El caso es que el apellido Simonson me sonaba, y al final recordé que había sido el autor del comic de la película Alien, el 8º pasajero. Tampoco me llamó mucho, quiero decir, en esos años era usual, las pelis salían con su tebeo y en general era la marvel la que lo editaba. No dejaba de ser un formato cómodo y, si la peli te había gustado y el tebeo estaba bien dibujado (y este lo estaba) pues te lo pillabas.
No le di más importancia hasta que, años después, me dio por los tebeos de mutantes. En los 80 no me interesaron, pero en los 90 me aficioné, e hice abundantes expediciones al Rastro y tiendas de segunda mano. Yo había leído algunos Patrulla X de la vieja Vértice así que los personajes me eran familiares, peor no me enganché de verdad hasta que vi el prestige de Chris Claremont y Alan Davis de Excalibur. Seguí Excalibur, y como esa serie arrancaba de un momento muy concreto de la Patrulla X (La Caída de los Mutantes) y se embarcaba en un crossover con las demás colecciones X (Inferno) empecé a buscar esas series. Así llegué a Factor X.
Allí me encontré de nuevo con Simonson. Su estilo había madurado , se había vuelto más suelto, pero manteniendo esos trazos enérgicos. Los personajes estaban bien definidos, las figuras tenían un gran dinamismo y, donde otros autores se dedicaban a llenarlo todo de detallitos innecesarios (cuando un dibujante no sabe dibujar, hace muchas rallitas para disimularlo) él era austero, a veces esquemático. Los guiones (de su pareja, Louise Simonson) eran correctos, muy en la línea de lo que hacía Claremont, aunque sin tantas complicaciones (Claremont, para mi gusto, dejaba siempre demasiados hilos sin cerrar) En resumen: me moló
Leyendo FactorX llegué a La Masacre Mutante, otro crossover de las colecciones X, y en esa historia aparecía Thor. Me dije, vaya, parece que el personaje está cambiado respecto a lo que recuerdo. Y la siguiente vez que me fui de compras de segunda mano, busqué algun número de Thor que coincidiera con ese momento.
Y me estalló la cabeza.
Simonson cogió Mighty Thor, a los lápices y al guion, e hizo la saga más apabullante, fantástica, potente, locomotora, épica, y divertida que yo había visto nunca en el comic de pijamas y capas. En el primer número, una galaxia se convertía en un pedazo de materia hirviente y la ponían sobre un yunque. Y el primer martillazo sonaba DOOM. Uno de los siguientes números se llamaba RAGNAROCK & ROLL. Aparecía Billy Rayos Beta, la Encantadora puteaba al pobre Skurge, Loki era más Loki que nunca, la 82ª Aerotransportada se unía a los guerreros del Valhalla para hacer frente a una invasión demoníaca, Sutur destruía el Bifrost, Loki, Thor y Odin luchaban codo con codo, los asgardianos se enfrentaron a Hela, Loki convirtió en rana a Thor...
SÍ, ESA COÑA QUE HACÍA LOKI EN LA PELI SUCEDIÓ DE VERDAD, EXISTIÓ LA PODEROSA RANA DEL TRUENO
Cada vez que conseguía otro número me faltaba gritar QUIERO MÁS DE ESTA MIERDA, NECESITO OTRA DOSIS Hasta que llegó el metachute, y Thor se enfrentó a la Serpiente. Y Simonson lo narró en splashpages que te permitían creer que Jormungand de verdad abarcaba el mundo. Y el combate se narró de acuerdo al texto de las Eddas.Y WALTER SIMONSON FUE CAPAZ DE DIBUJAR EL SONIDO
Y me rendí a sus pies. Ese día supe que Simonson era un puto dios de los lápices, y sentí ganas de amputarme las manos para no volver a fingir que era un dibujante.
O sea ¿cómo explicar lo que hace ese cabrón con apenas dos rayas? Y no se trata solo de cómo dibuja, sino de cómo narra. Como juega con los planos, como crea la atmósfera, como acumula la tensión y como, finalmente, la deja estallar.
Y si fueran solo los dibujos, aún podría aceptarlo, o sea, vale, eres un dibujante de la leche PERO LOS GUIONES, OH, JODER, LOS GUIONES. Simonson cogió la mitología nórdica y la volvió como un calcetín para darnos al Thor más increíble en la historia más apabullante.
Y eso es injusto, un sólo autor no debería acumular tantas cosas buenas.
DEJA ALGO PARA LOS DEMÁS, PUTO SIMONSON
Podríais decir, bueno, pero a lo mejor ese fue su gran momento y ya, su chispazo de genialidad aislada. Pero no. Porque años después me lo encontré en una etapa de los 4F (en la que, por cierto, también participaba Thor) y ahí lucía bien alto, en los lápices, en los diálogos, en los guiones... nunca olvidaré cuando La Cosa acude a los vengadores a pedir refuerzos y...
_ No importa cuan lejos nos lleve la aventura, has de saber, Oh, Ben Grimm, que el poderoso brazo del Dios del Trueno estará a tu lado en la batalla
_ Rubito, me muero de ganas de oíros hablar juntos a ti y al estirado
Y, para rematar esa pasada de etapa, Simonson se marcó un combate en el tiempo en el que el lector se encontraba la línea temporal alterada a lo largo de todo el número, empezando por la cover.
En fin, el círculo se cierra. Lo último que me dio por comprar de Simonson, y ya ha llovido desde entonces, fue una miniserie que editó por su cuenta llamada... Star Slammers. Y en vez de coger y continuar donde dejó aquel final abierto, allá en los 80, el muy mamon nos contó una historia brutal siglos después, con un Slammer solitario, una guerrera geneticamente mejorada, unos guardaespaldas cachas y un mentat aficionado a los videojuegos desmontando una conjura contra el Imperio Galáctico. Y un ritmo, una narración, unos diálogos, UNA MARCHA...
No he vuelto a leer nada suyo desde entonces, porque la vida no me da, pero de verdad os recomiendo que le busqueis. Muchas de las obras que he comentado pueden resultar raras para un lector actual, porque la manera de narrar ha cambiado en estos años, pero os juro que no tiene desperdicio. Y, por si lo que digo aquí no os tienta bastante, pensad que lo mejor de la peli Thor Ragnarok está sacad de la obra de Simonson: Ese Loki es el Loki de Simonson, Hela es la Hela de Simonson, e incluso un personaje tan trivial como Skurge entró en esa historia porque Simonson le dio, por primera y ultima vez en la historia de Marvel, verdadera GRANDEZA.
Porque esa es la característica de este jodido autor: crea grandeza. Y, como muestra, cerraré esta entrada con las páginas en las que nos dejó con el corazón en un puño y sintiendo que acabábamos de ver algo realmente único e irrepetible: la última batalla de Skurge. Ampliadlas y leedlas, y quizás sintáis lo mismo que sentí yo hace ya dos décadas
Y si eso no os convence, pues ya lo siento, no es culpa mía que no tengáis alma. Probablemente es culpa de Simonson, que ha acaparado demasiada y no os dejó nada.