Como todos los años, toca mi entrada de aniversario y cumpleaños, y este año quero dedicarla a un tema que me toca mucho las narices en estas fechas. Y es que no imagináis el número de veces que alguien, al saber mi fecha de nacimiento, ha soltado, anda, como la canción de Celtas Cortos ¡qué guay, jajajaj!.
Y todas esas veces me he quedado con ganas de decirle, SÍ, COMO LA PUTA CANCIÓN DE CELTAS CORTOS
Que conste desde ya: me gustan Celtas Cortos. En directo me gustan incluso más y pese a mi torpeza y descoordinación brinco y bailo con ellos. La última vez, con nuestra hija, el año que se vino a vivir con nosotros, una noche de San Juan. Es un grupo que me trae muy buenos recuerdos.
Y me diréis, pues de eso va precisamente la canción del 20 de abril, de los recuerdos, de la nostalgia, de los que ya no están, de lo que pudo ser y no fue. Y no digo que no vaya de eso, sino que es una canción tóxica hasta lo indecible.
Vamos a ir por partes. Se supone que lo que escuchamos es una carta que recibe una mujer, al parecer de un antiguo amor. Alguien que, deducimos, debió ser muy importante en su momento.
20 de abril del 90
Hola Chata, ¿cómo estás?
¿Te sorprende que te escriba?
Tanto tiempo, es normal
Pues es que estaba aquí solo
Me había puesto a recordar
Me entró la melancolía
Y te tenía que hablar
Mal empezamos. Alguien que no ha dado señales de vida en mucho tiempo, de pronto se asoma a decirte que esta tristón y solo y, claro, tenía que contárselo. Ese Te sorprende me viene a decir que es la puta primera vez que le escribe.
Ya sólo por eso el tío me ha caído mal. He visto mucha gente así, desaparecen porque le aburres, o porque no tienen tiempo para ti, o porque se han olvidado de tu existencia, pero cuando las cosas le vienen mal dadas, asoman el hocico de nuevo. El caso típico del amigo que sólo te llama porque se acaba de divorciar y quiere recuperar el tiempo perdido.
¿Recuerdas aquella noche en la cabaña del Turmo?
Las risas que nos hacíamos antes todos juntos
Hoy no queda casi nadie de los de antes
Y los que hay han cambiado
Han cambiado, sí
El estribillo es lo que la gente me suele señalar como un canto a la nostalgia. Y yo me pregunto ¿a la nostalgia de qué? la alusión a la cabaña y a las risas me vienen a sugerir que esa noche él y los colegas se cogieron un buen ciego, que corrió la bebida y la maría a raudales.
¿Que tendrían, 20, 25 años? Por ahí. Y hoy no queda casi nadie...
Mi amiga Elena recuerda muy bien esos años y esas risas, y recuerda también que todos sus colegas de esos años murieron muy jóvenes. Es lo que pasó con muchas de las pandis de colegas en esos años, en los finales 70, primeros 80 (son las fechas a que se refiere la canción, dado que escribe en 1990) Mi barrio no era tan chungo como otros de Madrid, pero ahí estaban también las pandas del parque, con la litrona. Con los años, les veías ir menguando, hasta que sólo quedaban un par de zombis en chandal, que aún te reconocían y siempre se acercaban a ver si tenías un par de duros. Al final dejabas de verlos, pero no dejabas de ver las jeringas por la mañana
Oh, los 80, los años guays, según nos cuentan los nostálgicos. Pues mira, yo no les tengo mucha nostalgia a los 80.
Y los que hay, han cambiado. Ya no se echan risas con él, quizás porque él es el que no ha cambiado. Y ahí sigue, a su puta bola, buscando quien le pague el próximo cuelgue.
Eso me lo confirma la siguiente estrofa, la más significativa
Pero bueno, ¿tú qué tal?, di
Lo mismo hasta tienes críos
¿Qué tal te va con el tío ese?
Espero sea divertido
Yo, la verdad, como siempre
Sigo currando en lo mismo
La música no me cansa
Pero me encuentro vacío
Es que ella fue muy importante para él, me dicen. Pues tan importante no le parecería cuando no sabe una mierda sobre su vida. Y suelta lo mismo hasta tienes crios, como quien dice, lo mismo te has comprado un patinete.
Y que tal con el tío ese. Por el comentario entiendo que ella se hartó de sus mierdas, y conoció a otra persona con quien construyó una vida. Pero para él, es el tío ese, porque está claro que no puede ser tan guay como él, y sobre todo no puede ser tan divertido, con el tío ese no se echará tantas risas.
Y para que se note que él es auténtico, y que mola mucho más que el tío ese, le dice que sigue a lo mismo, a sus cosas y su música. Lo que significa que trapichea en lo que puede y cuando alguien le da bola saca la guitarra, a ver si le invitan a algo o hasta echa un polvo con alguna periquita.
De nuevo, he visto más de una vez al prota de la canción. Ese tío que fardaba, que era el centro de la fiesta, pero que no tenía vida más allá de la fiesta. De joven parecía guay, un espíritu libre, pero ahora sólo queda un gorrón que ha logrado alejar de sí a todo el mundo a fuerza de parasitarles. Si sus padres aún viven, se dedicará a sablearles, y si no le queda familia no tendrá ni donde caerse muerto. Por eso se siente vacío. Pero si le preguntas te dirá que es un artista y que es auténtico y que no se vende
¿Recuerdas aquella noche en la cabaña del Turmo?
Las risas que nos hacíamos antes todos juntos
Hoy no queda casi nadie de los de antes
Y los que hay, han cambiado
Han cambiado, uh
El estribillo cobra más sentido. Probablemente esa noche fue su gran noche. Cuando se enrollaron, cuando el lo molaba todo, cuando todos esos que ya no están o, si están, han cambiado, le reían todas sus gracias y le consideraban el puto amo.
No tiene nostalgia de sus amigos, ni de ella. Tiene nostalgia de sí mismo, porque ese debió ser el momento álgido de su vida, y desde esa noche todo ha ido cuesta abajo. Cuando se mira en el espejo verá a un fantasma ojeroso y desgastado, al que seguramente le faltaran varios dientes, a quien no le queda ni un perro que le ladre. Y se pregunta qué ha pasado, qué salió mal.
Así que no, no está haciendo un ejercicio de nostalgia. Está intentando aferrarse a ese recuerdo, a ver si así logra que esa chica a la que probablemente dejó tirada en cuanto se aburrió, le deje entrar de nuevo. Total, la vida que ha construido ella después de eso no cuenta, no es divertida. Ya se encargará él de traerle diversión.
Si te mola, me contestas
Espero que mis palabras
Desordenen tu conciencia
Pues nada chica, lo dicho
Hasta pronto, si nos vemos
Yo sigo con mis canciones
Y tú sigue con tus sueños
La vida de ella sin él, es un sueño, algo ficticio, no como sus canciones. Cuando está claro que lo que ese artista ha hecho durante los últimos ¿15 años? es vivir aferrado a una noche que, sospecho, para ella no debió ser tan guay como para quedarse anclada ahí. Lo que a él le parece un delito imperdonable, por eso quiere desordenar su conciencia. ¿CÓMO SE HA ATREVIDO A TENER UNA VIDA MÁS ALLÁ DE ÉL?
¿Recuerdas aquella noche en la cabaña del Turmo?
Las risas que nos hacíamos antes todos juntos
Hoy no queda casi nadie de los de antes
Y los que hay han cambiado
Han cambiado, sí.
Recuerdo bien mis noches en la cabaña del Turmo, he estado cien noches allí. Y algunas están grabadas a fuego en mi piel y me siguen doliendo como si la quemadura fuera de ayer mismo. No son recuerdos lejanos, de cuando era joven y todo parecía más brillante, sino momentos tan cercanos que casi los siento en mi piel.
No las he olvidado. Todas y cada una de esas noches siguen en mi memoria, y seguirán ahí, hasta que mi cabeza empiece a fallar, como bellos recuerdos y como parte de mi camino. Pero ni mi camino ni mi reloj se detuvieron ahí. Seguí caminando, y esos recuerdos, incluso los más dolorosos, no me lastran, simplemente me acompañan.
La vida no se detuvo en la cabaña del Turmo. Para algunos siguió un poco más, y ahí se acabó su camino. Para otros, para la mujer a la que va destinada esa carta, fue sólo una noche más. Sólo el artista ha hecho de esa noche el centro de su universo. Porque el resto de su vida, a partir de ahí, no vale una mierda, y necesita que la vida de ella también sea una mierda, que para ella sólo exista la puta noche en la cabaña del Turmo. Es decir, que sólo exista él.
Incluso el vídeoclip, en su momento, reflejaba esa toxicidad de mierda, ya que siempre que sale él todo es colorido, alegre, bohemio, mientras que ella vive en blanco y negro, y esclavizada, por eso se ha ido a leerla al parque, no sea que el tío ese sepa que su mágico amante de juventud la ha escrito.
Pues ¿sabes una cosa, cretino? En mi cabeza, cuando ella se aleja, tu carta acaba en una papelera, junto con el sobre y tu dirección. Así que sigue con tu guitarra en tu fantasía, pero no esperes respuesta. Porque la vida no se construye en base a una noche olvidada, con unos colegas que acabaron en una cuneta con una jeringa en el brazo y de los que probablemente no recuerdes ni el nombre, porque para ti solo eran figurantes. Y si la vida de ella no es buena, ya hará ELLA por cambiarla, sin necesidad de que la rescates.
Ni tu historia es tan importante, ni tu vida es el centro de nada, ni puedes regresar a aquella noche. De la cabaña no quedan más que algunos escombros, y cuando mañana te mires en el espejo seguirás sin reconocerte.
Y ella no estará a tu lado, porque los caminos no se desandan.