Mujer iroqués

domingo, 29 de diciembre de 2013

OTRO AÑO DE TRABAJO (y van... )


Al margen de que cada día sea más difícil ganarse los garbanzos. Y más, y más...

... no por ello dejo de estar contento con lo que hago. Me gusta mi trabajo. Me gusta ilustrar. Me gusta, sobre todo, cuando puedo dar rienda suelta a mi creatividad, ya sea en solitario o en colaboración. Porque algo que mucha gente no entiende es que, aunque las manos sean mías, tras un trabajo concreto puede haber, realmente, varias mentes.

Es el caso de las portadas que hago para Muy Interesante. Detrás de cada una hay muchas horas de análisis y debate. ¿suena caótico? puede que a veces lo sea, pero es productivo. Y como muestra un par de botones. Como la imagen sobre envejecimiento que encabeza esta entrada, que no fue a portada pero se usó como apertura del artículo. Antes de la primera pincelada (y requirió muchas) hubo que tener claro el concepto. Sólo así puedes avanzar. Y lo mismo, multiplicado por diez, podemos decir que esta otra sobre el camino de la Humanidad.  Primero ¿humor o seriedad? Segundo, plantear la escena. Tercero, ejecutar el trabajo inicial y luego cuarto, quinto, sexto... repasar detalle a detalle hasta llegar al resultado deseado.

Eso no significa que las ideas que dejamos a un lado en el proceso se desechen. Una de las alternativas que barajamos fue esta imagen más conceptual que desarrollé a la vez que la portada, para usarla como apertura. Técnicamente mucho más sencilla de resolver, pero no por ello menos interesante, creo.

Por supuesto hay ocasiones en que sólo cuenta mi visión, ya sea porque el cliente confía en mi criterio o porque la primera idea es la buena. Sucede así con esta ilustración para la Agencia SINC, sobre nuevas modas en el entrenamiento de los atletas. Aquí, según me pasaron la información, lo vi. El resto fue echarle horas y esfuerzo. Y lo mismo sucedió con la otra imagen, una de las más exitosas que he hecho este año, para ilustrar una nueva especie de crustaceo. Quería reflejar el asombro que puede depararnos la ciencia, día a día, y creo que lo conseguí plenamente (y de paso, junto al asombro, el escalofrío que nos ocasiona lo realmente extraño)

Otras veces el trabajo es de comprensión. Al construir el mecanismo de antikythera (en diciembre del año pasado pero no se ha publicado en Muy hasta bien entrado 2013) no pude ponerme a modelar nada sin entender antes, siquiera aproximadamente, su estructura. Me llevó dos semanas estudiar los esquemas, pero mereció el esfuerzo, ya que esa mecánica contiene (para mí) una fría pero intensa belleza.

Aquí (apertura del dossier sobre antiguos guerreros publicado en Muy Interesante este otoño) tuve clara la escena desde el primer momento. Una vez resueltos los aspectos técnicos (esos tonos rojos fueron un verdadero dolor de cabeza) y las poses de los modelos, ya fue solo cuestión de renderizar y pulir detalles. El 3D es una herramienta muy poderosa, pero la clave de la imagen no es la tecnología sino la composición de las figuras: la pose desafiante del samurai, arropada por las otras cuatro, no inexpresivas sino expectantes.

Claro que el 3D no sólo vale para el realismo o la tecnología. También es útil para la abstracción, como pude apreciar cuando me propusieron ilustrar una doble página de Muy con los vientos más característicos de nuestras tierras. Y no podían faltar los dinosaurios, que sé que los estabais esperando, picarones, que os conozco bien y sé que los celebráis tanto como yo. Pero ese proyecto aún sigue en marcha.



En ocasiones lo difícil es lograr que los detalles sean comprensibles. Me pasó con esta ilustración sobre la estructura interna del clítoris femenino para Muy Interesante. Hubo que darle muchas vueltas para asegurarme de que el lector entendiera como funciona el invento. Y hube de repasar bastantes imágenes para document... vale, de acuerdo: me pagan por dibujar vulvas. Mi trabajo mola un montón, mi espíritu marranete da saltitos cuando lo pienso y me salió una preciosidad de genitales. 

Incluso sin figuras humanas es posible conseguir un buen nivel de dramatismo. Como en esta recreación del uso naval del fuego griego para SINC. Aquí si hubo que darle muchas vueltas, sobre todo a la hora de explicar el funcionamiento químico. Debo añadir que su publicación fue muy bien acogida por el público friki, por asociación con el siniestro fuego Valyrio de GOT.

Por supuesto un trabajo puramente técnico puede ser un desafío apasionante. Así fue al dar color a la célebre fotografía de la Madre Emigrante, una opción que se barajó para la portada del Muy Historia dedicado a las crisis. No se llegó a emplear, pero fue un ejercicio excelente de retoque fotográfico, y de cuando en cuando viene bien un poco de entrenamiento.

Y el humor sigue siendo uno de los campos donde más cómodo me muevo. Entre otras cosas porque, siendo un concepto tan subjetivo, tengo cancha abierta para mi creatividad y porque, para que voy a negarlo, me divierto, y si no fuera así no funcionaría. Y con esta recopilación de prohibiciones absurdas para el Muy Extra P&R me reí a gusto. Sobre todo con el monje incinerado.

Otra de las cosas que me encantan de hacer humor es lo que disfruto con los lápices. puedo dejarme llevar  y lanzar trazos sueltos y nítidos, o rayar sin tapujos. Mancho mucho el papel pero, en medio del desbarajuste, veo brotar la idea y ese momento merece la pena (y en el boceto que podéis ver, no pude evitar el canturrear tralarí tralará voy a casa de mi abuelitaaaaaa 

Este año, además, me ha deparado un placer inesperado. El de pintar a mano. De forma digital, de acuerdo, pero a la antigua usanza, pincelada a pincelada. Hacía tiempo que no podía dedicarme a ello, por problemas técnicos (el painter 4, con el que estaba tan a gusto como con unos calcetines cómodos, dejó de ser compatible con los OS actuales, y las versiones superiores son inmanejables de puro sofisticadas). Por suerte, una aplicacioncita gratuita (painterSketch) me ha permitido volver a disfrutar de las acuarelas virtuales.

 Primero vino una propuesta para ilustrar diez duendes hogareños en el Muy P&R. Empecé con un poco de miedo al resultado final, no tenía claro como manejarme. Pero, una vez le cogí el tranquillo a los pinceles, disfruté como un enano. Sobre todo con el gnomo clásico de la esquina, sobre la mesa. Estoy especialmente orgulloso de ese fragmento, por la vela, la luz y las texturas. Fueron muchas horas, pero bien aprovechadas.

Siguió un tema de personajes misteriosos. Centré la imagen en la condesa Bathory y me lié a darle brochazos de rojo. Luego la enmarqué con las miradas de Rasputín y Crowley. Los otros dos personajes (el niño salvaje y el maestre templario) no tenían nada especialmente interesante, pero me sirvieron para equilibrar el encuadre. En la segunda doble página tampoco había ningún personaje demasiado llamativo, salvo el hombre elefante. Y debo reconocer que ahí no disfruté: me documenté con las fotos reales de ese desdichado y, mientras iba aplicando veladura tras veladura, me iba sintiendo más y más angustiado. El tema, por cierto, iba a publicarse en el Muy P&R pero al final fue al magazine mensual.

Hace poco terminé otras tres acuarelas sobre herejes para Muy Historia, especial Religión (debería estar ya en kiosko o casi). No sólo he disfrutado con la pintura, también con la recreación. De los antiguos no hay fuentes gráficas, así que he tenido que imaginar su aspecto. Como Cerinto, el ebionita, al que traté de reflejar con aire austero, casi primitivo. Con otros como Darwin y Erasmo hay más documentación, pero preferí salirme de lo canónico para hacerlos más desenfadados (ambos tenían un gran sentido del humor) Y, para que negarlo, dibujar a Darwin fue un placer por sí mismo, aparte de quedar muy contento con el aspecto de las ropas.

Sólo me queda añadir que también he pintado un poco por placer. Bocetos, algunos retratos.... algo que no hacía desde tiempo atrás. Y puedo aseguraros que ha merecido la pena. Probablemente el mejor dibujo que he hecho este año lo hice sin obligación, y con toda seguridad es el que más he disfrutado. Pero tendréis que confiar en mi palabra. Fue un regalo, y sólo una persona puede verlo.

Sí. Tú.

jueves, 26 de diciembre de 2013

HIJOS DE TIRO (VI) Gentes valientes



Tras someter Grecia a sangre y fuego, Alejandro marcha sobre Asia. Un gobernante prudente aprovecharía el dominio del mar para frenar la amenaza. Los fenicios pueden alinear más de 200 galeras y, a las órdenes de Mennon de Rodas, el audaz comandante mercenario del Asia Menor, podrían cortar el paso al macedonio en el Egeo. Pero Darío III no es ese gobernante, y los cananeos no serán llamados hasta que sea demasiado tarde, tras el desastre del Gránico. Le siguen la caída de Mileto y Halicarnaso, donde los navegantes, en un gesto de desesperado valor, se internan en el puerto cuando las murallas ceden, para rescatar a todos aquellos que logran alcanzar los muelles.

Muerto Mennon, Darío, derrotado en Isis, huye más allá del Eufrates. Los fenicios asumen que el dominio medo ha llegado a su fin, y deciden regresar a sus puertos para tratar de salvarlos.

Aradus, Marathus, Sigon, Mariamme, Biblos, Sidón, Tiro... todas se someten al invasor. El Gran Rey pierde a la vez su flota y la costa de Siria, dejando libre el camino a Egipto.

El monstruo puede avanzar hacia el delta sin obstáculos, en una marcha triunfal. Pero no le basta la rendición de los cananeos: desea su humillación, y anuncia su propósito de acudir a Tiro para sacrificar en el templo de Melkart. Junto a su ejército.

El mensaje es claro, cuando Alejandro se marche, sus tropas permanecerían allí. La ofensa es doble: los navegantes han acudido voluntariamente a ofrecer sus barcos al conquistador, y éste borra de un plumazo su libertad. Intentan razonar con el joven general, pero su soberbia es más alto que los muros de Tiro. Exige que abran sus puertas sin condiciones y reune a sus tropas.  

La isla se apresta a la defensa. Décadas de guerra han agotado sus fuerzas, pero no su valor.

Los tirios intuyen que ésta será su última batalla. Antes de que sea tarde, embarcan a sus familias, hacia Cartago, donde encontrarán amigos y refugio. Casi 10000 personas logran hacerse al mar antes de que lleguen los invasores. La población de Palae-Tyrus se refugia en la isla y el puerto se cierra.

El macedonio espera la rendición. Al no recibirla, ordena que la ciudad sea destruída hasta sus cimientos. Los poliorcetas empiezan a construir un espigón para atravesar el canal y llevar la falange al pie de los muros, a pie seco.

No es tarea fácil. La corriente es intensa y, pese a medir solo 750 m, el canal es profundo. Los tirios disparan desde sus muros contra la cabecera de la obra y, durante la noche, se lanzan al mar, nadan hasta la obra, bucean y destrozan los cimientos. A fin de proteger la construcción, Alejandro ordena instalar torres de asedio en el frente de avance, y muros a los lados del espigón. Luego deja el asedio a sus comandantes y parte a organizar sus fuerzas, para seguir la lucha cuando la ciudad caiga.

Poco después, los tirios lanzan su golpe. Cargan de brea y leña su mayor barco y, al amparo de la noche, se lanzan a favor de la corriente, remando como posesos y colisionando con el espigón, casi partiéndolo en dos. El enorme pecio empieza a arder y el fuego se extiende por las obras. Cuando los macedonios tratan de extinguirlo nuevas embarcaciones se unen a la lucha y expulsan a los defensores. Finalmente, lanzan sus anclas, las enganchan en los troncos que sostienen toda la estructura y ponen toda su alma en los remos, arrancándo los cimientos de cuajo. Agotados, los supervivientes regresan al puerto entre los gritos de la población, que les vitorea desde los muros.

A su regreso, Alejandro ve que el espigón ha desaparecido. Nunca se ha sentido tan furioso: nadie le ha desafiado jamás como Tiro. Ordena retomar las obras de nuevo, más a favor de la corriente, y exige a los demás puertos que le suministren barcos, reuniendo más de cien galeras: Por hambre o por fuerza, la ciudad pagará su osadía. 

Y en ese momento, Chipre, hasta entonces leal a Darío, se entrega al macedonio, ofreciéndole otro centenar de naves. 

Ahora el mar es suyo.

martes, 24 de diciembre de 2013

DIARIO DE LA PATERNIDAD RESPONSABLE (XVIII) Las hormonas y sus chispeantes consecuencias

(Las imágenes que acompañan esta entrada pertenecen a la tira Zits, de J. Scott. Ya tardáis en haceros con ella)

Si esto de criar hijos fuera una tarea lineal, no sería demasiado complicado. El chaval iría creciendo ordenadamente, no sólo de cuerpo sino de raciocinio, y eso nos daría una idea de como serían los siguientes pasos con una razonable previsión. Podríamos calcular, por ejemplo, las necesidades de ropa, con una mínima desviación de la media, y sabríamos a qué atenernos en cuanto a la madurez, que iría aumentando a la par que la estatura. A más centímetros, más sensatez, y esas cosas.

Entre el parto y, pongamos, los 10-11 años eso entra dentro de lo razonable. Lo malo es que uno se acostumbra a esa norma y te haces la ilusión de que lo tienes todo controlado y nada podrá sorprenderte. Entonces (música siniestra de fondo, percusión en tonos graves que va en aumento) llegan LAS HORMONAS (estalla un relámpago al fondo y la escena tiembla por los truenos acompañados de un CHANCHANCHANNNNNNNN)

Al principio no notas nada demasiado llamativo, sólo que el mozuelo tiene de pronto un rizado matojillo de pelos alrededor de los güevos. Pero ¡ay, amigos! esos pelos no crecerían sin fertilizante, y su presencia indica que el fertilizante está recorriendo sus venas impetuosamente. Consejo para padres creyentes: llegado ese momento ya podéis haceros cruces.

El primer síntoma es el hundimiento de tu ordenado plan de vestimenta. De pronto en vez de un niño en crecimiento tienes algo parecido a la criatura del doctor Frankenstein, así, como construido a retales. Una mañana descubres que te ha pegado un estirón piernil y los pantalones le quedan pesqueros, pero los brazos siguen en su ser así que tienes un alargadísimo bracicorto de tórax ridículamente pequeño. Por suerte se tiene en pie ¡como para no! después de todo, un mes atrás has descubierto que su pie calza de repente un 45. Y digo de repente porque las últimas deportivas que le compraste eran un 41 y ya te parecieron enormes. Y el armario donde guardabas su calzado ahora parece una atarazana llena de galeras listas para su botadura*.

Por suerte yo calzo un 41 y he podido heredar sus botas. Ríanse, pero eran buenas y me vinieron al pelo.

Dicho sea de paso, sus deportivas, además de gigantes, parecen tener el don de la ubicuidad: te las encuentras tiradas en cualquier parte, generalmente en zonas de paso. Y si no las ves, las hueles.

Esa es otra. No sé de que están hechas las hormonas esas, pero por como le cambia el olor a sus felices poseedores yo diría que tienen una base de cadaverina con toquecitos de cabrales muy curado. Sumémosle que los varones se ven afectados de una suerte de hidrofobia repentina (a veces hay que empujarle dentro de la ducha con un palo) y entenderéis por qué es necesario ventilar a menudo su dormitorio y cambiar la ropa de cama antes de que le haga un agujero químico.

Y hacer una fuerte inversión en palos para empujarle dentro de la ducha, más unos fórceps para sacarlo, porque luego no quiere salir** y los pantanos cada vez llevan menos agua.

En el caso femenino, por consultas a otras madres, he descubierto que el tema de los olores es menos grave. Paradójicamente, el consumo de agua es incluso mayor, porque ellas se ven afectadas por el síndrome del lavado compulsivo, aunado al ¿qué me pongo? (con los consiguientes problemas de mantener en condiciones el vestuario de una moza que igualmente varía de dimensiones relativas y absolutas en menos de una semana)

Y lo que abultan. Casi es imposible moverte por la casa sin tropezar con alguna de sus extremidades ¿es que son extensibles, al estilo Reed Richards?

Otro interesante efecto de las hormonas es el facial. Tenemos el cambio de proporciones, que nos lo deja cabecipequeño (o será que como le miro desde abajo la cabeza se ve chica por un efecto de perspectiva) más esos cuatro pelillos sombreados en su labio y el alegre añadido de los granos. No demasiados, parece que mis genes van ganando la batalla. Pero qué poca resistencia al dolor: cada vez que le hacemos una limpieza, tras vaporizar bien para abrir los poros y no hacer masacres, suena como si le estuvieran degollando con una piedra no muy afilada. El caso es que, pese a todo, sigue siendo un chaval guapo, así que creo que será un adulto bastante presentable***.

Presentable de cara, que no de habla: o bien le da por hablar atropelladamente, y sin un hilo conductor racional, o nos responde a todo con monosílabos y gruñidos. Y tampoco muy presentable de carácter, porque no resulta extraño decir, hola, D, buenos días, y recibir de vuelta un ¡MAMÁ, PAPÁ ME ESTÁ GRITANDO!


Literal. Todo le ofende, todo le molesta, todo le parece inaceptable. Pedirle que guarde sus barcas, digo sus deportivas, es un ejemplo de maltrato dickensiano. Preguntarle si se ha lavado resulta una muestra de desconfianza paranoide digna de Stalin. Obligarle a acostarse a las 11 en días lectivos es un agravio punible por el tribunal de la Haya. También encuentra altamente ofensivo que nos tomemos una cerveza y a él no le ofrezcamos (ganas me dan de hacérsela beber para que vea que sabe a rayos) o que  nos demos un abrazo sin incluirle a él en el abrazo. Pero solo en privado y bajo techo porqueeeeeee....

... no sólo se le ofende fácilmente, también se le avergüenza. Por ejemplo, si nos cogemos de la mano en la calle y hay alguien cerca, como a unos 1500 metros, que pudiera identificarnos como sus padres, murmura y protesta para que dejemos de abochornarle. Estoy esperando impaciente al final del curso para esperarle a la salida del insti, darle un beso antes de que pueda reaccionar y decirle ¿cómo está mi pocholín? delante de toda su clase.

Tanta investigación y tanta leche ¿y aún nadie ha encontrado algún medio de equilibrarles el flujo hormonal a los adolescentes? Eso sí que sería un avance para la humanidad, y no sacar un nuevo iPhone6 que pese seis miligramos menos que el anterior y sea una micra más fino.

Y si no hay dinero para investigar ¿sería tanto pedir que se restablezca el servicio militar, haciéndolo mixto****, adelantándolo a los 14 años y prolongándolo hasta los 21? Ofrezco mi voto al primer partido que afronte con firmeza ese escabroso tema. Piénsenlo, señores militares, contarían con tropas entusiastas, llenas de energías y, probablemente, inmunes a los agentes químicos más agresivos.

Eso sí, el gasto en uniformes no se lo envidio.

* Los que cantan la belleza adolescente en plan Lolita o Muerte en Venecia deberían darse un garbeo por un instituto para ver una galería de los horrores en todo su esplendor

** Sí. Es por lo que estáis pensando.

*** Y bien armado. Menuda tranca gasta el mozo. Y ahí mis genes no han tenido nada que ver.

**** La cuestión mixta se añade a petición de mi amiga S, que no está dispuesta a que yo me libre de mi vándalo y quedarse ella con sus dos bestezuelas en casa por una estúpida cuestión machista

jueves, 12 de diciembre de 2013

MICRORELATOS

- Voy a aprender a vivir sin respirar.
- ¿Por qué?
- Así sabré cómo sería vivir sin amarte.

Fracasó. El último aire que exhaló fue un Te Amo.


jueves, 5 de diciembre de 2013

HIJOS DE TIRO (V) Gentes leales


Las crónicas griegas muestran a los persas como tiranos y opresores. Las fuentes no helenas, como los textos deuterocanónicos, reflejan una realidad muy diferente, un imperio universal apoyado, no en la fuerza, sino en el respeto a las costumbres y leyes de los pueblos que lo integran. Comparado con la tiranía macedonia que vendrá, la era persa es recordada por los judíos como una edad de oro.

Los fenicios, tan celosos de su independencia como los hebreos, ven el dominio medo como una bendición tras dos siglos de guerra y turbulencias. Las flotas de Canaan se integran en la floreciente economía persa. El Gran Rey garantiza paz y seguridad para barcos y caravanas, comunicaciones seguras, sin miedo a saqueos o abusos, y rutas comerciales directas desde Egipto hasta la India.

Con Darío se añaden a la ecuación una eficiente red de postas y un sistema monetario universal, basado en el desarrollado en Lydia. En vez de barras de metales preciosos, los barcos llevan dáricos de oro y plata, de valor tan estable que hasta los griegos los prefieren a sus dracmas.

El sistema fiscal del imperio es razonable, sin tributos en especie. El tesoro recauda impuestos regulares de acuerdo a los censos de cada satrapía, no en base a las riquezas de sus habitantes. Las ciudades cananeas, en la V satrapía, pagan una contribución de 300-400 talentos anuales, fácilmente compensada por los beneficios que supone la protección imperial.

También se espera que sus barcos acudan en apoyo del Rey, siempre a petición del monarca y previa consulta al consejo. Es un gobierno autónomo, una asamblea de notables de las ciudades, encargada de legislar, recoger los impuestos y resolver los conflictos de la región, sin intervención de Persépolis.

Navegan cuando Chipre se une a la rebelión de Aristágoras, en el 497, y sobre Mileto, en el 495, donde el propio Miltíades apenas logra escapar hacia Atenas. En dos ocasiones se enfrentan con la flota ateniense, vencedora en la batalla de Panfilia, derrotada en Lade. Y cuando Darío acomete la conquista de Grecia en el 490, los fenicios trasladan a sus soldados hasta la llanura de Maratón, donde serán vencidos por los hoplitas atenienses a la vista de los navegantes.

La derrota no debilita la lealtad de los fenicios. Jerjes repite la intentona en el 480 y acuden a su llamada. Toman parte en la construcción del gran canal de Athos. Ayudan a lanzar el puente que unirá ambos continentes. Abastecen al ejército. Finalmente, en Salamina, pese a no estar de acuerdo con la decisión del rey de presentar batalla (pues conocen muy bien lo peligrosos que son los trirremes de Temístocles) ocupan el puesto más peligroso, directamente frente a los barcos de Atenas.

Tras el desastre, Jerjes busca culpables, y los fenicios son su cabeza de turco. Literalmente, ya que los primeros capitanes que se presentan ante él tras la batalla son decapitados. Sombríos, furiosos, desengañados, los cananeos embarcan y dejan la flota y el servicio del Rey. No hay represalias, Jerjes sabe que ha sido injusto. Los navegantes no lucharán más hasta el 465, cuando la propia Chipre se ve amenazada. Se hacen de nuevo a la mar, a las órdenes de Tithraustes, hijo de Jerjes, en un intento desesperado de proteger sus colonias, perdidas definitivamente tras la derrota de Eurymedon.

Durante los siguientes 75 años los fenicios navegan de nuevo en apoyo del imperio. Primero, protegiendo sus costas y las egipcias de los barcos helenos, derrotándoles en varias ocasiones. Luego, durante las guerras entre los propios griegos, apoyando a unos u otros. El 394, las naves fenicias combaten en Cnidus junto a los atenienses, ayudándoles a recuperar el prestigio perdido en Egos Potamos. Un año después, su flota protege la reconstrucción de los Muros Largos que defienden el Pireo. Finalmente, en el año 387, las galeras cananeas acuden en apoyo de la escuadra espartana, forzando a los contendientes a firmar la Paz de Antáltidas, que pone fin a las guerras corintias y convierte al Gran Rey en árbitro de los asuntos griegos.

Los cananeos mantienen sus lazos de amistad con los helenos. Los barcos griegos son bienvenidos en los puertos fenicios. Sidón dispone de embarcaderos propios en el Pireo y exenciones de tasas. Con la nueva paz, viajeros y comerciantes griegos contratan sus servicios para viajar entre ambas costas del Egeo. No más batallas: los fenicios vuelven a hacer lo que mejor saben, navegar y negociar.

A partir del siglo IV el poder persa empieza a declinar por las crisis sucesorias y el deterioro del aparato administrativo. Egipto se independiza en el 405 y Chipre sigue sus pasos en el 391. En el 366, el sátrapa Ariobarzanes de Frigia se declaró independiente del Rey Artajerjes II y hacia el 362 las satrapías de Capadocia, Mysia, Frigia, Lydia, Siria, Cilicia… están en abierta rebeldía.

Sidón se alza en armas el 351, y el faraón Nectanebo II envía en apoyo de los cananeos 4000 mercenarios al frente de Mentor de Rodas. Griegos y fenicios luchan, codo con codo, expulsando a las guarniciones y derrotando a las tropas de Siria y Cilicia. Finalmente, Artajerjes II encabeza una poderosa expedición de castigo. Tennes, señor de Sidón, se rinde sin luchar y abre sus puertas, abandonando a sus ciudadanos. Muchos sidonios se suicidan junto a sus familias, otros logran embarcar hacia Tiro. La ciudad arde y Tennes es ejecutado: Artajerjes no paga a traidores.

Los demás puertos negocian y el rey prosigue su marcha, reconquistando Egipto y Chipre. Los fenicios vuelven a dedicarse al comercio, sin pensar más en la lucha. El futuro parece halagüeño, el orden restablecido hace que la economía fluya y las riquezas viajen.

El futuro no llegará. Lejos de allí, al noroeste, en la Hélade, se ha alzado un monstruo sediento de sangre, decidido a prender fuego al mundo.

Se llama Alejandro.