Pues a lo tonto casi hace dos años que dimos por finalizada esta serie, pero desde hace un tiempo me rondaba por la cabeza la idea de darle un repaso a cómo se han desarrollado las cosas en este tiempo. Y de paso satisfacer la curiosidad del público fiel que me acompañó a lo largo de varios años de tragicomedia paternofilial, así que allá vamos
Lo primero, los cambios físicos. A día de hoy nuestro mozo puede darme barbilladas en la nuca. Por suerte sigue siendo delgado y fibroso, porque como hubiera crecido proporcionalmente a lo ancho tendríamos serios problemas de espacio. Goza de buena salud, de momento no parece que vaya a necesitar gafas y sigue luciendo una densa y polícroma melenaza.
De cuando en cuando hace chistes sobre mi escasez capilar. Arrieros somos, que yo también estoy muy sano y pienso vivir lo suficiente como para mirarle el cartón con una amplia sonrisa y recordarle que la genética puede ser muy hija de puta.
Era un niño guapo y ahora es un chaval muy guapo. Eso que se lleva de extra, porque por mucho que nos lo quieran vender los pesaos de la belleza está en los ojos de quien mira, lo de ser feo es algo que jode y que te acompaña toda la vida. Y no, no me lo ha dicho un amigo
En cuanto a lo que no es el físico, pues los últimos años en el instituto fueron duros, eso ya lo esperábamos, pero logró salir entero y con la cabeza bien alta (yo habría preparado una coreografía de despedida con alzamiento de dedo y pedorretas, pero él es de un carácter más sobrio) y ahora está estudiando lo que desea, a gusto, motivado, y sacándose unas notazas que a veces le dejan flipando. En uno de nuestros paseos padre-hijo me confesó que nunca pensó que un día él sería el empollón de la clase. Es lo que tiene que dejen de intentar encajarte en un molde que no es de tu medida, que puedes respirar y crecer a gusto
Respecto a él, más allá de sus estudios o su aspecto, lo que vemos nos gusta. Tiene ética, siente empatía, se está formando sus propias opiniones sobre el mundo y va volviéndose una persona responsable. Lo bastante como para, en ocasiones, señalarme de forma madura que me estoy equivocando y no soltar un TE LO DIJE cuando asumo que, en efecto, me he equivocado. Vale, de momento la ropa sucia sigue siendo abandonada a su suerte en el suelo de su habitación* pero de cuando en cuando la dificultad para desplazarse por la maraña textil le lleva a amontonarlo todo en el cesto y el problema se resuelve temporalmente con dos o tres lavadoras
O cuatro, que en invierno se pone muchas capas de ropa.
Y está bien. Le vemos bien, y eso hace que nosotros estemos también bien. Hay mil cosas que nunca podremos controlar, pero en nuestra atípica familia procuramos cuidarnos y protegernos, y a día de hoy poder decir estamos bien es algo muy positivo.
No hay mucho más que añadir. Sólo deciros a quienes tenéis hijos en los estados previos, que de todo se sale, y que un día la adolescencia se acaba y te preguntas qué ha pasado mientras te frotas los ojos, con un poco de desconcierto. Ojo, no es que se acaben los vaivenes: lo de preocuparte por tus churumbeles es un oficio para toda la vida, sin jubilación. Pero a veces puedes relajarte un poco, y eso se agradece.
Hasta aquí el apéndice. Siento la falta de chascarrillos y ocurrencias, pero eso lo reservaré para otras entradas, que nuestro hijo tiene su propio sentido del humor y no tiene porqué coincidir con el mío.
* Y las deportivas en medio del salón, siempre en la zona de paso. Uno va tranquilo por su hogar y de pronto se tropieza con unas canoas de la talla 46
Mostrando entradas con la etiqueta Paternidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Paternidad. Mostrar todas las entradas
sábado, 2 de marzo de 2019
viernes, 9 de junio de 2017
DIARIO DE LA PATERNIDAD RESPONSABLE (y XXIV)
Es con gran dolor en mi corazón que vengo a hacer un anuncio a mi estimada audiencia. Querido público, amables lectoras, honorables miembros...
miembro... jijijiji...
honorables miembros, insisto, del cuerpo diplomático, señor nuncio apostólico... ha llegado el momento de cerrar una etapa:
Hoy, el Diario de la Paternidad Responsable llega a su fin
*ahogados gritos de dolor* * rostros incrédulos* *la multitud se rebela, porquéeeee, dios mío, porquéeeeeeeee*
Ha sido un largo camino, desde aquella primera entrada en septiembre de 2010. Con ésta, que cierra la obra, suman 24 entradas sobre la cría del adolescente doméstico. De lejos, mi serie más longeva y la más exitosa, si no en términos numéricos brutos (mi entrada sobre las pajas sigue siendo la primera en cuanto a número de visitas, pero de mantenerse la tendencia pronto será superada por El clítoris y sus misterios) sí en cuanto a expectac... espexta...espectorac... a interés y comentarios favorables. Cada una de las entradas ha sido saludada y acogida con entusiasmo, dentro y fuera de la red. Me he encontrado con docenas de madres que se han visto reflejadas en mis peripecias y hemos disfrutado del placer común, y dulcemente culpable, de reírnos de nosotras mismas, compartiendo una sonrisa de complicidad. Pero Terminus, pese a tener un templo diminuto y un culto que casi pasaba inadvertido, era el más poderoso de los dioses del panteón romano, porque todo debe tener un final, y el Diario no es una excepción.
Miremos el lado bueno, por fin voy a dejar de traumatizar públicamente a mi retoño, con todo lo que eso conlleva de ahorro en psicólogos y terapia. Ahorro para él, porque yo no pensaba gastarme ni un céntimo ¿no? pero como sigue pensando que heredará algún dinero de mi... pues oye, que no pierda la ilusión
Y mira que le tengo avisao que me lo voy a gastar todo en vino y drogas, pero creo que imagina que es una broma paterna o algo así
En fin, mi mozuelo ya va a cumplir 17 años y creo que ya es hora de dejarle tranquilo. Además, para qué mentir, se nos está volviendo serio y responsable, así que tampoco hay mucho divertido que contar. Esta serie ha dado mucho de sí, pero no debemos caer en el error de los productores de sitcoms, que las alargan hasta que deja de ser creíble hasta la banda sonora e incluso las risas enlatadas suenan desganadas.
He disfrutado escribiendo sobre nuestra vida, creo que algunas personas han disfrutado leyéndolo (mi chica la primera, y nuestro hijo también, aunque le cuesta reconocerlo) y me parece que este es un buen momento para despedirnos con dignidad. Yo seguiré aquí, en Episcophagus, y cuando pasen los apretones de trabajo de esta primavera procuraré asomar con más regularidad, pero D podrá disfrutar de su intimidad.
Y nada más, sólo queda pedirle a nuestro querido protagonista, unas palabras de despedida. Hijo mío, gallardo y esbelto joven, báculo de mi vejez ¿quieres decirle algo a tu club de fans?
...grñññññmmmbleomarporculgnnn...
martes, 13 de septiembre de 2016
DIARIO DE LA PATERNIDAD RESPONSABLE (XXIII) ¡Habemus bachiller!
Diario de a bordo. Fecha estelar: 13 de septiembre de 2016.
Continuamos nuestro proceloso periplo estelar en busca de respuestas para las preguntas que atormentan el alma humana. ¿Estamos solos en el universo? ¿es posible el contacto con otras razas inteligentes? y, de ser posible ¿sabrán esos seres inteligentes cómo tratar con un adolescente apalancado?
Por fin, y tras una avalancha de peticiones, llega un nuevo episodio de vuestra serie favorita del world wordial.
La espera ha sido larga, pero debéis entender que a medida que pasan los años el retoño va dando menos de sí, y llevar un día a día más seguido resultaría muy repetitivo, sobre todo durante el curso. Ahora debería decir, además, que los mozuelos, originales, lo que se dice originales, pues no son. Ni tampoco demasiado creativos. D se sorprende de que me sepa el 98% de sus chistes, es más, creo que en su clase están convencidos de haber inventado el del perro llamado Mistetas, el Badum badum badero y la canción de las bragas amarillas. Si además el tema incluye alguna cuestión relativa al sexo, la neuronilla superviviente les revienta y ya es todo alusiones supuestamente graciosas y jajejojijujajote
En fin, como decíamos ayer... dejamos a mi vástago en mitad de su entrenamiento como corredor. Por desgracia no lo completó: estábamos ya en la quinta semana cuando tiró la toalla. Es una lástima, él confiaba en poder correr este invierno la San Silvestre conmigo y, para que mentiros, me hacía ilusión algo así. Además podríamos habernos vestido a juego, en plan dúo cómico, ya que en estos momentos parecemos una pareja de chiste, yo una i minúscula, él una I mayúscula, que hay que ver lo que ha crecido este bigardo a lo largo del año.
Su carácter no se ha endulzado, para qué mentir. Podríamos describirle como un adolescente gruñón. Para ser justos, una parte de sus bufidos se deben a los puñeteros brackets que, además de incomodarle de por sí, le atormentan cada mes cuando llega el momento de apretarlos un poco más, dejándole la boca hecha un dolor. La verdad es que ha demostrado una paciencia de santo con este tema, porque la doctora, para suavizarle el mal trago, le dijo que sería cosa de seis meses y ya va para un año. Sé que mi dentadura no es para tirar cohetes pero, cuando veo lo mal que lo pasa él, bendigo a mi madre por no haber intentado corregir lo que la naturaleza me regaló.
(verás que risas cuando descubra que la calvicie masculina es hereditaria jejeje)
Por otra parte, si bien continúan sucediéndose los días en que nos preguntamos la una al otro ¿porqué nos metimos en este berenjenal? ¿En qué momento pensamos que iba a ser una buena idea? ¿Seguro que es demasiado tarde para devolverlo? siguen llegando destellos de madurez que nos reconfortan y nos hacen pensar que, después de todo, no lo estamos haciendo mal, y nos dan ánimos para dar un nuevo paso hacia adelante.
(verás que risas cuando descubra que la calvicie masculina es hereditaria jejeje)
Por otra parte, si bien continúan sucediéndose los días en que nos preguntamos la una al otro ¿porqué nos metimos en este berenjenal? ¿En qué momento pensamos que iba a ser una buena idea? ¿Seguro que es demasiado tarde para devolverlo? siguen llegando destellos de madurez que nos reconfortan y nos hacen pensar que, después de todo, no lo estamos haciendo mal, y nos dan ánimos para dar un nuevo paso hacia adelante.
Pero vamos al turrón. Este año el devorador de atunes ha perpetrado 4º de la ESO y el curso ha sido cualquier cosa menos un camino de rosas. Como viene siendo usual, nuestro joven protagonista empezó lleno de optimismo, convencido de que esta vez le sería fácil mantenerse al día con poco esfuerzo. Nada sorprendentemente, esa presunción se demostró falsa y a partir del segundo trimestre hubo que forzar la máquina. Dicho sea de paso, contábamos con la valiosa ayuda de KS, que no sólo le ha ayudado a entender las asignaturas más chungas, sino que ha sabido manejarle en circunstancias duras y, sobre todo, cansinas. Si necesitáis una profesora capaz de gestionar la empatía, el estímulo positivo y la fusta, acudid a ella. Tiene fusta propia, lo cual es un punto extra a su favor.
En cuanto a las actividades de esparcimiento y ocio, debo deciros que esos anuncios donde las calles están llenas de alegres y saludables adolescentes, todos de aspecto sospechosamente blancoestadounidense, haciendo vida social por calles y centros comerciales de aspecto estadounidense, o vacilando de forma graciosa y creativa a sus torpes padres en casas unifamiliares como muy estadounidenses (la típica casa de clase media cuyo salón es como nuestro piso, cocina incluída) no reflejan demasiado la realidad. El nuestro dedica el tiempo de ocio a su PS4, jugando a StarWars, Dragon Ball y lo que, resumidamente, son matanzas indiscriminadas con espadas de tamaños desmesurados. Cuando KS le sugirió hace unas semanas que podría probar a leerse un libro, el muchacho respondió...
_ ¡si este verano ya me he leído uno! ¡el de los cerdos esos y la granja!
*sollozo de padre *mirada al cielo *porquéseñorporquéeeeeeeee
También sostiene que hacer ejercicio es aburrido, y hacerlo conmigo o con su madre le parece injusto ya que tenemos ventaja física sobre él porque somos más viejos (que alguien me lo explique). Pero mal que bien de cuando en cuando le ponemos en la calle para que le de el aire y le sigue gustando tirar con arco, así que no es seta el 100% del tiempo y se mantiene en una forma física medio aceptable.
Centrándonos en el instituto, D se ha enfrentado a un dilema que, supongo, ha tenido que afrontar la mayor parte del alumnado: se le dan medio bien los temas de letras, muy bien algunos temas de letras y ciencias (historia o biología, p. ej) y bastante mal las ciencias más áridas (léase física y matemáticas), lo que a priori le debería llevar a decantarse por los bachilleratos mixtos o de humanidades, pero lo que le tira es la ciencia (*lagrimita de orgullo) así que toca joderse y clavar codos. Y muchos codos, porque el verano ha sido durillo.
Peeeeeeeeeeeeeeeeeero... el esfuerzo ha valido la pena. Hoy, mi espigado gañán ha estrenado el primer día del bachillerato así que, querido público, ALBRICIAS Y ZAPATETAS
No sabemos cuanto le durará la ilusión o el buen ánimo, sobre todo porque este año no vamos a dejar que el optimismo le lleve a la relajación y de ahí a la holganza y de esta a... ¿qué viene después? ¿el sacrificio a otros dioses? Sea como sea hemos llegado a la conclusión de que este año hay que apretar las tuercas desde el comienzo, y como primera medida cautelar ya se establecido un rígido horario/calendario para el (muy escaso) uso de diversiones electrónicas. Para el resto de situaciones estamos engrasando el látigo a fin de que restalle adecuadamente. Llamadme mal padre, ogro, esclavista, TeenTorturer... pero hay que ponerse las pilas desde ya. Empezando por mantener un razonable orden en su dormitorio, su agenda y su mochila, porque sus hormonas parecen ser un imán irresistible para la entropía y le basta una mirada para dejar desordenada, por no decir abarrotada en modo diógenes, la mesa más limpia y despejada.
¿Pensáis que exagero? Cedo la palabra a KS, su esforzada teacher:
Me gustaría poder quitarme mérito, pero hay circunstancias que me lo impiden. Como mucho, puedo decir en su defensa que hace meses que superó todas las barreras de mi diplomacia y saber estar, y me saca de quicio con más facilidad que nunca. Lo cual no es bueno para él, porque podríamos haber tenido clases medio distendidas y la mitad han terminado conmigo de mala leche, y él haciendo ejercicios de mala gana para que yo se los corrigiese.
Digo la mitad, y digo bien, porque D sigue un etograma. Un día me la lía pardísima a base de interrumpirme, de soltar machistadas y chorradas adolescentes sin parar, me cabreo y al día siguiente se porta estupendamente, esforzándose, para luego decirme "¿A que me he portado bien?". El tercer día compensa el segundo. Y así cíclicamente.
Eso sí, tengo que decir que va asumiendo responsabilidad sobre sus estudios y yo ya no vengo "porque mis padres te pagan. ¿Te doy 5€ y terminamos la clase ya?". De hecho, ahora es más de este rollo:
-¡D! ¡Una machistada más y paro la clase y la pagas tú entera! (en vez de sus padres)
(Para. Al rato, machistada/micromachismo adolescente random)
-Te lo he advertido antes. Se acabó.
-No, porfa, porfa, que me porto bien. Vamos a ponernos con Mates.
Es que es muy duro pasar 2 horas seguidas con un adolescente al que su entorno de colegas y Youtube le desmontan a diario lo que (me consta que) sus padres y yo le intentamos enseñar. Muy, muy duro, sobre todo si te interrumpe la clase porque considera importante soltar lo que estaba pensando, aunque no tenga nada que ver y siempre termine siendo una de estas gracias-perlas. ("Ya estamos. No sé por qué me huelo que de este comentario va a salir una charla feminista de las tuyas")
Otra cosa importante de este curso es la Lengua. ODIO MUCHO, MUCHO, MUCHO a su profesor. Sí, a ese que le va a dar también 2º de Bachillerato porque no coge cursos impares. Les dicta los apuntes a los chavales con frases como "La gaviota fue escrita por una mujer alemana, que escribía bajo el pseudónimo de Fernán Caballero", "Federico García Lorca, Vicente y Salinas..." y luego en clase les cuenta cosas como que Federico García Lorca y Miguel Hernández murieron "por idiotas". A mí su Lengua y Literatura de este curso me ha matado.
Por lo demás, es adolescente y no mide bien sus fuerzas. Hace unos días le dio por echarme un pulso a mí y otro a Bollito, mi pareja. Lo fundí casi sin esfuerzo. Entonces insistió en el combate con Bollito ("D... que ella trabaja en el bar y carga bidones de cerveza..."). Le duró menos que a mí. Se queja de que sólo le dejamos usar la derecha y no las dos manos a la vez.
En fin. Devuelvo la conexión.
Va a ser un año duro para él y durísimo para nosotras, así que no esperéis demasiados chistes, esto de la cría del adolescente son seis paladas de arena por una de cal, y eso siendo optimistas. Así que a aferrarnos los machos, que vienen curvas.
Fin de la transmisión.
En cuanto a las actividades de esparcimiento y ocio, debo deciros que esos anuncios donde las calles están llenas de alegres y saludables adolescentes, todos de aspecto sospechosamente blancoestadounidense, haciendo vida social por calles y centros comerciales de aspecto estadounidense, o vacilando de forma graciosa y creativa a sus torpes padres en casas unifamiliares como muy estadounidenses (la típica casa de clase media cuyo salón es como nuestro piso, cocina incluída) no reflejan demasiado la realidad. El nuestro dedica el tiempo de ocio a su PS4, jugando a StarWars, Dragon Ball y lo que, resumidamente, son matanzas indiscriminadas con espadas de tamaños desmesurados. Cuando KS le sugirió hace unas semanas que podría probar a leerse un libro, el muchacho respondió...
_ ¡si este verano ya me he leído uno! ¡el de los cerdos esos y la granja!
*sollozo de padre *mirada al cielo *porquéseñorporquéeeeeeeee
Y encima no es cierto, se ha leído más libros POR PLACER, y toneladas de tebeos, pero al parecer el concepto "ocio=lectura" no acaba de entrarle y sólo es capaz de pensar en las lecturas obligadas del instituto.
También sostiene que hacer ejercicio es aburrido, y hacerlo conmigo o con su madre le parece injusto ya que tenemos ventaja física sobre él porque somos más viejos (que alguien me lo explique). Pero mal que bien de cuando en cuando le ponemos en la calle para que le de el aire y le sigue gustando tirar con arco, así que no es seta el 100% del tiempo y se mantiene en una forma física medio aceptable.
Centrándonos en el instituto, D se ha enfrentado a un dilema que, supongo, ha tenido que afrontar la mayor parte del alumnado: se le dan medio bien los temas de letras, muy bien algunos temas de letras y ciencias (historia o biología, p. ej) y bastante mal las ciencias más áridas (léase física y matemáticas), lo que a priori le debería llevar a decantarse por los bachilleratos mixtos o de humanidades, pero lo que le tira es la ciencia (*lagrimita de orgullo) así que toca joderse y clavar codos. Y muchos codos, porque el verano ha sido durillo.
Peeeeeeeeeeeeeeeeeero... el esfuerzo ha valido la pena. Hoy, mi espigado gañán ha estrenado el primer día del bachillerato así que, querido público, ALBRICIAS Y ZAPATETAS
No sabemos cuanto le durará la ilusión o el buen ánimo, sobre todo porque este año no vamos a dejar que el optimismo le lleve a la relajación y de ahí a la holganza y de esta a... ¿qué viene después? ¿el sacrificio a otros dioses? Sea como sea hemos llegado a la conclusión de que este año hay que apretar las tuercas desde el comienzo, y como primera medida cautelar ya se establecido un rígido horario/calendario para el (muy escaso) uso de diversiones electrónicas. Para el resto de situaciones estamos engrasando el látigo a fin de que restalle adecuadamente. Llamadme mal padre, ogro, esclavista, TeenTorturer... pero hay que ponerse las pilas desde ya. Empezando por mantener un razonable orden en su dormitorio, su agenda y su mochila, porque sus hormonas parecen ser un imán irresistible para la entropía y le basta una mirada para dejar desordenada, por no decir abarrotada en modo diógenes, la mesa más limpia y despejada.
¿Pensáis que exagero? Cedo la palabra a KS, su esforzada teacher:
Me gustaría poder quitarme mérito, pero hay circunstancias que me lo impiden. Como mucho, puedo decir en su defensa que hace meses que superó todas las barreras de mi diplomacia y saber estar, y me saca de quicio con más facilidad que nunca. Lo cual no es bueno para él, porque podríamos haber tenido clases medio distendidas y la mitad han terminado conmigo de mala leche, y él haciendo ejercicios de mala gana para que yo se los corrigiese.
Digo la mitad, y digo bien, porque D sigue un etograma. Un día me la lía pardísima a base de interrumpirme, de soltar machistadas y chorradas adolescentes sin parar, me cabreo y al día siguiente se porta estupendamente, esforzándose, para luego decirme "¿A que me he portado bien?". El tercer día compensa el segundo. Y así cíclicamente.
Eso sí, tengo que decir que va asumiendo responsabilidad sobre sus estudios y yo ya no vengo "porque mis padres te pagan. ¿Te doy 5€ y terminamos la clase ya?". De hecho, ahora es más de este rollo:
-¡D! ¡Una machistada más y paro la clase y la pagas tú entera! (en vez de sus padres)
(Para. Al rato, machistada/micromachismo adolescente random)
-Te lo he advertido antes. Se acabó.
-No, porfa, porfa, que me porto bien. Vamos a ponernos con Mates.
Es que es muy duro pasar 2 horas seguidas con un adolescente al que su entorno de colegas y Youtube le desmontan a diario lo que (me consta que) sus padres y yo le intentamos enseñar. Muy, muy duro, sobre todo si te interrumpe la clase porque considera importante soltar lo que estaba pensando, aunque no tenga nada que ver y siempre termine siendo una de estas gracias-perlas. ("Ya estamos. No sé por qué me huelo que de este comentario va a salir una charla feminista de las tuyas")
Otra cosa importante de este curso es la Lengua. ODIO MUCHO, MUCHO, MUCHO a su profesor. Sí, a ese que le va a dar también 2º de Bachillerato porque no coge cursos impares. Les dicta los apuntes a los chavales con frases como "La gaviota fue escrita por una mujer alemana, que escribía bajo el pseudónimo de Fernán Caballero", "Federico García Lorca, Vicente y Salinas..." y luego en clase les cuenta cosas como que Federico García Lorca y Miguel Hernández murieron "por idiotas". A mí su Lengua y Literatura de este curso me ha matado.
Por lo demás, es adolescente y no mide bien sus fuerzas. Hace unos días le dio por echarme un pulso a mí y otro a Bollito, mi pareja. Lo fundí casi sin esfuerzo. Entonces insistió en el combate con Bollito ("D... que ella trabaja en el bar y carga bidones de cerveza..."). Le duró menos que a mí. Se queja de que sólo le dejamos usar la derecha y no las dos manos a la vez.
En fin. Devuelvo la conexión.
Va a ser un año duro para él y durísimo para nosotras, así que no esperéis demasiados chistes, esto de la cría del adolescente son seis paladas de arena por una de cal, y eso siendo optimistas. Así que a aferrarnos los machos, que vienen curvas.
Fin de la transmisión.
Etiquetas:
humor,
Paternidad,
Personal
lunes, 1 de febrero de 2016
DIARIO DE LA PATERNIDAD RESPONSABLE (XXII) Los Diez Mandamientos y otros afanes
La crianza (cada vez que uso esa palabra me viene a la cabeza un gallinero lleno de pollitos, debe ser un tic agrícola) es un camino lleno de sorpresas y, afortunadamente, no todas son malas. Eso no significa que las demás sean buenas, sino que la mayoría son, simplemente, sorpresas, cosas que no esperas pero suceden. Sin embargo, con el tiempo vas echando callo.
Una de las cosas donde no suele haber sorpresas es en la rutina alimentaria. Tú puedes innovar en tu cocina todo lo que quieras, y puedes convencer* a tu vástago de que se lo coma (entre sordas protestas y miradas hostiles) pero al hacerlo estás contraviniendo el sagrado decálogo de la alimentación del adolescente, y a sus ojos eres un sacrílego digno de ser fulminado por el rayo de Jehová o tragado por la tierra como castigo a tu soberbia. Dicho decálogo, como su nombre indica, consta de diez normas sencillas de entender y seguir, a saber...
• Amarás el atún sobre todas las cosas.
• No cogerás el bote de Ketchup en vano.
• Santificarás las pizzas**.
• Honrarás a tu padre y a tu madre siempre y cuando te sirvan otra ración de macarrones con atún y repongan el ketchup.
• No rezongarás (ante una hamburguesa bien pringosa de ketchup, porque ante un plato de pescado*** en salsa verde rezongarás todo lo que quieras y puedas)
• No cometerás actos impuros como poner brócoli en un plato.
• No dejarás que te roben ni una albóndiga de la abuela ¡apartaos, blasfemos, son mías y sólo mías!
• No levantarás falso testimonio, sólo afirmarás con total seriedad que ya te has terminado la coliflor y que no sabes cómo ha podido crecer la ración del plato de tu padre como si alguien le hubiera añadido de tu plato, por dios, es que no confiáis nunca en mí y por cierto ¿hay macarrones? ¿y atún? ¿y ketchup?
• No consentirás pensamientos ni deseos impuros como tomarte una ensalada en vez de un costal de patatas fritas con ketchup.
• No codiciarás la lechuga o los espárragos ajenos.
Estos dos mandamientos se resumen en dos: derramarás ketchup sobre todas las cosas y al prójimo que le vayan dando, haber pillado vuestro bote de ketchup.
¿Pensáis que exagero? Hemos tenido que poner serios límites a la ingesta de ketchup, so pena de ver como se extinguen los tomates a medida que se van agotando sus caladeros tradicionales ¿es que nadie piensa en los tomates, por el amor de Quetzacoatl?
De acuerdo, un poco sí exagero. En los últimos tiempos voy integrando en su dieta platos vegetarianos, pescado en papillote, sopas... y siempre ha sido buen comedor de legumbres, aunque siga torciendo la cara cada vez que toca plato de cuchara. Pero, si por él fuera, desayunaría arroz con atún, comería macarrones con idem y cenaría pizza de ... ¿adivináis que pez de la familia de los túnidos? .... todo ello abundantemente regado con esa ambrosía de color rojo que estáis imaginando.
Aún no ha probado a tomarse las mandarinas con ketchup, pero por si acaso no le doy la espalda.
Pero hablábamos de sorpresas, y es que la capacidad del adolescente para sorprender a sus progenitores nunca llega a su fin. Hace un par de meses D volvió a pedirme que le entrene para correr, y esta vez se lo está tomando en serio. Hemos empezado ya la sexta semana y, pese a sus miradas de porqué, señor, porquéeeeeeee cada vez que le digo que toca salir, se pone las zapatillas con gesto resignado y sale a trotar a mi vera. Aún haremos de él un mozuelo bien formado. Y la mirada de su personal teacher cuando insiste en enseñarle sus recién descubiertos músculos es impagable ¡S, hija, te ganas el cielo con tu habilidad para disimular las risas!
También nos sorprende para bien en su actitud para el estudio. Vamos levantando, superando baches, cogiendo experiencia e incluso en alguna ocasión se ha puesto a estudiar por propia iniciativa. Tras rápida consulta a Mulder y Scully hemos verificado que, en efecto, era él. Ningún alienígena sería tan burro como para cometer un fallo de raccord tan básico tras infiltrarse entre nosotros.
Eso sí, el exagerado optimismo propio de su edad, acompañado de un raciocinio, digamos, flotante, sigue siendo un problema. Por ejemplo, no sólo insiste en creer que sus chistes tienen gracia, además está convencido de que tanto sus chascarrillos como las gansadas protagonizadas por él y sus compañeros son absolutamente originales y jamás se le han ocurrido a persona humana ninguna en el devenir de los siglos. Cualquier día inventará el chiste del perro mistetas, y lo que es peor, se empeñará en contárnoslo varias veces, haciendo el gesto de badummm ¡tssss!
También sigue teniendo la vaga esperanza de que algún día le confesemos que su concepción fue inmaculada, o le encontramos debajo de una coliflor, o... lo que sea con tal de que la historia no incluya sexo. La idea de que alguna vez su madre y yo tuvimos roce y retoce le pone muy nervioso. La sóla mención de que seguimos teniéndolos regularmente le causa ataques de ansiedad y severos daños psicológicos que, según él, deberemos compensar en forma de costosas sesiones de psicoanálisis hasta que logre superar el trauma.
De acuerdo, somos un poco despistados, pero tampoco hay que ponerse así porque se encontró en el salón la funda de un preservativo. Ahora bien, el diálogo subsiguiente, no por breve fue menos ameno, y me alegro de no habérmelo perdido
_ ¡Mamá! (gesto airado, enarbolando el pedacito cuadrado de plástico) ¡¿QUÉ HABÉIS ESTADO HACIENDO?!
_ ¿Te hago un dibujo?
_.... (silencio glacial)...
En fin, otra cosa no, pero que nos quiten lo bailao.
Desde la enterprise, fecha galáctica febrero de 2016. Seguiremos informando.
* Y si no, el sistema del embudo y el palo lleva usándose con las ocas desde hace milenios
** Ver como mis pizzas artesanas de masa madre son devoradas, no ya sin saborear, sino incluso sin masticar, es una experiencia entre halagadora y desoladora. Podría ponerle una pizza recortable de cartón y se la comería igual
*** Entendiendo como pescado cualquier vertebrado con aletas, espinas y escamas que no sea atún, claro está
jueves, 2 de abril de 2015
DIARIO DE LA PATERNIDAD RESPONSABLE (XXI) Éste no es mi adolescente, que me lo han cambiado
Pasmado me hallo.
En estos meses hemos asistido a algunas ... no diré mutaciones, pero casi. Sé que no debería asombrarme: la vida es cambio, y como ya apunté en anteriores entradas, nuestro tierno rapaz alterna detalles de adolescente intratable con instantes de serenidad. Pero en los últimos tiempos hemos visto cosas que no creeríais: asaltar naves en llamas más allá de Orión, Rayos-C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser, y a mi hijo recoger su cuarto sin protestar. Esta mañana, concretamente.
Los momentos lo mato y ningún juez que haya tenido hijos adolescentes podrá condenarme siguen ahí, y rara es la noche, por poner un ejemplo, que no tenemos que ponerle una recortada en los riñones para que vaya a lavarse los dientes. Cualquiera diría que la pasta de dientes le causa quemaduras de segundo grado, o similar, porque menuda fobia que me tiene a la higiene bucal. Y a la higiene general, porque salvo para analizarse el acné y recolocarse el flequillo ante el espejo, el jodío no se para ante el lavabo ni por error.
Aunque no tenemos noticia de que ninguna familia británica haya sido ingresada en Liverpool por exposición a gases tóxicos, así que suponemos que, durante su estancia en Inglaterra, se ha lavado de forma más o menos regular. Ahora sólo tenemos que convencerle para que haga lo mismo aquí...
Ah, sí, que no lo sabíais: ha estado una semanita en el Reino Unido. Y se ha traído de vuelta casi todo el dinero que se llevó, ergo no se ha dedicado a comprarse chorradas. Y, dado que no volvió con la misma ropa puesta con que se fue y ha usado buena parte de las mudas que llevaba en la maleta, está claro que se ha cambiado de ropa asiduamente.
El tema estudios también avanza razonablemente: se toma las cosas bastante en serio, se esfuerza, va remontando... aún tiene problemas con algunas asignaturas pero, en conjunto, estamos (y él está) muy contentos. La presentación de los trabajos le resta puntos, pero ¿qué voy a decir yo, si Pablo F., mi profesor de dibujo, decía que yo borraba con una mortadela?
Hablando de mortadelas y otras viandas, seguimos ampliando el espectro alimentario. Sigue considerando que un ser humano podría vivir sin problemas a base de salchichas, pizza, arroz y atún en lata, pero se va abriendo a nuevos sabores y texturas.
Otro síntoma de madurez es su reacción a las charlas paterno filiales. Últimamente hemos tenido muchas, tantas, de hecho, que cuando nos quedamos solos y me ve abrir la boca ya se echa a temblar, con cara de ¿qué discurso me tocará ahora? Pero no solo los escucha con paciencia, sino que, lejos de ser un monólogo, interviene, pregunta, debate... os aseguro que su respuesta me ha sorprendido y encantado a partes iguales, incluso en las conversaciones de temática más chunga o escabrosa (ya supondréis cuales han sido algunos de los temas tratados)
Pero, más que las charlas, lo que más me ha impactado ha sido su reacción ante algunas situaciones que le hemos planteado. Situaciones en las que podríamos habernos limitado al es así porque lo decimos nosotros y punto, pero hemos preferido hablar con él, explicárselo y conocer su opinión. Y su respuesta ha sido madura y sensata.
Sumémosle que últimamente se implica más en las cosas de casa, que va siendo más independiente (aunque siempre insiste en saber a donde vamos cuando salimos, que te dan ganas de decirle, mira, majo, no se lo decía a mi madre cuando tenía tu edad, no voy a rendirte cuentas a ti ahora), que no ensucia tanto como antes, que protesta algo menos, que ha fregado los platos (casi) voluntariamente y que a veces expresa opiniones sensatas... son síntomas que apuntan en una sola dirección:
Diego ha sido abducido por unos alienígenas procedentes de Proxima Centauri, siendo reemplazado por un sintezoide que ha duplicado su forma de manera perfecta, pero que, inadvertidamente, se ha delatado por su evolucionado intelecto. En cuanto descubra cómo manda sus informes a su mundo de origen avisaré a la TIA.
Bueno, está la otra opción, la de que está madurando, pero, dado que estamos hablando de un teenager bien petado de hormonas, esa resulta mucho menos probable que la hipótesis próximocentaurina.
Sea cual sea, este no es mi adolescente, señores, que me lo han cambiado...
... y me lo quedo, que no soy tonto. Y que no me vengan luego los abductores con reclamaciones y porfa devuélvenos al nuestro, que todo ha sido una broma... nanay, señores, tú te lo llevaste, pues ajo y agua, que te lo quedas.
Santa Rita Rita, lo que se da, no se quita.
Etiquetas:
Paternidad,
Personal,
sexo tetas humor
domingo, 28 de diciembre de 2014
DIARIO DE LA PATERNIDAD RESPONSABLE (XXI) Cerrando el año casi bien
Pues ya se acaba 2014 y... bueno... pues no se ha dado mal. O sea, altibajos, por supuesto, y en determinados momentos bajos muy, muy bajos.
Porque ha sido otro veranito que, en fin... no es que tenga nada en contra de que el chaval asuma las consecuencias de sus actos ¿no? te tomas el curso a la ligera, te tiran en junio y, lógicamente, te quedas sin verano ¿no? Causa y consecuencia.
PERO ME CAGÜEN LOS COJONES PORQUE TAMBIÉN NOSOTROS NOS QUEDAMOS SIN VERANO.
Es evidente, no vamos a dejarle en casa encadenado a la mesa, con un saco de patatas,un cuenco con agua por si le entra sed y un orinal. Lógicamente apechugas y te quedas con él. Y vale, remontamos de nuevo durante el verano, como el año pasado, y pasamos de curso, pero las ganas de poner un anuncio en el segunda mano, por si alguien necesita un adolescente sanote para picar piedra en el Gobi, están ahí.
También hemos tenido nuestros bajos por comportamiento/actitud/ánimos. Protestas continuadas, gruñidos ante cualquier comentario, peticiones absurdas y afrentas comparativas. Lo que me recuerda, queridos padres dadivosos que le soltáis un aifón ultimo modelo a vuestros retoños/retoñas porque sí, porque hoy es hoy... os odio, sinceramente. Que sí, que estáis en vuestro derecho, pero la decimoctava vez que escucho pues a V su padre le ha comprado el aifón y yo sigo con esta birria de android deseo, con los puños muy apretados, que os sodomicen, os guste, y nadie quiera volver a petaros el culo nunca más.
Peeeeroooo... no hay noche que dure siempre, ni bajos sin sus altos, y a veces el adolescente pejiguero te sorprende para bien. Como cuando se dio cuenta de que le costaba seguir la asignatura de física/química y nos pidió clases extra para no quedarse atrás. Sin que se lo sugiriéramos. Por propia voluntad. Casi me lo como a besos.
Pero mejor que no, porque sigue siendo un vergonzoso y si su madre y yo nos damos un pico en publico se abochorna. No te digo ya si le doy yo un beso.
Idea para performance. Acudir a esperarle a la salida del insti, con una pancarta que diga, hola, D, querido hijo de nuestras entretelas, somos nosotros tu padre y tu madre y comernos la boca con fruición delante de toda su clase. Tengo que darle vueltas al vestuario ¿me quedará bien un corsé con plumas?
Otros altos muy gratificantes, son los de descubrir que le llaman la atención tus aficiones y, quizás sin darse cuenta, sigue tu ejemplo.Como el día que me pidió que le entrenara para correr #snif #lagrimitadepadre
Vale, se arrepintió la tercera vez que salimos, pero lo pidió él al comienzo, y aunque luego dejó caer que en realidad tampoco le apetecía tanto y quizás podríamos dejarlo para cuando no llueva ni haga frío, ha comprendido que es tarde para recular y se va a poner en forma, quiera o no. Aún le oigo mascullar entre dientes algo así como quienmemandaríaabrirlaboca pero el caso es que va cogiendo fondo...
... y esos instantes de entrenar juntos son ideales para las conversaciones padre-hijo. No, no esas que estáis pensando, que ya las tuvimos hace mucho y le aclaramos sin pelos en la lengua todas sus dudas, y algunas que no se atrevió a expresar. Sino otras mucho más concretas como las formas que puede tomar una relación, el respeto, la seguridad sexual... y esta última, igualmente, con pelos y señales
... pero papá, que no es necesario que te molestes, que los adolescentes no perdemos la virginidad hasta los 15, que aún me queda tiempo...
... pues te aguantas y escuchas, que un año pasa volando y quiero que estés bien familiarizado con el preservativo, que te lo pruebes, que te lo dejes puesto y te la m...
...*enrojece hasta las orejas...*se las tapa... LALALALALALALANOTEESCUCHO
... pero, si lo prefieres, puedes tener esta conversación con tu madre. Elige.
... *enrojece sobre lo enrojecido...*se destapa las orejas... vale, sigue....
Luego están esos momentos de madurez que te descolocan, como escucharle decir, viendo las noticias, que las mujeres lo tienen todo mucho más difícil, que no entiende como nadie puede creerse la sarta de mentiras que sueltan desde la moncloa, Génova o Ferraz, o a santo de qué hay que aguantar una familia real.
Y vuelta a las ganas de abrazarle. Pero te contienes, porque en ese preciso momento lo último que quieres es que se azore.
Nuestro pequeño rojete... que ganas de que coja ya fondo y estilo corriendo, para llevármelo de manifa...
En fin, que queda aún mucho camino por delante, y detrás de estos altos vendrán nuevos bajos. Pero ya tenemos las notas del primer trimestre y, sin ser perfectas, son mucho mejores que las del año pasado, y él se esfuerza sin que le insistamos. Bueno, sin que le insistamos demasiado, que de cuando en cuando hay que darle un toque. Pero no es lo mismo un ocasional ejem, ejem que estar todo el año con el látigo en la mano.
No veo la luz al final del túnel. Pero el túnel no está demasiado oscuro y parece que vemos por donde pisamos. Y este año, en vez de regalos chorras, quiere que le federemos en tiro con arco. Así que, con suerte, si llega un apocalipsis y la civilización colapsa, nuestro cachorro podrá cazar conejos y defenderse de los zombis, así que nuestros genes sobrevivirán.
Que es una pequeña esperanza, lo sé, pero oye, ¿y la ilusión que hace?
lunes, 21 de julio de 2014
DIARIO DE LA PATERNIDAD RESPONSABLE (XX) Comunicación
El fruto de mis desvelos cumple 14 años, y ya estoy en esa fase tan temida al ver acercarse la adolescencia de tu retoño: la dificultad de la comunicación.
Dado que nuestro hijo es de natural hablador, resulta duro asumir que, en realidad, buena parte de lo que sale por su boca es ruido de fondo sin contenido, y que lo que creemos conversaciones son, en realidad monólogos desde dos direcciones* que, solo ocasionalmente, coinciden en apariencia.
Si lo que queremos es información, tendremos que extraerla, y no será una tarea fácil
Así pues, vamos a adentrarnos en los procelosos mares del diálogo adulto-adolescente.
Todos los casos expuestos a continuación dramatizan hechos reales. Ningún adolescente resultó herido en el proceso, aunque ganas de arrojarlo por la ventana, pues sí que hubo, para qué vamos a negarlo
Ante todo,olvidemos las respuestas coherentes, correctamente estructuradas y con una dicción clara e inteligible. Hablamos de comunicación a un nivel muy, muy básico.
Mi hijo entra por la puerta, de regreso del instituto. Pregunto: ¿qué tal te ha ido el día? respuesta
...mmmien
Lo que viene a decir, resumidamente, el instituto no se ha derrumbado, no me he dormido en ninguna clase (o si lo ha hecho no he llamado la atención del profesor), y déjame en paz, que estoy cansado y vengo con hambre, por cierto ¿qué hay para comer?
Asombroso ¿verdad? Toda esa información en apenas seis letras.
Una pregunta más concreta no siempre obtendrá respuestas más detalladas. Por ejemplo ¿te has lavado los dientes?
...sí
Dado que sabes que no se ha movido del salón en las últimas dos horas eres consciente de que NO se ha lavado los dientes, así que su respuesta debe tener otros significados, que podríamos resumir en estoy tan a gustito aquí tocándome el ombligo (o zonas adyacentes) mientras veo Modern Family, así que déjame en paz.
Si de lo que se trata es de asegurarnos de que nuestras instrucciones (por ejemplo, para que se caliente la cena, porque llegaremos tarde) han sido comprendidas, debemos desconfiar de las apariencias. Lo más probable es que, mientras detallamos los pasos a seguir, tras los aparentemente interesados ojos de nuestro hijo haya un vacío en el que resuene alguna tonadilla publicitaria o un zumbido monocorde.
Al llegar al final de nuestra exposición, lógicamente preguntaremos ¿de acuerdo? y la respuesta será un contundente ¡Claro! que podríamos traducir como ... pues se ha quedado buena mañana y ¡ondia! ese señor de ahí delante parece estar mascullando algo... mmm... me resulta familiar... y no parece hostil... bueno, por si acaso le diré sí a todo, a ver si me deja en paz.
El resultado es que cuando los bomberos derriban la puerta, tu hijo jura y perjura que en ningún momento le dijiste que no se debía meter un plato recubierto de albal en el microondas, es más, no recuerda haber mantenido ninguna conversación contigo en las últimas tres semanas. Para otra vez, sera más productivo tatuarle las instrucciones en la retina, para que las vea aunque cierre los ojos.
Adentrarse en asuntos más íntimos puede ser tan peligroso como avanzar por un campo de minas, pero si, pese a todo, te aventuras a decir X parece atractivo/a y yo diría que te mira mucho, notarás primero cómo baja la temperatura del cuarto, luego verás en los ojos de tu retoño una expresión que viene a decir ¿Qué sabrás tú al respecto si debes tener como 2 o 3000 años y jamás has sabido lo que es sentir ese calor que... Entonces se bloqueará, porque de pronto por su imaginación habrá pasado la idea de que en algún momento del pasado, sus padres tuvieron sexo, al menos una vez. En ese momento notarás cómo intenta contener las nauseas. Finalmente, si ha logrado no vomitar, responderá...
...Gnnnmm?
Que podría traducirse, en esencia, por DÉJAME EN PAZ
A estas alturas habréis notado un elemento común en esas respuestas ¿verdad? Sí. Nuestro hijo quiere QUE LE DEJEN EN PAZ. Y encontraremos el mismo deseo cuando le pidamos que recoja su cuarto, que se lave, coma de una manera civilizada, camine sin encorvarse como Nosferatu o se siente a estudiar, que mañana tiene examen.
Ojo, no es por desidia, es simplemente que, para él, ninguna de esas cosas tiene verdadera importancia cuando podría estar haciendo, qué se yo... NADA. Y el que vengas tú a entrometerte, preguntar, investigar o forzarle a hacer lo que sea que quieres que haga, le parece una intromisión en su intimidad
Por cierto, probablemente cualquier cosa que le digáis, sea cual sea, le parecerá ofensivo. Y aunque se lo susurres, opinará que le estás gritando (y lo opinará a grandes voces). No, no es que tenga un problema de oído o comprensión, es sólo que está marcando su territorio y tú eres un potencial intruso. Da igual que la casa sea tuya, es SU territorio.
Eso implica que si quieres ver, qué se yo, las noticias, le parezca notablemente injusto que jamás le dejes un poco de tiempo para ver la televisión, más aún cuando sabe perfectamente que ya viste las noticias hace dos meses. No sirve de nada argumentar que él se ha tirado SEIS HORAS viendo los Simpson, y además se ha visto por octocentésima vez el episodio en que Homer y Flanders van a Las Vegas, porque NO ES LO MISMO.
A ver, no nos pongamos trágicos tampoco, que por suerte no siempre es así. Hay momentos de verdadera comunicación, incluso puedes encontrarte con un abrazo por sorpresa y un te quiero. Y no, no es que esté intentando sacar algo, de verdad te lo ha dicho porque quiere que lo sepas.
Ojo, también hay actitudes sospechosas por exceso. S llevó** a su hija V y una amiga al concierto de One Direction. A la mañana siguiente (bueno, cuando la chica salió del coma emocional era mediodía) V se lanzó en brazos de su madre, que se vio en medio de una granizada de muamuamua eres la mejor mami del mundo muamuamua te quiero eres genial muamuamua gracias gracias gracias muamuamua no podría ser más feliz muamuamua gracias muamuamua...
Por suerte S es una veterana de estas lides y no se dejó deslumbrar por el momento de gloria. El ataque de entusiasmo hijil vino a durar, más o menos, lo que tardó en pedirle a la agradecida retoña que recogiera su cuarto. Pero oye, mientras dura, es como si Stalin en persona acaba de otorgarte la Orden de la Victoria.
¿Qué puedo deciros? La realidad es que, en general, el adolescente no se comunica porque no quiere hacerlo, y tratar de sacarle información concreta es un trabajo largo, tedioso y repleto de miradas tensas. No hay una solución sencilla, sólo almacenar paciencia (mucha, muchísima, muchisisísima), mantenerse firme (no nos engañemos, no puedes jugar a ser el colegui de tu hijo, TÚ ERES EL RESPONSABLE, ergo, TÚ MANDAS) y disponer de unas tragaderas amplias, porque vas a tragar mucha bilis.
También os digo que sí, pese a todo de cuando en cuando hay una respuesta a tus esfuerzos, a veces es positiva y, ocasionalmente, de verdad, te ves abrumado por un alud de cariño sincero.
Vale, en las sitcoms los padres siempre acaban el capítulo sintiendose orgullosísimos de los logros de sus hijos. Eso es en EEUU, y en la tele, y esos niños parecen de otro planeta. Aquí y ahora, incluso un ocasional te quiero es recompensa más que suficiente para coger fuerzas y seguir adelante
* confieso que el del otro monólogo soy yo, que sin darme cuenta dejo de escuchar y sigo a lo mío. Si veis que me pasa, dadme un zapatazo en la cara
** en realidad iba a ir la otra madre, ya que desde hacía meses S había dejado claro que no, de ninguna manera, bajo ninguna circunstancia pensaba ir a ningún concierto, pero oh, sorpresa, la noche antes del concierto surgió un imprevisto y S tuvo que hacer frente a dos ojos suplicantes
viernes, 4 de abril de 2014
DIARIO DE LA PATERNIDAD RESPONSABLE (XIX) Ojiplático me hallo
CUADERNO DE BITÁCORA DE LA ALCOBENDAS I. AÑO ESTELAR 2014.
Una de las cosas que deberías saber cuando eres padre es que siempre te van a pillar por sorpresa. Pero nuestra mente tiene la fea costumbre de relajarse y dar por hecho que ya te las sabes todas, que ya eres perro viejo y que ya nada va a descolocarte.
Craso error.
Uno sabe que un cachorro en crecimiento no es un elemento fijo del paisaje: cambia, a diario. Pero acabas creyendo que se trata de un proceso continuo, lento, predecible, un suma y sigue que, a veces, muchas, se hace desesperantemente lento. Como si tu retoño se hubiera quedado clavado en ese espacio nebuloso entre la niñez y la adolescencia. Que sabes que no es así, pero piensas, esto va a ser como esas cuestas arriba casi imperceptibles pero laaaaargas, que como cojas una con la bici, a la media hora de pedalear te preguntas porqué leches dejaste el sofá, con lo a gustito que estabas bajo la manta.
Y una mañana, los ojos se te quedan O-O. Porque no es una cuestecilla, sino una montaña rusa, y a veces los cambios te pillan totalmente del través.
Repasemos los hechos. Hace un par de meses, tres a lo sumo, tenía en casa un hambriento bigardo de pies como camiones, semicubierto de pelambre, de higiene dudosa y con cierta tendencia a los olores corporales ácidos, desordenado en general, desastrado en el vestir y esquivo para el estudio. Y de pronto...
D no se ha convertido en un adulto cabal de la noche a la mañana. Es un casicatorceañoero, no pidamos peras al olmo. Pero los sintomas son, como mínimo, llamativos.
Recoge. Y hace su cama. De acuerdo que lo de la cama puede tener que ver con que yo le ponga una multa cada vez que se la deja sin hacer, pero aún no le he puesto penalización por no recoger, Y SU CUARTO CASI PARECE ORDENADO. Vale que hay estanterías donde simplemente acumula los libros en estratos de tipo geológico, pero leches, que se ve el suelo ¡había suelo debajo de los trastos!
Se esfuerza. Se está esforzando de verdad, y no sólo en estudiar, sino en mejorar su actitud en clase, su letra, la limpieza de los trabajos... Los resultados tardarán, no se puede levantar un curso en un mes, pero está en el camino correcto.
Ha empezado a dibujar. Perdonad que me emocione pero sé desde hace años que el jodío tiene mano, sólo que no salía de él hacerlo. No espero que viva de eso, pero dibujar es un excelente ejercicio para la mente (eso llevo repitiéndome 30 años, y no voy a cambiar de idea aunque me presentéis pruebas en contra #lalalalalalalalala #noosescucho)
Intenta ser menos gruñón. Lo que en un adolescente es casi un imposible. No lo logra demasiado a menudo, pero a veces ¡conseguimos que nos escuche! ¡INCLUSO HA SIDO CAPAZ DE ACEPTAR QUE SE EQUIVOCA!
Hasta aquí, eventos aislados que implican una notable mejoría en cuanto a la madurez, pero además están los sucesos misteriosos, que podrían implicar la presencia de fuerzas sobreaturales, quizás por influencia extraterrestre.
Se lava. ¡Qué digo se lava! ¡SE SACA BRILLO!. La primera vez que preguntó si podía ducharse antes de cenar estuvimos un rato frotándonos los oídos creyendo que habíamos oído mal. Y menos mal que este invierno ha sido lluvioso porque con el tiempo que se tira bajo la pera el suministro de agua a Madrid para el verano podría verse comprometido.
o_o
Se peina. Se repeina, incluso. Más de media hora de lavabo para salir con algo parecido a una boina empapada sobre la cabeza y preguntar nuestra opinión. A ver, hijo, no te canses poniendo cada pelo en formación, déjalos más sueltos, que se te vea la frente, que tu cabellera pide movimiento... ni caso, vuelta al lavabo y otra media hora de trabajo capilar...
... para concluir que tiene el pelo muy largo y quizás debería cortármelo, no te parece, papi?
O_o
Nos pide ayuda con los granos (luego se arrepiente, es muy quejica).
Me le he encontrado varias veces haciendo poses musculosas ante el espejo. En realidad lo intenta, que el pobre, a estas alturas, tiene poco que marcar, pero le pone mucho empeño.
Se preocupa por su linea. Creo que ve que su madre y yo nos estamos poniendo en forma y ha decidido sumarse. Claro que sus buenas intenciones de comer sano chocan con la realidad de la lechuga, pero está en ello.
Y el síntoma más alarmante de todos
ME HA PEDIDO PERMISO PARA USAR MI COLONIA. SE LA PONE PARA IR AL INSTITUTO. CADA MAÑANA.
O_O
Corregidme si aventuro demasiado pero sólo veo dos explicaciones. O bien mi churumbel ha sido abducido por los arturianos, y han dejado en su lugar a un espía torpe, o bien...
Lo confieso, tengo muy claro que es lo segundo. Hace poco tuvimos una jornada de sólo chicos y algo hablamos del tema. No en plan charla padre-hijo, por suerte. Aunque algo me dice que pronto me tocará responder preguntas delicadas.
Qué carallo, llevamos respondiendo preguntas delicadas desde los 4 años, tampoco me pillará de sorpresa
Lo que sí me pillará por sorpresa será el siguiente salto. Es inútil pensar que ya tienes todo sabido con un adolescente en casa, y bastante me consuela ver que de momento las sorpresas han sido positivas. Quien sabe qué será lo siguiente... sólo espero que no sea un corazón roto, porque por mucho que cambie en otros aspectos, sigue siendo un niño y aún le queda mucho camino por delante.
Y a nosotros con él... ¡ánimo tripulación, seguimos remando!
martes, 24 de diciembre de 2013
DIARIO DE LA PATERNIDAD RESPONSABLE (XVIII) Las hormonas y sus chispeantes consecuencias
(Las imágenes que acompañan esta entrada pertenecen a la tira Zits, de J. Scott. Ya tardáis en haceros con ella)
Entre el parto y, pongamos, los 10-11 años eso entra dentro de lo razonable. Lo malo es que uno se acostumbra a esa norma y te haces la ilusión de que lo tienes todo controlado y nada podrá sorprenderte. Entonces (música siniestra de fondo, percusión en tonos graves que va en aumento) llegan LAS HORMONAS (estalla un relámpago al fondo y la escena tiembla por los truenos acompañados de un CHANCHANCHANNNNNNNN)
Al principio no notas nada demasiado llamativo, sólo que el mozuelo tiene de pronto un rizado matojillo de pelos alrededor de los güevos. Pero ¡ay, amigos! esos pelos no crecerían sin fertilizante, y su presencia indica que el fertilizante está recorriendo sus venas impetuosamente. Consejo para padres creyentes: llegado ese momento ya podéis haceros cruces.
El primer síntoma es el hundimiento de tu ordenado plan de vestimenta. De pronto en vez de un niño en crecimiento tienes algo parecido a la criatura del doctor Frankenstein, así, como construido a retales. Una mañana descubres que te ha pegado un estirón piernil y los pantalones le quedan pesqueros, pero los brazos siguen en su ser así que tienes un alargadísimo bracicorto de tórax ridículamente pequeño. Por suerte se tiene en pie ¡como para no! después de todo, un mes atrás has descubierto que su pie calza de repente un 45. Y digo de repente porque las últimas deportivas que le compraste eran un 41 y ya te parecieron enormes. Y el armario donde guardabas su calzado ahora parece una atarazana llena de galeras listas para su botadura*.
Por suerte yo calzo un 41 y he podido heredar sus botas. Ríanse, pero eran buenas y me vinieron al pelo.
Dicho sea de paso, sus deportivas, además de gigantes, parecen tener el don de la ubicuidad: te las encuentras tiradas en cualquier parte, generalmente en zonas de paso. Y si no las ves, las hueles.
Esa es otra. No sé de que están hechas las hormonas esas, pero por como le cambia el olor a sus felices poseedores yo diría que tienen una base de cadaverina con toquecitos de cabrales muy curado. Sumémosle que los varones se ven afectados de una suerte de hidrofobia repentina (a veces hay que empujarle dentro de la ducha con un palo) y entenderéis por qué es necesario ventilar a menudo su dormitorio y cambiar la ropa de cama antes de que le haga un agujero químico.
Y hacer una fuerte inversión en palos para empujarle dentro de la ducha, más unos fórceps para sacarlo, porque luego no quiere salir** y los pantanos cada vez llevan menos agua.
En el caso femenino, por consultas a otras madres, he descubierto que el tema de los olores es menos grave. Paradójicamente, el consumo de agua es incluso mayor, porque ellas se ven afectadas por el síndrome del lavado compulsivo, aunado al ¿qué me pongo? (con los consiguientes problemas de mantener en condiciones el vestuario de una moza que igualmente varía de dimensiones relativas y absolutas en menos de una semana)
Y lo que abultan. Casi es imposible moverte por la casa sin tropezar con alguna de sus extremidades ¿es que son extensibles, al estilo Reed Richards?
Otro interesante efecto de las hormonas es el facial. Tenemos el cambio de proporciones, que nos lo deja cabecipequeño (o será que como le miro desde abajo la cabeza se ve chica por un efecto de perspectiva) más esos cuatro pelillos sombreados en su labio y el alegre añadido de los granos. No demasiados, parece que mis genes van ganando la batalla. Pero qué poca resistencia al dolor: cada vez que le hacemos una limpieza, tras vaporizar bien para abrir los poros y no hacer masacres, suena como si le estuvieran degollando con una piedra no muy afilada. El caso es que, pese a todo, sigue siendo un chaval guapo, así que creo que será un adulto bastante presentable***.
Presentable de cara, que no de habla: o bien le da por hablar atropelladamente, y sin un hilo conductor racional, o nos responde a todo con monosílabos y gruñidos. Y tampoco muy presentable de carácter, porque no resulta extraño decir, hola, D, buenos días, y recibir de vuelta un ¡MAMÁ, PAPÁ ME ESTÁ GRITANDO!
Tanta investigación y tanta leche ¿y aún nadie ha encontrado algún medio de equilibrarles el flujo hormonal a los adolescentes? Eso sí que sería un avance para la humanidad, y no sacar un nuevo iPhone6 que pese seis miligramos menos que el anterior y sea una micra más fino.
Y si no hay dinero para investigar ¿sería tanto pedir que se restablezca el servicio militar, haciéndolo mixto****, adelantándolo a los 14 años y prolongándolo hasta los 21? Ofrezco mi voto al primer partido que afronte con firmeza ese escabroso tema. Piénsenlo, señores militares, contarían con tropas entusiastas, llenas de energías y, probablemente, inmunes a los agentes químicos más agresivos.
Eso sí, el gasto en uniformes no se lo envidio.
* Los que cantan la belleza adolescente en plan Lolita o Muerte en Venecia deberían darse un garbeo por un instituto para ver una galería de los horrores en todo su esplendor
** Sí. Es por lo que estáis pensando.
*** Y bien armado. Menuda tranca gasta el mozo. Y ahí mis genes no han tenido nada que ver.
**** La cuestión mixta se añade a petición de mi amiga S, que no está dispuesta a que yo me libre de mi vándalo y quedarse ella con sus dos bestezuelas en casa por una estúpida cuestión machista
viernes, 6 de septiembre de 2013
DIARIO DE LA PATERNIDAD RESPONSABLE (XVII) Desembarrancando (menudo veranito)
Pues lo logró. Suspendió cuatro y las ha aprobado todas.
Mejor dicho, lo logramos. Porque aquí los mendas hemos sudado bastante.
Hay que reconocerle, eso sí, que es un alumno coherente, porque suspendió sólo la gramática. Las gramáticas. Las tres: castellana, inglesa y francesa. Y plástica. Alucino. Plástica.
¿Cómo se puede suspender plástica? es como suspender... no sé, alternativa... o el recreo, me dice MJ. Pero cuando veo su libro de plástica, lo entiendo. No es que yo le hubiera suspendido, es que le habría mandado a galeras. Y habría recomendado que le dieran un remo malo. Borrones, tachones, ni un ejercicio bien resuelto... en fin. Quiero creer que al menos durante las clases se dedicaría a ligar, que no perdía el tiempo del todo, del todo, pero vaya usted a saber.
Sea como sea, ya ha descubiertoque si haces el canelo durante el curso te quedas sin veranito. Bueno, salvo el campamento, pero es que esas también eran nuestras vacaciones: diez días sin niño para coger fuerzas. Y las necesitábamos, porque las buenas intenciones, el arrepentimiento y el propósito de enmienda le duraron lo que tardó en empezar la academia. Por las mañanas, clases de inglés y lengua, por la tarde francés con su mami y plástica con su papi. Luego ampliaron el horario de academia para incluir el francés y las tardes quedaron disponibles para repaso de las gramáticas y luego plástica ¡hale, a reforzar los lazos padre-hijo!
Si me hubieran dado diez céntimos por cada tarde que aquí el muchacho encaró el trabajo de buen humor y mejor ánimo ahora tendría... ¿alguien me presta diez céntimos, porfa? prometo no gastarlo en vino.
¿Cómo explicártelo, hijo mío? eres TÚ quien ha suspendido, TÚ quien iba sobrado, TÚ quien tiene que estudiar y, sobre todo, TÚ quien tiene que examinarse. Así que cierra esa boquita, deja de quejarte y trázame de una puñetera vez esa bisectriz.
Porque esa es otra, no para de quejarse y protestar de lo injusta que es su vida y lo crueles que somos, sobre todo yo, que no le dejo ver suficientes simpsoms. Creo que me he ganado sobradamente el título de Ogro Honoris Causa por la universidad de Springfield.
Sumemos a todo ello las hormonas. Rebosan, se le notan a simple vista, se huelen en el ambiente. Y por cierto ¡qué mal huelen los adolescentes! y qué fobia a la ducha, prácticamente hay que encañonarle para que se duche (y luego para que salga, quizás la fobia sea a atravesar la puerta de la ducha). Lo sé, las hormonas no son culpa suya y le alteran un montón, pero estoy seguro en un 99% de que el tema de la ducha no es patológico. Ni la torpez...
Mejor me callo. Si la torpeza es hederitaria, la suya es culpa mía, porque yo soy un completo manazas. La gente no suele fijarse en ello porque me he disciplinado con los años (ah, esos retiros en el Tibet, aprendiendo con mis hermanos ShaoLin a sacar mi yo interior y ser uno con el universo...) y soy ilustrador, se me presupone que soy habilidoso. Pues no, a veces parece que en vez de dedos tengo pezuñas, y mal usadas.
Pero ya está. Logré introducir en su mollera las nociones básicas de plástica, estudió sin parar durante dos mesecitos y hoy por fin recogimos su boletín de notas. Hemos sacado la nave de los arrecifes y podemos continuar la travesía. Además ahora D conoce las consecuencias de confiarse en exceso y, al mismo tiempo, ha visto que el esfuerzo compensa. Porque no ha aprobado, no: ha aprobado con nota, incluso ha subido la media. Su tutora me decía esta mañana es para matarlo y tiene razón.
... deberíamos planteárnoslo seriamente, si lo matamos ahora nos vamos a ahorrar un potosí en libros... nchts... creo que ahora mismo su madre ya habrá salido de la librería donde iba a encargarlos... pues nada, ya habrá otra ocasión el año que viene.
Otra cosa buena es que este verano D ha aprendido a captar las indirectas. A la vuelta del insti ha iniciado una conversación en la línea y ahora que lo he aprobado todo tendré un premio ¿no?. Como quien no quiere la cosa yo he comentado lo que nos han cobrado por la academia de repaso y, con notable agilidad de cintura, el muchacho ha cambiado de tema.
Y eso es todo de momento. La semana que viene empieza el nuevo curso. Nuestro alegre sinvergüenza de ojos claros pasa a 2º, con el ánimo alto y las asignaturas de gramática bien repasadas. Ha sido un verano duro, pero ya se ha terminado.
Parcheado y calafateado, el bote de la paternidad sigue su marcha con buen viento. Seguiremos informando.
P.D: Sí, soy un fan de Guillermo Brown. No sé si ahora estaré pagando por todo el deleite que me produjeron sus aventuras, en plan reajuste del karma cósmico, pero si es así lo doy por bien pagado.
lunes, 15 de julio de 2013
DIARIO DE LA PATERNIDAD RESPONSABLE (XVI) ¡¡¡¡Catacrash!!!!
Pues ya llegó el final del curso (bueno, en realidad llegó hace unas semanas pero es que he tenido un largo episodio de pereza escribana que espero sabréis disculpar)
Y con el final del curso llegó... el naufragio.
Así, tal cual. Nuestro hijo navegaba confiado, porque iba recuperando sin demasiado esfuerzo las asignaturas pendientes (decía), los últimos exámenes iban bien (decía), su letra habia mejorado notablemente (decía)...
... y nosotros mirándole remar despreocupadamente hacia los arrecifes. Porque claro, cuando remas das la espalda a lo que tienes frente al bote y como no lo lleves derecho... Pero esa es una de las partes chungas de educar a tu grumete: a veces sólo puedes mirar, mordiendote la lengua para no gritar ¡vira a babor, leches, QUE TE ESTRELLAS!
Dejas que se estrelle. Ya no puedes remar por él, y si el único modo de que aprenda a hacerlo es pegársela, tienes que ver cómo lo hace y, como mucho, tener a mano el botiquín.
Cuando llegó a casa entró hecho un trapo, creo que se esperaba... no ya la madre de todas las broncas, sino un patíbulo, o las maletas en el descansillo o... no hubo nada de eso. Lo que había que decirle ya se lo habíamos dicho antes, ahora ya sólo queda asumir las consecuencias y tirar adelante. Y si tenía que darse un trastazo en el instituto, prefiero que haya sido ahora y no dentro de un par de años. Es más fácil enderezar las cosas al comienzo, no cuando ya estamos a mitad de camino. Porque enderezarse, se van a enderezar.
Sí, hemos sacado el látigo, después de todo.
Bueno, sin pasarnos demasiado, que no le vamos a llevar a galeras. Pero tiene que entender que si se equivoca, la responsabilidad de sus equivocaciones es suya y las consecuencias también. Y en este caso las consecuencias son que se ha quedado sin verano. Lo malo es que nosotros también, pero es lo que hay, no podemos abandonarle en una gasolinera con una mochila de libros y recogerle a finales de agosto confiando en que haya estudiado.
Y así quedan sus jornadas veraniegas: academia por las mañanas para ... y ..., repaso de ... con mi chica por las tardes, y clases de ... conmigo en los huecos. Descanso los findes y un paréntesis de relax cuando se vaya al campamento (relax para él y para nosotros, qué leches).
La primera semana pasó con algunas protestas veladas. La segunda ha ido mejor, parece que asume que las cosas son como son y las protestas no van a ser bien recibidas. Eso no significa que no haya tensión, porque tenemos un morlaco de 1'72 hormonado y tenso, y raro es que no haya alguna bronca, pero dentro de lo que cabe la cosa va fluyendo.
(Aunque su dormitorio sigue pareciendo un campo de batalla. Es asombroso, lo recoge y, apenas te das la vuelta, vuelve a recordar Stalingrado tras el final del asedio)
Y bueno, a punto de cumplir los 13 años y con ciertas zonas de su anatomía ya bien peludas tenemos que hacernos a la idea de que estamos entrando de lleno en la fase más divertida de la crianza. Adiós a la feliz preadolescencia ¡bienvenidos a la adolescencia con todas sus letras! ¡seguro que nos encantará!
Sólo por curiosidad ¿alguien quiere adoptar un treceañero guapo, saludable y crecido? La oferta incluye ajuar, mortadelos en grandes cantidades y unas dos toneladas de piezas de lego. Precio negociable. Interesados, manden un email al correo de este blog.
Seguimos navegando, con algunas vías de agua, pero seguimos.
sábado, 23 de marzo de 2013
DIARIO DE LA PATERNIDAD RESPONSABLE (XV) Alimentar al adolescente talibán
Ya he dejado caer en algunas ocasiones que dar de comer a un niño puede ser una tarea ardua, tediosa y, en ocasiones, mala para los nervios. Como en otros aspectos de la crianza, hay paladas de cal y paladas de arena, pero a fecha de hoy la arena sigue gozando de preeminencia. Nuestro menú sigue repleto de viandas cuya sola aparición en la mesa provoca un recital de resoplidos, protestas airadas, miradas de indignación y expresiones de asco y nausea.
Debo reconocer que no soy quien para tirar la primera piedra en cuestión de gustos: quien me conoce sabe que soy un pozo de manías, empezando por mi rechazo a todo alimento animal invertebrado, sea marisco, sea molusco, sea... qué se yo... saltamontes a la parrilla
Sí: he comido saltamontes a la parrilla. No preguntéis.
Igualmente siento una profunda aversión a toda la casquería, y aunque no tengo reparos en general con los productos de origen vegetal, hay algunas verduras cuya existencia me parecen un claro insulto al buen gusto.
Las putas endibias ¿Se puede saber que tipo de enfermo decidió que una achicoria mal sembrada podía ser comestible? Los belgas tienen mucho de qué responder ante el Tribunal de la Haya.
Pero esa no es la cuestión: si algo aprendí de niño es que, me gustara o no lo que hubiera en el plato, había que comérselo. Esa es nuestra política al respecto, pero nos cuesta un batallar casi diario.
Por supuesto nuestro retoño tiene sus preferencias culinarias y hay una serie de platos que nunca son mirados con desdén. Por desgracia son pocos y no demasiado variados.
La omnipresente cocina italiana es acogida con palmas orejiles, ya sea en forma de macarrones, espaguetis, lasaña o pizza. Sobre todo esta última, elaborada artesanalmente por aquí su humilde servidor, es alabada como manjar de dioses y alimento perfecto. No obstante esta selecta muestra de delicias carbohidratadas tiene que seguir una serie de normas cuasirreligiosas cuya alteración provoca un aluvión de protestas. Por ejemplo...
Los macarrones son con atún y los espaguettis con bolognesa. Cualquier intento de alterar esta sagrada disposición recibe vituperios y palabras soeces.
La lasaña debe incluir espinacas. Si la bolognesa que preparo para el relleno no lleva una abundante dosis de espinacas picadas, me enfrento a ceños fruncidos y miradas del tipo me lo como porque no tengo más remedio pero esto es maltrato infantil.

Por no mencionar sus miradas horrorizadas si nos ve a nosotros aprovechar la masa para hacernos una coca de verduras.
El arroz, los pimientos rellenos, los garbanzos.. no suelen plantear problemas, siempre que incluyan atún. Sé que es un producto bastante saludable, pero empiezo a estar preocupado ¿seguro que no es adictivo? ¿hay estudios al respecto? si se extingue alguna variedad de túnido ¿qué parte de responsabilidad tendrá mi hijo?
Sólo le gustan mis judías verdes. No lo entiendo: si en casa se las come y repite ¿porqué nunca le gustan las demás? No puede ser que el resto del planeta ignore como preparar un plato tan bobo ¿no?
Los guisos de cuchara siempre levantan protestas. SIEMPRE. Salvo el estofado, y aun así mi insistencia en las zanahorias como parte fundamental de ese plato produce gestos torcidos y disimulados intentos de dejárselas en el plato.
Hace cosa de medio año confesó que, siendo las albóndigas uno de sus platos favoritos, sus preferencias iban en este orden: campeona albondiguera, mi madre; honrosa segunda posición, casi rozando la primera, las mías (aprendí a guisar de mi madre #ejem #ejem) y a mucha distancia en el tercer puesto, las de su otra abuela. Tiene terminantemente prohibido mencionar ese tema en casa de mis suegros.
Las zanahorias no son la verdura más denostada. La sola imagen de los guisantes se traduce en amotinamientos tanto por parte del chaval como de su madre ¿se puede saber qué tiene la humanidad en contra de esas redondas e inocentes legumbres?
Un adicto al atún debería degustar con placer otros pescados ¿no? Pues no. Ya sea al horno, en guiso, a la romana o en forma de hamburguesas (vease foto superior) el resto de habitantes del mundo submarino son aborrecidos de forma estentórea, salvo quizás el pez espada, y creo que eso es porque nunca le dijimos que no era atún blanco (no tengo la culpa de que la publicidad se haya inventado esa estúpida categoría, así que me considero con derecho a emplearla a mi favor)
No le gusta la bechamel, lo cual no es raro, a su madre tampoco le gusta, pero me plantea serias dudas sobre sus genes. Si algo caracteriza a mi estirpe es el afan croquetil. A veces me pregunto si no nos lo darían cambiado...
¿Alguien sabe de alguna familia con fobia por la bechamel, cuyo hijo de 12 años sienta desenfrenadas ansias de comer croquetas? Si es así ponednos en contacto, please.
Pero, de todos los alimentos odiados, ninguno alcanza las cimas (o abismos) del huevo en cualquiera de sus formatos o presentaciones. Frito, cocido, a la plancha, en tortilla... el único modo de calzárselo sin excesivos problemas es en tortilla de patatas. De hecho hasta hace dos años ansiaba las tortillas de patatas. Por desgracia su abuela, incapaz de decirle que no, una tarde le hizo tres, se las comió casi sin respirar y de resultas del empacho le cogío tirria.
Nos queda el consuelo de que es un frugívoro impenitente y no ha salido demasiado goloso, así que las chuches no suelen ser un problema. Aunque ultimamente las mira con mas interés ¿estará falto de azucar? ¿de gelatina? ¿de ácido ascórbico y otros estabilizantes?
Por supuesto todo lo que se salga de sus platos selectos es una abominación, y la introducción de novedades siempre es recibida con escepticismo. Desde hace un año he iniciado una renovación en mis fogones, ampliando mi recetario con algunos platos novedosos (gracias sobre todo a Chez Thérèse ) y los resultados han sido desiguales: aplausos para la tartiflette, aceptación de los garbanzos al curry, miradas de odio ante la soupe a l'oignon... lo esperable.
Y así seguimos. Luchando el día a día, rindiéndonos a veces en aras de la comodidad y aguantando la pataleta en otras (las más).
Por suerte mi madre no sólo me enseñó a guisar. También me enseñó la respuesta perfecta para zanjar cualquier debate gastronómico
Cocino yo, así que te aguantas y te lo comes. Y si no te lo comes ahora te lo comerás en la merienda o en la cena, y frío.
Gracias, mamá.
sábado, 9 de febrero de 2013
DIARIO DE LA PATERNIDAD RESPONSABLE (XIV) Y la nave va (lenta, pero va)
Lo de criar un adolescente se parece bastante a la metáfora del dos pasitos p'alante y un pasito p'atrás. Cada vez que piensas que has encontrado la ruta correcta, el buen viento que guiará el barco, te ves sin aviso encima de los bajíos y ¡hala! ¡A desembarrancar la nave! pero entretanto algo del camino se ha recorrido.
El tema de la alimentación saludable y variada, tantas veces mentada por pedagogos y nutricionistas es especialmente costoso: lo malo no es que el adolescente medio pueda sobrevivir a base de macarrones y sanjacobos. Lo malo es que QUIERE sobrevivir a base de macarrones y san jacobos. O macarrones y pizzas. O macarrones y pizzas remojadas con coca cola. Ése es su concepto de una comida equilibrada, así que cuando intentas que la tan alabada dieta mediterránea haga acto de presencia en la mesa debes ir mentalizado para gruñidos, resoplidos, gestos de asco.
Por cierto ¿de verdad existió alguna vez la dieta mediterránea? Quiero decir, fuera de algún puebluco murciano, porque sí, queda muy cool lo de presentar una fuente de verduritas a la brasa y pescadito a la plancha, pero tengo muy claro que en estas tierras lo normal era echar al puchero lo que hubiera y añadirle algo de sustancia, sobre todo a base de cerdo* . Y si nos adentramos en las mesetas las verduritas chamuscás no aparecen por ninguna parte, y la cocina tradicional gana en espesores e hidratos, no en fibra (al atascaburras no le llaman así por cuestiones poéticas, puedo jurarlo)
Por suerte en esta casa el tema del diálogo constructivo tiene unos límites bien definidos, así que al tercer resoplido se responde con es lo que vas a comer, te guste o no, y si no te lo comes seguirá en el plato a la hora de la merienda, y frío. Gracias a eso nuestro vástago ingiere algo más que pasta y atun en lata. De hecho, y a regañadientes, ya confiesa que el pollo con verduras salteadas, las tortas de bacalao o la tartiflette (gracias, Teresa) lejos de resultar tóxicos son sabrosos y agradecidos de comer. Eso sí, cuando llega el día de los macarrones con atún brinca de pared a pared de pura alegría. El jodío podría deglutir atún en aceite a cucharadas casi sin respirar.
La cuestión vestuario tiene también sus asperezas. Vivo deseando que llegue ya ese bendito momento en que le preocupe su aspecto. Verle ir hacia la puerta por las mañanas y obligarle a dar media vuelta porque el pijama que ha olvidado quitarse le asoma por debajo de la camiseta del día de antes**, mal remetida en un pantalón de chandal dado la vuelta y con los calcetines (muy) desparejados acaba por resultar fatigoso. Y ya es casi de mi talla luego mis preciadas frikicamisetas empiezan a correr peligro ¡Y POR AHÍ NO PASO! ¡LA DE IÑIGO DE MONTOYA ES SAGRADA!
La higiene... ¿como explicarlo delicadamente? A ver, es un chico y los chicos son tirando a dejados. Quiero creer que las adolescentes son más miradas al respecto pero no tengo pruebas al respecto, si alguien puede aportarlas... Pero el caso es que ya no tengo que perseguirle por las mañanas para que se lave tras el desayuno y últimamente lo de ducharse sale de él, no hay que remolcarle camino del baño, así que poco a poco vamos llevándolo bien. Pero en el tema orden estamos un poco estancados: tiene la idea de que mientras haya espacio libre entre el suelo y el techo su dormitorio está bien recogido. Y por supuesto las órdenes inapelables de recoger son acogidas con escaso entusiasmo y rezongueos semiinteligibles, en los que suele destacar el epíteto tirano.
En cuanto a los estudios... como digo, dos para adelante, uno para atrás. Al comienzo de este curso, su primer año en el instituto, le dejamos organizarse a su manera, pero se relajó demasiado y tuvimos que ponernos serios. Lo bueno es que él mismo vio venir el problema y ahora tiramos los tres en la misma dirección, así que creo que de momento el resultado es satisfactorio. Eso no quita para que la hora de ponerse a estudiar siempre le encuentre ocupadísimo en alguna importantísima tarea, como ordenar su cuarto (es muy curioso, no le entran ganas de ordenar hasta el instante en que le recuerdo que tiene que ponerse con los libros), explicarme las novedades de clase (idem de idem, su memoria parece activarse siempre en esos momentos) o correr al lavabo con una urgencia que se demora bastante (señores atuneros ¿podrían dejar de añadir tanta fibra a las latas? para mí que tiene efectos laxantes)
Por cierto, tras tres años de arduas prácticas con la flauta travesera, ya no suena como un gato torturado. De hecho suena bien, le está cogiendo maña a los dedos y tanto su profesora como nosotros estamos contentísimos. Y él, aunque le cueste reconocerlo
Y sobre esos asuntillos... bueno, parece que la cosa va bien y el chaval intuye ya lo importante de la discreción y la intimidad. De momento no me ha hecho consultas embarazosas pero los efectos de las hormonas son difíciles de esconder, con ese matojo rizado y renegrío (sólo ahí, me da que a ser tirando a lampiño) y su hermanito pequeño apuntando maneras, así que tarde o temprano me vendrá con alguna pregunta sobre una cosa que le pasa a un amigo de un amigo que me lo ha contado en el patio...
Pues eso, de momento la nave paterno-filial sigue su viaje, sorteando las aguas más turbulentas y procurando no dejarnos engañar por los remansos demasiado prolongados. Despacico, pero avanzando.
Seguiremos informando entre galerna y galerna.
*Llámese paella, fabes, cocido, olla podrida... el concepto siempre es el mismo, lo que haya, todo junto, que cueza lento y llene mucho.
** Es sorprendente como la ropa que le has dejado cuidadosamente colocada delante de sus narices se vuelve invisible en cuanto cae al suelo***. Y claro, si no la ves ¿para qué preguntar? te pones la del día anterior, suponiendo que te la hayas quitado y no esté debajo del pijama.
*** Puede que esa invisibilidad esté relacionada con el ingente volumen de trastos en el suelo de su cuarto. O sea, que a lo mejor realmente no la ve.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)