Mujer iroqués

martes, 23 de agosto de 2011

LA FALACIA DE LA AUTORIDAD PAPAL (y III)


Para un católico, el argumento más poderoso a favor de la legitimidad del Santo Padre como cabeza de la Iglesia es la propia voluntad de Cristo, expresada en Mateo 16-18: Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y para darle más autoridad, vamos a repetirla en latín, siguiendo la Vulgata de San Jerónimo. Et ego dico tibi quia tu es Petrus et super hanc petram aedificabo ecclesiam meam et portae inferi non praevalebunt adversum eam

Más claro, agua, al menos al primer vistazo. El problema es que esta sentencia no resiste un segundo vistazo, ya que presenta varias inconsistencias. La primera, es el uso del término Puertas del  Hades o Portae inferi. La cuestión es que el concepto del Infierno como opuesto al Cielo y, en consecuencia, a la Iglesia, no es judío. Los hebreos denominaban Sheol a la morada de los muertos y, como tal, ésta no tenía connotación negativa ni positiva. Simplemente, era el lugar donde estaban. No sentían, ni padecían, porque el judaísmo no tenía conceptos como el del castigo eterno, la salvación o el alma inmortal. Ahí estaban todos, justos y malvados, sacerdotes y sacrílegos. Así, el primer rey de Israel, Saul, pide a la nigromante de Endor que invoque la sombra de Samuel, el profeta que le ungió, porque Yahvé no le escucha. Busca otra voz que le responda, ya que los muertos no están con Yahvé (como en el mito cristiano, donde los justos viven en gracia de DIos y contemplan su rostro), sino en el Sheol.


El término Hades es griego, lo que resulta lógico ya que los evangelios no fueron compuestos en vida de Jesús o de sus seguidores (la autoría de Mateo, Marcos, Lucas y Juan fue un modo de apelar a una autoridad, como los evangelios apócrifos de María, Tomás o Judas) sino en tiempos de la segunda generación de cristianos, pasado ya el alzamiento contra Nerón en el 70 D. C. Es decir, se recopilaron cuando los apóstoles y, en general, los que conocieron y trrataron a Jesús, ya estaban muertos. Podríamos pensar, en consecuencia, que la frase es un añadido de esos años. Pero tenemos otro término interesante: Iglesia.


Ekklesia, el término griego empleado por Pablo de Tarso en sus epístolas, no se refiere a un edificio. Significa asamblea o congregación. No podía ser de otro modo, ya que los paleocristianos no tenían templos propios y se reunían en casas particulares o en catacumbas. Podría pensarse que es una traducción del concepto hebreo haMikdásh (templo), pero ese término, en griego, sería ὁ ναός y, en latín, Templum. El concepto Iglesia en el sentido de edificio es muy posterior, en concreto del siglo IV (oh, sorpresa, los años de Constantino) así que, atendiendo al vocabulario, tenemos que la frasecita de marras podría ser un añadido de la época en la que los obispos de Roma buscaban medios de reafirmar su autoridad.


Hay otra prueba a favor de dicha posibilidad, y es la estructura de la propia sentencia, o mejor dicho, de su núcleo: tu es Petrus et super hanc petram aedificabo ecclesiam meam. Esta curiosa frase es un juego de palabras en latín, intraducible al griego, mucho menos al arameo, ya que sólo la lengua de Virgilio tiene las declinaciones necesarias para construirla. Así pues, ateniéndonos símplemente a la gramática, el nombramiento oficial de Pedro como cabeza de la iglesia es, como mínimo, de dudosa verosimilitud.


Bueno, podríamos decir, a lo mejor esa parte es un añadido posterior pero ¿No hay otras referencias a Pedro en los Evangelios? Las hay, por supuesto, pero como mínimo son extrañas. Como la intervención del apóstol en el Huerto de los Olivos, cortándole una oreja a un criado del sacerdote. Ese párrafo resulta ... raro. Es decir, si Pedro trataba de defender a Jesús con una espada, es probable que hiriera a sus captores en los brazos, el vientre, la cara....pero ¿cortar una oreja así, sin más? Si yo lo intentara probablemente me llevaría con ella buena parte de la cara, y además mi víctima recibiría un tajo en el hombro. Pero no, Pedro le corta una oreja, y Jesús hace voila...hop! y se la pega. No me negaréis que la escena, en sí, es surrealista. La única explicación que se me ocurre es que alguien quiso inventarse un milagro final de Jesús y su musa no estuvo muy brillante. 


Otra mención muy específica es la del canto del gallo. Pedro sigue a los aprehendedores y se esconde entre los guardias, éstos creen reconocerle, pero el niega tres veces saber nada de Jesús, es más, no sabe de quién le hablan. Esta historia sí parece real, ya que refleja sentimientos muy humanos: fidelidad y miedo. Pero no resulta un bagaje muy impresionante para un futuro pontífice.


Ya tras la resurrección, Jesús se aparece a Pedro, a la orilla dle mar de Galilea, cuando los apóstoles iban a salir a pescar. Según Juan, 21 1-8 El discípulo a quien Jesús amaba dijo entonces a Pedro: «Es el Señor».Cuando Simón Pedro oyó «es el Señor», se puso el vestido -pues estaba desnudo- y se lanzó al mar. Precioso, pero esta historia presenta el problema de que no es Pedro quien reconoce a Jesús, sino el discípulo a quién Jesús amaba, un misterioso personaje que suele identificarse con el propio Juan (lo que dice muy poco de su modestia). Sea quien sea el misterioso discípulo, está claro que no es Pedro el primero que reconoce al maestro, y desde luego no es su predilecto.


Tampoco son los apóstoles los primeros hombres en ver a Jesús, porque antes de aparecerse a los pescadores, se lo encuentran los discípulos de Emaus. Éstos le invitan a cenar y le reconocen por el modo de bendecir la mesa. Si es por primacía de aparición, Pedro no debería ser pontífice, sino el bueno de Cleofás. ¿O no?


En realidad, no, porque la primera persona que se encuentra con Jesús resucitado, que le reconoce y le dirije la palabra, es María de Magdala, la prostituta. La única, por cierto, que no le abandonó en el suplicio, como Pedro, y le acompañó al calvario, mientras todos los apóstoles se escondían. Ella es, fiel hasta después de la muerte, la que acude al sepulcro para preparar el cuerpo de acuerdo a la normas de Dios, mientras Pedro y sus compañeros deciden retomar su trabajo de pescadores. María es además señalada como predilecta por Jesús de forma más que explícita, así que si tuviéramos que atenernos a las pruebas evangélicas, el primer pontífice debería haber sido María. En el mejor de los casos, Simón Pedro, primer obispo de Roma (que nunca lo fue, como vimos aquí) es un tercerón en cuanto a las preferencias de Jesús, y sus supuestos descendientes en el puesto no tienen, en realidad, más legitimidad que la que emana de las circunstancias, la convenicencia, el poder y la manipulación de los evangelios, editados aquí y allí para justificar con argumentos de fe la simple ambición humana..

7 comentarios:

sasha dijo...

Buenos días...

Pues sí, Peñas, la recolocación de la mitra romana suele ser tema controvertido desde el principio de los tiempos. Todos nos quedamos de piedra cuando ascendieron a Pedro: había gente más preparada (empresarios, recaudadores de impuestos, un médico...), más leal, más valiente, más protegida y, desde luego, más inteligente. Imagino que la experiencia en gestión y liderazgo de equipos (no en vano era patrón de embarcación pesquera) y la testarudez de Pedro resultaron decisivos en su elección como sucesor. Quizás se reunieron y el comité de empresa, en el que tenía amigos y familiares, lo vio clarísimo.

Tienes razón: la comunidad católica se alimenta de muchas doctrinas que parecen más bien leyendas. Es una cuestión formal que ha evitado la osteoporosis del esqueleto durante miles de años y que entienden bien todos aquellos partidarios de las cosas simples. Es "fácil" tragarse sin cuestionar las cuatro reglas básicas de todo "paquete ideológico". Mucha gente cede gustosa su capacidad de pensar a cambio de un kit de frases hechas, formas de vestir y ritos de comportamiento con tal de verse integrados y aceptados en alguna parte. Lo saben y explotan los fascismos, los del lado opuesto, los ecologistas y otras religiones varias. Raciocinio contra etiqueta. Muchos lo compran y les mola.

Luego viene gente lista como tú que se cuestiona los mitos a base de dinamita racional. En tiempos de Papas más poderosos, bastaba con el decreto ley para deshacerse de los incómodos; hoy pesan más los argumentos. El actual Papa se ha fajado en estas lides, aunque a base de sacarse de encima a gente valiosa, como Küng. Peleas entre alemanes y suizos, es difícil seguirles, sobre todo si discuten en alemán…

Estoy contigo en la necesidad de volver a poner en circulación ciertas ideas que hemos dado por buenas durante muchos años y a las que conviene un poco de refresco y actualización. La primera, el papel de la mujer en la comunidad católica: hay misioneras que quieren decir misa, monjas tipo alférez que muy bien podrían liderar territorios, señoras inteligentes que han leído la parábola de los talentos y saben que les van a pedir las cuentas… Un proverbio de la Alemania católica dice que las mujeres deben ser KKK (Kinder, Küche, Kirche: niños, cocina e iglesia). Al cuerno con todo eso, ya les vale.

Segunda: el Opus. Que una secta adopte tu credo no significa que no sea una secta. Punto.

Otra: la preeminencia de Italia en todo este asunto. No han añadido más que defectos patrios al management de la comunidad (despilfarro en basílicas en medio de África, reverencias ante ciertos ricos…) sin incorporar ninguna de sus virtudes: no vestimos mejor, nuestro merchandising es de nivel naranjito, la peregrinación al Roma siempre pasa por la Fontana de Trevi… yo que sé, no me parece país serio como para liderar algo tan grande. Y no está nada bien que, hasta hace poco, Berlusconi o Umberto Tozzi tuviesen tantos puntos para llegar a CEO como un cardenal nacido en Brasil.

Más: que dejen en paz el sexto mandamiento. Hay otros nueve para ensañarse y éste ya va cargadito. ¿A que en el programa de Carlos Sobera no pondríamos todos los billetes en una sola apuesta? Pues eso, ya vale, que se dediquen un par de siglos a “no robarás” o “no matarás”. El evangelio es muy clarito: se perdona a las fornicadoras y se pide expresamente que sólo ataquen los virtuosos al 100%, sabiendo de antemano que no se va a lanzar una sola piedra. Ataquemos más la corrupción y la falta de honestidad. Y, por supuesto, no toleremos ni una bofetada ni agresión.

Llevo dos horas contestándote, no podrás quejarte. Ya sabes que soy beata y borderline a la vez. Por eso estoy de acuerdo contigo en muchas cosas. Sobre todo, en que no compro kits ideológicos a granel.

Malena

José Antonio Peñas dijo...

Chica, me has dado material para pensar. La conexión italiana... nunca me había planteado ese punto de vista.

Anónimo dijo...

Qué tal.
Pues el día que eligieron a Pedro me pilló haciendo piononos, por poco se me estropea la masa de los pastelillos, que por cierto parece que son de origen árabe. Como dije cuando tenga ocasión consultaré a la fuente de la referencia, que sufre de demencia senil y le encanta hablar de estas cosas.
Soy agnóstica, con 14 era atea -atea en un colegio de monjas, y no agnóstica como ahora, eso fue echarle narices-. Con 10 beata de capilla y con 5 iba a missas africanas que son la mar de animadas.
Como agnóstica y exatea -atea desde catolicismo, porque entre occidentales siempre somos ateos desde algo- aprecio mucho la experiencia espiritual que lleva a mucha gente a mantenerse en una religión cuando la fuerza de la gente que es capaz de vivir una religión a pesar de todo el discurso científico que hay por medio.
En cuanto a mi viraje de postura, que no se dio en ninguna circunstancia de desgracia que como todos yo también he tenido, igualemnte se debió a una serie de vivencias, y todos los días está sembrado de dudas.

Un abrazo

Susana

tichy dijo...

Sobre la primacía de Pedro, te has olvidado de otra figura silenciada (de varias maneras) por el Vagicano: Santiago el HERMANO del Señor que presidia las primeras asambleas de creyentes (aka: iglesia) en Jerusalem tal y como cuentan los 'Hechos...'. Quien tenga ojos para ver...

José Antonio Peñas dijo...

En efecto, el jefe de la comunidad de Jerusalén, y máxima autoridad de los cristianos hasta la revuelta contra Nerón, fue Santiago. En las epístolas y los Hechos hay varias referencias, incluyendo el debate con Pablo respecto a la obligatoriedad de la circuncisión, y no es Pedro quien tiene la última palabra (aunque actúa de mediador) sino Santiago.

Esa parte puede que la trate si me animo a escribir sobre el paleocristianismo, cuando todavía eran parte del judaísmo.

Anónimo dijo...

Os recomiendo una entrada de otro blog que me encontré un día y me hizo pensar:

http://elrinconderc.blogspot.com/2010/02/iglesia-empresa.html

Anónimo dijo...

Mira lo que publicaron hoy en el diario El Universal, Venezuela: http://www.eluniversal.com/opinion/111005/los-escandalos-en-la-iglesia