Mujer iroqués

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sábado, 1 de mayo de 2021

POBRES CANICHES (turra evolutiva)

Hace poco, escuchando un programa del podcast Semental Chihuahua (y si no lo escucháis ya tardáis en suscribiros ¿qué estáis haciendo desperdiciando así vuestras vidas?) surgió la pregunta ¿Cómo se llega desde un lobo hasta un chihuahua? y, más en concreto ¿con qué cruzaron a los antepasados del chihuahua para conseguir un chihuahua? ¿con una ardilla?

Claro, al escuchar esa pregunta, se me encendió la furia darwinista y, como no podía ser de otra forma, respondí con una larga y argumentada turra sobre la selección artificial. Como creo que no me quedó mal, me he dicho, vamos a darle forma en el blog, y aquí me tenéis, dispuesto a aburriros con la domesticación del perro.

Empecemos por lo básico. Es normal que mucha gente piense, oye, ese perro parece un zorro, eso debe ser que los antiguos cruzaron lobos y zorros y salió el samoyedo. O un argumento similar, como lo de la ardilla, pero más desarrollado. Pues bien, aunque eso pueda parecer como de sentido común, ya os adelanto que no es así. 

No hay cruces con otras especies en la historia de los perros. Los perros (Canis familiaris) descienden directamente de los lobos (Canis lupus) Si me apuráis, no hay diferencias genéticas* entre los perros y los lobos, se trata de la misma especie, sólo que domesticada. Y la prueba es que son perfectamente fértiles entre sí.

Exacto.

Es lo que estáis pensando.

UN CHIHUAHUA ES UN LOBO.

Si cogemos a un chihuahua macho y lo cruzamos con una loba, la descendencia es perfectamente viable y fértil. Y al revés también funcionaría, de no ser por ciertos problemillas físicos que no me molestaré en detallar.

Vayamos al comienzo. A la domesticación del lobo. Darwin observó, en el siglo XIX; que los animales domésticos (perros, vacas, ovejas, cabras...) presentaban una notable homogeneidad en cuanto a sus diferencias respecto a las variedades salvajes de las que descienden. Resumiendo mucho, todos presentan hocicos más cortos y menos angulosos, orejas más caídas y redondeadas, y libreas más variadas, con colores más claros, dispares y en ocasiones a manchas. En esencia podríamos decir que la vaca (Bos taurus) es una versión curvy, lavada y blandita del Uro (Bos primigenius)

Pues bien, en los finales 80, en una granja peletera de la URSS se decidió criar zorros más dóciles, a fin de facilitar el trabajo. Para ello se seleccionaron los cachorros más dóciles de cada camada, y se cruzaron entre sí. En pocas generaciones se llegó a un resultado sorprendente: zorros dóciles, que interactuaban con los humanos como perros, con hocicos cortos, orejas redondeadas y libreas de color manchadas y variadas (con lo que no valían para peletería, pero fueron adoptados como mascotas)

En 2018 se descubrió que esos cambios están asociados genéticamente. Una mínima modificación en la cresta neural del embrión lleva a que se reduzcan la producción de colágeno (que forma las estructuras de las orejas y de la nariz) melanina (con lo que los animales pasan a ser de colores claros y parcheados) y adrenalina (que dispara los mecanismos del estrés y las reacciones de fuga o ataque). Es decir, que al seleccionar a los lobos (o uros, cabras, ovejas...) más dóciles, sin saberlo, los antiguos humanos seleccionaron también una serie de cambios físicos que normalmente serían recesivos, pero a fuerza de cruces repetidos entre los animales dóciles acabaron por convertirse en estables. Y ese proceso no fue largo, sino que tuvo lugar a lo largo de relativamente pocas generaciones.

Centrémonos en los perros. Igual que se seleccionaron lobos dóciles, los diversos grupos humanos fueron seleccionando los perros en función de sus necesidades. Por ejemplo, los pueblos que crían ovejas seleccionaron dos tipos de perros diferentes. Por una parte, necesitaban perros que defendieran al rebaño de los lobos. Para ello seleccionaron los más grandes y fuertes, y llegaron a algo parecido a los actuales mastines. Esos animales, además, tienden a ser tranquilos, incluso pachones, y pronto se acostumbraron a moverse con las ovejas, a ser parte de ellas. A considerarlas su manada, con lo que no sólo no atacan a las ovejas, sino que se lanzan contra quienquiera que amenace al rebaño.

Por otra parte, se seleccionaron animales ágiles, más nerviosos y dinámicos, con un comportamiento más parecido al de los lobos salvajes, que ayudaran al pastor a manejar al rebaño, rodeandolo para evitar que se disperse, empujando a las ovejas en la dirección deseada y evitando que ningún animal se aparte del grupo. Los perros de pastor (como el collie) son, en esencia, lobos que acechan al rebaño, tal y como harían los salvajes, pero al final no lo atacan.

Ahora bien, también se empezaron a seleccionar características estéticas. Así, los westies son terrier blancos, cuyo color se seleccionó para que no fueran confundidos con conejos durante las cacerías. Los pastores alemanes son una variación del pastor del Ruhr, un animal muy similar de tamaño y aspecto, pero con el pelo rizado y las orejas redondas. Los criadores de finales del XIX quisieron mejorarlos estéticamente para obtener pastores más elegantes, de acuerdo a los criterios de la época.

Resulta que uno de los cambios estéticos más comunes consiste en que las razas, digamos, de prestigio social, los perros mascota de los poderosos, tienden a ser pequeños. Hay algunos antropólogos que creen que es para que parezcan bebés humanos, pero la verdad, si un carlino se parece a un bebé humano, debe tratarse de un bebé humano muy feo. Y llegamos por fin a los chihuahuas.

Los antiguos toltecas tenían una raza de perro denominada Techichi, que descendía de los perros que cruzaron el estrecho de Behring con los cazadores que colonizaron América. Los toltecas parecen haberlo criado como animal de prestigio, un perro de compañía para los ricos. Y, como en otras partes del mundo, eso llevó a un perro de tamaño mediano-pequeño. 

Por motivos que desconocemos a los sucesores de los toltecas les dio por criar perros cada vez más pequeños. Quizás porque eran más fáciles de alimentar (la carne era un lujo en la meseta centromexicana**) y así el Techichi dio paso al Chihuahua. El nombre, evidentemente, hace referencia al ladrido de esos perritos, una característica común a los perros pequeños, porque cuanto más canijos son, más nerviosos y ruidosos se vuelven (supongo que para que no los pisen)

Cuando los europeos llegaron a américa, ese perro pequeñajo (no tan pequeño como los actuales, ojo) les hizo gracia y lo llevaron al otro lado del charco. Allí fue cruzándose con otras variedades de perros pequeños hasta llegar al chihuahua escuálido pero aún saludable de comienzos del siglo XX. En ese momento estos pobres animales fueron víctimas de la moda. Las damas elegantes de principios de siglo se aficionaron a llevar esos perrillos diminutos y pelones y. a fin de que resultaran más graciosos, los criadores fueron seleccionando los más pequeños. Hasta que a finales del siglo XX una señora muy adinerada de la JetSet Neoyorquina empezó a dejarse ver con uno especialmente enano que le cabía en el bolso, y los criadores se lanzaron a satisfacer la demanda de chihuahuas miniatura de sus pijísimas clientas, obteniendo así el Chihuahua Toy.

Los criadores de perros son nazis NO TENGO PRUEBAS PERO TAMPOCO DUDAS.

Y así hemos llegado desde el lobo salvaje al pobre Chihuahua Toy, también conocido como Mátenme Por Dios Tengan Compasión de Mí y a otras razas igual de maltratadas como los Papillon, cuya gracia es que parezcan un copo de algodón y sean ligeros y etéreos. tTn ligeros y etéreos que sus patitas de palitroque tiemblan continuamente porque apenas les sostienen.

Y, tras terminar la turra evolutiva, va el mensaje final

_ Lo primero, si algún conocido os dice soy criador de perros, dadle con la piedra más grande que encontréis en la cabeza una y otra vez hasta que no se mueva. Le estaréis haciendo un favor a la humanidad y a la perridad.

_ Y lo segundo, NO COMPREIS PERROS DE RAZA, no sólo por lo asqueroso que es el negocio de la cría, sino porque, gracias a los criadores, están plagados de problemas genéticos. Los pastores alemanes sufren displasia de cadera porque los criadores pensaron que serían más elegantes con la espalda inclinada. Los Westies padecen problemas renales, los bulldog franceses se asfixian... NO LO HAGÁIS.

_ En resumen: ADOPTAD, SIEMPRE. Y no olvidéis lo de la piedra en la cabeza y los criadores.

Y ya me despido. Mis disculpas si me ha quedado muy largo, y no olvidéis seguirme para más exabruptos.

*No se trata de que sean identicos geneticamente, ojo: la frecuencia de genes de los perros es diferente a la de los lobos porque llevan aislados geneticamente muchos miles de años. Es el mismo caso que el del tan mentado e inexistente "gen vasco", no es que los vascos tengan un gen distinto al del resto del mundo, sino que presentan una frecuencia de genes ligeramente distinta que la de los pueblos vecinos.

** Según Marvin Harris es posible que el canibalismo religioso de los Aztecas fuera una manera de justificar el consumo masivo de carne humana por parte de las élites, a falta de otros recursos cárnicos, ya que la fauna mesoamericana estaba esquilmada y hasta la llegada de los españoles no conocían especies cárnicas domesticables, como sí conocían los incas y otros pueblos andinos, que domesticaron al guanaco y la vicuña para llegar a la llama y la alpaca.

miércoles, 13 de enero de 2021

CROISSANES PARA LOS HOBBITTS


Hace un par de noches, estaba viendo un documental sobre el segundo asedio de Viena. Mientras iba escuchando la historia, y saltando a otros vídeos donde se trataban algunos puntos más en detalle, de pronto empecé a pensar que yo ya conocía esa historia, aunque hasta ese momento siempre había pensado que Viena sólo había sufrido un asedio por parte de los turcos, el llevado a cabo por Soleiman el Magnífico en el siglo XVI. Finalmente al llegar a este vídeo de Miguel de Lys supe porqué me resultaba todo tan familiar:

Estaba rememorando el asedio de Minas Tirith, en la novela de El Señor de los Anillos.

Al principio pensé que había sido una casualidad. No se me ocurría ninguna razón por la cual Tolkien hubiera buscado inspiración en un hecho aislado de la historia centroeuropea para esa parte de su novela, pero empecé a notar muchas similitudes y opté por preguntar en las redes, por si alguien podía resolverme la duda. La mayoría de las respuestas fueron negativas, no hay ningún indicio al respecto en los apuntes o en las cartas del autor ni en los análisis de su hijo Christopher, pero alguien apuntó que esa hipótesis no es descabellada. El usuario Arathornil me comentó que en la guía de lectura de Christina Skull y Wayne G. Hammond se considera como muy probable esa relación. Por desgracia no tengo acceso a esa obra, pero voy a exponeros mi propia argumentación en favor de esta idea.

Ante todo vamos a comparar Minas Tirith y Viena. En principio no parece haber muchos parecidos, más allá de ser ambas capitales de un antiguo reino, pero eso se debe a que tendemos a pensar que la ciudad del Danubio era la corte de Sissi o el escenario donde se desarrolla Amadeus. Sin embargo en los siglos XVI y XVII lo que hoy es Austria era la última línea de defensa de la Cristiandad frente al imperio Otomano, igual que Gondor es la barrera que impide que Mordor se abra paso hacia el Oeste.

Antes que Minas Tirith, la gran fortaleza frente al Enemigo era Minas Ithil, conquistada siglos atrás por Sauron y rebautizada como Minas Morgul. Luego caería Osgiliath, dejando a la ciudad blanca sola frente al poder oscuro.

Europa estuvo a salvo de los turcos mientras Constantinopla permaneció en pie, pero ese último baluarte cayó en 1453. En 1521 le llegó el turno a Belgrado y a partir de ese momento Viena, tras sobrevivir al primer Asedio en 1529, se convirtió en el rompeolas que frenaría los avances otomanos. Su único aliado por el sur, el reino de Hungria, fue destruido dos décadas después.

Tolkien, al parecer, describió en cierta ocasión a Gondor como bizantino. Hoy puede parecer que ese término significa decadente, pero desde un punto de vista histórico el Imperio Oriental fue la salvaguardia de la Europa Medieval. Cuando occidente se fragmentaba en docenas de reinos, el mayor poder cristiano era Bizancio. Y, al igual que Gondor, el Imperio fue debilitándose poco a poco, hasta quedar reducida a la gran Ciudad y unos pocos territorios adyacentes.

Y llegamos al momento del segundo asedio. Pasado su gran momento de gloria en el XVI, cuando la alianza entre los Austrias de España y del Imperio era imbatible, la Francia de Luis XIV ha ido minando la fortaleza de sus enemigos Habsburgo, incluso apoyando subrepticiamente la nueva expansión de los otomanos, que se ha frenado algunas décadas tras la derrota de Lepanto*.

El ejército que llega hasta las puertas de Viena el 14 de julio de 1683 supera en 10 a 1 a los escasos defensores de la ciudad, ya que el emperador Leopoldo se ha retirado hacia Linz tras ser derrotado por una poderosa fuerza de jinetes tártaros, aliados de los turcos. También las tropas húngaras, ahora en el bando otomano, golpean el territorio austríaco

Junto al ejército de los orcos de Mordor, llegan tropas de hombres del Este y del Sur.

Viena no va a ser defendida por su monarca, sino por su gobernador, el Conde Rüdiger von Starhemberg. 

Minas Tirith no está protegida por los descendientes de isildur, sino por los senescales.

El gran visir Kara Mustafá comanda el ejército otomano. Su señor, el sultán Mehmet, en Constantinopla, aguarda la noticia de la caída de Viena. 

Las fuerzas de Mordor no son dirigidas por Sauron, sino por su mano derecha, el Rey Brujo, señor de los Nazgul.

El asedio durará dos meses. En eso Tolkien abrevió muchísimo, en realidad tomar una ciudad bien amurallada no es algo que pueda hacerse en un par de días. Pero lo que nos importa sucede justo al final, en septiembre, al llegar tropas en auxilio de la ciudad.

El viejo rey Jan Sobieski, de la federación polaco lituana, cumple su palabra al emperador y acude al frente de su ejército y contingentes de diversas naciones. Suman unos 60.000 hombres, frente a los 150.000 de los turcos.

La hueste de Rohan cabalga sin descanso para llegar a Gondor, haciendo honor a la vieja alianza, con el rey Theoden al frente. Por el otro flanco, se acerca Aragorn con unos 15000 hombres del sur y una pequeña fuerza de montaraces. Unos 22000 en total, frente a los 200.000 del ejército de Mordor

Han llegado justo a tiempo, casi en el último momento: Viena está a punto de caer, con su guarnición desfallecida de hambre y el asalto definitivo en marcha. Los hombres de Sobieski han logrado rechazar un contraataque de los sitiadores, y llegan cuando el grueso del ejército otomano se lanza sobre las brechas de la muralla. La infantería polaca, aprovechando que los turcos se han concentrado en el asalto, avanza por un flanco, y arranca la batalla decisiva.

Los rohirrim creen que han llegado demasiado tarde, pero escuchan el canto del gallo y saben que la ciudad aún resiste.


Jan Solevski aparece ante las líneas enemigas a través de un bosquecillo, junto a la caballería pesada polaca: los húsares alados. Le siguen todas las fuerzas montadas de la coalición. Los defensores, desde las murallas, ven llegar el auxilio y aguantan la acometida de los otomanos. El propio rey da la orden y encabeza a sus lanceros: 18000 jinetes galopan directamente contra los sitiadores, la mayor carga de caballería de todos los tiempos.

Los jinetes llegan a los campos de Pelennor y Theoden cabalga hacia la batalla, seguido por 6000 lanzas. 

El ejército Otomano, pese a su superioridad numérica, no puede frenar un ataque tan poderoso. Los húsares alados rompen sus líneas y la hueste montada atraviesa la retaguardia turca como un huracán, mientras su infantería desbarata cualquier intento de cortar su avance.

Con sus tropas centradas en la ciudad, el señor de los Nazgul apenas tiene tiempo de reorganizar sus líneas y los rohirrim las van derrotando separadamente. La llegada de los refuerzos dirigidos por Aragorn decide la batalla, formando el yunque contra el que golpea el martillo de los jinetes.

La derrota otomana es absoluta. Kara Mustafá logra escapar en la confusión, pero sus tropas dejan cerca de 20000 muertos en el campo de batalla, y sufren miles de bajas durante la retirada. El visir será ejecutado como castigo por su fracaso. La Divina Puerta nunca se recuperará: si el asedio supuso el climax de su grandeza, su derrota frente a Viena marca el comienzo de su ocaso. En los siguientes años Serbia y buena parte de la actual Rumania serán recuperadas por los Habsburgo y el imperio otomano retrocederá para no volver

Si el asedio de Minas Tirith es el zenith del poder de Sauron, la carga de Rohan marca el inicio de su fin, que llegará con su caída diez días después. El reino de Gondor es restaurado por Aragorn y recupera su poder sobre las tierras al este. El Señor Oscuro ya no volverá a levantarse.

Por supuesto todo esto es una simple elucubración. Es posible que todo lo que acabáis de leer no sean sino una sucesión de casualidades y que yo esté forzándolas para hilar ambas narraciones. Sin embargo Tolkien era un gran erudito, y sería extraño que nunca hubiera oído hablar del Gran Asedio y Jan Sovieski. La historia de la llegada del viejo rey y su carga al frente de los húsares alados recorrió toda Europa, y la liberación de Viena fue festejada con tañír de campanas, misas y festejos. 

Visualmente ambos eventos son el mismo: una ciudad asediada, a punto de caer ante un enemigo  inmensamente superior, una falange de jinetes dirigida por un anciano lanzándose a la batalla en el último momento, una victoria contra toda esperanza.

Como recuerdo del Asedio, los panaderos de Viena elaboraron un bollo que hoy se consume en todo el mundo, el Croissant, una representación comestible de la Media Luna otomana (croissant significa Creciente) También ofrecieron (se dice) un panecillo en forma de estribo a Jan Sobieski: el Bagel. En realidad hay noticias del bagel antes del asedio pero es hermoso pensar en el rey polaco degustando, agradecido, un bollo creado en su honor

Tolkien no nos dijo qué elaboraron los panaderos de Minas Tirith para la coronación de Aragorn, pero me gusta pensar que durante esos festejos los hobbitts, reponiéndose de sus heridas, disfrutaron en los desayunos de algún bollo ovalado, con forma de ojo, elaborado en crujiente hojaldre. Y, fieles a la costumbre de los medianos, repetirían e incluso tripitirían, porque aniquilar la Oscuridad es un trabajo agotador, y conviene reponer fuerzas de cara a cualquier viaje, incluidos los de regreso.

Con o sin bollería, este año releeré en algún momento El Señor de los Anillos, y os animo a hacerlo. Si es vuestra primera vez, no hagáis caso a quienes sueltan el tópico de que Tolkien dedicaba demasiado espacio a las descripciones. En su obra no sobra ni una sola palabra, ni un solo diálogo, ni una sola descripción: todo tiene sentido y función y, al igual que en un tapiz, si arrancas un hilo, la urdimbre se deshace.

Y, cuando lleguéis a los campos de Pelennor, no olvidéis que una tarde, hace siglos, un viejo polaco desenvainó su espada y emprendió esa misma cabalgada, sin ser consciente de que él y los suyos galopaban directamente hacia la leyenda.

* Puede ser otra casualidad, pero Saruman tiene un papel parecido al de Luis XIV

sábado, 11 de abril de 2020

SOBRE GITANOS, MURCIANOS Y LA SEMANA SANTA ANDALUZA (y II)


Empecemos por Murcia. Hay una conexión entre los murcianos y una de las dos preguntas originales. Hasta bien entrado el siglo XX se hablaba de una Pragmática Real (atribuida a Carlos III) que decía que las personas de honor debían abstenerse de tener relación con gitanos, murcianos y otras gentes de mal vivir.

Algunos intelectuales dicen que esa norma es un bulo, y que la frase original debía decir gitanos, murcios y otras gentes de mal vivir, siendo murcio un germanismo para ladrón. Es posible que tengan razón. Pero a mí se me ocurre otra posibilidad: la frase decía originalmente Murcianos y es, probablemente, de la época de Felipe III o Felipe IV.

En esos años en Murcia tuvo lugar un acontecimiento trascendental: la expulsión de los moriscos. Españoles cuyos antepasados adoptaron la fe musulmana y, tras la caída de los reinos andalusíes, se convirtieron al cristianismo.

Los conversos musulmanes y judíos, eran mirados con desprecio y desconfianza por los cristianos viejos, y se les acusaba de relapsismo (falsa conversión) y de practicar ritos heréticos a escondidas. En el caso de los moriscos murcianos eso se veía agravado por ser buenos agricultores cuyas tierras eran ricas y bien cuidadas, deseables, y mantener costumbres, vestimentas e incluso lengua propia. Ese habla rara que sonaba a castellano pero no era del todo comprensible por los verdaderos cristianos era vista con desprecio e incluso aborrecimiento.

El destino de los moriscos fue trágico. Primero se les convirtió a la fuerza (durante los desórdenes del alzamiento comunero, bautizos forzados en medio de matanzas). Después se les estigmatizó y señaló socialmente. Finalmente fueron despojados de todo salvo lo puesto y expulsados masivamente por orden de Felipe III. Sus bienes fueron rapiñados por la Iglesia y por el Duque de Lerma, como compensación por las pérdidas que suponía la expulsión de tanta gente trabajadora y productiva (que lo eran, y mucho)

Y así se limpió la región de Murcia, donde eran moriscos la inmensa mayoría, sobre todo en el medio rural. pero quedó en el imaginario la idea de que los murcianos eran gente extraña, de escasa confianza y hablar bruto. Si alguien venía de ahí, poco bueno podía esperarse de él. También hubo expulsiones masivas en el reino de Valencia, pero allí ya había una amplia población cristiana implantada, y no hubo estigma.

Por esas fechas los gitanos llevaban más de un siglo en nuestras tierras y ya se habían decretado leyes en su contra y persecuciones abiertas (edicto de los RRCC en 1499) así que tal vez simplemente se les asoció en el estigma con los murcianos-moriscos, dando lugar a la supuesta pragmática. Hoy el prejuicio religioso ya no existe y sólo queda la frase a modo de chiste, pero en su momento no era asunto de risa.

En cuanto a Andalucía, la exageradísima religiosidad de su gente tiene un origen temporal muy concreto: la Contrarreforma.

En tiempos de Carlos I en el antiguo Al Andalus la Inquisición aún se dedicaba a extirpar con crudeza los restos del judaísmo, perpetuado por los marranos (judíos conversos que mantenían su antigua fe) pero ya dedicaba también sus cuidados a los moriscos andaluces. Esa presión fue creciendo hasta estallar en tiempos de Felipe II en la rebelión de las Alpujarras, sofocada a sangre y fuego. Además sería en Sevilla donde se manifestaron algunos brotes luteranos y calvinistas en el siglo XVI, contra los que se ejerció la consabida represión.

Para la Inquisición, Andalucía era tierra de sospecha y su población, que en su mayor parte eran descendientes de judíos y musulmanes conversos (buena parte de los judíos hispanos acabaron refugiandose en Andalucía hasta su expulsión por los RRCC), vivía bajo su atenta mirada. Los judíos habían sido expulsados en el S. XV, los protestantes sevillanos fueron quemados en la hoguera en 1559 y los moriscos granadinos fueron masacrados en 1568 por las tropas al mando de Juan de Austria*. Para los cristianos nuevos había pocas dudas de lo que podía pasar si se les señalaba como falsos cristianos.

Pero en Trento, en 1563, se decretó una nueva forma de religiosidad basada en rituales que debían despertar el fervor popular y una nueva iconografía que era un canto al éxtasis y el martirio, con especial devoción a la Virgen y al santoral, convertidos por designio del Concilio en custodios e intermediarios de la fe del pueblo ante Dios, frente a la iconoclastia de los protestantes.

Esa religiosidad extrema era una forma de ponerse a cubierto de sospechas. Hoy puede parecernos ridículo, pero no debemos olvidar que la Inquisición era una realidad muy presente en las vidas de los españoles del XVI y el XVII. Para un castellano o leonés no había riesgos, pero si eras andaluz y persona de apellidos dudosos y/o antepasados heréticos, debías demostrar públicamente la fe, y no de forma comedida, sino prácticamente a grito pelado, porque tus vecinos harían lo mismo, y si no exagerabas lo suficiente, quizás alguien podría verte con sospecha**.

En una sociedad obsesionada con la limpieza de sangre ¿qué mejor forma de demostrar tu devoción que con ofrendas, fundaciones y donaciones? Así, cada iglesia andaluza se convirtió en un escaparate de la religiosidad de sus parroquianos, de los ricos y de los pobres. Porque nadie estaba a salvo de sospechas, pero si donas una custodia repleta de filigranas de plata y fundas una capilla, puede que ganes un certificado de Limpieza. Eso, en pleno auge del barroco, se convertiría en una explosión desmesurada de imaginería cuyos resultados podemos seguir viendo hoy en día.

Y si no tienes más que tu miseria, mejor cantar muy alto y muy fuerte, y emocionarte ante la virgen, y llorar a su paso como si fuera tu propia madre, y desmayarte entre convulsiones, incluso.

Esa fe inflada e inverosímil que ahora nos hace reír e incluso nos lleva a mirar a sus partícipes con cierto desprecio, no nació de la ignorancia. Sino del miedo y de la necesidad. Fue un escudo contra la persecución, y al final acabó convirtiéndose en una seña de identidad.

Y de nuevo aparecen aquí los gitanos. Porque tan exagerada como la devoción andaluza es la gitana. El cristianismo caló en Andalucía es como una versión amplificada del payo, por ser la tierra donde más gitanos se asentaron, y ser estos incluso más sospechosos de herejía y víctimas de persecución que los cristianos nuevos (recordemos el horrendo edicto de persecución de Fernando VI) pues además se les acusaba de brujería. Así que, ante un mismo peligro, se forjo la misma defensa: religiosidad escandalosa y florida.***

¿Qué tienen en común, entonces, andaluces, murcianos y gitanos? que eran en su origen pueblos conversos, se les señaló como cuerpos extraños y la inquisición y las autoridades se cebaron en ellos.

Luego la respuesta última a ambas preguntas es la misma. Los murcianos son señalados como estúpidos y de poca confianza, y andaluces calós y payos son tan exagerada y públicamente religiosos, por el fanatismo y la intolerancia de la Iglesia, la Corona y el propio pueblo español, que no dudó en pisotear e incluso aniquilar a buena parte de sus vecinos por ser diferentes.

 * Tras la matanza, las familias moriscas de Granada fueron dispersadas por Castilla, de ahí que Sancho, en el Quijote, tenga un amigo morisco. El propio Juan de Austria comentó con tristeza la desgracia de ese pueblo y lo injusto del trato que se les daba.

** Tal vez uno de esos mismos vecinos: la Inquisición generó un clima de sospecha y delación, ya que no se publicaba el nombre del denunciante y éste podía recibir una parte de los bienes del denunciado

*** Y FUNCIONÓ: hay oficios del Santo Tribunal contra los gitanos, pero en proporción son mucho menos que los que hubo contra la población judeoconversa, y en general las penas fueron leves, sin autos de fe con condenas a muerte. A partir del XVI los gitanos sufrieron persecución de las autoridades pero no inquisitorial****.

**** Si os interesa el tema, recomiendo la lectura del magnífico ensayo Los Gitanos y la Literatura en el siglo de Oro, de Antonio Solano Cazorla

SOBRE GITANOS, MURCIANOS Y LA SEMANA SANTA ANDALUZA (I)


Hace mucho que no escribo en el blog. Y hace mucho más que no escribo sobre religión. Pero esta extraña Semana Santa, caracterizada por la ausencia de procesiones, me ha hecho pensar un poco sobre dos hechos aparentemente inconexos.

En Aegypto, de John Crownley, se plantean dos preguntas: ¿Porqué en el dolar hay una pirámide? y ¿porqué se creía que los gitanos eran magos y brujos?

La pirámide del dolar representa al Gran Sello de los Estados Unidos, y es un símbolo masón, elegido por los Padres Fundadores, que eran masones. Cuando los masones adoptaron el símbolo de la pirámide se proclamaron herederos de la sabiduría secreta y milenaria de Egipto, recibida a través de los textos de Hermes Trismegisto. Éstos, en realidad fueron redactados hacia el siglo II y no tienen ninguna relación con el antiguo Egipto, pero la atribución se mantuvo y prosperó en la Edad Media, ya que todo el mundo sabía que era la más antigua de las civilizaciones, y que sus textos estaban llenos de secretos, dado que era imposible leerlos (hacía siglos que se había perdido el conocimiento de los jeroglíficos) Cuando apareció la masonería, se creó el mito de la sabiduría perdida de los atlantes, transmitida a los egipcios y por estos a los constructores del templo de Salomón que a través de la orden del Temple... (aquí sigue la inacabable colección de paridas sobre las que se sustenta el supuesto legado de masones, rosacruces y similares)

En cuanto a los gitanos, se les creía dotados de misteriosos poderes porque, cuando llegaron a Europa, parecían extraños a ojos de sus habitantes: tenían costumbres nómadas, relaciones de tipo tribal, una lengua ajena al griego y al latín, ropas peculiares y unas características étnicas exóticas para los europeos (piel bronceada, cabellos y ojos oscuros, facciones sensuales). La explicación que se dio fue que gentes tan misteriosas debían venir del misterioso Egipto*.

Por eso se les llamó en España
egitanos (egipcios, ya que Egipto se escribía Egito en el S. SV) que luego derivaría en gitano, y en Inglaterra Egyptians que se convirtió en Gypsy (sí, ambos términos derivan de la misma palabra) Y, puesto que eran egipcios, debían tener poderes y conocimientos secretos.

Así que en el dólar hay una pirámide, y los gitanos eran acusados de practicar la brujería, porque hasta el S. XIX (y a veces, todavía) todo el mundo
sabía que los antiguos egipcios tenían conocimientos y poderes misteriosos**.

Bien, pues en estos días, normalmente, la televisión estaría repleta de imágenes de las procesiones de la Semana Santa, con especial hincapié en las procesiones andaluzas y, por encima de todas, de la Semana Santa Sevillana. Y veríamos a todas horas a las gentes de Sevilla chillando con histerismo, azotándose hasta el éxtasis, deshaciéndose en lágrimas copiosas, gritando piropos atronadores a sus vírgenes, llegando a las manos cada vez que una cofradía chocase con el recorrido de otra, y por supuesto defendiendo que SÚ CRISTO (o virgen, o santo...) no tiene por qué ceder el paso a otro de inferior categoría. Y, en caso de semana santa lluviosa, imágenes de cofrades llorando desesperados por no poder sacar sus pasos y proclamando entre hipidos que llevan todo el año preparándose para ese momento.

Podemos ver escenas similares o incluso de mayor nivel histérico en los festejos del Rocío, con ese asalto multitudinario a la reja que hace parecer las vueltas a la Kaaba en La Meca una tranquila excursión campestre. Y, si nos damos un paseo por las iglesias y catedrales andaluces, saldremos mareados de la cantidad de santos, ángeles, custodias, ornamentos, tapices y dorados que las recubren.

La religiosidad de los andaluces, a ojos de una persona crecida en, pongamos, Valladolid o Huesca, parece totalmente fuera de proporción. Y esas son tierras con profundas raíces culturales cristianas, pero las celebraciones como la Semana Santa se viven con bastante austeridad, y los templos, incluso las grandes catedrales góticas, resultan sobrias por comparación con sus recargadas homólogas al sur de Despeñaperros. Eso nos lleva a preguntarnos ¿porqué? ¿Qué pasa en Andalucía para que allí la religión se viva tan, tan exageradamente?

Pues por la misma razón por la que todo el mundo considera que los murcianos son brutos, cerriles, semianalfabetos y de poca confianza, y que su habla es una lengua de catetos e ignorantes. Sin embargo cualquiera que viva o visite Murcia no verá ningún signo de especial debilidad mental entre sus pobladores, ni costumbres bárbaras o arcaizantes así que ¿porqué se piensa que los murcianos son idiotas?

La respuesta, mañana. Qu
e ya es tarde y me voy a la cama

* En realidad el pueblo romaní viene de Asia, probablemente de la península del Indostán, y no tienen ninguna relación con Egipto

** Cuando Champollion descifró los jeroglíficos y se leyeron por fin papiros y grabados en piedra pudo verse que la cultura egipcia era vital, alegre, y su religión estaba muy alejada de misterios esotéricos y conocimientos ocultos. Pero a día de hoy la leyenda de la sabiduría secreta de la Atlántida y Egipto sigue circulando entre los fanáticos de la conspiración y el ocultismo, adaptada a los tiempos modernos con la inclusión de extraterrestres


domingo, 23 de febrero de 2020

LOCURAS CHURCHILLIANAS

Demasiado tiempo sin escribir. Tenía el propósito de publicar más seguido en enero, pero ya sabéis lo que pasa con los planes de los ratones y de los hombres. Pero bueno, aquí estoy de vuelta, así que gracias a quienes sigáis por aquí por vuestra paciencia

Hace poco he acabado el trabajo para un nuevo monográfico de tecnología militar, esta vez centrado en los aparatos que no funcionaron como se esperaba, o que resultaban tan sofisticados que resultaba imposible producirlos e incluso usarlos, y dentro de ese proyecto he incluido una sección que se podría resumir en PERO ¿QUIÉN PENSÓ QUE ESTO ERA UNA BUENA IDEA?

Pues bien, dentro de ese apartado de Cacharros Majaretas, hay uno que no me resisto a comentar por aquí, ya que lo tiene todo: ideas imposibles, fantasía desbordante, esfuerzo tecnológico valdío y un rostro famosísimo detrás. Ni más ni menos que el ínclito, el inimitable, el único....*redoble de tambores*... ¡¡¡¡¡WINSTON CHURCHILL!!!!!, que cuando estaba inspirado era para echarse a temblar

Porque, como la Historia la escriben los vencedores, a veces parece que las ideas ridículas sólo se les ocurrían a los alemanes. Pero los aliados en general, y los ingleses en particular, tienen una buena cantidad de inventos absurdos, y el que voy a presentaros es digno, no sé ¿de Julio Verne?

Pues resulta que una mañana nuestro primer ministro británico favorito Winston se levantó así, como animado, y le comentó a su mayordomo ... porque yo me imagino a Winston con un mayordomo, así, muy serio, con su elegante traje negro y su plastrón, y siempre una bandeja a mano con una botella de brandy para el desayuno del señor... Bueno, pues eso, que Winston, se levanta murmurando, qué magnífico día para matar boches, y luego le dice al mayordomo

James, mi buen amigo, estaba yo pensando anoche antes de dormirme, con eso de que en nada tendremos una nueva guerra de trincheras como en 1914, sería una buena cosa que hubiera un tanque subterráneo. 

- Por supuesto, milord. Permítame decirle que me parece un pensamiento muy inspirado

- Nah, una fantasía imposible, mi buen James. Construir algo así sería complicado, costoso... probablemente no lograríamos llevar un proyecto así a buen puerto, es mejor centrarnos en las cosas prácticas

- Si me permite la osadía, milord, añadiría que para construir algo tan formidable hace falta tener los huevos bien puestos, los ingleses, le ruego me disculpe, ya se sabe...


(James, por si no lo habéis deducido, es un mayordomo escocés, y con su delicioso acento de las Highland diría... There aren't english eggs to build an underground tank, Mylord)

...Y Churchill, tomándose su brandy con colacao, le miraría frunciendo el ceño y diría...

_ That there aren't eggs? WHAT ISNT EGGS? HOLD ME MY BRANDY WITH COLACAO !!!!

Y luego cogería su teléfono y diría, Elizabeth, querida, páseme con la oficina de ideas chorras, digoooo, el Departamento de Vehículos Especiales

Y, dicho y hecho, a finales de 1939 estaba en marcha el desarrollo del primer y único tanque subterráneo del mundo, un proyecto que sería conocido como The White Rabbitt (por el conejo de Alicia), Nellie (apodo cariñoso dado por Churchill) o, en nombre clave, The Cultivator nº6.

Por resumir, os diré que se trataba de un vehículo excavador de 130 toneladas de peso y 24 metros de largo, formado por dos cuerpos articulados, el principal situado detrás, con un sistema de tracción oruga y dos motores, uno para mover todo el artefacto y otro para dar potencia a la parte delantera, una sección frontal con dos palas rotatorias a ras de suelo y presidida por una gigantesca reja de arado de 10 toneladas de peso. Éste aparato, en la mente de Winston, excavaría una zanja de algo más de dos metros de profundidad y otros tantos de anchura, avanzando sigilosamente hacia las líneas alemanas, y abriendo así un paso seguro a las tropas que le seguirían para saltar sobre los desprevenidos alemanes surgiendo de la tierra delante de sus trincheras. Aquí abajo podéis ver mi recreación del invento

La idea era que la reja iría abriendo el terreno para facilitar el trabajo de las palas rotatorias: estas recogerían la tierra y los escombros y los expulsarían por las tolvas laterales que se aprecian en la parte delantera. Todo el conjunto iría dirigido por su comandante, asomado a esa especie de torrecita cuadrada que hay en la parte superior, que sería lo único que sobresaldría del suelo. La máquina, por cierto, avanzaba excavando a razón de un kilómetro por hora.

Por increíble que parezca, Winston logró convencer al gobierno de su majestad y al gobierno francés, y se encargaron en firme ¡¡¡240 unidades!!! Es más, entre enero y marzo del 40 los observadores alemanes en la línea Sigfrido informaron de un inusual aumento de la actividad en las líneas francesas, sin poder encontrar una explicación, dado que las patrullas enemigas no parecían estar llevando a cabo nada parecido a un reconocimiento táctico. Lo que ignoraban los alemanes era que lo que hacían los franceses era tomar muestras del terreno, para ver por donde sería más fácil lanzar el ataque con las tuneladoras churchillianas, de las cuales Winston (que aquí vemos asistiendo a una demostración) estaba muy, muy orgulloso


Pero ya sabemos que los mejores planes pueden torcerse por circunstancias incontrolables, y sucedió que la guerra no se desarrolló como se esperaba, y no se formó un frente de trincheras con su tierra de nadie y sus líneas de alambradas, tal y como esperaban ingleses y franceses que pasara, y en su lugar hubo una guerra acorazada de alta velocidad que se llevó Francia por delante en un pis pas, y Nellie dejó de tener sentido antes de nacer

Ojo, por increible que parezca, Nellie FUNCIONABA. Aunque, como podéis ver en las siguientes fotos, no era lo que se dice un aparato de manejo sigiloso y discreto.





He mencionado que esta máquina hubiera tenido sentido en 1914. Sí pero no. Porque Nellie tenía un problemilla, o al menos yo creo que lo tenía, algo en lo que ni Churchill ni los ingenieros del departamento de vehículos especiales tuvieron en cuenta

Recordemos la idea: La maquina irá excavando una zanja seguida por la aguerrida infantería, que saldrá practicamente de debajo del suelo para tomar por sorpresa a los atónitos boches. Vale, obviemos que se les ha visto venir desde varias horas atrás. Imaginemos que todos los centinelas alemanes están ciegos de schnaps porque es el cumpleaños de una prima del Führer y no ha tenido lugar ningún diálogo del tipo Hans, oye, esa zanja de hace un rato sigue avanzando despacito hacia nosotros, lanzando chorros de tierra a gran altura, y el caso es que cada vez que caen cascotes en la cosita cuadrada que hay en medio se oyen como insultos en inglés. Qué raro ¿no?

Pues sucede que la incontenible furia de los infantes ingleses tiene un pequeño e insospechado obstáculo en su camino: La propia Nellie, con sus 130 toneladas y sus 23 metros de largo, QUE ESTÁ JUSTO EN MEDIO ¿O acaso va a asomarse el de la cajita y decirles a los alemanes, señores nazis malvados, que no nos vale ¿eh? cruci, que ahora tenemos que meter la reversa y volver a nuestras líneas, y ya si eso en un par de horas llega el asalto incontenible y sorpresivo. Ustedes, como si no nos hubieran visto ¿vale? y ellos Jawoll, jawoll, ustedes a su aire, hagan, hagan.

En fin, para rematar la historia, os diré el primer prototipo funcional fue presentado en 1941, un año después de la caída de Francia. Así que para unas prisas, pues tampoco era. Winston redujo el pedido a 33 unidades que al final se quedaron en 6, entregadas en 1942. Como excusa, y para justificar el coste de todo el proyecto, se adujo que en realidad esas máquinas eran excavadoras de trincheras (Trench-digger) y que su función era trazar líneas defensivas de emergencia en caso de una invasión paracaidista alemana. Al acabar la guerra las 6 máquinas fueron desguazadas y se corrió un tupido velo sobre el proyecto.

En cierto modo es una pena que no guardasen alguna. Yo, cuando veo las fotos, lo veo ideal para una distopía steampunk, sólo necesita una buena caldera de vapor con una fenomenal chimenea y un elegante ribeteado dorado en la hoja del arado.

Pero, aunque no queden las máquinas, tenemos las fotos y, sobre todo, el testimonio del propio Churchill, que mencionó el proyecto en sus memorias y lo comento con esta, a mi parecer, gloriosa frase, digna del viejo león:


ME DECLARO CULPABLE, PERO NO ARREPENTIDO (I'm guilty, but impenitent)

martes, 5 de noviembre de 2019

MALDITOS MACROBIÓTICOS O porqué le tengo tirria a Rudolf Hess

Ahora que se habla tanto de fachas, debo confesaros que yo tengo un encono personal con Rudolf Hess. Algunos ya sabéis el porqué pero ¡qué leches! Lo voy a explicar para los paseantes.

El señor Hess era un nazi pata negra, un camisa vieja de los que participaron en el putsch de la cervecería. Posteriormente fue secretario de Hitler en prisión, y ahí compiló y mecanografió Mi Lucha. 

Hess, pese a tener esa cara de pardillo, llegó a ser jefe del Partido Nazi tras la subida de Adolf al poder, organizó grandes apoteosis como las olimpiadas de Berlín y, empezada la guerra, se hizo célebre al volar a Escocia para negociar un acuerdo de paz con Gran Bretaña. 

Espoiler: le salió regular. Los ingleses le trincaron, le pusieron a la fresca y, acabada la guerra, le llevaron a Nuremberg para juzgarlo. Una vez allí, su estrategia de defensa consistió en hacerse el loco. 

Literalmente. Cada vez que el juez o el fiscal preguntaban algo él decía ¿mande? y si le insistían respondía no sé quién es ese Hitler de quien me hablan ¿me pueden devolver mi osito de peluche?



No coló, y se tiró el resto de su vida en Spandau, donde diñó hace ya unos años. 

Pues bien, este buen mozo, al igual que muchos gerifaltes nazis, tenía la capacidad intelectual de una avutarda.

Suponiendo que las avutardas fueran gilipollas.

Que no lo son. Dejemos en paz a las avutardas.

Vamos, que era un gilipollas a a secas.

Pues así como a Himmler le dio por buscar pruebas de que los alemanes estaban emparentados con los samurais, y algunos otros nazis se empeñaron en que el yeti era el antepasado de los arios, al señor Hess se flipó con la macrobiótica.

No voy a explicaros lo que es la macrobiótica. Si tenéis curiosidad, tiráis de wikipedia, que no os lo voy a dar todo masticado.

Volviendo a Hess, el menda creía que gracias a la dieta macrobiótica su mente y su cuerpo se purificarían y alejaría la vejez, la enfermedad y las malas vibraciones.

Así que sólo comía comida macrobiótica. Siempre y en todo lugar. Lo cual tiene su dificultad porque no es que haya muchos restaurantes macrobióticos. Pero él tenía un cocinero macrobiótico que le hacía sus cositas macrobióticas y todo bien.

Peeeeeeeeeero...

(Llega el drama)

Resulta que Adolfo, que era un señor muy hogareño, tenía la costumbre de invitar a comer a sus amiguicos. 

Y Hitler era vegetariano, no macrobiótico.

Que no es lo mismo, OJO.

Aunque Hitler decía que el vegetarianismo le daba paz de espíritu y limpiaba su cuerpo. Y le había quitado la violencia.

HITLER.

SÍ.

QUE GRACIAS AL VEGETARIANISMO YA NO ERA MALO.

Badum tsssss

Pues eso, que Hitler invitaba a comer a su casa a Hess, Goering, Goebbels, Bormann, Ley... la NaziPandi, vamos. Todos juntitos comiendo delicias vegetarianas en amor y compañía.

Pero no. TODOS NO.

Porque Hess, como he dicho, sólo comía macrobiótico, así que se traía un Tupper de casa. Se iba para la cocina, se lo daba a la cocinera de Hitler, y esta se lo servía disimuladamente.

Y resulta que un día Hitler se dio cuenta de la jugada, se cabreó, y le puso de patitas en la calle y ya no le ajuntó más, por malqueda.

Y tenía toda la razón del mundo. Porque mi mamá me enseñó que si vas a casa ajena COMES LO QUE TE PONEN EN EL PLATO.

SIN REMILGOS.

SIN DEJARTE NADA.

Y DAS LAS GRACIAS, QUE SE NOTE QUE HAS IDO A BUENOS COLEGIOS.

Lo dicho, Hitler tenía todo el derecho del mundo a cabrearse. Y por eso le tengo especial inquina a Hess 

Porque por su culpa, por su falta de modales en la mesa LE TENGO QUE DAR LA RAZÓN A HITLER.

Y por eso no le perdonaré jamás y espero que tuviera unas hemorroides del tamaño de un balón de rugby y que la comida macrobiótica estriñera mucho y le hiciera cagar duro. Y que en Spandau el papel higiénico fuera El Elefante.

Y me diréis, qué rencoroso. Y os diré, mucho. Que eso no se me hace a mí, Hess, que yo no olvido.

Imbécil. 

Que eres un imbécil y un maleducado.





viernes, 13 de septiembre de 2019

EL FALSO FEMINISMO DE MÉRIDA (BRAVE)



Hace unos años, cuando se estrenó la película Brave, parte de la promoción se centró en señalar que, por fin, Disney presentaba una protagonista empoderada y feminista, un ejemplo positivo para las niñas, más allá del modelo felizmente sumiso de la princesa soñando con un novio (Blancanieves, Cenicienta, Bella... etc). Supongo que recordaréis los comentarios, la joven Mérida se rebela contra un destino impuesto, reivindica la libertad de las mujeres ... etc, etc, etc

Vaya esto por delante: la peli me gustó mucho. No es lo mejor de Pixar ni de lejos, pero no aburre y visualmente es un espectáculo magnífico.

Dicho esto... PERSONAJE FEMINISTA MIS COJONES

Veamos los personajes femeninos de esta película: hay cuatro, en total. Mérida, la reina Elinor, Maude, la doncella del castillo, y la Bruja. Pero a los efectos de la historia la Bruja es un simple desencadenante y Maude una caricatura con tetas (literalmente, suele ser mucho más visible su escote que su cara)

El planteamiento que nos hace la película es que Mérida es alegre y vital, y su estirada madre pretende encorsetarla (de nuevo, literalmente) en su esperado papel de princesa, de cara a un matrimonio concertado. Mérida se rebela, reclama su libertad y tras un tonto error con un pastelito hechizado dedica el resto de la peli a evitar que maten a su madre. Final feliz, plas plas, lagrimita tras la reconciliación y chistecito (flojo) en la escena poscréditos.

Bueno, pues no sé donde están el feminismo o el empoderamiento. Mérida no está luchando por los derechos de las mujeres, sino por sus privilegios personales. Es una niña caprichosa, que ha hecho su santa voluntad durante años, cuya infancia y preadolescencia ha consistido en ir y venir sin dar cuentas a nadie, cabalgar, escalar, tirar con arco y robarle la comida a Maude siempre que le ha apetecido, sin dar ni golpe ni una sola vez en todo ese tiempo, porque es la princesa heredera.

El drama se inicia porque su madre, oh, cuan malvada, por fin empieza a prepararla para asumir sus responsabilidades como princesa. Porque sus privilegios implican una responsabilidad. El reino es joven, y se basa en la alianza de cuatro clanes que, décadas atrás, se unieron para luchar con un enemigo común y posteriormente reconocieron la autoridad del rey Fergus (aparentemente) con el acuerdo de que uno de los primogénitos de los clanes sería su sucesor tras casarse con su hija.

La reina Elinor no quiere restringir la libertad de Mérida en nombre de viejas tradiciones machistas, sino evitar una guerra civil, porque ni su esposo ni los tres jefes de los demás clanes suman un pensamiento sensato entre los cuatro. De hecho, lo primero que hacen al verse es liarse a hostias, y sólo se detienen cuando ella les llama la atención. Lo que, por cierto, desmiente que el poder esté en manos de Fergus, un alegre descerebrado como el resto: la verdadera autoridad está en manos de la reina, y la estabilidad es muy frágil: un malentendido, un mal gesto, un desprecio, y los viejos rencores entre los cuatro clanes romperán el reino en pedazos. Ella tiene que elegir entre prevenir una matanza y el capricho de su hija de seguir haciendo lo que le plazca.

¿Cómo reacciona Mérida? Enfadándose, pataleando, cerrándose en banda, ahora no respiro hala, y, finalmente, montando el numerito  que desencadena precisamente lo que su madre intentaba evitar. Y lo peor es que la niñata no se siente responsable por los acontecimientos: le importa un carajo que un montón de guerreros furiosos estén dispuestos a matarse entre ellos, y a destruir todo lo que se ha conseguido a lo largo de varias décadas de paz y equilibrio. El símbolo visual que se nos muestra, la ruptura del tapiz, es muy evidente: su gesto va a destruir todo lo tejido por su madre, que no es su familia, sino la paz.

Pensemos por un momento en como ha ejercido Elinor el poder. Ha negociado pacientemente durante años, ha dirigido, guiado, sugerido... gracias a eso la brutal energía de los clanes no se ha derrochado en nuevas guerras y hay prosperidad. La leyenda del Viejo Reino nos muestra lo que sucede cuando el único poder que se ejerce es el de la fuerza de las armas. Por eso, durante la escena de la pelea en el salón del Castillo, los jefes de los clanes no reivindican el poder para ellos, sino que reclaman la presencia de la reina, porque sin ella todo se viene abajo: basta su ausencia durante un día y una noche para la paz se tambalee.

¿Dónde está ahí el empoderamiento? A Mérida se la pela lo que les pase a todas las demás mujeres del reino, no está reivindicando una mierda para ellas, sólo exige seguir con su jiji y su jaja, sin asumir jamás las consecuencias de sus actos. Es más, esas consecuencias no llegan a resolverse: Merida, imitando a su madre, logra preservar la paz pero luego simplemente deja la solución al problema para más adelante, echando la patata caliente en las manos de los primogénitos.

Llegamos al punto más problemático ¿Cómo debería haber actuado Mérida? ¿Hay opciones racionales, frente a la aceptación sumisa o la pataleta caprichosa?

La hay. Por cierto, no se me ocurrió a mí, sino que surgió (como todo este post) en una conversación con una amiga feminista muy puesta en Historia. No olvidemos en esta historia está ambientada en la Edad Media. Los matrimonios entre las casas reales se concertaban porque lo que estaba en juego no era el amor (ese concepto, el del matrimonio por amor, no surge en el imaginario occidental hasta mediado el siglo XIX) sino el poder. Mérida tenía una alternativa y podría haberla puesto en práctica si en vez de bufar cada vez que su madre intentaba enseñarle cómo reinar, hubiera prestado atención a lo que se le estaba mostrando. Si ella es la encarnación del equilibrio, entonces puede negociar, y debería (sola o en acuerdo con su madre) haber tratado directamente con los jefes de los clanes y con sus hijos las condiciones más favorables para ese acuerdo, garantizándose toda la libertad de acción posible*, dejando un plazo razonable antes del enlace a fin de disfrutar de sus últimos años de diversión y garantizando la estabilidad del reino bajo sus condiciones, no en base al resultado de un torneo de arquería.

Esta opción, por supuesto, no le da la posibilidad de seguir disfrutando toda una vida de eternas vacaciones, pero es que esa posibilidad nunca ha existido: más tarde o más temprano estará obligada a gobernar**. No puede renunciar al trono, ya que el acuerdo entre los clanes implica que la sucesión de Fergus no recaerá en sus tres hijos menores sino en otro de los clanes (y los niños, siendo trillizos, podrían además provocar una nueva guerra como la que destruyó el Antiguo Reino). Puede parecer injusto que el destino de la protagonista tenga que seguir unas reglas de juego que la impiden hacer su plena voluntad, pero eso afecta a todos los protagonistas masculinos y femeninos, y ella tiene más opciones que los demás, porque tiene la llave del poder. Y si ha gozado de esa libertad y esos privilegios, y tiene ese poder en su mano, es porque se esperaba que asumiría sus responsabilidades, no porque su ombligo sea el centro del universo

En cambio, el final feliz que se nos muestra es del todo incoherente. No sólo Mérida no va a asumir una mierda de responsabilidad, sino que encima su madre parece que de pronto ha decidido que, total, vámonos a cabalgar, que no pasa nada. A lo mejor se ha dicho, para qué preocuparme, cuando todo estalle yo ya estaré muerta, probablemente por otra metida de pata de mi hija.

Para terminar, no sólo no veo feminismo en esta película. Tampoco le veo sentido a la propaganda que se le hizo a esta película porque Disney hace mucho que presentó a un personaje femenino empoderado y feminista: MULÁN

Mulán no se rebela porque sus privilegios de niña consentida vayan a acabarse, de hecho al inicio vemos que ha aceptado honrar a su familia casándose y teniendo hijos (la escena de la casamentera). Su rebelión se dirige contra la injusticia de no poder reemplazar a su anciano padre por ser mujer. De hecho sabe que elegir ese camino la pone fuera de la ley y al cortarse el pelo y vestir una armadura, se está jugando la vida. No se trata de una paranoia suya ni una pataleta: tras la batalla en la nieve, por vestir de nuevo como mujer, vuelve a ser invisible y despreciada, porque vive en una sociedad brutalmente misógina (en la antigua China las mujeres no eran personas, mientras que en la cultura celta retratada en Brave eran respetadas y tenían, por ejemplo, derecho al divorcio, a la herencia al trono y a sus bienes)

De ahí la fuerza de la escena en la que el jefe enemigo comprende que es una mujer quien le ha vencido, el enorme simbolismo del momento en el que el emperador (y, con él, todo el pueblo) se inclina ante ella, reconociendo su deuda de gratitud, y la dignidad de su rechazo al puesto de poder que merecidamente se le ofrece, porque no ha buscado nunca ese poder, sólo cumplir con su deber familiar.

Como colofón, si bien Mulán siente su poquico de calorcillo por el capitán Li, por que el mozo está muy bien plantado, no hay ningún momento de romanticismo y es él el que acaba yendo tras ella (después de que el emperador le de una colleja, porque todo lo que tiene de guapo lo tiene de corto)

Así que, si buscáis un personaje Disney empoderado de verdad, tenemos una chica de pelo oscuro y ojos penetrantes, que sabe encontrar una oportunidad táctica en medio de una batalla perdida, maneja la espada sin miedo y reparte hostias como panes. Y en cuanto a la pelirroja caprichosa y malcriada ¿qué podemos decirle sino...




*Si alguien cree que las mujeres no podían ejercer el poder en la antigüedad, debería leer la historia de Cleopatra, Zenobia, Boudicca o, si prefieren ejemplos nacionales, Isabel de Castilla. Esta última, precisamente, se caracteriza por haber sido una de las mejores negociadoras de la Europa del siglo XV

** Y porque en algún momento llegará a ser adulta, y eso implica asumir las consecuencias de sus decisiones

lunes, 19 de agosto de 2019

LA IMPORTANCIA DE LOS APODOS porque es bueno ser rey


Pedro el Cruel haciendo honor a su nombre

Hace unos días estábamos hablando en tuiter de lo que molaría tener un buen apodo, uno que hiciera que todos los que oigan hablar de ti sientan temor, reverencia, la necesidad de postrarse de hinojos a tu paso. Imaginad qué mal lo pasaría cualquier niño al que apodaran El Piraña en los años 80 y, por contraste, cómo sería respetado en cualquier instituto de esos años un chaval a quien se conociera por el Chaira. Y si un tema tan aparentemente inocuo podía decidir sobre tu supervivencia en el patio, imaginad lo trascendente que debe ser un buen apelativo para cualquier persona con una cierta responsabilidad histórica.

Pensemos en los reyes. Leonor de Aquitania parió a dos reyes de Inglaterra: Ricardo Corazón de León y Juan Sin Tierra. Va, venga, a bote pronto y sin mirar la wikileches ¿cuál creéis que es recordado como la hostia en bicicleta?

EXACTO, Ricardo es recordado como una mezcla entre Brad Pitt, Arnold Chuarchenaguer, San Francisco de Asis y Sir Isaac Newton, mientras que Juan es el que se chupaba el dedo en la peli de Disney. Y sin embargo, Ricardo fue uno de los reyes más nefastos de la historia inglesa, tan convencido de ser guay y especial que arruinó el país entre cruzadas, rescates, guerras y mierdas, mientras que Juan, pese a ser un psicópata rencoroso, al menos logró poner cierto orden en el reino. Peeeeeero, el apodo guapo se lo llevó el hermano, así que te jodes, Juanito, al banquillo de los malos.

No nos engañemos, los reyes molones necesitan nombres molones. No puedes impresionar a los historiadores llamándote Carlos el Gordo o Enrique el Impotente. Y tampoco sirven de mucho los apodos políticamente correctos ¿O de verdad pensáis que alguien se va a acordar de Felipe el Preparao o Juan Carlos el PuterEL CAMPECHANO de aquí a un par de siglos?

Por supuesto puedes tener apodos molones y positivos, o sea, Alfonso el Sabio, Felipe el Hermoso... no es que maten de emoción, pero mucho mejor que García II el Tembloroso, dónde va a parar. Luis el Santo, comparado con Fernando el Felón, pues sí, gana de calle.

Pero un monarca que quiera impresionar necesita un apodo potente, un nombre de rey que hace cosas de rey. Los numeritos, como sumo, valen para aprenderte las efemérides (felipe II, Felipe III, Felipe IV...) En cambio, si te llamas Sancho el Fuerte, Alfonso el Batallador, El Príncipe Negro... AMIGOS, ESO SON PALABRAS MAYORES

Charles Martel, abuelo de Carlomagno: que en cristiano es Carlos Martillo, así llamado por lo que hacía con sus enemigos. Mis dieses, don Carlos, que aunque usted no fue rey coronado, nadie, absolutamente nadie, se acuerda de Chilperico o Teodorico, que supuestamente eran los capitostes pero con unos nombres tan mierder, no te da ni para nota a pie de página.

Aunque la cosa se jode con su hijo, que ya es mala suerte que te llamen Pipino el Breve. Anda que no le harían chistes al pobre

Tiremos para mi patria chica: Pedro el Cruel. Nadie tiene muy claro qué hizo nuestro amigo Pedro, porque se lo cargaron así como de mala y taimada manera. Pero da lo mismo, si te llaman EL CRUEL pasas a la historia sí o sí.

Y si miramos al Este, ahí tenemos a Vlad el Empalador, por si no molase bastante apellidarse Dracul. Eso sí es un apodo como Dios manda, qué carajo. Que me le imagino diciendo a los campesinos, voy a subir los impuestos este año, mientras acaricia una estaca de abedul, y ellos, gracias, señor, gracias, gracias ¿le hemos dado ya las gracias? gracias  

Ahora, para reyes molones, los rusos. Que lo de y mientras tanto, en Rusia, no es de ahora.

CATALINA LA GRANDE. Una no se gana ese nombre sonriendo en las fotos, no señor. Y Catalina lo tenía mal, que sólo era reina consorte, pero agarró al tontolhaba desustanciao de su marido, lo metió en prisión, lo degolló y se quedó todas las Rusias (y una buena cantidad de rusos macizos) para ella sola. Mi aplauso, señora, que una no se mete a zarina para aguantar babosos con exceso de consanguineidad. Y ojo, que el título Grande no se lo dan a cualquiera, que ya tenía un predecesor que puso el listón bien alto

Les hablo de PEDRO EL GRANDE, señores. Que por aquello de ver como era lo de hacer barcos agarró martillo, clavos y serrucho y se construyó él solito una fragata. Y no sólo se le daban bien las manualidades, que su hijo, cuando ordenó ejecutar a no sé cuantos boyardos, le dijo, sí, tú mucho condenar a muerte, papi, pero luego no te manchas las manos, Y PEDRO SE ARREMANGÓ, LE DIJO AL CHAVAL, SUJÉTAME EL CUBATA, LE QUITÓ El HACHA AL VERDUGO Y SE LIO A DECAPITAR NOBLES COMO SI NO COSTARAN DINERO

SÍ SEÑOR. Después de una performance así A VER QUIÉN TE TOSE

Peeeeero.... mi monarca favorito del mundo mundial es, con cien cuerpos de ventaja sobre el resto...

IVÁN EL TERRIBLE

No me suena ni un sólo rey más que se haya ganado el apodo Terrible. Señores míos, que Iván, en un cabreo MATÓ DE UNA SOLA HOSTIA A SU PROPIO HIJO. Y el chaval ya estaba crecidito, que no era un imberbe

Esas cosas imponen, visualizad al típico cortesano conspirador que se acerca subrepticiamente por detrás del zar, daga en mano, y de pronto CATACROCKER, el Zarevitch en el suelo, tó moñeco. Y el zar que se vuelve, ve al pringado y le dice ¿y tú, querías algo? y el otro, no, majestad, yo sólo pasaba por aquí, y Iván, pues lárgate a hacer algo útil, que para luego es tarde Y GUARDA ESE CUCHILLO, INNORMAL, QUE AL FINAL TE VAS A HACER DAÑO... y el asesino se larga de ahí haciendose cacotas en silencio, que si el zar le ha hecho eso a su propio hijo, imagina lo que te puede hacer a ti como se levante con la úlcera torcía.

ESO ES UN REY COMO DIOS MANDA, TANTA CAMPECHANÍA Y TANTA LECHE

Pero no me crean a mí, crean al arte, vean el selfi de Iván. Si es que te mira de reojo, y te vas por la pata abajo, Si es que da miedo hasta pintado, SI ES QUE PARECE MING EL CRUEL DESPUÉS DE CENARSE LOS COJONES DE FLASH GORDON


En vez de Jorge II hubieran tenido a este señor en el trono inglés y los independentistas americanos se hubieran cenado los disfraces indios con patatas y pagado religiosamente los impuestos. Les echa un reojo a los sans culottes, y nadie se acerca a menos de 1 km de la Bastilla. Con alguien así al mando, Vlad Dracul se hace jefe patrulla de los Boy Scouts.

Si alguna vez me convierto en monarca, id temblando, porque Iván será mi guía, mi ideal, mi modelo a seguir. Vale, no podré llegar a su altura, y nunca podré ganarme un el Terrible, que ya está pillado, o el Cruel, ni siquiera el Sanguinario, pero el diccionario es amplio y algo encontraré

JOSÉ II EL CABRONÍAS. Ese será mi nick. Y me haré retratar cenando un pastel de gatitos*. Y como no me guste el cuadro, me haré un albornoz con la piel de Antonio López. Qué leches, me haré ese albornoz aunque no lo pinte él. Y antes le haré sodomizar por un regimiento de húsares ciegos de crack. En cuanto al retrato, pues me lo hago yo mismo y así no dilapidamos el erario público. Que no está reñido ser un soberano despiadado con ser moderado en los gastos, y los regimientos de húsares no crecen en los árboles.

Y mucho ojito con ponerse levantiscos, queridos súbditos. Que con un Rey Como Debe Ser, pocas bromas.

*Serán de tofu, porque la que espero sea mi sucesora, si se mosquea, haría que María la Sangrienta pareciese una Testiga de Jehová y en el tema gatos SE MOSQUEA

lunes, 15 de julio de 2019

MIRANDO UN CUADRO (III) Menipo de Gadara


El Prado está lleno de maravillas, y eso puede ser un problema. Igual que las hojas no dejan ver el bosque, a veces el bosque impide descubrir las hojas. Como sucede en esas salas inagotables, donde hay tantísima belleza que, en ocasiones, el Arte pasa desapercibido.

Porque el Arte no siempre es belleza, y unas pinceladas, aparentemente inocentes, pueden esconder un gesto de rebeldía, como sucede con el retrato de la Duquesa de Alba de negro, erguida, orgullosa, señalando con su dedo al nombre del pintor, un Sólo Goya que, dice la leyenda, sería una declaración chulesca de amor por parte del de Fuendetodos. Y como sucede, casi de forma desapercibida, con una de mis obras favoritas del museo madrileño.

Hacia 1638, Velázquez recibió un encargo decorativo para la Torre de La Parada, un pabellón de Caza situado cerca de El Pardo. Se le pidieron tres obras relacionadas con la Antigüedad, entre ellas un filósofo, y él retrató al dios Marte, y a los griegos Esopo y Menipo. Los tres lienzos presentan una gran similitud estilística y conceptual, ya que los personajes están representados como hombres toscos, de formas y rasgos crudos y sin elegancia: un viejo guerrero cansado, un grueso artesano de manos enormes, un vagabundo andrajoso. Pero, si bien las tres obras son admirables, vamos a centrarnos en Menipo.

Más o menos todo el mundo sabe quién es el dios Marte, y Esopo es un nombre familiar, ya que sus fábulas son bastante conocidas, incluso en pleno siglo del 2.0, pero ¿Menipo?

A Velázquez le encargaron que pintara un filósofo griego, y Menipo era un filósofo griego. Hasta ahí todo es correcto, pero éste no era uno de los grandes, tan sólo un miembro menor de la Escuela Cínica, que dio nombre a la Sátira Menipea, un estilo literario de la Europa de los siglos XVI y XVII. Se le dio ese nombre no porque Menipo lo utilizara (de hecho no se conocen más que mínimos fragmentos de obras atribuidas a él) sino porque, además de un filósofo real, fue el personaje elegido por Luciano de Samosata para sus obras satíricas, como los Diálogos de los Muertos, en los que conversa con Diógenes (otro filósofo cínico)

Y ahora más de uno se llevará las manos a la cabeza y dirá ¿Y QUIÉN C...NES ES EL TAL LUCIANO DE SAMOSATA?

Pues bien, aunque este autor grecorromano del siglo II no os resulte familiar, se trata de uno de los literatos de la antigüedad más influyentes en la modernidad. Era un humorista irreverente, un satírico feroz que puso en solfa toda la estructura social de su era, burlándose de los gobernantes, los gobernados, los letrados y los iletrados. Sobre todo, se carcajeó de lo que la sociedad de su época, y de todas las épocas, más ha valorado: los apellidos ilustres, las grandes hazañas, las riquezas materiales y el afán por la fama. Y lo hizo con tanta gracia y mala leche que su obra sobrevivió a los accidentes mundanos (siglos y siglos de copistas, incendios, reescrituras, reciclados del papel y el pergamino...) y humanos, porque, como dije en la anterior entrada de esta serie, nada duele más a los tiranos que la risa. Y Luciano, a 19 siglos de distancia, sigue haciéndonos reír.

Pero Luciano no es importante sólo por su obra, sino por su influencia. Porque, siguiendo su ejemplo, e incluso imitando/homenajeando su estilo, se escribieron los Viajes a los Estados e Imperios del Sol y de la Luna (Cyrano de Bergerac), Los Viajes de Gulliver (J. Swift), El Diablo Cojuelo (Vélez de Guevara) El Coloquio de los Perros (Miguel de Cervantes), El Criticón (Baltasar Gracián) o el mismísimo Gargantúa y Pantagruel (Rabelais), la obra que los hombres cultos del XVII llamaban, respetuosamente, EL LIBRO.

Como podéis suponer, por los títulos que he reseñado, si bien las gentes leídas e incluso algunas figuras de autoridad disfrutaban enormemente con las obras Lucianescas (que es como en su momento se designaron ese tipo de novelas), el Poder no se sentía muy feliz cuando la sátira apuntaba directamente a todo lo que se suponía sagrado y consolidado, y Luciano y sus herederos fueron vistos con sospecha, e incluso perseguidos, acabando más de uno en las listas prohibidas. No sólo en las que generaba el Santo Oficio católico, porque el mismísimo Lutero dijo antes querría que mis hijos leyeran las ponzoñosas herejías de Erasmo que no las obras malditas de Luciano.

Erasmo de Rotterdam, dicho sea de paso, era otro lucianesco, y, tan sospechoso de herejía a los ojos de la Inquisición como a los de Lutero.

De ahí que resulte como mínimo curioso que Velázquez no pintase a cualquiera de los grandes: Sócrates, Platón, Aristóteles... éste hubiera sido un acierto seguro, dado que la teología católica se enraizaba en Aristóteles. Incluso, de haber querido retratar a uno de los menores, podría haber elegido a uno más afamado, como el propio Diógenes, compañero de diálogos de Menipo y mil veces más célebre que su interlocutor, gracias a su encuentro con Alejandro, que acercándose a su precario hogar (como buen cínico, el filósofo se burlaba de las posesiones materiales y vivía en una tinaja vieja) le preguntó ¿Qué puede hacer por ti el Gran Alejandro? a lo que el anciano respondió, apartarte, porque me estás tapando el sol *.

Pero eligió a Menipo, y (todo lo que sigue a partir de aquí es estrictamente una elucubración personal) creo que lo hizo porque, con el personaje, reivindicaba al autor. Es decir, pintando a Menipo retrataba a Luciano. Y, al hacerlo, tal vez, estaba guiñando un ojo a quienes supieran ver más allá de las apariencias, y declarándose ante ellos como Lucianesco.

Y creo que esto es así no sólo por la elección del personaje de este cuadro, sino por cómo lo retrató. Un hombre, como dije arriba, vulgar, sin gracia en los rasgos, gastado por la intemperie, tanto como sus ropas, raídas, decoloradas. Por supuesto, con la simbología gráfica requerida, ya que los pintores de la época sabían aplicar los códigos necesarios para que su público entendiera la obra. Menipo deja a sus pies libros y rollos, símbolo del saber, y la jarra de agua toscamente pintada detrás representa la austeridad del escéptico. Pero lo verdaderamente interesante es la actitud. Lo que está haciendo.

Menipo se está marchando del cuadro.

El viejo cínico se gira, dándonos la espalda, y se despide mirandonos sobre su hombro con ojos amables y una sonrisa entre triste y burlona. Porque no le interesamos,  no hay nada en nosotros, en nuestra vanidad, que valga la pena observar. Al fondo, tras la jarra, se intuye una puerta, y tras ella ¿quién sabe? senderos, campos, bosques, el cielo por techo... la libertad de quien lo tiene todo porque no necesita nada.

Por eso, siempre que voy el Prado, me acerco a saludarle, le sostengo la mirada unos segundos, y le deseo un buen viaje. Porque esas pinceladas sencillas, burdas, me dicen más que los más elaborados paisajes, los personajes graves y épicos y las escenas ricamente ornamentadas.

Y porque, en el fondo, tengo la secreta esperanza de que un día, al acercarme, descubriré que ya no está, que en el lienzo sólo quedan los libros y la jarra. Que Menipo por fin ha atravesado la puerta y se dirige a ninguna parte, lejos de las multitudes que pasan diariamente por esa sala, ignorando cuánto tienen que envidiar al anciano harapiento y achacoso que se pierde a lo lejos, quizás tarareando una tonadilla, y echándose a la boca un puñado de almendras, de la bolsa** que guarda bajo la capa raída y polvorienta.


*Según Plutarco, Alejandro se alejó comentando, de no ser Alejandro, querría ser Diógenes. Yo pienso, más bien, que no ordenó a sus guardias que apalearan al viejo maleducado porque hubiera estado mal visto y no podría haber dicho frases profundas para que las apuntaran los escribas.



** Herencia de su amigo Diógenes, como se menciona en los Diálogos de los Muertos



viernes, 12 de abril de 2019

LA FALACIA DEL CI





Hace unos años volvieron a hacerme un test de inteligencia. Mi puntuación fue bastante alta, ya lo fue la primera vez, así que no me llevé ninguna sorpresa.

¿Significa eso que soy especialmente inteligente?

No.

Significa que respondo bien a los test de inteligencia. Y también significa que los test de inteligencia se utilizan de forma errónea.

A principios del siglo XX, tras universalizarse en Francia la escolarización infantil, el profesor Alfred Binet se planteó que era necesaria una herramienta para poder comprender las necesidades específicas de cada persona. Una buena parte del alumnado aprendía y evolucionaba correctamente con el modelo básico de educación, pero había otra parte que, por disparidades de origen social, por problemas idiomáticos, por situaciones familiares difíciles, incluso por características específicas de cada niño, requerían una atención más personalizada a fin de que pudieran aprovechar esa educación. En esos años se barajaban ideas que hoy se nos antojan ridículas, como la forma y tamaño de la cabeza, la proporción corporal, la expresión del rostro o el color de la piel para prejuzgar la inteligencia de las personas. Binet opinaba que eso sólo eran ideas discriminatorias y que se necesitaba un baremo intelectual, no físico. Aunque era consciente de que la inteligencia es un conjunto muy complejo de características, y eso implicaba que cualquier herramienta que desarrollara sólo mediría algunas de ellas, logró poner a punto lo que se llamó posteriormente el cuestionario Binet-Simon, el primer test de inteligencia del mundo. Claro que en esos años no se usaban conceptos como Coeficiente Intelectual, sino el de edad mental.

Con su cuestionario, Binet podía identificar a los alumnos a los que debía prestar más atención y apoyo, pero era consciente, y alertó, de que un mal uso de su herramienta podía llevar a una discriminación de los alumnos con problemas. Eso es lo que sucedió: en vez de dedicar más recursos a quienes los necesitaban, se empezó a dejar de lado a los niños y niñas que, en los resultados del test, eran catalogados como débiles mentales.

Estos planteamientos cayeron en medio de las ideas sobre eugenesia que proliferaban en la primera mitad del siglo XX, formando un caldo de cultivo perfecto para convertir la medición de la inteligencia en una excusa con patina científica para justificar cualquier política segregacionista. En Francia, se empezó a tildar de nidos de idiocia a determinadas regiones periféricas, como Calais, señalando que el rendimiento escolar de sus niños era inferior al de otras regiones. El hecho de que el habla de esas zonas fuera diferente al francés oficial en el que se impartían las clases nunca fue tenido en cuenta, como no se tenían en cuenta las condiciones sociales, económicas y familiares de los niños. Los palurdos eran tontos, luego probablemente eran palurdos porque eran tontos.

En EEUU, en los años 20, se demostró que la población de color era más y más estúpida a medida que se viajaba a los estados del Sur. En vez de plantearse si las infames condiciones de vida en la que se mantenía a esa población, incluyendo unas tasas brutales de analfabetismo, influían en los resultados, se concluyó que los negros inteligentes tendían a viajar hacia los estados del norte, buscando climas más templados. También se aplicaron durante los años 30 los tests a los inmigrantes que venían de Europa, para evitar una contaminación por parte de gentes demasiado incapaces. Nada sorprendentemente, resultó que los más inteligentes eran los inmigrantes de origen anglosajón, germano o nórdico, mientras que húngaros, polacos, italianos, griegos y, por supuesto, judíos de cualquier nacionalidad, eran retrasados.

Pasada la guerra la eugenesia cayó en el olvido (aparentemente*) pero el uso negativo de la medición de la inteligencia se mantuvo. El ejemplo más duro es Gran Bretaña, donde se estableció un punto de corte en la educación en el que, en función de los resultados obtenidos mediante un test de inteligencia, se decidía qué alumnos podían acceder a la educación superior y cuáles se quedarían fuera del sistema. De nuevo, resultó que en los barrios obreros, el porcentaje de tontos era increíblemente alto, y la educación dejo de servir como escalera para la mejora social. Un test decidía sobre qué opciones laborales tendrías en el futuro.

En España eso se ha visto en colegios privados y concertados, donde se procuraba (supongo que sigue procurándose) desanimar a los alumnos que no dan un buen rendimiento, a fin de que se vayan a otros colegios y no bajen esas estupendas medias de notas en las que se basa su negocio.

Y volvemos al comienzo de mi exposición ¿qué tiene que ver lo que he expuesto con el hecho de que los test le den a alguien una puntuación alta. De hecho, de cuando en cuando surge la noticia de que cada vez la media del coeficiente intelectual de la población ha ido aumentando, y eso indica que las cosas van bien ¿no?

Repito mi argumento: sacamos puntuaciones más altas en los test de inteligencia porque hacemos mejor los test de inteligencia, no porque seamos más inteligentes.

¿Cómo se mide el éxito de una política educativa? Por los resultados en test de los alumnos. El mismo baremo que indica el nivel de éxito de una determinada escuela. Si ese baremo fuera muy bajo, de acuerdo a las ideas de Binet habría que dedicar más recursos a corregir los problemas de los alumnos en situaciones más desfavorecidas, prestar atención a los entornos familiares y mejorar la protección en general a la infancia. Pero lo que se hace es centrarse en los cambios que permiten responder mejor a las preguntas de los tests.

Es decir, el aumento del CI medio en nuestra sociedad no implica una mejora en los programas educativos, sino que los programas educativos se han ido adaptando a la resolución de los test de medición del CI.

Vamos a mi caso concreto. En los tests hay secciones dedicadas a la inteligencia espacial/visual, como los de En base a estas figuras ¿cual sería la siguiente en la secuencia?. Yo soy ilustrador, llevo décadas trabajando sobre conceptos similares, luego cualquier pregunta de ese tipo siempre me dará una buena puntuación, y mejorará mi resultado final, independientemente de mi inteligencia real. Estoy adiestrado para superar ese tipo de test porque no hay un cuestionario específico que tenga en cuenta esa circunstancia.

Ahora mismo en España se intenta corregir los problemas detectados en el informe PISA, que deja a España por debajo de la media europea. Voy a hacer una predicción: cualquier reforma que se haga al respecto se centrará en garantizar exclusivamente que los alumnos respondan bien a las preguntas de los cuestionarios.  Así en próximos informes PISA el gobierno de turno podrá alardear de haber salvado la educación. Y esto no es sólo cortoplacista, es directamente pernicioso, por no decir perverso.

La herramienta es válida: en esencia, los test de inteligencia, correctamente aplicados, y procurando que tengan en cuenta todas las variables posibles, pueden ser de gran utilidad. Pero mientras sigan usándose como excusa para colgarse medallas, sólo servirán para incrementar la desigualdad. Ahora mismo hay más preocupación y se presta más atención mediática** a garantizar que los alumnos con altas capacidades reciban una atención personalizada para que puedan aprovechar correctamente todo su potencial, que en mejorar las condiciones de la educación para quienes quedan por debajo de las medias.

Justo el polo opuesto de lo que intentaba hacer Binet.

* Cada cierto tiempo, en EEUU aparece algún sesudo estudio estadístico que demuestra que los pobres, los afroamericanos, los chicanos y, en general, cualquier grupo social desfavorecido, lo es porque su inteligencia media es inferior a la de los adinerados, y de ahí se deduce que aplicar políticas sociales es innecesario e inútil. Como The Bell Curve, publicado en 1994

** por no mencionar la mitificación que se hace en la ficción de los superdotados, como en The Big Bang Theory o los procedurales de policía científica, como Bones o CSI