(el texto original fue publicado en el blog teteril, ésta es una versión ligeramente editada y personalizada)
La gastronomía, queridos niños, es una de las artes más nobles que conoce la humanidad. pues satisface una perentoria necesidad, y elaborada con amor y cuidado nos ofrece placeres sin cuento. En estas señaladas fechas vamos a presentar una receta que, amén de acariciar nuestros paladares, nos ofrece el sabroso retrogusto de la blasfemia multicultural. El plato que tenemos a bien ofreceros, digno embajador de la cocina estadounidense ante el mundo, vulnera las prohibiciones alimentarias de la mayoría de los libros sagrados que en el mundo han sido.
THE BLASFEBURGUER
INGREDIENTES PARA CUATRO PERSONAS (customizable, ésta es la versión de luxe)
- 800 gr de carne de buey
- 8 lonchas de bacon
- 8 lonchas de queso cheddar
- 3 dientes de ajo, sal, pimienta negra, perejil, canónigos
- Dos cebollas rojas
- Tres cucharadas de miel
- 200 cl de jerez
- 1 tomate
- Salsa barbacoa importada
- 4 bollos de hamburguesa
- Pepsy Light
Aunque la receta se detalla en nuestra dramatización, vamos a exponer brevemente los pasos, junto a las ofensas que infligiremos a cada uno a nuestros amiguitos imaginarios
- Picamos la cebolla y la pochamos con miel y jerez, atentando así contra las sectas que claman por la abstinencia etílica, como Testigos de Jehova, mormones y otras gentes que insisten en llamar a nuestra puerta con sonrisa bobalicona.
- Mezclamos el buey** y las especies ante el horror de todos los hinduistas, ya que Brahma, Shiva y Visnú condenan el sacrificio del ganado vacuno (aunque no dicen nada de corderos, conejos, pollos, patos… hinduistas, que no vegetarianos)
- Doramos el bacon para nuestra eterna condena, ya que judíos y musulmanes reniegan del cerdo, animal impuro por excelencia.
- Hacemos nuestras hamburguesas en la grasa rezumada por el bacon, colocamos éste sobre la carne y, con él, unas lonchas de queso, vulnerando un sagrado principio del judaismo, que es el de no mezclar jamás los lácteos con la carne.
- Preparada ya nuestra blasfeburguer, procedemos a devorarla con fruición EN VIERNES DE CUARESMA, que es cuando la Santa Madre Iglesia prohibe terminantemente el consumo de carne. Por supuesto podemos comernos una blasfeburguer en cualquier otro día de la semana, pero la palatabilidad se resiente sin ese pecaminoso aderezo.
- Acompañamos nuestro menú con una Pepsy Light, que, según intereconomía, está bien petadita de fetos humanos…mmmmmmmm…el refresco de los campeones.
- Como colofón, recomendamos el uso de salsa barbacoa importada, ya que en EEUU este producto se elabora a base de maíz transgénico, lo que la hace ideal para provocar la ira de todos los abrazaárboles.
Y nada más, querido público. Ya sabéis, disfrutad de la buena mesa, con la satisfacción de condenar vuestras almas ante todas las religiones habidas y por haber.
*Evidentemente, si ninguna de nuestras compañeras está disfrutando en ese momento del placer de ser mujer, oler las nubes y esas cosas, dara igual el sexo de la persona encargada de elaborar la blasfeburguer.
** Si tenemos algún amigo Sijh y ganas de putearle***, podemos proceder a bendecir la carne antes de la mezcla, ya que los sijhs tiene prohibido consumir carne de animales consagrados. Y sí, si estás bautizado estás en condiciones de bendecir la carne.
*** Si tienes un amigo vegano-animalista no hay ni que bendecir la carne. A sus ojos estarás cometiendo un animalicidio atroz. De hecho un doble animalicidio, ya que consumimos cerdo y buey. Me diréis que el veganismo no es una religión, pero francamente, a mí le lo parece, ya que sus practicantes se caracterizan por un escasísimo sentido del humor, tal vez motivado por sus carencias alimentarias.