A lo largo de mi (no siempre acertada) experiencia parental, una y cien veces me he encontrado ante el espejo, haciéndome la misma pregunta.
¿Cómo me metí en este berenjenal?
Pese a mis desvelos, he sido incapaz de hallar una respuesta positiva. No hubo una razón específica que nos moviera a ser padres. Simplemente lo hablamos y no vimos motivos para no hacerlo.
Esto, por mucho que nos vendan burras de colores, es lo usual*. Decides tener un hijo y ya está. Bueno, o sucede que ponerte gomita o tomar pildoricas te molesta, follas a pelo, y un día descubres que lo de las pollasabejitas y los coñosflores era cierto. Como queda mal decir vamos a tener un hijo porque somos idiotas te buscas alguna justificación, mencionas algo del reloj biológico y santas pascuas.
Pero hay gente que sí, necesita buscar un motivo, y realmente cree esos cuentos sobre la belleza de la maternidad, la felicidad de tener hijos y sentirse realizados.
Bienvenidos al parque del terror, criaturicas: cuando la gente busca excusas para reproducirse, el determinismo biológico parece una opción racional y sensata. Porque las razones por las que una, dos o más personas (que de todo puede haber en la viña del señor) se lían a traer niños al mundo son, por decirlo suavemente, ingenuas cuando no estúpidas*.
Demos un repaso a las más usuales.
Perpetuar mis apellidos. Hay gente que ve su legado familiar tan impresionante que su deber para con la Historia es transmitirlo a una nueva generación. A ver, alma de cántaro, el universo seguirá dando vueltas aunque se extingan los García, los Smith o los Dupont. Otra cosa es que tu mami sea señora adinerada y en su testamento haya cláusulas del tipo y aquel que antes diera heredero varon a nuestro linaje, se hará merecedor de todos mis bienes. Pero mamis de esas quedan pocas, y a veces les da a por huir con un cubano y fundirse la pasta, así que, por favor, piénsatelo dos veces antes de poner tus gónadas en el asador.
Compartir nuestro amor. Vuestro amor es tan grande y maravilloso que retenerlo sólo para vosotros os parece mezquino. Y en vez de quedar con unas cuantas personas de confianza para compartir ese amor de forma desinteresada y dionisíaca, se os mete en la cabeza la idea de tener un retoño para abrumarle de cariño y cuidados. Pero sucede, queridos, que vuestra soñada vida familiar al estilo Sonrisas y lágrimas no va a estar llena de canciones por los alpes, sino de cacas, meos, vomitos, noches en vela, instantes del tipo te-toca-a-ti... y eso durante el primer año, que se supone que es el bueno, que luego llega la parte de la crianza, las rutinas y la paciencia ad infinitum.
Eso sí, si vuestro amor sobrevive a esta experiencia, es realmente sólido y durará.
Cimentar nuestro amor. O sea, como tenéis dudas, las cosas no acaban de cuajar y en el fondo os da miedo asumir que a lo mejor os habéis equivocado, en vez de coger el toro por los cuernos vais a soltar en medio de la marejada un bebé, a ver si os sirve de flotador.
Aceptemos la realidad: los niños adoptados tienen más derechos que los biológicos, porque a alguien capaz de pensar que un hijo es una tirita, habría que retirarle los genitales a título preventivo.
Hay una variante de lo anterior aún más aterradora. Porque algunas personas, ante la posibilidad de una ruptura, preñan o se preñan para salvar su pareja. Y así nace un bebé que será visto como un grillete con bola de plomo por uno de sus progenitores, y esgrimido por el otro como escudo ante cualquier crítica o disputa. ¡Bienvenida a una vida de mierda, personita! tu psicoanalista de cabecera te espera frotándose las manos.
Mi vida es perfecta y un hijo hará que sea aún más perfecta. Esta gente vive la fantasía de que su
vida seguirá siendo chupimolona y además habrá un dulce bebé gorjeando en sus brazos.
No es culpa suya, las revistas de maternidad, con esos fotos de bellísimas madres y bebés cuquísimos
alimentándose de tetas sonrosado-redondeadas hacen mucho daño. Si eres mujer piensas yo quiero ser así de guay (y si eres tío yo quiero esas tetas tan guays)
Malas noticias: despídete de tu vida de ensueño. Un bebé no es un adorno ni un juguete y ¡oh, sorpresa! no tiene botón de off,
así que al acabar el día te arrastras miserablemente a la cama
confiando en que te deje dormir al menos un par de horas seguidas, por
aquello de que no se te caigan los ojos al suelo, y en general resulta
una esperanza es falaz**.
Los que Dios me dé. Vale, valiente,
pues disfruta de la experiencia, que Dios cuando se pone puede ser muy
dadivoso. No os sorprenderá saber que mi opinión sobre los padres de
niños-tirita se aplica igualmente a los que hacen lo que ordene su
amiguito imaginario.
Mi hijo será el báculo de mi vejez. Errrr... ¿como decirlo sutilmente? No confiéis en alguien a quién aún no conocéis. Si tenéis miedo a la vejez, procurad estar preparados: haced ejercicio,
manteneos en la mejor forma posible, abrid un plan de pensiones ahora
mismo y customizad el coche con unas cuantas planchas de blindaje,
paneles solares y una torre con ametralladora ¡MadMax a tope!
Si luego, después de todo, vuestro hijo está a vuestro lado, os
llevaréis una grata sorpresa y él tendrá un buga
molón.
Porque no tengo voluntad. Sin excusas, ni relojes ni leches.
Hay gente que tiene hijos porque no se atreve a decir NO cuando su pareja se lo propone. Sé de uno que no
quería tener hijos y, según sus propias palabras, lo negociaremos. Tiene cuatro y confío en que nunca lleve la negociación salarial de su empresa***.
Sinceramente, si tenéis que buscar un argumento para defender vuestra decisión de dejar algunos cromosomas a la posteridad, tenéis un serio problema. Sospecho que quien lo hace en el fondo piensa que se está equivocando, pero busca algún modo de disimularlo. Y no creo que sea una buena política. Yo, como padre, no veo nada malo en serlo, creo que soy feliz y pienso que mi vida es buena. Pero sé que de no haber tenido hijos mi vida no sería mejor ni peor. Sólo distinta.Y no me siento un monstruo por pensar así.
Los hijos simplemente suceden. Si es vuestro caso, tragad saliva, mantened la frente alta y no os comáis la cabeza. Y no os asusteís demasiado. Suele salir bien.
*Hay quien en un momento dado se plantea el dilema de los
hijos, sopesa friamente los pros y los contras y decide de forma
enteramente racional. Estas personas se llaman marcianos y tienen la fea
costumbre de secuestrar frikis para practicarles sondas anales.
**Salvo
que estés podrido de pasta. Entonces alguien te lo cría mientras sigues
adelante con tu vida a tope, parando un par de veces al día para jugar
con la criaturica mientras tu niñera, friega los baños, a ver si la muy
holgazana piensa que la pagas para hacer el vago, que la gente sólo quiere vivir del cuento.
*** Esa es la gente que un día va al trabajo con una recortada y masacra a toda la oficina. Luego los supervivientes dicen parecía tan normal...
7 comentarios:
No son marcianos, son vulcanos ;)
La de veces que he intentado explicar esto mismo y no me entendian. Pero tu lo has dejado clarisimo.
Voy a imprimirlo y llevarlo en la cartera para darselo a leer a la gente cuando hablamos del tema.
Yo sospecho que tenemos un "gen egoista" que de alguna forma nos impulsa a reproducirnos SIN NINGUN MOTIVO RACIONAL. Que cuando lo dices la gente se escandaliza, pero es la realidad, no hay motivo alguno, racional, para tener hijos.
En nuestro caso fueron razones científicas, parece que todavia oigo al hijoputa-doctor decirle a mi mujer : "No, con esos ovarios poliquísticos es imposible que te quedes embarazada sin ponerte en tratamiento...", ale, pues a ahorrar el gasto de pildoras y 10 meses después oh, sorpresa. El segundo fue por aquello de que no estuviera solo (los dos somos de familias numerosas y lo tenemos como algo bueno). El tercero un "fallo-escape fogoso" que no nos atrevimos a corregir.
Juajuajua!!! Media vida dssmintiendo ser del Opus, la otra media aclarando que mis cuatro hijos son del mismo padre...y vas tú y lo resumes así de bien... Efectivamente, no es, ni de lejos una decision racional, si lo fuera nos habríamos extinguido, yo creo que es una mezcla entre "la jodienda no tiene enmienda" el "aquí te pillo aquí te mato" y "qué se le va a hacer"
Pues los marcianos (y sobre todo las marcianas) nos pasamos la vida intentando que no nos vendan la moto con el tema. Todavía oigo hablar sobre el famoso instinto maternal..Y me siento doble marciana porque desde que me independicé(hace más de 2 décadas), he vivido de alquiler! jajaja Eso da para una buena entrada: "alquilados versus hipotecados"
Pues sí, me parecen razones a cual peor para engendrar, pero que se siguen usando...
Estupendo resumen que deberían imprimir para entregarlo en las consultas de planificación familiar, jejeje...
Yo he aprendido (ya que los mecanismos sociales son como babosas marcianas implantadas en el cerebro) a que si me responden que no quieren tener hijos dar la respuesta por buena y suficiente(la verdad que lo aprendí rápido, por aquello de estar experimentándolo en primera persona xD). Es increíble cómo sin pensar nos sale el "ya te arrepentirás, ya..." :/
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