Mujer iroqués

domingo, 3 de julio de 2011

INCREIBLE PERO MENTIRA (I) ¿Las rubias son tontas?


Damos comienzo a una nueva serie, centrada en esas cosas que todo el mundo sabe, aunque nadie sabe por qué lo sabe. Hay ejemplos a puñaos, pero yo he elegido como introducción un mito al que le tengo una particular tirria.

Todo el mundo sabe que las rubias son tontas . Eso facilita mucho el trabajo de los guionistas de sitcom. ¿Qué no sabes cómo resolver una escena? Rubia entra por la puerta, abre la boca y dice una estupidez. Risas. Aplausos, el público asiente con mirada cómplice. Crisis de creatividad solventada.

Yo discrepo. He conocido alguna rubia tonta, pero también conozco morenas, pelirrojas y castañas tontas. Y conozco rubias listas o muy listas, como mi amiga P, que supera  la categoría lista y entra en la de brillante. De hecho conozco más hombres rubios, morenos, pelirrojos y castaños tontos de solemnidad que rubias tontas, luego parece que el argumento del color del pelo no se sostiene tanto como el del gen Y. Así pues ¿De donde sale esa idea?

El bulo tiene un origen y fecha muy concretos: Hollywood, años 50. En décadas anteriores las rubias que se veían en la gran pantalla no era tontas, sino malvadas y pecaminosas. La rubia era la vampiresa sinuosa y sibilina que robaba el corazón del protagonista y lo rompía en pedacitos para su placer, obligándole a cometer todo tipo de sinsentidos y delitos: Marlene Dietrich enloquecía a los hombres más sensatos arrastrándolos al abismo en el dogal de sus rubios cabellos (sus vertiginosos muslos también tenían algo que ver, pero no debemos desviarnos del tema). En cambio la novia casta y pura, que lograba redimir al muchacho y apartarlo del mal camino, solía ser una chica morenita con cara inocente y virginal.

La malignidad de pelo dorado llegó a su culmen con la inolvidable, inigualable e inagotable Mae West. Era la mujer sobre la que tu madre te advirtió y tu padre siempre te envidió. Mae decía PECADO en todas sus dimensiones, curvilineas y reventonas. Dicen que el primer contacto de John Wayne con el cine fue un fin de semana en el que la West se lo folló junto al resto de miembros (nunca mejor dicho) de su equipo de futbol americano. El lunes ella fue al estudio fresca como una rosa, mientras ellos balbuceaban ¿Alguien puede arrastrarse hasta el teléfono y pedir una ambulancia?

Por supuesto la West era odiada por todos los pacatos y estaba en el punto de mira del infame código Hayes. Frases como A story about a gal who lost her reputation - and never missed it! no dejaban demasiado sitio para la moral y la decencia. Pero lo que más alarmaba a los bienpensantes era que el tipo de mujer que encarnaba Mae dominaba a los hombres, torpes juguetes de su voluntad. La rubia era peligrosa.

Entonces vino la guerra, y mientras los hombres iban al frente las mujeres estadounidenses fueron a las fábricas y descubrieron el sabor de la independencia. Tras la guerra el gobierno Truman y las administraciones que le siguieron iniciaron la tarea de devolver a las mujeres al hogar, a ocupar otra vez papeles secundarios. El cine puso mucho esfuerzo en esa tarea: no era posible hacer desaparecer a las vampiresas del cine (ahí está Gilda para demostrarlo) pero sí convertirlas en seres menos amenazantes. Y entonces llegó Marilyn.

Marilyn era, como Mae West, el pecado carnal que ningún hombre podría resistir (que se lo digan a Groucho) pero tenía una candorosa expresión que la permitía hablar con inocencia mientras a su alrededor las gónadas masculinas se incendiaban. Era rubia, era deseable y no era amenazante. Los productores dieron con la fórmula perfecta, plasmada de forma impecable en Los caballeros las prefieren rubias: La rubia era una bomba sexual pero no dominaba a los hombres porque era tonta mientras que la morena era inteligente ,pero no era peligrosa porque no era rubia*.

El estereotipo sobrevivió a la propia Marilyn, como demuestran las películas de Doris Day y Rock Hudson, en las que ella siempre interpreta a una eficiente e hiperactiva trabajadora ejemplar (y rubia) y el es un dicharachero holgazán que, por supuesto, acabará por engañar, seducir y llevarse al huerto a la chica. Porque, por muy diligente y profesional que parezca, es rubia, y las rubias son tontas.

En resumen, la mujer rubia, prototipo del pecado y la carnalidad, icono de malignidad y lascivia en los años 30, que esclavizaba a los hombres, acabó convertida en un adorno: linda de ver, agradable de usar, e inofensiva por su estupidez.

En cualquier caso, podemos ver que no hay un enlace natural entre el color del pelo y la falta de intelecto. Sin embargo la leyenda tiene una base de veracidad indirecta, debido precisamente al estereotipo hollywoodiense.

Las rubias naturales no tienen nigun motivo para ser más o menos tontas que las morenas o las pelirrojas. Hasta ahí, todo es lógico. Pero hay una causa no natural que justifica la fama estupidez de las rubias, al menos de una categoría de rubias: las teñidas.

¿Cuantas rubias naturales hay? Pocas, ya que los genes que controlan el tono del pelo claro son recesivos. Más allá de los países nórdicos la población de pelo claro es siempre minoritaria o simplemente inexistente, ya que el color del pelo está determinado por la concentración de melanina y la ausencia de ese pigmento suele aparejar problemas de salud, entre otras causas por falta de vitamina D (cuando toquemos el tema  los rubios se extinguirán en el siglo XXI veremos el porqué del melanismo en las poblaciones noreuropeas)

Ahora bien, el modelo de belleza vendido por Hollywood desde sus orígenes es rubio. Los caballeros las prefieren rubias, y las productoras de cine también. En consecuencia tenemos un factor social que asocia los conceptos rubia-guapa. Una mujer con dos dedos de frente y seguridad en sí misma no hará caso de esos estereotipos porque la belleza no depende del color del pelo (y si alguien se atreve a decir lo contrario merece ser muerto a pedradas en nombre de Sofía Loren y Ava Gardner). Una mujer así puede decidir teñirse el pelo de rubio si realmente ese color le sienta bien. Y hasta aquí no hay nada que objetar.

Pero una mujer con falta de carácter, sin discernimiento e influenciable, es decir, tonta , sí hará caso de los estereotipos y creerá que tiñéndose de rubia será más guapa. El resultado es una proliferación de falsas rubias que bajo su pelo teñido tienen (muy) escasas luces. Ese volumen de rubias fraudulentas es, evidentemente, muy superior al conjunto de rubias naturales: debido a ello, aparentemente hay un porcentaje muy alto de rubias tontas porque al porcentaje natural de rubias tontas se suma una enorme cantidad de morenas, castañas y pelirrojas tontas que se han teñido el pelo. El efecto es doble, porque las morenas, castañas y pelirrojas tontas acaban teñidas de rubio, pero las rubias tontas no se tiñen de moreno, castaño o pelirrojo, con lo esos tonos de pelo parecen incluir un mayor volumen de mujeres inteligentes. Y así las morenas, castañas y pelirrojas tontas siguen existiendo, sólo que disfrazadas de rubia.

En conclusión, podemos afirmar con solemnidad que LAS RUBIAS NO SON TONTAS pero lo parece porque MUCHAS TONTAS SE TIÑEN DE RUBIO.

* No puedo enfadarme con Marilyn: su imagen hizo daño a la causa de la mujer, pero cada vez que la recuerdo cantando poh poh pe tooh, pooh! se me derriten los cromosomas, junto a mis escasas neuronas funcionales.

** Lo que no depende ni de su sexo, posición social, bienes o educación: se puede ser tonto independientemente de cualquier otro factor personal

9 comentarios:

Paranoica empedernida dijo...

Me ha encantado!

Y que conste que lo digo bajo una enorme mata de pelo moreno...

Anónimo dijo...

¡Las rubias no somos tontas!

¡ Dame una R !

! Dame una U !

¡ Dame una... una... ......

¡Las rubias no somos tontas!

Elvira dijo...

También hay otra explicación para el mito y es que el pelo rubio se asocia con la juventud. Una mujer morena o castaña se tiñe de rubio y parece más joven. De ahí la asociación ingenua-tonta-joven-rubia. Y ciertamente Hollywood no colabora ni con eso ni con nada.

Bah, que le den a los estereotipos.

José Antonio Peñas dijo...

No deja de ser un estereotipo de cine: las actrices dejan de existir a partir de los 30 años salvo que se especialicen en el papel de madres, madrastras, suegras o abuelas.

Salvo en el porno, donde a partir de los 30 entran en la categoría milf (Mamis a las Que me Follaría) lo que, paradójicamente, hace que el xxx, en ese sentido, sea menos machista que el cine normal, porque reconoce el feroz atractivo de la mujer hecha y derecha.

Anónimo dijo...

Puff, qué envidia me provoca el aplomo que tenía la West.

Según lo veo yo, también ocurre que las tías tenemos que lidiar con categorizaciones absurdas basadas en nuestro físico toda la vida. Y lamentablemente, estamos empezando a jugar al mismo juego con vosotros, perdemos mucha perspectiva.
De todas formas yo pensaba que el reblandecimeinto cerebral de las rubias provenía de la excesiva exposición al champú de camomila en la primera infancia.

Susana

Capt. leon dijo...

Magnifico articulo, investigación profunda que ayuda a los demas separandolos entre aquellos que buscan en internet de aquellos que INVESTIGAN en internet

En resumen insuperable, aplausos y ovacion de pie para tu articulo

Anónimo dijo...

Sera envidia que nos tienen. Dicen de las pelirrojas tienen mala leche. Que idiotez! O sea que las morenas y castañas son superiores.jodeeerrrrr.

leona de julio dijo...

Sera envidia que nos tienen. Dicen de las pelirrojas tienen mala leche. Que idiotez! O sea que las morenas y castañas son superiores.jodeeerrrrr.

lavacamejor dijo...

Vosotres no habéis intentado tener una conversación con un rubio tipo el recepcionista de cazafantasmas....El frontón devuelve más pelotas.