Mujer iroqués

lunes, 24 de junio de 2019

FALTAN RUBIAS EN OREGÓN



Conocí a M hará unos seis años, en una quedada en el primer Dinosaurio. No creo que se fijara en mí, pero yo sí me fijé en cómo se libró de un impresentable que había venido a boicotear esa reunión haciendo aspavientos: con firmeza, y sin acalorarse.

M es dura, y sabe poner en su sitio a los cretinos con una mirada. Dado que nunca me ha mirado de ese modo, quiero creer que no soy un cretino. También es resolutiva y valiente, y tiene una buena mente para el asesinato. Todo eso hace que su confianza sea un regalo muy valioso, y por una serie de casualidades y mi absurda buena suerte, ella me hizo ese regalo

Volví al Dinosaurio un par de veces más, pero no fui asiduo del lugar hasta que el Grupo de Lectura de Poliamor empezó a acudir allí. A partir de ese momento empezamos a saludarnos, hablar a menudo, reírnos... para cuando se inauguró el segundo Dinosaurio ya teníamos buena química personal. Las cosas seguirían siendo así, una agradable relación amistosa, de no ser porque mi chica y yo fuimos allí una tarde en la que había micrófono, y M fue de las personas que recitaron. Uno de sus poemas se nos cruzó en el camino y ya nada fue igual

Enamorarse por un poema ¿da puntos, o te hace merecedor de una tanda de capones?

Empezamos a quedar un par de semanas después, por causas que desconocí durante medio año* y así hemos seguido hasta hoy. Primero se consolidó nuestra amistad, le siguieron la confianza y la intimidad, y casi sin darnos cuenta cada uno se volvió espacio seguro para el otro: alguien con quien bajar las defensas, respirar sin miedo y resguardarse. Alguien que sirva de apoyo en una emergencia, y con quien planificar pequeñas y grandes locuras.

A lo tonto, nos hemos convertido en un buen equipo, y tengo la impresión de que eso desconcierta a mucha gente. Pueden entender que dos personas sean amantes, pero no les entra en la cabeza que se pueda ser mucho más sin sexo de por medio, así que quizás si que estamos un poco locos (o ellos aburridamente cuerdos)

Al margen de las emergencias compartimos risas, lágrimas, abrazos, noches de deliciosa ebriedad, nomadeos por el bosque, e inclemencias meteorológicas, desde temporales en la costa hasta tormentas de arena pasando por riadas. Todo sazonado por un amor compartido por la naturaleza, buen apetito, el placer de descubrir la belleza en lo pequeño y lo grande, y los brincos de un perrete que igual se lanza a correr como una liebre, te pone ojos de huérfano, o se arroja como una fiera sobre quien quiera que amenace a su mami.

Hoy M. empieza una nueva aventura que lleva gestándose un año. Me enorgullece haber participado en la preparación de Travelling Poems, un viaje desde Calgary hasta Alaska, atravesando las Rocosas, y el Yukón. En unas horas ella y su fiel peludete despegarán rumbo a los bosques más bellos del hemisferio Norte, a iluminarlos un poco más, si cabe, con poesía, paellas y buen humor. Eso sí, sin su mosquitera personal** pero espero que no les desangren los dípteros.

A su regreso lo celebraremos como debe ser, delante de una copa de vino y, por increíble que os parezca, conmigo en silencio, escuchando todas sus historias. Porque de eso van las aventuras: de dar forma a las historias.

Feliz vuelo, M y B. Da igual la distancia, nuestro lazo no se rompe porque nunca nos hemos sentido atados. Y aquí os espero, en Ítaca, dando forma a mis propias historias, a la espera de continuar escribiendo alguna a cuatro manos y cuatro patas

Sí, probablemente estemos bastante locos. Y ella tiene papeles que lo demuestran, así que le pueden ir dando a la cordura por donde nunca ve el sol.

Y en cuanto a la gente de Oregón, nunca me oiréis decir nada malo de ellos. Los de Oregón son la sal de la Tierra, siempre lo he dicho. Pero qué se le va a hacer, mala suerte, amigos de Oregón, tendréis que seguir esperando.

* El que empezáramos a vernos tuvo mucho que ver con mi chica, como conté de forma ligeramente novelada aquí.

**Ni pulseras ni repelentes, la única forma de evitar que te piquen los mosquitos es ir con alguien a quien los mosquitos piquen, y habitualmente ése soy yo.

lunes, 10 de junio de 2019

DAENERYS NOSTÁ LOCA


La semana pasada vimos por fin los últimos episodios de la T8 de GoT. El final me dejó un poco meh, porque esperaba que matasen a más gente (empezando por Jon, o sea, GusanoGris estaba tó loco degollando gente y a Jon me lo pone en preventiva, aquí ha habido trasiego de maletines petaos de monedas FIJO) pero en conjunto, bien. Sí, a lo mejor un par de episodios más le hubieran venido bien a la cosa, pero le doy un notable bajo

Ahora bien, lo que me parece absurdo es la pelotera que me han montado respecto a la Khalesi. Que si los genes targaryan, que si la consanguineidad, que si tendrá la regla, que si la habrá dado un ictus y por eso se ha puesto en plan nazi...

Pues yo no veo la chifladura esa. Lo que veo es que Daenerys MUY HARTA, y la entiendo. Se ha tirado toda la temporada 7 yendo de aquí para allá siguiendo los consejos de la gente lista y lo único que ha logrado es quedarse sin flota, perder un dragón y tener a los inmaculados recorriendo medio westeros gastando suela. Y todo porque había que ser prudentes y astutos y usar estrategias sibilinas. La única que le aconsejó bien fue la abuelita Paz, digo Olenna Tyrell, que se lo dijo bien clarito: SACAR EL DRAGÓN Y NO USARLO ES DE PARGUELAS.

Le hubiera hecho caso y antes de irse para el norte habría tenido la Torre Roja recalificada y Cercei a la parrilla como menú del día, pero no, los pregonaos tenían que abrir la boca, que se ve que ahí todos tienen carrera. Y claro, cuando vuelve está de mala hostia, como para no estarlo, que se ha dejado medio ejército para salvar Invernalia y no le han dado ni las gracias, Varis le aliña el nesquik con cianuro, Jon está pichaflójico y cuando se monta en el dragón todos le dicen que cuidao, majestad, que no se ponga nerviosa, que esto está ganado, que enseguida le abren las puertas...

Amoavé

La gente de Desembarco ha tenido la torta de meses, años, para sacarse de encima a la loca de Cercei, y nadie ha movido un dedo ni cuando voló media ciudad para librarse de su nuera y de los gorriones. Es más, vistos los fogonazos verdes que se producen durante el ataque, la tía lo ha llenado todo de garrafas de fuego valyrio en plan random, luego tenía previsto llevarse por delante la ciudad. Y aun así ni uno sólo de sus subalternos se ha dicho, sería buena idea coger una ballesta y liquidar a la pirada ésta antes de que llegue la otra. Y oportunidades no han faltado, que la señora se pasa la vida en el balcón pimplando vino (y esa es otra, que está preñá y no suelta la copa ni para cagar, que le va a nacer el hijo tonto... bueno, visto como le salió el yofri, probablemente lo del vino no le venga de ahora)

Pero entonces aparece Drogon lanzando napalm y ya no nos quedan escorpiones, las compañías doradas sólo han servido para hacer una mascletá, la flota del hierro es un montón de pavesas, las murallas han caído... va, no se ponga así, señora, vea, vea como nos rendimos, seremos buenos, cruci mire, estamos tocando las campanas tolón tolón

Pues NO. Las normas de la guerra viejuna lo dicen muy clarito: una ciudad tiene la oportunidad de rendirse hasta que el primer ariete toca la muralla, a partir de ahí, A TOMAR POR CULO TODO. Y quien dice ariete dice dragón, así que yastá bien con tanta tontería ¿no os quisisteis rendir ayer? pues hoy, ajo y agua

Es que el pueblo inocente va a sufrir me dicen por el pinganillo.

Primero, que ya debe quedar poco pueblo inocente, que me los llevan masacrando desde que diñó el Robert. Y segundo, anda que no se cachondeaba el pueblo inocente cuando decapitaron a Ned o cuando pasearon a Cercei en pelotas. Vamos, que tan inocente, tan inocente no es

Y para acabar de joderla, van y se refugian en la ciudadela porque Cercei les ha dicho que vienen los malos. PERO QUÉ HACÉIS GILIPOLLAS ¿QUÉ NO SABÉIS COMO ES LA REINA? QUES MÁS MALA QUE UNA VIRUELA, LECHES

Es que Daenerys está obsesionada con el trono pero Jon es bueno porque no quiere ser rey

MIRA NO ME HABLES DE JON

Que sólo tenía que guardar un secreto, UNO, y el único que no se ha enterao es la Montaña y porque los zombis no son mucho de cotillear, que si no de qué.

¿No querías follones? PUES CIERRA LA BOCA PEAZO GILIPOLLAS Que ha sido abrir ese buzonaco que tienes en la cara y al Varis le ha faltado tiempo para intentar asesinar a tu churri, tontoloscojones QUE NO VALES PA NÁ

Y encima mientras se muere Daenerys él va poniendo ojitos caritas de oh, sufro mucho. Mamón, QUE LA APUÑALADA ES ELLA y encima te las das de martir con esa cara perro apaleado que tienes

Pero Arya ve que la Targaryen es chunga

Lo de Arya es para darle las bofetadas de dos en dos hasta que sume impar. A ver, bonica, QUE TE CARGASTE AL REY DE LA NOCHE, después de eso matar a Cercei es una bajona, es como ganar el Nobel de Literatura y luego presentarte al casting de Gran Hermano.

Pero nooooo, la niña tiene su lista y allá va para la Torre Roja, qué dura soy, voy a matar a la reinaHOSTIAS QUE ME ACHICHARRO, QUE ME DESTRIPAN, QUE ME APLASTAN, SOCORRO QUIERO SALIR DE AQUI ¿Pues que te esperabas, tontalhaba? ¿Un desfile y una medalla? QUIÉN COÑO TE MANDA METERTE AHÍ

¿Y lo mal trata la reina al pobre Tyrion con lo listo que es? eso demuestra que está loca

¿LISTO? ¿ÉSE ES EL LISTO? Pues como serán los tontos, que a Tyrion se la han metido doblada desde el principio de la serie y cada vez que le ha dado un consejo a Daenerys la ha cagado

_ Mi hermano es leal, mi señoHOSTIAS JAMIE QUÉ HACES AQUÍ

_ Es un plan sin fisuras: iremos hacia Rocadragón protegidos por los dragones OUCH QUÉ LANZAZO, bueno, por el dragón

_ Mi hermana atenderá a razones dejadme hablar con ella, hola CerceJODER NO SALPIQUES CON LA SANGRE DE MISSANDREI QUE ME DEJAS EN RIDICULO

_ Varis es leal, majestNO OS BEBÁIS EL COLACAO

Tyrion, yo soy Daenerys y no gasto ni un drakaris TE DEJO MOÑECO A CAPONES, POR INÚTIL

Y encima me propone de rey al mamonazo de Bran, que lleva toda la serie tocándose los güevos a dos manos QUE NI TIENE QUE ANDAR EL TÍO VAGO, QUE LE LLEVAN A TODAS PARTES y encima parece que hace algo porque pone los ojos en blanco y suelta frasecitas de Paolo Coelho, estabas donde tenías que estar, tu camino te ha traído hasta aquí, sé tú mismo...

¿Bran el Tullido? BRAN EL CARADURA, y de paralítico nada, que seguro que está tangando a la Seguridad Social desde el capítulo uno. Cuando no mira nadie, se baila una jota, y si alguien se acerca, a la silla a poner cara de pan sin sal y a decir que la noche se acerca y que el cuervo de tres ojos dice que patatitas

Poco fuego les metió Daenerys. La pobre no gritaba Drakaris mientras arrasaba Desembarco, gritaba HASTALCOÑO, QUE ME TENÉIS TODOS HASTALCOÑO, CAGON LOS SIETE REINOS YÁ

lunes, 3 de junio de 2019

LA FAMILIA



A lo largo de este mes, por razones muy diversas y que no vienen al caso, he tenido ocasión de pensar largo y tendido en lo que significa para mí la familia, y cómo ha cambiado mi percepción sobre ella con los años.

Mis hermanos y yo tuvimos la suerte de crecer en un hogar donde primaban el respeto y el afecto. Nuestros padres se trataban entre sí como iguales, y y siempre estuvieron ahí cuando necesitamos su apoyo. No era un paraíso utópico, pero durante mi infancia me sentí querido y a salvo en casa. Esa fue mi normalidad.

Además, nos sentíamos parte de un entramado mayor, dado que tanto por parte de madre como de padre nuestra familia es, simplemente, enorme. Podríamos fundar una tribu sólo con los Arteros o los Peñas (la tribu Artero sería un poderoso matriarcado, pero eso lo dejaremos para otro día). Y, de nuevo, ese espacio, esa familia amplia, me parecía buena, y me lo sigue pareciendo como adulto, pese a lo mucho que nos ha distanciado el tiempo a algunos, tanto geográficamente como en cuanto a nuestras forma de pensar. A día de hoy, sólo puedo considerar como malas personas (o, como dije en una entrada anterior, gente de mierda) a  7 de entre todos ellos, y hablamos de casi 300 entre ambas ramas.

Como he dicho, esa era mi normalidad, y por eso pensaba que era LA normalidad y que los casos contrarios eran excepciones. Como yo, mi chica tenía esa misma sensación, y la hemos compartido durante muchos años. Y como suele pasarme a menudo, el planchazo contra la realidad ha sido sonoro.

Lo que yo creía normal, no lo era. Nosotros éramos los disfuncionales, y a día de hoy seguimos siéndolo. La familia puede ser, debería ser, un espacio seguro, y eso es lo que se nos dice desde todas partes. En la literatura, en el cine, en la TV, en la publicidad, en los discursos de la política... la familia es omnipresente y bienaventurada. Salvo excepciones humorísticas, como la feroz parodia de los 80 Married with Children o los caricaturescos padres de los diversos protagonistas de Friends, en las sitcoms los padres siempre velan por que sus hijos no repitan sus errores, y al final las cosas, por mal que vayan, se solucionan con un precioso abrazo final*.

Yo me creí ese mito hasta hace unos 10 años, que fue cuando mi vida empezó a salirse un poco de los carriles por los que había circulado hasta entonces. Empecé a conocer gente nueva y al tratar con ellos empecé a replantearme las cosas que daba por supuestas. En demasiados casos, algunos de los cuales me tocaban (y me tocan) muy de cerca, aparecía el mismo patrón: personas para las que sus familias eran cualquier cosa menos un refugio. En retrospectiva empecé a pensar en lo que había no-visto durante años, desde niño. Compañeros del cole que volvían a casa aterrorizados con la entrega de las notas, amigas de la adolescencia tratadas por sus padres poco menos que como retrasadas mentales, adultos hechos y derechos que se desvivían por conseguir la aprobación de su familia a cualquier cosa que hicieran. No eran todos, pero estaban ahí, y nunca había reparado en ello. O sí, pero como quien ve esos dibujos que esconden otro (y una vez empiezas a ver los detalles, ya no puedes cerrar los ojos y dejar de verlo)

El maltrato físico, pese a la turba de defensores de la bofetada a tiempo, los del pues a mí me pegaban y no me pasó nada, es algo que hoy en día se condena de forma habitual, pero hay muchas otras formas en las que una familia puede dañar a sus miembros, y esas suelen pasarse por alto. El bombardeo continuo a la imagen física (deberías adelgazar, deberías cambiar tu peinado, deberías vestir de otro modo) la decepción predecida y autocumplida (ya sabíamos que ibas a fracasar, ya te lo dije, mira que te avisamos), el desprecio, el silencio, los comentarios hirientes siempre disculpados (si es que no se te puede decir nada, qué sensible eres). Gota a gota, horadando. Y, a la larga, si siempre estás escuchando que todo es por tu culpa, que todo lo haces mal, acabas asumiendo que eres culpable y haciéndolo todo mal.

Multiplicado por dos si hablamos de mujeres ¿O en una sociedad donde el machismo asoma a poco que rasques, iba a resultar que la familia era inmune? La violencia sexual no es sólo el padre, el hermano o el tío que viola a una niña. Es el esa amiga tuya no me gusta mira qué ideas te mete en la cabeza, como sigas así nadie te va a querer nunca, van a pensar que eres una facilona, qué haces en la calle a estas horas, arréglate que menudas pintas, eso no es para niñas, a dónde vas vestida así, deja de portarte como un chicazo ¿tatuajes? eso se lo hacen las putas o las bolleras, qué dirán los vecinos, nos estás poniendo en evidencia a todos...**

Todo ello aderezado con las razones supremas: es por tu bien, tus padres sólo buscan lo mejor para ti, lo que importa es la familia, los amigos van y vienen pero la familia siempre estará ahí. Y el más peligroso de todos los tropos: las cosas se arreglan en casa.

Ni se te ocurra señalar una injusticia o un abuso, a ver si vas a avergonzar a la familia.

Y no te están mintiendo, ni actuando por maldad. Probablemente crean que de verdad están haciendo lo correcto ¿No se decía, quien bien te quiere te hará llorar? Es por tu bien, te tratan así porque te aman, y el amor no puede equivocarse ¿verdad?

Soy un privilegiado, crecí en una familia donde me protegieron, me enseñaron y, llegado el momento, me animaron a seguir mi camino sin juzgarlo y sin juzgarme. Y quiero creer que la familia que ha crecido a nuestro alrededor, la de sangre y la elegida, es de verdad un espacio seguro para todos sus integrantes. Pero eso no cambia el hecho de que, para mucha gente, esa palabra ha significado justo lo contrario

Sí, es cierto, la familia siempre va a estar ahí. Y en demasiadas ocasiones te estará pisando el cuello todo ese tiempo, no vaya a ser que abandones su mágico entorno y trates de vivir tu vida*** con libertad

*Ése era el final random de casi cualquier episodio de la sitcom El Show de Bill Cosby, donde un violador en serie interpretaba a un padre bonachón, despistado y bienintencionado.

**No me he inventado ninguna de esas frases. Las han vivido amigas mías. Y algunas han escuchado y vivido cosas mucho peores, cosas que me da angustia imaginar

*** Lo que, en el caso de las mujeres, incluye vivir su sexualidad y sus elecciones, un anatema para ese imaginario en el que las niñas hasta los 10 años son celestiales princesitas con lazos de colores y de ahí pasan a ser potenciales putas a las que hay que reprimir para que no se desmanden

jueves, 18 de abril de 2019

NO, NO ES UN ACTO NEUTRAL


Desde hace unos tres años, puede que un poco más, me dedico a dibujar personas. Empezaron siendo rostros: un anciano que vi en un bar, una mujer en el metro. Algo en sus facciones me hipnotizó, saqué el lápiz y aboceté lo más rápido posible, procurando no molestar. Luego, en el Nowhere 2017, empecé a dibujar casi compulsivamente a todo aquel que me llamara la atención, y luego he seguido haciéndolo, ya de forma menos compulsiva. Incluyendo tanto esbozos sacados en el momento como sesiones con modelos.

Me diréis, no hay problema, eso es un excelente ejercicio artístico, y el arte es neutral ¿no? reflejo lo que veo.

Y una mierda. Y lo peor es que si me hubieran preguntado, yo habría soltado ese topicazo, pero cuando alguien te señala lo que está delante de ti, aunque no lo hubieras visto hasta ese momento, ya no puedes mirar para otro lado.

Al dibujar puedo estar haciendo, en efecto, algo neutral, o incluso algo positivo, pero también hay dibujos en los que tomo una posición de poder sobre el sujeto dibujado. Y al hacerlo le niego su valor de persona, lo convierto en objeto.

Vamos a dejar de hablar de forma neutra. Esto tiene un sesgo de género. Esto se lo hago a mujeres.

Me lo acaba de señalar una amiga a la que quería dibujar. Ella fue consciente cuando hablamos y, por suerte, tiene suficiente confianza en mí como para decirme las cosas a las claras. Al señalarle qué elementos de su cuerpo llaman mi atención, le estaba diciendo cómo debería ser su cuerpo, no cómo es. Estaba usando mi dibujo como herramienta de poder.

Si acabas de pensar, ya están exagerando las feministas y los bobos que les ríen las gracias hazme el favor de salir y borrar este blog de tu lista de enlaces.

No se trata de algo inocente ¿Recordáis el manido concepto de la mujer objeto? se refería a la mujer como adorno, como condecoración, como muestra de poder para su poseedor. Puede que hoy ese tipo de objetificación sea tan evidente que pocas veces pasa por delante sin que lo veamos y lo señalemos, pero hay otras formas y no sólo nos pasan desapercibidas, sino que están por todas partes.

Estoy repasando dos años de bocetos. Y lo estoy viendo: la conversión de sujeto en objeto. No en todos los bocetos, de hecho si fuera así sería un grave problema ya que no podría verlo. Pero sí está a la vista en unos pocos, y esos me permiten establecer un patrón. Es el viejo aforismo de La Excepcion Confirma La Regla, que no se refiere, como mucha gente cree, a que no puede establecerse una norma si no tiene una excepción, sino a que no es posible poner a prueba una hipótesis sin excepciones que se salgan de la norma, porque son las excepciones las que se usan como prueba para verificar la falsedad de la hipótesis. Lo sé, suena confuso, pero es así como funciona el pensamiento crítico.

Hipótesis: el dibujar a la gente es un acto neutral sin consecuencias

Falsación: si hay dibujos donde es evidente la no neutralidad y las consecuencias, la hipótesis es falsa

Ante todo, insisto, hay muchos de mis bocetos totalmente neutrales. Como dije arriba, dibujé a personas y situaciones que me llamaron la atención. Por como se movía su ropa o su cabello, por el efecto de la luz o las sombras, por su gestualidad, por el modo en que bailaban... cientos. Los veo y lo único que siento en ellos es que capté el momento.

Os aclaro que estoy intentando ser objetivo. Puedo no lograrlo, después de todo estoy examinando algo muy personal, muy mío.

En otros dibujos no me he limitado a dibujar espontáneamente, sino que los hice con una intención expresa. Algunos son retratos, otros son peticiones. No estoy quitando su esencia a la persona sino tratando de captarla. Al hacerlo es posible que no sea realista, ya que a veces es más importante el pliegue de una sonrisa que la forma exacta de una nariz

Y llegamos a los dibujos que tienen encima la luz roja. Todos tienen una característica común: no son dibujos espontáneos, sino de modelo. De posado, si preferís ese término. Voy a subir dos lápices



Los hice durante la misma sesión. En el primero yo elegí el momento y el punto de vista. En el segundo, no ¿Notáis la diferencia? El primero está profundamente sexualizado, el segundo no. El primero es mi elección, el segundo es la elección de la modelo.

En el primero, he tomado poder sobre la persona y la he puesto por debajo de mí. La he hecho objeto

Prueba del algodón. La misma modelo, unos minutos después. Yo no me he movido, ella elige su postura.


Pose natural, cómoda, me mira a los ojos, me ve dibujar y participa. Ambos estamos tomando parte en ello. En igualdad.

Ahí radica la diferencia. Si una persona me pide que haga un retrato, hay una voluntad junto a la mía. No le estoy diciendo como debe ser, sólo interpretando cómo es.

Si dibujo algo que me llama la atención, sin premeditación, no estoy influyendo en lo que veo, porque la urgencia es captar antes de que el momento se vaya. Las decisiones que tomo son de tipo práctico, debo captar los elementos básicos que dan forma a ese momento, no puedo decidir los detalles. En última instancia lograré captar aquello que me atrajo, pero no lo recrearé a mi voluntad

Pero, si planifico, si soy yo quien toma las decisiones, si ninguneo la voluntad o el confort de la persona que está delante de mí, estoy introduciendo un sesgo tóxico. Si le pido a mi modelo que se ponga de tal o cual manera, si elijo el ángulo, si decido qué remarcar o ignorar, si le digo lo que opino de su físico, le impongo mi voluntad. Tomo poder. Y no tengo derecho a hacerlo.

Vaya tontería ¿verdad? estoy poniendo etiquetas a acciones inconscientes. Pero están ahí, y no puedo volver a no verlas. Ni debo: si es mío, si es personal, debe ser ético.

¿Soluciones? Solo hay una: no volver a hacerlo. Y vigilar, conscientemente, hasta que me resulte natural

Hace un año comenté sobre lo estúpido que es pensar que te has quitado de encima los lastres, los micromachismos, los sesgos. Eso que dicen de deconstruir la masculinidad. Y avisé, si crees que ya lo has logrado la realidad te va a decir lo contrario a bofetadas. Pues mira, me acabo de llevar otra, así que, de deconstruido, poquito.

¿Que no querías arroz? toma, dos tazas

viernes, 12 de abril de 2019

LA FALACIA DEL CI





Hace unos años volvieron a hacerme un test de inteligencia. Mi puntuación fue bastante alta, ya lo fue la primera vez, así que no me llevé ninguna sorpresa.

¿Significa eso que soy especialmente inteligente?

No.

Significa que respondo bien a los test de inteligencia. Y también significa que los test de inteligencia se utilizan de forma errónea.

A principios del siglo XX, tras universalizarse en Francia la escolarización infantil, el profesor Alfred Binet se planteó que era necesaria una herramienta para poder comprender las necesidades específicas de cada persona. Una buena parte del alumnado aprendía y evolucionaba correctamente con el modelo básico de educación, pero había otra parte que, por disparidades de origen social, por problemas idiomáticos, por situaciones familiares difíciles, incluso por características específicas de cada niño, requerían una atención más personalizada a fin de que pudieran aprovechar esa educación. En esos años se barajaban ideas que hoy se nos antojan ridículas, como la forma y tamaño de la cabeza, la proporción corporal, la expresión del rostro o el color de la piel para prejuzgar la inteligencia de las personas. Binet opinaba que eso sólo eran ideas discriminatorias y que se necesitaba un baremo intelectual, no físico. Aunque era consciente de que la inteligencia es un conjunto muy complejo de características, y eso implicaba que cualquier herramienta que desarrollara sólo mediría algunas de ellas, logró poner a punto lo que se llamó posteriormente el cuestionario Binet-Simon, el primer test de inteligencia del mundo. Claro que en esos años no se usaban conceptos como Coeficiente Intelectual, sino el de edad mental.

Con su cuestionario, Binet podía identificar a los alumnos a los que debía prestar más atención y apoyo, pero era consciente, y alertó, de que un mal uso de su herramienta podía llevar a una discriminación de los alumnos con problemas. Eso es lo que sucedió: en vez de dedicar más recursos a quienes los necesitaban, se empezó a dejar de lado a los niños y niñas que, en los resultados del test, eran catalogados como débiles mentales.

Estos planteamientos cayeron en medio de las ideas sobre eugenesia que proliferaban en la primera mitad del siglo XX, formando un caldo de cultivo perfecto para convertir la medición de la inteligencia en una excusa con patina científica para justificar cualquier política segregacionista. En Francia, se empezó a tildar de nidos de idiocia a determinadas regiones periféricas, como Calais, señalando que el rendimiento escolar de sus niños era inferior al de otras regiones. El hecho de que el habla de esas zonas fuera diferente al francés oficial en el que se impartían las clases nunca fue tenido en cuenta, como no se tenían en cuenta las condiciones sociales, económicas y familiares de los niños. Los palurdos eran tontos, luego probablemente eran palurdos porque eran tontos.

En EEUU, en los años 20, se demostró que la población de color era más y más estúpida a medida que se viajaba a los estados del Sur. En vez de plantearse si las infames condiciones de vida en la que se mantenía a esa población, incluyendo unas tasas brutales de analfabetismo, influían en los resultados, se concluyó que los negros inteligentes tendían a viajar hacia los estados del norte, buscando climas más templados. También se aplicaron durante los años 30 los tests a los inmigrantes que venían de Europa, para evitar una contaminación por parte de gentes demasiado incapaces. Nada sorprendentemente, resultó que los más inteligentes eran los inmigrantes de origen anglosajón, germano o nórdico, mientras que húngaros, polacos, italianos, griegos y, por supuesto, judíos de cualquier nacionalidad, eran retrasados.

Pasada la guerra la eugenesia cayó en el olvido (aparentemente*) pero el uso negativo de la medición de la inteligencia se mantuvo. El ejemplo más duro es Gran Bretaña, donde se estableció un punto de corte en la educación en el que, en función de los resultados obtenidos mediante un test de inteligencia, se decidía qué alumnos podían acceder a la educación superior y cuáles se quedarían fuera del sistema. De nuevo, resultó que en los barrios obreros, el porcentaje de tontos era increíblemente alto, y la educación dejo de servir como escalera para la mejora social. Un test decidía sobre qué opciones laborales tendrías en el futuro.

En España eso se ha visto en colegios privados y concertados, donde se procuraba (supongo que sigue procurándose) desanimar a los alumnos que no dan un buen rendimiento, a fin de que se vayan a otros colegios y no bajen esas estupendas medias de notas en las que se basa su negocio.

Y volvemos al comienzo de mi exposición ¿qué tiene que ver lo que he expuesto con el hecho de que los test le den a alguien una puntuación alta. De hecho, de cuando en cuando surge la noticia de que cada vez la media del coeficiente intelectual de la población ha ido aumentando, y eso indica que las cosas van bien ¿no?

Repito mi argumento: sacamos puntuaciones más altas en los test de inteligencia porque hacemos mejor los test de inteligencia, no porque seamos más inteligentes.

¿Cómo se mide el éxito de una política educativa? Por los resultados en test de los alumnos. El mismo baremo que indica el nivel de éxito de una determinada escuela. Si ese baremo fuera muy bajo, de acuerdo a las ideas de Binet habría que dedicar más recursos a corregir los problemas de los alumnos en situaciones más desfavorecidas, prestar atención a los entornos familiares y mejorar la protección en general a la infancia. Pero lo que se hace es centrarse en los cambios que permiten responder mejor a las preguntas de los tests.

Es decir, el aumento del CI medio en nuestra sociedad no implica una mejora en los programas educativos, sino que los programas educativos se han ido adaptando a la resolución de los test de medición del CI.

Vamos a mi caso concreto. En los tests hay secciones dedicadas a la inteligencia espacial/visual, como los de En base a estas figuras ¿cual sería la siguiente en la secuencia?. Yo soy ilustrador, llevo décadas trabajando sobre conceptos similares, luego cualquier pregunta de ese tipo siempre me dará una buena puntuación, y mejorará mi resultado final, independientemente de mi inteligencia real. Estoy adiestrado para superar ese tipo de test porque no hay un cuestionario específico que tenga en cuenta esa circunstancia.

Ahora mismo en España se intenta corregir los problemas detectados en el informe PISA, que deja a España por debajo de la media europea. Voy a hacer una predicción: cualquier reforma que se haga al respecto se centrará en garantizar exclusivamente que los alumnos respondan bien a las preguntas de los cuestionarios.  Así en próximos informes PISA el gobierno de turno podrá alardear de haber salvado la educación. Y esto no es sólo cortoplacista, es directamente pernicioso, por no decir perverso.

La herramienta es válida: en esencia, los test de inteligencia, correctamente aplicados, y procurando que tengan en cuenta todas las variables posibles, pueden ser de gran utilidad. Pero mientras sigan usándose como excusa para colgarse medallas, sólo servirán para incrementar la desigualdad. Ahora mismo hay más preocupación y se presta más atención mediática** a garantizar que los alumnos con altas capacidades reciban una atención personalizada para que puedan aprovechar correctamente todo su potencial, que en mejorar las condiciones de la educación para quienes quedan por debajo de las medias.

Justo el polo opuesto de lo que intentaba hacer Binet.

* Cada cierto tiempo, en EEUU aparece algún sesudo estudio estadístico que demuestra que los pobres, los afroamericanos, los chicanos y, en general, cualquier grupo social desfavorecido, lo es porque su inteligencia media es inferior a la de los adinerados, y de ahí se deduce que aplicar políticas sociales es innecesario e inútil. Como The Bell Curve, publicado en 1994

** por no mencionar la mitificación que se hace en la ficción de los superdotados, como en The Big Bang Theory o los procedurales de policía científica, como Bones o CSI

domingo, 7 de abril de 2019

VA DE VIÑETAS_NARRAR COMO SÓLO ÉL SABE



Primera viñeta: en medio de la gente que camina por la Rambla vemos a un anciano, solo, de pie. Nadie se fija en él. Extiende la mano, por primera vez en su vida. La recoge, avergonzado, y luego se fuerza a hacerlo de nuevo, hasta que alguien le pone una moneda en ella. En la última imagen compartimos su desesperada humillación. 18 viñetas para la historia de una vida y sólo tres planos alternándose: la calle, el rostro, la mano.

Por comparación, la apertura de la película Up es un derroche de elementos innecesarios

En Rambla Arriba, Rambla Abajo, nos encontramos un magistral ejercicio narrativo. Mientras Pablo (el sosías del autor) y Adolfo (su gran amigo) pasean por la Rambla, rozamos docenas de historias laterales. Algunas de tan sólo cuatro o cinco viñetas, sin diálogo. Otras llenas de texto, apresuradas, torrenciales, como el alud de dolor y tristeza que vierte una pobre viejecita sobre un guardia, a quien nadie ha enseñado qué hacer frente a una situación así, y que de pronto recuerda cuánto tiempo hace que no escribe a su madre. O la propia historia de Pablo, que va buscando un polvo y acaba descubriendo lo mierda que puede llegar a ser cuando se deja llevar por su egoísmo.

Porque Carlos Giménez no tiene contemplaciones ni consigo mismo.

Siempre que se habla de él suele mencionarse su trabajo en Gringo o cómo pulió su estilo en Dani Futuro. Yo no llegué a esa etapa, le conocí después, ilustrando un cuento de Stanislav Lem, y otra historia de ambiente futurista llamada Los Verdugos, una versión de un relato de London tan cruda y descarnada que aún siento escalofríos. Tras ellas, otras historias largas y elegantes, Koolau el Leproso y Hom, pero aún tenía que descubrir la otra faceta de Carlos, no como autor de ficción, sino como narrador de lo cotidiano. De una cotidianeidad terrible

Tenía poco más de 20 años cuando leí Paracuellos. A unas amigas más jóvenes que yo les sonaba a exageración absurda, pero a mí me hizo recordar algunos de los peores momentos que viví en nuestro colegio, que en realidad no eran ni la milésima parte de lo que conocieron Carlos y sus condiscípulos.

Es una narración brutalmente austera, sin artificios. Cada dos páginas una historia sin salida, sin luces. Niños viviendo y normalizando una pesadilla. Siempre buscando el plano bajo, el punto de mira de las víctimas, salvo cuando toca retratar a los verdugos, los adultos con poder de vida o muerte sobre los presos, porque Paracuellos es una cárcel disfrazada de colegio y, para los niños, esos adultos resultan enormes, en tamaño y brutalidad.

El hambre omnipresente, el frío atroz, el calor abrasador, los castigos sin sentido, la rabia y frustración de los carceleros. Y de los niños, como Porterito, el abusador, porque se puede.

Siempre el plano exacto, el ángulo correcto, como en La Siesta, donde Giménez, tras una introducción directa y limpia, va desde el plano general al primer plano, consiguiendo que el calor reverbere en nuestras cabezas, y luego otro plano alternado, que se abre al final para mostrar la tortura en que se puede convertir algo tan anodino como la siesta. O La Visita, donde un niño sufre un castigo de especial crueldad por el simple capricho de la guardadora.

Tras Paracuellos vino Barrio, y aquí encontramos a Carlos en estado de gracia. Narraciones más complejas, personajes más variados, situaciones que van desde la anécdota casi trivial al recurso reiterado de la habitación alquilada, para ir presentando a los personajes. Hay un nuevo uso del plano bajo, siempre que nuestro Pablito está con su madre, la única figura de respeto en toda la obra. Y, finalmente, cuando creemos que ya conocemos el paisaje, un giro narrativo salvaje en las dos últimas historietas, para recordarnos que, más allá de Paracuellos, no estaba la libertad, sólo una cárcel más ancha.


Para mí el mayor alarde narrativo de Barrio es La chabola, un largo plano secuencia dividido en dos partes, mostrando cómo la fraternidad de los que no tienen nada puede ser lo único que marque la diferencia. Y aquí Carlos se permite hasta el lujo de cegarnos cuando los protagonistas quedan ciegos, dejando que compartamos sus sensaciones sin necesidad de imágenes, sólo oscuridad

Lo más gracioso es que en esos años ya se hablaba de Giménez como de un autor que había alcanzado la madurez, y en realidad apenas estaba despegando. Es cierto que, unidas, las historias de Paracuellos y Barrio suman un todo tan vivo y directo que, probablemente, sean lo mejor de su producción*, pero en lo que vino después, como Los Profesionales**, Carlos siguió mejorando y puliendo el arte de narrar. Esta vez buscando la complicidad y la sonrisa, cuando no la risa directa y espontánea. Aquí el diálogo cobra mucha más importancia, pero no tanta como la gestualización. De un dibujo más o menos realista dentro de la simplificación, pasamos a la caricatura, y sin embargo apenas hay diferencia de estilo, es la magia de unos pocos trazos. Pero debajo sigue latiendo lo mismo: el cabezazo continuo contra las paredes, porque los barrotes siguen ahí

La producción de Carlos es casi inabarcable. Y, lógicamente, hay altibajos, e incluso cagadas (como algunas de las Historias de sexo y chapuza, tan tópicas que dan hasta grima). Pero hasta en las cagadas vemos el oficio del narrador. Giménez puede flaquear en los argumentos, demasiado burdos o simplistas, pero ni una sola vez falla en el mecanismo narrativo. Un buen ejemplo es una de sus obras más largas de los últimos tiempos, Pepe, donde nos cuenta la historia de uno de sus amigos, y al mismo tiempo uno de los artistas con más talento que ha tenido este país. En sí podríamos pensar que la obra es fallida: el autor quiere transmitirnos su afecto por Pepe, pero el sabor de boca que acabo sintiendo es que, quizás, él nunca mereció ese afecto.

Aquí la narración gráfica es impecable, jugando con los tiempos y los ritmos, ajustando con precisión la información visual. Lo que no engrana bien es el uso de los textos, porque aunque el autor los dosifica con cuidado, en ocasiones vemos como las palabras tratan de justificar, no de explicar.

Poco más puedo decir. Cuando oigo hablar del nivel narrativo de autores como John Byrne o Frank Miller, me da la risa. Creo que ni siquiera autores de la talla de Gaiman o Moore están a la altura de Giménez como narradores. Sus iguales están entre los verdaderos gigantes, como Will Eisner. Supongo que, de haber nacido en EEUU, sería considerado como el mayor autor vivo, pero claro, si hubiera nacido en EEUU nunca habría podido contar las historias que le convirtieron en quién es.

Y ¿sabéis una cosa? Además, es buena persona. Porque las buenas personas no son las que no cometen errores, sino las que tratan de aprender después de un error. Todos los que nos hemos encontrado alguna vez con él (en mi caso, sólo en dos ocasiones, y ambas fugaces, apenas unos minutos de conversación), lo hemos sentido. Dado que no puedes sentir rabia de una buena persona, le admiro y trato de aprender de él. Y, cuando pienso en como narrar algo, me pregunto ¿cómo lo haría Carlos?




* Carlos ha ido completando todo el paisaje de Paracuellos y Barrio. Los monográficos que se están publicando en estos años nos permiten ver de un tirón su evolución a lo largo de cuatro décadas.

** Tanto Rambla Arriba como Pepe se encuadran dentro del conjunto de Los Profesionales


viernes, 22 de marzo de 2019

SOBRE GENTE DE MIERDA. QUE LA HAY


En general, la gente es maja. 

No, no flipéis, no estoy de coña. En general, la gente que te cruzas por la calle es maja, es decente: ni estúpida ni maliciosa.

Puede que tengan prejuicios, ideas equivocadas, que crean en cosas que a ti te parecen absurdas, pero, enfrentadas a las mismas situaciones que tú, actuarán de forma similar, intentarán hacer lo correcto y, si pueden ver que se equivocan, probablemente se sentirán avergonzados y procurarán corregirse. Porque se sienten responsables de sus acciones y decisiones. En eso consiste madurar.

Por ello, porque intentamos hacer las cosas correctamente, las reacciones de la mayoría de la gente son previsibles, y eso nos convierte en un recurso. Somos el ecosistema en el que se desenvuelve la Gente de Mierda: personas que se caracterizan por un egoísmo de nivel patológico*, si bien pueden expresarlo en diversos modelos.

Están los gorrones, todo un clásico. El amigo que olvida la cartera y pide que le pagues la copa, y ya si eso te lo devuelvo otro día. Ese otro día se autoinvita a comer contigo. Más adelante te pide dinero porque se le han retrasado unos cobros... y cuando hablas con otros conocidos comunes descubres que todos tienen historias parecidas. Moli escribió sobre un caso que se hizo famoso hace unos años, una menda que decidió vivir a costa de sus amigos y hasta publicó un libro presentándose como un ejemplo a seguir, pero la mayoría son más sutiles. Siempre tienen una excusa, siempre van a hacer cuentas contigo cualquier día de estos, y si les señalas su comportamiento, se ofenden porque no esperaban que tú fueras de esos que anteponen el dinero a la amistad.

Del gorrón al estafador, no hay más que un paso. Ese negocio prometedor, esa oportunidad única, tú confía, que no hay nada que temer**.

Están los narcisistas. Son brillantes, divertidos, molan mucho... y un día notas que no te ven. Necesitan que tú les veas, que les adores, pero ellos no piensan que estés a su altura, sólo condescienden a sonreírte, para que se vean sus perfectos dientes. Si follan contigo, en realidad se están masturbando en tu cuerpo. Van por la vida cargados de privilegios y sin preocuparse porque siempre hay alguien detrás que recoge los destrozos, que justifica sus cagadas, que les perdona, porque molan tanto...

Están las rémoras emocionales. Siempre quejumbrosos, siempre necesitados de atención, siempre reclamando tu apoyo, tu escucha, tu presencia. Siempre víctimas. Siempre recordándonos lo importantes que somos para ellos, cómo se vendrían abajo sin nosotros, porque somos diferentes, no como los que no les escuchan. Y siempre procurando no buscar ayuda real, porque el rol de víctima tiene sus ventajas.

Y están los que vuelcan su mierda sobre quienes les rodean, porque ellos nunca, nunca, nunca tienen la culpa de todo lo malo que les pasa. Siempre es culpa de los demás, que no están a la altura. Éstos son especialmente dañinos en el ámbito que, teóricamente, debería ser el más seguro de todos: la familia. Porque nos han enseñado que la familia siempre estará ahí, pero a veces lo está para robarte el aire. Es literal: te drenan, agotan tus fuerzas, te convencen de que eres culpable. O tonto. O torpe. O feo.

Os preguntaréis ¿A qué viene tanto rollo? Pues bien, resulta que en los últimos tiempos he sabido de algunas personas (un estafador, un narcisista y dos enmerdadores) que están descubriendo el sabor de su propia mierda. Y no ha sido el Karma, ni la justicia divina, es una simple consecuencia lógica de sus elecciones.

He dicho arriba que las personas normales (entendiendo como normal a quien no va por la vida jodiendo a los demás) somos el ecosistema en el que se mueven los que, para resumir, llamaremos parásitos. Vamos a verlo desde un punto de vista ecológico.

A priori, el parásito medra, porque la gente tiende a confiar y nadie va por la vida con un cartel anunciando que nos va a sorber la sangre. Es más, la mayoría de esas personas no actúan así de forma consciente, en plan, ja ja ja, voy a aprovecharme de este inocentón, sólo repiten, de modo instintivo, un comportamiento que les ha funcionado previamente.

Y funciona, vaya si funciona. Quien más, quien menos, todos hemos sido víctimas, después de todo el parásito suele ser atractivo, halagador, te hace sentir especial... un verdadero encantador de serpientes, como me dijo una amiga en twitter. Pero la cuestión es que funciona ... a corto y medio plazo. A largo plazo sólo va bien en contados casos, cuando estas personas alcanzan una posición lo bastante protegida como para no hacer frente a las consecuencias de sus actos.

Para el resto las cosas se complican porque el ecosistema se va reduciendo***. El sablista profesional que estafa a su familia, a sus amigos, a sus compañeros del trabajo, al final se queda sin víctimas, porque la gente puede ser cándida una vez, dos, puede que tres... pero al final abre los ojos y cierra la puerta. Y si te has acostumbrado a derrochar, porque siempre pagaba otro, te vas a ver muy pronto en serios problemas. 

El narcisista ha ido desdeñando en algún momento a todas las personas que han entrado en su vida, porque siempre ha habido gente para tomar el relevo, pero llega un momento en el que el glamour**** se apaga y no queda nadie más dispuesto a ser ninguneado. Es más, dado que los narcisistas suelen socializar con quienes son como ellos, es muy probable que, cuando le vean dar un traspiés, sus supuestos amigos se lancen a degüello.

Las víctimas profesionales dan lastima hasta el día en que quienes les rodean abren los ojos y ven que jamás moverán un dedo para solucionar sus problemas, porque es mucho más descansado lamentarse que buscar ayuda real y tomar las riendas de su vida*****.

Los enmerdadores son los que más suelen aguantar, sobre todo si hay vínculos familiares, porque esos son muy difíciles de cortar: hay demasiada presión en contra. Pero, al final, la mayoría se descubrirán nadando en su propia mierda.

Podríais decirme, sólo tienen que rectificar, pero ese es el problema. Han actuado así durante años porque siempre les ha funcionado, y ni saben dónde está el problema, ni han desarrollado las habilidades sociales que les permitirían relacionarse con otras personas de forma saludable. De hecho la mayoría no pensará que tienen un problema, sino que el problema está en los demás, que somos unos desconfiados egoístas y desagradecidos. Y se quejarán amargamente de la incomprensión ajena.

No es el karma: es el tiempo. Por grande que sea el ecosistema, cada persona tiene un número limitado de contactos a lo largo de su vida y, una vez los ha quemado a todos está bien jodida. Que es lo que les ha pasado a los arriba mentados (bueno, a tres de ellos: creo que el narcisista aún tendrá un largo recorrido una vez se rodee de nuevos adoradores)

También podréis decirme que no está bien guardar rencor ni alegrarse por la desgracia ajena pero ¿sabéis qué? Ver ahogarse a quien hundió a otros es una satisfacción muy reconfortante, así que le dejo los buenos sentimientos a quien los desee. Yo, siguiendo el viejo proverbio árabe, prefiero sentarme cómodamente a ver pasar el cadáver flotando en el río. O, como bien dice nuestra sabiduría popular...

... Arrieros somos, y en el camino nos encontraremos.


* El egoísmo es necesario, es un mecanismo de defensa. El problema está cuando es tan profundo que anula la empatía.

** El sablista suele creerse más listo que los demás, de ahí que puedan acabar pelándoles en estafas en las que no entraría nadie con dos dedos de frente, porque no ve que él puede ser la víctima.

*** Dawkins habló sobre este tema en El Gen Egoísta, desarrollando una interesante hipótesis sobre la ventaja evolutiva del altruismo equitativo, el donde las dan, las toman, frente al egoísmo puro.

**** No uso esa palabra porque sí: glamour significa, literalmente, brillo falso.

***** La gente que ha luchado por salir del agujero sabe que no es un camino de rosas, que hay dolor, recaídas y fracasos, pero esas personas siempre se levantan tras cada caída y siguen intentándolo.