Mujer iroqués

martes, 9 de noviembre de 2010

MARIPILI, MI PRIMER AMOR (paleontológico)


Como ya he comentado, siempre he sido un enamorado de los dinosaurios. No obstante hay un punto de inflexión en mi vida como frikie, marcado por mi encuentro con el que sería mi primer personaje animado.

Allá en 2001 un servidor de ustedes decidió hacer un curso de animación y 3D y debo decir que volver a estudiar y aprender tras una década de  holganza fue una experiencia muy vivificante. El caso es que se esperaba que cada alumno presentara un pequeño proyecto de animación, una historia de un minuto de duración, y yo pensé en algo tipo documental-ficción con un dinosaurio.

Cuando se repasan los foros y galerías 3D de la red aparecen cienes y cienes de tiranosaurios: casi todo el que hace su primer dinomodelo se construye un T-rex. Hay quien intenta incluso venderlo, lo que no deja de tener su gracia si pensamos que sólo en la página de TurboSquid hay ya como 60 rex a la venta, algunos de una calidad más que notable.

Yo me dije, José, el mundo no necesita otro tiranosaurio (ni otro M-1 Abrams, porque otra obsesión de los modeladores novatos es ese puto carro de combate*) así que búscate algo que nadie haya hecho antes ¡si será por dinosaurios! Así que abrí el Larousse de los dinosaurios (J. L. Sanz y R. Martín) y la Memoria de la Tierra (L. Agustí y M. Antón). Apenas llevaba unas páginas al azar cuando me enamoró un simpático animalillo llamado Pelecanimimus polyodon.

 
El bichín lo tenía todo para entrarme por los ojos: aire desenfadado, talla petite, ojos grandes y expresivos… ¡y encima era manchego!. Lo tenía todo salvo documentación. Sólo existe un ejemplar fósil, medio ejemplar, para ser exactos, y salvo los dibujos de Martín y Antón no había mucho más donde agarrarse. Pero ¿quién dijo miedo, habiendo cerca hospitales? me armé de lápiz y papel y esbocé algunas vistas básicas para empezar a construir mi modelo. En un par de semanas conseguí algo que más o menos se ajustaba a los escasos datos que tenía a mi disposición.

Decidí que su nom de guerre sería MariPili (le vi cara de chica, por el gesto avispado), hice algunas pruebas muy básicas de movimiento y ahí habría quedado todo de no ser por un inesperado giro del destino

.Estando en la redacción de Muy Interesante me preguntaron qué tal llevaba el curso 3D y mostré algunas tomas de mi primer modelo. No era gran cosa, pero el redactor jefe (Cope) me propuso hacer algo más acabado para publicarlo en la revista. Dado que no había información en la red, fuimos a la UAM con los paleontólogos que habían descubierto el fósil: así conocí a Sanz y ortega, y a nuestro animoso y sonriente dinosaurio.

Los paleontólogos ya habían tenido un par de malas experiencias con reconstrucciones de ese bicho en concreto pero igualmente me ofrecieron documentación y un montón de valiosas indicaciones. Así corregí mi modelo dando lugar a MariPili 1.0, que vio la luz en las páginas de Muy en octubre de 2002.
     
También preparé una pequeña secuencia para la web de la revista. Mi hijo, que contaba por aquel entonces dos años, venía a menudo a ver qué hacía en mi cuarto de trabajo, y siempre tenía un ataque de risa cuando veía a MariPili comerse la libélula. ¿Habré arañado sin saberlo una raíz del humor universal, anidada en nuestro inconsciente desde el cretácico?

El artículo y la animación gustaron al público y a los paleos. Sanz y Ortega me propusieron algunos cambios para mejorar el animal y en base a la secuencia descubrimos algunos errores en las proporciones, ya que la longitud que había calculado para las patas (el fósil no las tiene) me obligaba a forzar mucho el movimiento en la carrera. Así tuve mi primer contacto con la biomecánica, y con esos arreglos y otra piel nació MariPili 1.2.

 
El 1.2 era un modelo transicional pero por casualidad protagonizó un minidocumental de infausto recuerdo. Otro compañero de Muy (Jorge Alcalde) tenía relación con una productora y les mostró la secuencia que habíamos publicado. Me propusieron grabar un pequeño programa sobre mi trabajo y el dinosaurio. Una ocasión feliz de no ser porque me dieron largas durante varios meses y de pronto lo necesitaron todo en menos de dos semanas. Algunas animaciones quedaron resultonas (como una en la que una chica le daba un besito a mi MariPili, morbo lésbico e interespecífico) pero la secuencia principal fue un verdadero desastre: a falta de tiempo sólo pude llegar al primer previo, con un escenario penoso, un movimiento atroz y una iluminación abominable. Además las tomas que se hicieron en la redacción y en la cátedra de paleontología me pillaron en medio de un trancazo y tuve que grabar con 40 grados de temperatura y dolorosos temblores. Verme en televisión tuvo su gracia pero, francamente, el resultado me pareció lamentable y ni siquiera me molesté en conservar una copia del programa.


Maripili 1.3 llegó con nueva librea, sugerencia de Sanz, y otro reajuste de proporciones. Esta versión protagonizó una secuencia animada y algunas vistas estáticas para una exposición en el MCNM. Luego decidí corregir algunos errores de principiante, como un abultamiento en el brazo que parece un doble hombro, o la posición de las manos, que en su momento modelé en la infame pose del pianista. Además quería ver qué tal le quedaría una capa de plumaje basto en la espalda y probar algunas ideas nuevas sobre la forma de estructurar el esqueleto, y así surgió MariPili 1.4 en principio un simple modelo de prácticas pero…

… Focus Polonia me encargó la serie de los follasaurios y me dije, pobre MariPili, triste y sola en el mundo, démosle una alegría. Recuperé la librea de MariPili1.2, más adecuada para una hembra por sus tonos apagados, y con la de MariPili1.3, más llamativa, monté el macho (no está bautizado ¿alguna sugerencia). Luego rediseñé las articulaciones, dejándolas lo bastante flexibles como para que mi feliz pareja follara con agilidad y, por que no decirlo, su poquito de barrillo.

Más tarde o más temprano tendré que plantearme una reconstrucción completa, una nueva Maripili 2.0: han pasado 9 años desde que puse en grada los primeros polígonos y, modestia aparte, he mejorado bastante como modelador y animador. Necesita un buen lavado de cara, una piel más detallada, un poquito de dimorfismo sexual… estoy seguro de que quedará muy bien, pero me da una pereza… y una morriña…

No nos engañemos: por muy bonita que sea, la 2.0 nunca podrá desplazar en mi corazón a la MariPili básica. Hay cosas que no pueden borrarse, como el instante de rematar la cabeza y contemplar por primera vez esa media sonrisa tan cachonda, la primera vez que la puse a andar, torpona pero llena de ánimos, o la primera secuencia decente, libélula incluida, que se ganó el cariño de todos los que la contemplaron, niños y paleos.

El primer amor no se olvida: llevo contruidas otras dos docenas de caracteres, entre bichos y gente, pero mi MariPili es única, y siempre tendrá un lugarcito especial en mi corazón.

* Algún día os contaré como modelé mis primeros cacharrines bélicos, porque mi otra frikiafición es la Historia Militar, sobre todo la Segunda Guerra Mundial.






7 comentarios:

Paranoica empedernida dijo...

Encantada de conocer a MariPili!

Tiene una cara de simpaticona... menos mal que come libélulas, que si haces carnívoros con esa cara de majos yo no sabría si huir o irme de copas con ellos.

José Antonio Peñas dijo...

Mujer, yo mismamente soy carnívoro, y aunque no muy agraciado aún no he visto que la gente me huya. Seguro que las libélulas decían vale, se nos come, pero con un buen rollito…

Anónimo dijo...

Se la ve tan contenta y revoltosilla que se merece un novio que se llame Marino, que le cuente muchos chistes y que la acompañe a cazar libélulas cretácicas al atardecer, hacen que la vida mamífera resulte un poco...rutinaria...quizás, predecible sea mejor palabra.

Susana

Anónimo dijo...

Verás tú cómo me he equivocado y resulta que MariPili vivó en el Jurásico ó en Triasico...

Susana

José Antonio Peñas dijo...

Para nada: cretácica temprana, pero cretácica a tope

José Antonio Peñas dijo...

Anoto Marino como sugerencia para el macho.

Anónimo dijo...
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