Mujer iroqués

lunes, 14 de mayo de 2012

EL ATEO SE HACE (por eso molamos tanto III)


El argumento más sobado sobre la bondad de la religión, al margen de su Revelación por la Divinidad, es la necesidad del ser humano de atenerse a unas normas morales que impidan el caos y la debacle. Es decir, el temor de Dios obliga al hombre a comportarse decentemente con su prójimo, y sin él nos lanzaríamos unos al cuello de otros con cualquier excusa. Como refuerzo de ese argumento suele acudirse a ejemplos como Stalin y Hitler, pruebas vivas (ahora muertas) de lo que puede llegar a hacer el ateismo.

La supuestas pruebas son facilmente refutables con el mismo argumento que se esgrime con ellas. Hitler no sólo nunca abjuró de su catolicismo, sino que consideraba que para el nazismo era más ventajoso entenderse con la iglesia católica que con los protestantes, debido a su estructura jerárquica. Además el nazismo no pretendía erradicar la religión, sino reemplazar el cristianismo por un credo nuevo, el cristo cordero-judío por un cristo guerrero-ario. En cuanto a Stalin, deberían recordar antes de usar su nombre que su educación fue religiosa e incluso profesó como seminarista, y no dudó en devolver algunos privilegios a la Iglesia Ortodoxa en 1942. Por supuesto el punto de vista que acabo de exponer sobre esos dos dictadores es falaz, pero lo es en el mismo volumen en que lo es pretender que sus crímenes se debían a su falta de religosidad.

Por cierto, en el ranking de genocidas, y por delante de Hitler y Stalin, se encuentra su serenísima majestad Leopoldo de Bélgica, cristianísimo rey, bendecido por la Iglesia. Lo que no le impidió cuasi exterminar a la población del Congo para enriquecerse de la forma más obscena. Y, dado que el ateismo es un fenómeno muy, muy moderno, nos encontramos con que TODOS los asesinos, ladrones, violadores, genocidas, torturadores o criminales a secas anteriores al siglo XX fueron, de una u otra forma, creyentes y no ateos. Incluyendo reyes, sultanes, papas, khanes, nobles, obispos, santos, emperadores... Jack el Destripador, probablemente, era anglicano. Luego el hecho de creer en un ser superior y una justicia en el más allá no supone ninguna cortapisa al crimen ni la inmoralidad.

Veamos el otro lado de la ecuación. ¿Los ateos carecen de moral por el hecho de serlo? No parece ser así. Además la ética del ateismo es más sincera que la de la fe, ya que no se basa en el miedo a un supuesto castigo eterno a manos de una deidad vengativa, sino en la asunción, pura y dura, de que, si queremos recibir un buen trato de nuestros semejantes, nosotros debemos ofrecerles un trato similar.

Eso deja fuera las posturas de sacrificio o santidad al estilo de poner la otra mejilla, lamer llagas de leprosos o buscar el sufrimiento. Se trata de una moral práctica, basada en la idea de que, a priori, debemos confiar en la equidad de nuestros semejantes, siempre y cuando no defrauden esa confianza. Lo que Dawkins denominó, muy acertadamente, la postura Donde las dan las toman, una estrategia que experimentalmente* se ha demostrado superior a las del bondadoso confiado (lo que coloquialmente llamaríamos el pardillo o la víctima) y el aprovechado egoista (cuya supervivencia sólo está garantizada si cohexiste con suficientes víctimas bondadosas y confiadas)

Puede parecer un modo demasiado simple o materialista de plantear un código moral, pero de hecho es más sofisticado que el tantas veces alabado Tratarás al prójimo como a ti mismo del cristianismo, ya que lo complementa con la cláusula siempre y cuando el prójimo no demuestre ser un cabronazo. Así que existe la ética atea pero ¿seguirla nos hace mejores?

Volvamos a las falacias, esta vez del lado opuesto. Una estadística publicada a finales de los 90 en EEUU arrojó el curioso resultado de que, siendo la población atea un 15% del total, en las prisiones sólo suponían algo menos del 1%. Hubo quien lanzó las campanas al vuelo aduciendo que eso demostraba que la moralidad atea era muy superior a la creyente, y lo complementaba con otros datos que implicaban que los ateos tenían mejores puestos de trabajo, ganaban más dinero, sufrían menos problemas psicológicos y se divorciaban menos que los creyentes estadounidenses (este último dato era casi imperceptible, un 24% frente a un 26%, creo recordar).

La falacia es facil de encontrar. La mayoría de los ateos estadounidenses provienen de familias de clase media acomodada o clase alta y han tenido acceso a una educación universitaria, Luego es mucho más probable que tengan un buen puesto de trabajo (bien remunerado, que les permite acceder a mejores condiciones sanitarias) y no se vean en una situación personal que les empuje a delinquir. Por el contrario la mayor parte de los delincuentes preovienen de familias en la parte inferior de la escala, crecieron en barrios marginales y no tuvieron acceso a una educación razonable fuera de la escuela pública (que en los lugares marginales es MUY marginal) ni a una sanidad adecuada (recordemos que en EEUU la sanidad es privada). El hecho de que sean creyentes no es la causa de su situación, sólo es una parte del puzzle, ya que el porcentaje de afroamericanos e hispanos en la marginalidad y en prisión es muy superior a la media poblacional y esos colectivos, tradicionalmente, se identifican como religiosos. No están en la carcel, o viven vidas más miserables, por ser creyentes. Son creyentes, o mejor dicho, se definen como tales, porque pertencen a estratos sociales donde no es fácil plantearse el no serlo, y no sólo a nivel personal, sino a nivel comunitario, porque hay presión para que sea así (muy superior a la que vivimos en España, por cierto)

No obstante lo dicho, creo que la ética atea es superior a la moral creyente. No por que las estadísticas digan esto o lo otro, sino por que no depende de factores mágicos. Por un lado no nos comportamos decentemente por temor a un atroz castigo eterno, y eso la hace más valiosa, porque es más libre. Y por el otro, no se cimenta en las ideas o costumbres de un puñado de pastores cubiertos de piojos de hace 2500 años, sino en el día a día, lo que la hace flexible y realista, mientras que la moral basada en la fe es rígida e inadaptable. Salvo que una autoritas cambie su interpretación, dándonos otra versión un poco más modernizada, pero igual de rígida que la anterior.

Resumiré mis planteamientos. Los ateos llegamos a serlo a través de la racionalidad, lo que implica que hemos superado el encadenamiento de la fe, un saludable ejercicio para la mente. No nos dejamos lastrar por esa fe, lo que da alas a nuestra curiosidad. Somos coherentes y no buscamos falsos consuelos ni tiritas ficticias ante la realidad. Por añadidura nuestra ética es más sólida y valiosa que la que se basa en el miedo o la obediencia ciega. 

Añadiré que somos más interesantes en general porque sabemos que ESTO ES LO QUE HAY, que no hay segundas oportunidades tras la muerte, ni angelitos cantarines ni vírgenes ansiosas de dejar de serlo. Sólo esta vida, breve, finita y en general difícil. Así que procuramos sacarle todo el partido posible, y sacárnoslo a nosotros mismos. En los últimos años he conocido a muchos creyentes y muchos ateos, y puedo afirmar que, salvo honrosas excepciones (sí, Susana, me estás jodiendo la estadística) el trato con los segundos me ha aportado mucho más, en todos los sentidos.

Un consejo para todos los progenitores: educad a vuestros hijos en la racionalidad y el escepticismo. No es un camino fácil, pero es sólido y, a mi humilde entender, tiene más ventajas.

Qué leches, si hasta somos más guapos ¡todo son ventajas!

p.d.: Termino este post en el Día de Dibujar a Mahoma. La imagen que lo acompaña es mi modesta contribución, para recordarnos a todos que un mundo sin religiones sería un mundo mucho mejor. Y de paso para cerrarles el hocico a los desocupados mentales que, ante cualquier alusión a las animaladas, incoherencias e incluso delitos perpetrados por el catolicismo en España responden airados ¿A que no te metes con los musulmanes? En general su opinión me la trae floja, pero hoy debemos recordar especialmente que el islam es una de las creencias más desfasadas, discriminatorias, y homicidas del mundo, porque en las sociedades que lo practican no ha surgido un contrapeso secular que impida sus desmanes y sus líderes saben demasiado bien que la ignorancia y la irracionalidad son el abono imprescindible para seguir sometiendo la voluntad de sus fieles. Eso no significa que el cristianismo sea moralmente superior, lo que sucede es que hemos tenido tiempo y medios para ir sacudiéndonos su cadenas.

* Se trata de un experimento virtual, basado en un modelo informático, con unas condiciones de partida genéricas pero bien definidas y no necesariamente extrapolables a situaciones reales. El resultado evidencia las ventajas de un saludable nivel de desconfianza a posteriori pero en otras condiciones pueden presentarse estrategias más adecuadas.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Etica y ateismo... no solo los ateos son etiquetados de inmorales por creyentes fanaticos. Yo conoci a una "ferviente atea" que me etiqueto a mi de tener implantado un dogma religioso por criticarla por evadir impuestos y abusar obcenamente de la seguridad social.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Maine. dijo...

Lo siento, pero Dawkins no demostró exactamente lo que tú dices, la cuestión es que en ciertas condiciones, sí es lo más efectivo el DONDE LAS DAN LAS TOMAN. Pero el mismo Dawkins asume, antes y despues en el mismo texto, otras condiciones de partida que hacen que esa estrategia sea menos competitiva y tomen su lugar otras más egoístas.

Te lo digo porque lo sepas, estoy de acuerdo con tu artículo en general.

José Antonio Peñas dijo...

En efecto, se trata de un experimento virtual, con unas condiciones específicas, no una situación extrapolable a cualquier escenario real. Lo anoto a pie de página

Elvira dijo...

Me ha gustado mucho este post. Has sabido abordar de forma clara las típicas acusaciones. Sencillo, pero elegante. Como el ateísmo.

Un beso!