Termina por fin este año que nos ha dejado del revés y, bueno, creo que a modo de catarsis estaría bien hacer un repaso a los momentos buenos que he vivido. Que han estado ahí y me han dado fuerzas para seguir caminando.
No están todos los que son, ni están en orden cronológico, ni alfabético. Pero cada uno de ellos me ha dejado el corazón y las manos calientes, la sonrisa en la boca y, en ocasiones, los ojos brillando para bien.
La mayoría, como no podía ser de otro modo, no tienen tanto que ver con el qué, sino con el quién (y hoy no voy a poner iniciales, así que espero que nadie se sonroje ni se avergüence)
Como esa breve escapada que hicimos Marisol y yo a respirar olas y bufones, y a intentar que Blue no se metiera en los bufones.
O ese atardecer en una playa del Sur junto a Marisa, en silencio, porque hay momentos que no necesitan palabras.
Mis dos amores, las dos empiezan por Mar, las dos junto al mar (y el mar siempre es uno, lo de ponerle nombres es cosa nuestra y al agua le da lo mismo)
Un desayuno con Elisa a base de conversación, risas y ¿porridge? con la consistencia del uranio, que nos esperaban 15 km campo a través. Y las cervezas de después.
Nuestra hija y Susana tendiéndome una emboscada en Zoom para emocionarme y ponerme colorado el día de mi cumpleaños, y Cova riéndose de que fuera yo el colorado. Y Blue, en brazos de Marisol, preguntándose quién le decía cosas.
Un cumpleaños celebrado en vivo meses más tarde, y el instante Regalo Sorpresa más impactante EVER de la mano de Diana.
Flipando con los dibujos de Marisa.
Nuestro hijo Diego viendo enmarcado su retrato, y perdonándome con una sonrisa lo mucho que tardé en terminarlo.
Escuchar a las aves por las mañanas.
Vimes y yo dedicando una mañana a limpiar y ordenar. Hay tareas que se hacen mucho mejor cuando son por afecto.
Dinosaurios y otros animalillos.
Primera cita con Artizar. Menudos nervios que llevábamos. Y menuda noche.
Segunda conversación con Sam. Y todo lo que ha surgido a raíz de ahí.
Seta y Loreto patinando sobre hielo como dos campeonas.
Sesión de Shiatsu con Eva tras la cuarentena. Sintiendo la piel tan intensamente que acabamos como drogados. Y sincerarnos.
Una tarde, poco después, con su hijo, peloteando en el Retiro.
Y otra tarde de empaquetar libros, preparando vuestra mudanza.
Limpiarle el culo a Blue en una fuente antes de irnos Marisol y yo con él hacia la Plaza de Oriente.
Pedro informándome de cómo están su familia y él mismo.
Tarde-noche de risas y canciones en el Dinosaurio con Silvia y Laura.
Al cine con Diego, a ver JoJo Rabbit. Y de vuelta a casa comentando la peli, asombrados de lo que habíamos visto
Zafarrancho de pintura en casa.
Largas conversaciones con Raquel, hablando de mil cosas dispares.
Seta en su entrenamiento de portera haciendo un paradón y su madre y yo ovacionando. Y comerme las ganas de abrazarlas a ambas, ya habrá momento para ello.
Un audio de Victoria, hace apenas unos días
Evi me presenta a sus Chan en un video.
La gatinieta haciendo la croqueta delante de mí y soltando miaus lastimeros, cada vez más apagados, para hacerme ver lo famélica que estaba, casi a punto de perecer de inanición. Qué buena actriz.
Pistachos.
Lagartos de Gila, hemipenes, y ya tenemos a una veterinaria colegiada. Y si pienso en estos últimos cinco años me voy a echar a llorar.
Diego diciéndome, tras recibir la nota de un examen, "meh... un ocho"
Noche Nowhere en el Retiro, con Alvar y María. La siguiente en Vallecas.
La caja con los ejemplares de mi cuarto libro. Y el olor del primero al abrirlo y enterrar la cara en él.
Mi ejemplar perdido del vol. 4 de The Dark Knight, apareciendo tras dos años en la limpieza de la biblioteca.
Susana con un palestino al cuello. Quién te ha visto y quién te ve. Y qué guapa estás, jodía.
La tarjeta de Marisa por mi cumple.
Una semana en el pueblo, con mi madre, tras meses de angustia.
Conversación con Sole mientras me lleva al pueblo.
Abrazar a mi prima Teresa y recordarnos ese Te Quiero.
Grabar Mi Familia y Otros Animales. Poniendo voces, OF COURSE.
El tebeo de la cuarentena de Laurielle.
Leticia dándome las gracias cuando vio el retrato de su abuela. Su gatita cebándose en mi brazo con sus uñitas como cuchillas.
Una comida en el Dino, y Ramón y Ana apareciendo sin esperarlo. Y Blue flipando y saltando.
Los Haikus de Eugenia y nuestra satisfacción al coger aire, aclarar la garganta y declamar, saboreando cada sílaba TE LO DIJE. Y no ha sido el único TE LO DIJE.
Preparar la primera imagen del Extra de criaturas prehistóricas y pensar VA A SALIR BIEN.
Una carrera junto a Carmen, ambos con mascarilla. Spoiler, se corre mal con mascarilla, sobre todo si te ríes mucho.
Loreto me manda un audio y me deja sonrijado. Y me pregunta por Seta. Y Seta me pregunta por Loreto. Y yo 💓💓💓
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Y no, no ha sido un buen año. Y ojalá poder retroceder 12 meses en el tiempo y estar preparados para lo que se nos vino encima, pero no pienso dedicar mi tiempo a rememorar los momentos más difíciles salvo para recordar que no nos hemos quedado atrapados en ellos.
Dentro de doce meses, seguro, tendré nuevos recuerdos bellos. Y los compartiré con vosotras. Y probablemente seréis parte de ellos.
Gracias por todos esos momentos