Mujer iroqués

viernes, 24 de enero de 2014

TENGO UNA AMIGA CREYENTE (por raro que os suene)

A veces, pierdes amigos. Algunos se quedan por el camino, otros toman sendas que tú no seguirás. Unos pocos, los que más duelen, romperán esa confianza que os une, tal vez sin ser conscientes de ello. Y ese es un lazo que no se repara.

A veces, conoces nuevos amigos.

Una de las lectoras más veteranas de este blog suele hacerse cruces cada vez que meto alguna entrada con el epígrafe religión. De hecho, creo que se echa a temblar.

Sí, tengo una amiga creyente*, que, por cierto, ha compartido conmigo otro gran apartado de esta bitácora, el Diario de la Paternidad Responsable, ya que ha sido testigo (y a veces partícipe) de algunas anécdotas que he comentado en esa sección.

Vino a vivir a Madrid hacia 2005, creo, que fue cuando su hija y mi cachorro se conocieron en el colegio. Coincidiamos algunas veces en la recogida, nos veíamos de cuando en cuando en el parque... lo usual entre dos padres cuyos niños se llevan bien. Amigamos por accidente. Literalmente: tuvo uno y yo estaba cerca. A partir de ahí nos cogimos confianza.

Es una recia asturiana de pro, inteligente, muy paciente (tiene dos churumbelas, y ninguna desmerece al mio en lo de provocar dolores de cabeza) y con un gran sentido del humor. Lo necesita, porque me paso mucho con ella. Bueno, lo justo, que no hay que abusar.

Soy una mala influencia: en 8 años no ha logrado meterme en una sola misa, y, por contraste, a ella cada día le da más pereza ir. Eso sí, consiguió entrarme a traición en la gruta de Covadonga y, ni el agua bendita hirvió a mi paso, ni la Virgen lloró sangre al verme ante ella. Así que, según sus propias palabras, aún no lo tengo todo perdido. En mi descargo diré que un cuarto de hora después logré condenar un poco más su alma haciéndola reír a costa del sacerdote que oficiaba en la iglesia, cuya voz se oía alta y clara por los altavoces de la explanada (algún día os hablaré de mi capacidad para predicar con voz sacerdotal y solemne)

Nuestra amistad es beneficiosa para ambos. Yo a veces necesito una colleja desde el lado creyente de la calle y a ella le viene muy bien una mirada escéptica (estuve a punto de arrastrarla a un EEEP como parte contraria, pero al final se rajó la muy cobardica)

Vivimos relativamente cerca y eso ayuda. A veces alguno necesita una válvula para soltar vapor y, dado que el lanzamiento de hijos por la ventana tiene mala prensa, tener alguien con quien compartir esos momentos, ayuda.

Mi activismo ateo-escéptico-vandálico en general la desconcierta, y en ocasiones la incomoda, pero se divierte con mis andanzas, un poco como quien va al cine a ver una de vaqueros. Si me paso mucho, me lo avisa. En otras ocasiones... bueno, creo que prefiere no saber demasiado. Y en otras soy yo quien prefiero cerrar la boca. La amistad tiene sus límites y es mejor no forzarlos.

¿Recordáis el video de la blasfeburguer? Culpa de ella. Estábamos hablando en su casa y le comenté que teníamos la idea de contar en plan videoreceta algunas prohibiciones alimentarias de diversas religiones, y que íbamos a empezar con un sandwich mixto. Entonces me dijo ¿y porqué no una hamburguesa con bacon y queso? así matáis tres pájaros de un tiro a lo que respondí entusiasmado ¡leches! ¡y si nos la comemos en viernes de cuaresma, cuatro! ¡Esta noche escribo el guión!.

Ella murmuró no serás capaz ...

... y vaya si lo fui: el resultado ya lo conocéis. La próxima vez que degustéis una deliciosa hamburguesa, recordad su alma penitente. Aún lamenta haber abierto la boca.

En circunstancias un tanto extrañas fuimos juntos a un casting televisivo. No diré más: mis labios están sellados.

Nuestros hijos siguen entendiéndose bien. De hecho parecen ejercer una buena influencia el uno sobre el otro, y de momento las hormonas no les han jugado ninguna mala pasada. Toco madera, porque el término consuegro suena penoso. Y es agradable saber que mi hijo tiene una buena amiga cerca.

Y bueno, acaba de cumplir los 40 y he decidido que, cuando cumpla los 50, le dejaré llevarme a una misa. Pero cortita. Nada de latines ni viejas cantoras ni monjas con guitarra. Y luego me la llevaré a rastras a una charla. Atada, si es preciso.

Y a la salida, salvo que se haya vuelto vegan... no, no lo veo probable, es asturiana y de buen saque... pues eso, a la salida, nos apretaremos una buena blasfeburguesa.

En viernes santo.

* Católica, apostólica y romana, vamos, creyente como Dios manda.

3 comentarios:

Chitin dijo...

Q es EEEP???

José Antonio Peñas dijo...

Escépticos En El Pub

Anónimo dijo...

Me encantaban los dinosaurios follando. Sin esa imagen la apariencia del post está de lo más anodina.