Mujer iroqués

lunes, 8 de abril de 2024

EL ARTE DE LA PODA


Como ya sabéis los habituales de este blog, a veces hago alguna entrada dando voz a otras personas. Y hoy quiero hacerlo con mi amada y cómplice Marisol Torres que, además de tener unos ovarios de acero forjado y unos ojos del color del mar, juega con las palabras con la misma dedicación y cuidado con la que acaricia la tierra. 

Es un texto muy breve, pero me despierta sensaciones y recuerdos que no quiero dejar correr.



EL ARTE DE LA PODA


Podar olivos por la mañana, podar novela por la tarde, eso es lo que he estado haciendo estos últimos días, aprender el arte de la poda.

Es curioso cuan similares son ambas actividades, porque lo que importa de verdad, en los dos casos, es dejarlo todo limpio, claro, que corra el aire, que entre el sol.

En el caso de los olivos centenarios de mi finca, dice mi maestro, mi tío Gregorio, es importante que el centro del árbol esté  despejado, sin ramas, para que circule el viento y dé el sol; hay que mantener las ramas que tienen fuerza, quitar las partes viejas y cortar todas esas pequeñas ramitas que consumen energía. Tú eliges las ramas que quieres mantener.

En el caso de mi nueva novela,  Piedraescrita, ambientada en mi valle, siguiendo a Raymond Queneau,  estoy haciendo lo mismo. Hay que dejar la trama principal clara y despejada, cargarse cualquier subtrama que le quite fuerza y despiste al lector. Podar algunos adverbios, adjetivos, alguna descripción que no aporta nada…  podar, podar y podar.

Y, curiosamente, cada ramita, cada adjetivo, duele cuando lo cortas.

viernes, 8 de marzo de 2024

VA DE VIÑETAS: Adios y muchas gracias, maestro


Hoy, por desgracia, el 8M viene acompañado por una noticia pequeña pero triste. Akira Toriyama nos ha dejado, a los 68 años de edad.

Quiero creer que no habrá muerto debido a la tremenda presión laboral que sufren los dibujantes exitosos en Japón, sino que habrá sufrido un calambre mientras hacía unos largos en su piscina de billetes y se ha ahogado. Porque si Toriyama no tenía una piscina de billetes ¿quién podría tenerla?

Pero no es de piscinas de billetes de lo que quiero hablar, sino de algo que combina los dos acontecimientos de hoy. Y es la forma en la que evolucionaron los personajes femeninos dentro de su serie estrella, Dragon Ball.

(Habrá quien me diga que su serie más importante es Dr. Slump. No voy a debatirlo, pero dado que apenas tuve contacto con esa historia, no puedo valorarla)

Vamos allá. La primera mujer que aparece en historia, casi al principio, es Bulma, en esos momentos una adolescente de 16 años que, entre otras cosas, es una ingeniera de primer nivel, diseñadora de numerosas cápsulas y del radar del dragón, que permite localizar las esferas que dan título a la serie.

Sin embargo lo que nos queda de ella es que es una niñata caprichosa cuya único objetivo en la vida es tener un novio guapo y que no repara en enseñarle las bragas a quien pueda a cambio de favores. Eso cuando lleva bragas, porque a veces no es consciente de no llevarlas.

De hecho el nombre Bulma deriva de Bloomers, que era un tipo antiguo de bragas. Más claro, agua.

A lo largo de toda la primera etapa de la serie (la búsqueda inicial de las bolas, en competencia con Pilaf y sus secuaces) Bulma apenas varía y, dado que al final de la historia ya se ha enrollado con el personaje de Yamcha, simplemente desaparece del escenario.

También conocemos a Chichi, que más adelante será la pareja de Son Goku. Esta se nos presenta como una niña superpoderosa pero medio boba y muy infantil, y enseguida la dejamos atrás.

El último personaje femenino recurrente de esta etapa es Mai, una de los esbirros de Pilaf. Carece de personalidad y de trascendencia, sólo es un elemento del decorado. Podría haber sido un hombre y no habría habido ninguna diferencia.

La segunda etapa (el entrenamiento de Goku y Krilin con Mutenroshi) nos trae a Lunch, pero no hay mucho que decir de ella, simplemente es un doble cliché. En su estado normal es una rubia tonta de libro, en su modo encendido una psicópata peligrosa obsesa de las armas. Toriyama pronto desechará a este personaje que nunca tuvo un papel definido más allá de algún chiste sobre ropa interior.

Dicho sea de paso, una de las contrincantes del Gran Torneo de Artes Marciales lucha quedándose en bragas para poner nerviosos a sus contrincantes. Nada nuevo en lo que llevamos visto hasta ahora de la serie.

En la tercera etapa, la del Red Ribbon Army, regresa Bulma, de nuevo sola tras pelearse con Yamcha. Parece algo más madura pero su papel no ha cambiado demasiado: sigue siendo un saco de hormonas que babea al ver a un hombre guapo y protagoniza (esta vez involuntariamente) el célebre gag de las tetas y la hemorragia nasal del maestro Mutenroshi. La madre de Bulma tambien hace su aparición pero apenas es un estereotipo (señora cursi) y nunca saldrá de ese perfil en toda la serie.

No veremos ningún cambio hasta la cuarta etapa, la guerra de Piccolo. Al final de la misma, nos encontramos con una Bulma más madura que parece haber dejado atrás la etapa de las bragas. También nos encontramos con Chichi adulta (bueno, más bien adolescente) pero en sí el personaje no ha eolucionado demasiado y no muestra una personalidad definida más allá de ser una luchadora muy diestra (algo que enseguida quedará en el olvido)

Finalmente, con la quinta etapa, que empieza con la llegada de los Saiyajin a la Tierra, vemos un cambio real. Bulma aparece como un personaje dinámico y decidido, liderando la acción en el viaje hacia Namek a la espera de que Goku se recupere de sus heridas. Una vez empieza la lucha ella pasa a segundo plano (en el manga, en el anime la usaron para capítulos de relleno vergonzantes y aburridísimos) pero en ningún momento deja de presentarse como un personaje adulto y fuerte.

Por el contrario, Chichi pasa de ser la niña bobalicona al cliché de la esposa gruñona, quejica y mandona que tiene atemorizado a su marido. Y ya no lo dejará en todo lo que queda de serie.

No hay más protagonismo femenino hasta el inicio de la etapa de los androides. Aquí descubrimos que Bulma ya no tolera más la inmadurez de Yamcha (que pronto dejará la serie, este personaje siempre estuvo un poco de sobra) y le ha dejado. Tiempo después se convierte en la pareja de Vegeta. Dado lo que sabemos del saiyajin, está claro que eso ha sido así por decisión y acercamiento de ella, no de él (en el anime, en escenas ajenas al manga, vemos como fue ese acercamiento)

Y no sólo se convierte en madre, con lo que implica de maduración, sino que se aprecia que el cambio en la actitud de Vegeta tiene mucho que ver con su influencia. Volvemos a verla como ingeniera, diseñando los trajes de combate, y en el magnífico OVA del futuro alternativo es su versión ya plenamente madura la que diseña y construye la máquina del tiempo que permitirá salvar el mundo que conocemos como el suyo. Así que no sólo humaniza a Vegeta sino que, sin ella, todo el argumento de la etapa de los androides se viene abajo.

Es todo un cambio respecto a la chica que enseñaba las bragas al comienzo de la serie

En esta etapa conocemos a la androide nº18, pero ésta no es un personaje especialmente destacado más allá de su estética, y no vemos una evolución excesiva ni en esa ni en las siguientes etapas. Su interés por Krilin se aprecia casi desde el principio así que el que formen pareja sólo es un paso lógico en el culebrón de la serie (Krilin, al contrario que Yamcha, es un personaje que madura y gana importancia capítulo a capítulo, para mí uno del los caracteres mejor desarrollados por Toriyama)

En la etapa final, la del monstruo Boo (la serie posterior, GT, no contó con Toriyama más allá de algunos diseños) conoceremos al último personaje femenino de la saga, Vidén, la hija de Mr. Satan.

Vidén es un cambio refrescante respecto a lo que hemos visto hasta ahora. Es fuerte, es autónoma, sabe lo que quiere, es consecuente con sus decisione y no acepta que le digan lo que debe hacer. Sí, al final tiene una relación romántica con Gohan, pero su personalidad no se cierra en torno a esa relación, no podmeos definirla como “la novia de”

Por fin tenemos un personaje en el que una aficionada adolescente podría verse reflejada. Sólo se han necesitado... ¿cuantos miles de páginas? Y una década para llegar hasta aquí

Pero es un hecho, Toriyama ha evolucionado a lo largo de la serie en su tratamiento de los personajes femeninos y la prueba son Bulma (adulta) y Viden

Por supuesto, el Dragon Ball inicial es sexista a más no poder, pero si miramos la obra en su conjuntohay un cambio real. Puede que no muy grande (nunca veremos una mujer como protagonista completa, y hubiera sido muy interesante que el autor hubiera pensado en la supervivencia de una saiyajin) pero Esta saga fue cambiando con los años en vez de quedarse anclada en los chistes de tetas, bragas y hemorragias nasales.

Así que, además de agradecer a Toriyama toda la diversión que nos dio con sus obras, podemos decirle, gracias por no quedarte atrás, maestro, por crecer con tus lectores y, también, con tus lectoras.

Y dale un abrazo de nuestra parte al viejo rey Kai.



sábado, 24 de febrero de 2024

Donde vivimos la magia




La magia existe. Mucha gente piensa que se trata de agitar una varita y pronunciar un hechizo. No, eso no funciona. La magia es la creación de un espacio y unas condiciones en las que suceden cosas estadísticamente improbables. Los magos profesionales, como Randy, Tamariz, Copperfield... lo hacen estimulando la mente de su público de forma que dejen a un lado su mirada analítica y se entreguen a la maravilla. Pero también puede surgir de forma no intencionada.

Marisol no es maga profesional, y no pensaba en ello cuando abrió su local en la calle Lavapiés. Pero, sin pretenderlo, creó un espacio en el que la magia era posible: El Dinosaurio Todavía Estaba Allí o, como pronto fue conocido, el Dino, a secas.

La clave no era el local en sí, sino ella. Es una mujer muy peculiar, con un carácter firme y una visión del mundo que no coincide con la de quienes la rodean. Cuando quiso escribir poesía la dijeron ¿qué sabes tú de poesía? lo que escribas no va a interesar a nadie. Cuando quiso seguir su camino, y no el que otras personas habían previsto para ella la dijeron ¿cambiar de vida, a tu edad? menuda locura. Y cuando quiso tener un local centrado en los buenos los vinos, la buena mesa y la poesía la dijeron ¿Abrir un bar? si tú no sabes nada de hostelería.

El primer Dino era pequeñito y cuqui
El primer Dino era pequeño y cuqui. Y perverso, pero esa es otra historia

Pues resulta que es una buena poeta (mejor de lo que ella misma cree) ha seguido su camino pese a todas las dificultades (y han sido muchas, y acompañadas de muchos dolores) y ha regentado un local de vinos y poesía (y excelentes platos con nombres sorprendentes) en el que la magia podía ser.

Ser, un verbo que no usamos con toda la intensidad que merece

Yo la conocí en 2012, en una quedada de Golfxs con Principios en el primer Dino (pasado un tiempo, decidió trasladarse a un local mayor, en la calle Ave María) y me dejó sorprendido por cómo lidió con un imbécil que había venido a montar un escándalo. Le hizo frente con firmeza y tranquilidad, y pensé, esa mujer tiene un buen par de ovarios.

Buenos no: buenísimos, y forrados de titanio. Pero eso lo supe más tarde.

Libre se escribe con M de Marisol

Empezamos a conocernos un poco mejor cuando nuestro Grupo de Lectura empezó a acudir al Dino, y no éramos la gente más rara que podías encontrarte ahí. Siendo ella una persona fuera de la norma, su local atraía a otras personas fuera de la norma. La policía debía flipar en colores cuando pasaba por esa calle los miércoles, cuando se celebraban las jornadas de Shibari para todos los públicos. El día que alguien empezó a atar a su modelo en la reja de la ventana, por la parte de fuera, pararon el coche y bajaron frotándose los ojos y buscando en el código qué delito se estaba cometiendo, porque eso debía ser delito ¿no?

Cuando abrió el segundo Dino ya nos teníamos confianza. Flirteábamos, nos reíamos, teníamos pequeñas charlas muy amenas, sacaba a pasear alguna vez a su perrete*... nos habíamos hecho amigos casi sin darnos cuenta. Y, cuando supo a qué me dedicaba, me propuso hacer una exposición de mi trabajo sobre dinosaurios en el Dino, que ahora era, además, una pequeña galería de arte y un espacio para presentaciones y recitales. 

Mi primera exposición, y mi hijo ya me sacaba media cabeza

Yo estaba seguro de que Marisa se sentiría muy a gusto en el Dino, y que ella y Marisol iban a gustarse. Así que un día fuimos allí. Casualmente era noche de poesía. Casualmente Marisol recitaba. Y, casualmente, escuché unos versos suyos que no conocía, y que me atravesaron el pecho y se clavaron bajo mis huesos. Casualmente o no, Marisol y Marisa tuvieron una conversación sin que yo lo supiera: ellas iniciaron una firme amistad y unas semanas después Marisol me llamó para proponerme una cita.

Si enamorarse por un poema no es magia, que baje Houdini y lo diga.

Una vez Marisol me dijo, siempre te veo con mujeres poderosas. Y ellas lo son

Así, en 2016, empezamos a ser pareja, y ya va para 8 años, para pasmo de mucha gente, que no entiende qué es lo que está pasando. Y de esa forma el Dino se convirtió en mi segundo hogar, y empecé a sentir y aceptar la magia.

La gente fuera de la norma atrae a más personas fuera de la norma. Y si se supera una cierta masa crítica, la magia surge. Para muestra, cuatro pinceladas

Una tarde, ella y yo estábamos hablando sobre si hacerse trenzas de estilo africano sería apropiación cultural, y de pronto entró una diosa. Sí, una diosa en forma humana que resolvió nuestras dudas. Y aún volvió un par de veces más, quizás porque quiso bendecirnos con su presencia antes de volver a su panteón, o porque le entusiasmó el plato secreto que Marisol sólo ofrecía a las personas especiales.

En un maravilloso aniversaurio intimamos con una artista que parecía vivir entre dos mundos, y fuimos amigos, apoyo y familia hasta que, una buena mañana, desapareció sin dejar rastro. Quiero creer que regresó a la parte de su vida de la que nunca nos hablaba y que estará bien. Ojalá leas algún día estas palabras, C.

Una tarde de poco movimiento, justo cuando ella se estaba planteando adelantar el cierre, vino un chaval a preguntar si habría sitio para tomar unas copas y tapeo, y acto seguido una docena  larga de paleontólogos entraron y se adueñaron del local. Entre ellos yo tenía algunos conocidos, y se quedaron muy sorprendidos al verme ahí.

Hemos llorado todos juntos, sin pretenderlo pero sin poder resistirnos, a moco tendido, mientras una mujer entonaba en el escenario Canto a la Libertad, de Labordeta. Y luego, aun llorando, nos abrazamos unos a otros, conocidos y desconocidos.


Como digo, me he pasado ahí buena parte de mis días en los últimos 7 años. He sido cliente, masajista, limpiador, recadero, camarero, pinche... creo que lo único que no he hecho es servir cervezas. He comido y cenado de lujo, compartido magníficos debates, reuniones estupendas, disfrutado de recitales y lecturas geniales, hecho amigos y amigas, cuidado a una niña que, de alguna forma, se convirtió en mi hija, reído, llorado, bailado, me he indignado, he celebrado varios cumpleaños, uno de ellos por sorpresa... y me he subido más de una vez al escenario, como podéis comprobar aquí.

Y, por asombroso que resulte, no me han apedreado

El Dino ha sido un rincón seguro para personas que no se sentían seguras ni en su casa. Ha sido un espacio LGTB permanente, no sólo en la semana del Orgullo. Ha sido punto de encuentro y escenario, photocall, referencia para muchos y sorpresa para muchos otros. Se nos han juntado cenas familiares con sesiones de cuerdas, tardes de dibujo con charlas sobre sexo, akelarres feministas** y noches de danza vikinga.

También conocí en el Dino a Eva, mi amigaamada, y allí fuimos tejiendo una amistad que un día resultó ser amor. Así que si hoy estoy casado tres veces es porque un día Marisol abrió el Dino.

Allí hemos sido familia. Simple y llanamente.

Por desgracia, quienes no conocierais de antes el Dino ya no lo podréis descubrir. Todo tiene un final, y, tras una década llena de emociones (y agotadora) Marisol ha echado el cierre y terminado esa aventura para empezar con otras nuevas. Porque así como hay que saber construir, también es bueno saber cuando soltar. Además, la magia, como he dicho, no depende de un espacio físico, sino que la hacemos nosotros. Y una vez la conoces, ya no te abandona.

El último aniversaurio fue, finalmente, el último. Con risas, canciones y baile. Y, sobre todo, amor

No sé qué vendrá ahora, y eso es lo mejor. Vivir sabiendo cual será el siguiente paso es aburrido, yo prefiero disfrutar la próxima sorpresa, y eso es otra cosa que me ha enseñado el Dino: que vale la pena sorprenderse.

* Blue merece una entrada aparte, así que hoy no le mencionaré más

** En una presentación del Manifiesto Scum Silvia, una amiga que hice ahí (y qué paciencia tuviste, Silvia) me pidió que fuera como representante masculino por si a las asistentes les apetecía linchar a alguien. Y allá que fui.