente, me dan para vivir. Creo que podría sobrevivir a lo que viene, pero eso prefiero no pensarlo. Cruzaremos ese río cuando lo alcancemos.

Físicamente he arrastrado varias lesiones desde el pasado junio y algunas no se han recuperado hasta este puñetero encierro. Pero he logrado mantener una forma aceptable y ahora mismo me encuentro muy bien, y con ganas de volver a dejarme arrastrar por M y E a alguna otra locura del tipo por Dios qué hago aquí si podría estar tan a gusto en mi sofá? porque pasado el momento de me quiero morir lo que sigue es muy, muy de disfrutar, y sobre todo de disfrutarlo en compañía

A nivel personal, creo que soy mejor ahora que hace 12 meses. Pero aún hay mucho por delante y espero (necesito) poder decir lo mismo el próximo 20 de abril. Aunque aprenda tropezándome y abriéndome la cabeza.

Y eso es todo lo que hay. Ni grandes revelaciones, ni consejos, ni humor, ni un texto demasiado elegante. Pero como este resumen es más para mí que para quien me lea y a mí me sirve así, así se queda.

Buenas noches a todo el mundo. Cuidaos, sobrevivid y, además, vivid.

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