Mujer iroqués

martes, 16 de marzo de 2021

RECORDANDO A LILITH


Una mujer alada, con garras de ave de presa, rodeada por dos búhos, abre sus manos en señal de ¿acogida? ¿respeto? Podría ser un aspecto de Ishtar/Astarté, la Señora adorada por fenicios y caldeos.

O, si nos atenemos a algunas viejas interpretaciones, podría ser un personaje muy diferente

Su nombre ha sido asociado, durante siglos, a la maldad. Se la ha considerado madre de demonios, amante de serpientes y Enemiga. Enemiga de los hombres y de los hijos de los hombres, seductora infame y la más temible de los súcubos. La oscuridad encarnada en mujer.

 Las primeras alusiones que tenemos sobre Ella podrían remontarse a los comienzos de la Historia escrita, ya que se la menciona en uno de los relatos de Gilgamesh, en el descenso de Enkidú a los infiernos, en la tabla duodécima. No obstante, este poema en concreto no parece ser parte del ciclo original, sino un añadido acadio, y no hay copias anteriores al 600 AC, así que puede que su origen sea posterior a los sumerios.

Un sauce crece en las tierras lejanas, su madera destinada al trono de Innana. Mas un demonio oscuro ha hecho de él su refugio, Ki-sikil-lil-la-ke, la Reina de la Noche, protegida por la Serpiente e Indugud, el Ave de la Tormenta y la Oscuridad. Cuando Gilgamesh aplasta a la Serpiente, Ki-sikil-lil-la-ke destruye el árbol y se refugia en las montañas.

Los hebreos conocieron a la Señora Oscura en su exilio babilonio, y le dieron el nombre por el que la conocemos: Lilith. 

La tradición cristiana no ha hecho demasiado caso de Lilith, más allá de señalarla como una antítesis de la bondad y sometimiento de María. Lilith encarna el pecado más horrible de la mujer, el mismo que cometió Eva: la desobediencia. Los traductores de la Biblia la identificaron con la lamia griega, y la asociaron a la lechuza. En las supersticiones heredadas del paganismo, Lilith es antecesora del vampirismo, ya que busca la sangre de los niños recién nacidos. Sin embargo no hay nada definido sobre ella, ninguna interpretación oficial.

Es lógico que así sea, ya que en el texto bíblico , la Torá, sólo hay una mención a ella. 

Ya no existen sus nobles, ya no se proclaman sus reyes; sus príncipes han huido. Sus castillos estarán cubiertos de espinos, sus fortalezas de cardos y abrojos. Será morada de chacales y refugio de avestruces.  Los gatos monteses se encontrarán con las bestias del desierto, los sátiros se llamarán unos a otros. Allí reposará la Lilith y encontrará un lugar para descansar. Allí anidará la lechuza y pondrá huevos, los incubará y los recogerá a su sombra (Isaías 34)

Sin embargo, la mitología talmúdica la menciona de forma mucho más extensa. Y, lo que resulta mucho más interesante, lo hace de forma que, siendo como fue para los antiguos hebreos un personaje maligno, hoy no podemos sino reverenciarla como encarnación de la dignidad. 

Voy a ofreceros mi versión, sincrética respecto a esas tradiciones, cuya versión más conocida son los textos de Ben Sira, difundidos a partir del siglo VIII de nuestra era.

Y dice esa leyenda, que Yahvé dio forma a un ser que era distinto a todos, un gigante hermafrodita, con dos cabezas, dos sexos, cuatro brazos y cuatro piernas, y luego lo separó en dos cuerpos, y estos fueron Adam y Lilith. En versiones posteriores, como la de Reuben ben Hoshke, en el siglo XVII, Lilith y Adam son creados por separado, pero ambos de la misma forma (a partir del barro, e insuflados del aliento divino a la vez) A los efectos, el resultado viene a ser el mismo, la igualdad entre ambos, pero prefiero seguir el mito antiguo, y ya tenemos a Adam y Lilith separados a partir de un único ser.

Y, aunque separados, buscaban volver a unirse, así que Adam ordenó a Lilith que se tumbara y yaciera bajo él, para poseerla y volver a ser uno. Mas Lilith se negó.

¿No somos acaso iguales? ¿No fuimos ambos mitad? ¿Porqué debería yo yacer debajo de ti?

Entonces Adam se quejó a Yahvé, y éste ordenó a Lilith que obedeciera. Más ella se negó y abandonó el Jardín. Y se refugió en los montes que lo rodeaban, y allí sedujo a los serafines, y poseyó al mismísimo arcángel Samael. De ellos tuvo progenie, los lilim (de Lilu, la palabra sumeria para espíritu o fantasma), que ansían la sangre de los hijos de Adam. Porque Lilith declaró odio eterno y guerra a Adam y todos sus descendientes. Por eso los rabinos, en los funerales, dan siete vueltas alrededor del cuerpo del hombre, para que los lilim no lo profanen.

Hasta aquí el mito genérico, pero hay tradiciones que añaden un interesante giro final. Porque, como recordaréis, Adam recibió de Yahvé otra esposa, Eva, carne de su carne, mas ésta fue engañada por la Serpiente (y hay quien dice que la serpiente sería Lilith, y que no intentaba engañar sino ayudar a la segunda esposa de Adam) y finalmente Yahvé les expulsó del Jardín, temiendo que tras adquirir la Sabiduría lograran también la Vida y fueran sus iguales

Y el giro tiene lugar más tarde, porque se dice que Yahvé se sentía solo, vagaba por las tierras que rodeaban el Jardín, y se hizo el encontradizo con Lilith, buscando alivio a su soledad. Y Lilith accedió, a condición de que Yahvé yaciera debajo.

Y Yahvé accedió, y se tumbó bajo ella.

De esta forma la imagen de la desobediencia, el baldón de la mujer, se da la vuelta y se convierte en el triunfo de la dignidad, y en el gesto de rebeldía supremo, dominando al Creador.

Así que ya sabéis, amigas. Cuando folliciáis sobre un señor, lo sometéis, le negáis su poder y lo hacéis en nombre de Lilith, la que humilla a los hombres. Y a su Dios envidioso, temeroso y vergonzante.

Hay un epílogo a esta historia, en un relato de Primo Levi: dice que Lilith siguió poseyendo al Señor durante años, para escándalo de todos, pero llegó la Shoah. Y Primo la vio caminar en Auschwizt, envuelta en un manto negro, trenzando su largo cabello, riendo, y mirándoles con ojos lúcidos llenos de lluvia.




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