Mujer iroqués

martes, 20 de noviembre de 2012

DIARIO DE LA PATERNIDAD RESPONSABLE (XIII) (Malas) razones para tener descendencia


A lo largo de mi (no siempre acertada) experiencia parental, una y cien veces me he encontrado ante el espejo, haciéndome la misma pregunta.

¿Cómo me metí en este berenjenal?

Pese a mis desvelos, he sido incapaz de hallar una respuesta positiva. No hubo una razón específica que nos moviera a ser padres. Simplemente lo hablamos y no vimos motivos para no hacerlo.

Esto, por mucho que nos vendan burras de colores, es lo usual*. Decides tener un hijo y ya está. Bueno, o sucede que ponerte gomita o tomar pildoricas te molesta, follas a pelo, y un día descubres que lo de las pollasabejitas y los coñosflores era cierto. Como queda mal decir vamos a tener un hijo porque somos idiotas te buscas alguna justificación, mencionas algo del reloj biológico y santas pascuas.

Pero hay gente que sí, necesita buscar un motivo, y realmente cree esos cuentos sobre la belleza de la maternidad, la felicidad de tener hijos y sentirse realizados.

Bienvenidos al parque del terror, criaturicas: cuando la gente busca excusas para reproducirse, el determinismo biológico parece una opción racional y sensata. Porque las razones por las que una, dos o más personas (que de todo puede haber en la viña del señor) se lían a traer niños al mundo son, por decirlo suavemente, ingenuas cuando no estúpidas*.

Demos un repaso a las más usuales.

Perpetuar mis apellidos. Hay gente que ve su legado familiar tan impresionante que su deber para con la Historia es transmitirlo a una nueva generación. A ver, alma de cántaro, el universo seguirá dando vueltas aunque se extingan los García, los Smith o los Dupont. Otra cosa es que tu mami sea señora adinerada y en su testamento haya cláusulas del tipo y aquel que antes diera heredero varon a nuestro linaje, se hará merecedor de todos mis bienes. Pero mamis de esas quedan pocas, y a veces les da a por huir con un cubano y fundirse la pasta, así que, por favor, piénsatelo dos veces antes de poner tus gónadas en el asador.

Compartir nuestro amor. Vuestro amor es tan grande y maravilloso que retenerlo sólo para vosotros os parece mezquino. Y en vez de quedar con unas cuantas personas de confianza para compartir ese amor de forma desinteresada y dionisíaca, se os mete en la cabeza la idea de tener un retoño para abrumarle de cariño y cuidados. Pero sucede, queridos, que vuestra soñada vida familiar al estilo Sonrisas y lágrimas no va a estar llena de canciones por los alpes, sino de cacas, meos, vomitos, noches en vela, instantes del tipo te-toca-a-ti... y eso durante el primer año, que se supone que es el bueno, que luego llega la parte de la crianza, las rutinas y la paciencia ad infinitum.

Eso sí, si vuestro amor sobrevive a esta experiencia, es realmente sólido y durará. 

Cimentar nuestro amor. O sea, como tenéis dudas, las cosas no acaban de cuajar y en el fondo os da miedo asumir que a lo mejor os habéis equivocado, en vez de coger el toro por los cuernos vais a soltar en medio de la marejada un bebé, a ver si os sirve de flotador.

Aceptemos la realidad: los niños adoptados tienen más derechos que los biológicos, porque a alguien capaz de pensar que un hijo es una tirita, habría que retirarle los genitales a título preventivo.

Hay una variante de lo anterior aún más aterradora. Porque algunas personas, ante la posibilidad de una ruptura, preñan o se preñan para salvar su pareja. Y así nace un bebé que será visto como un grillete con bola de plomo por uno de sus progenitores, y esgrimido por el otro como escudo ante cualquier crítica o disputa. ¡Bienvenida a una vida de mierda, personita! tu psicoanalista de cabecera te espera frotándose las manos.

Mi vida es perfecta y un hijo hará que sea aún más perfecta. Esta gente vive la fantasía de que su vida seguirá siendo chupimolona y además habrá un dulce bebé gorjeando en sus brazos. No es culpa suya, las revistas de maternidad, con esos fotos de bellísimas madres y bebés cuquísimos alimentándose de tetas sonrosado-redondeadas hacen mucho daño. Si eres mujer piensas yo quiero ser así de guay (y si eres tío yo quiero esas tetas tan guays)

Malas noticias: despídete de tu vida de ensueño. Un bebé no es un adorno ni un juguete y ¡oh, sorpresa! no tiene botón de off, así que al acabar el día te arrastras miserablemente a la cama confiando en que te deje dormir al menos un par de horas seguidas, por aquello de que no se te caigan los ojos al suelo, y en general resulta una esperanza es falaz**.

Los que Dios me dé. Vale, valiente, pues disfruta de la experiencia, que Dios cuando se pone puede ser muy dadivoso. No os sorprenderá saber que mi opinión sobre los padres de niños-tirita se aplica igualmente a los que hacen lo que ordene su amiguito imaginario.

Mi hijo será el báculo de mi vejez. Errrr... ¿como decirlo sutilmente? No confiéis en alguien a quién aún no conocéis. Si tenéis miedo a la vejez, procurad estar preparados: haced ejercicio, manteneos en la mejor forma posible, abrid un plan de pensiones ahora mismo y customizad el coche con unas cuantas planchas de blindaje, paneles solares y una torre con ametralladora ¡MadMax a tope!

Si luego, después de todo, vuestro hijo está a vuestro lado, os llevaréis una grata sorpresa y él tendrá un buga molón.

Porque no tengo voluntad. Sin excusas, ni relojes ni leches. Hay gente que tiene hijos porque no se atreve a decir NO cuando su pareja se lo propone. Sé de uno que no quería tener hijos y, según sus propias palabras, lo negociaremos. Tiene cuatro y confío en que nunca lleve la negociación salarial de su empresa***.

Sinceramente, si tenéis que buscar un argumento para defender vuestra decisión de dejar algunos cromosomas a la posteridad, tenéis un serio problema. Sospecho que quien lo hace en el fondo piensa que se está equivocando, pero busca algún modo de disimularlo. Y no creo que sea una buena política. Yo, como padre, no veo nada malo en serlo, creo que soy feliz y pienso que mi vida es buena. Pero sé que de no haber tenido hijos mi vida no sería mejor ni peor. Sólo distinta.Y no me siento un monstruo por pensar así.

Los hijos simplemente suceden. Si es vuestro caso, tragad saliva, mantened la frente alta y no os comáis la cabeza. Y no os asusteís demasiado. Suele salir bien.

*Hay quien en un momento dado se plantea el dilema de los hijos, sopesa friamente los pros y los contras y decide de forma enteramente racional. Estas personas se llaman marcianos y tienen la fea costumbre de secuestrar frikis para practicarles sondas anales.

**Salvo que estés podrido de pasta. Entonces alguien te lo cría mientras sigues adelante con tu vida a tope, parando un par de veces al día para jugar con la criaturica mientras tu niñera, friega los baños, a ver si la muy holgazana piensa que la pagas para hacer el vago, que la gente sólo quiere vivir del cuento. 

*** Esa es la gente que un día va al trabajo con una recortada y masacra a toda la oficina. Luego los supervivientes dicen parecía tan normal...




miércoles, 7 de noviembre de 2012

ESPÉRAME


Hoy, y sin que sirva de precedente, voy a dar voz a otra persona.

Hace más de veinte años, ya casi treinta, escuché un poema en un documental de la serie El Mundo en Guerra. Según el narrador, la mayoría de los soldados del Ejército Rojo lo llevaban en sus bolsillos. Recuerdo que me impresionó, pero con los años lo olvidé. 

Tiempo después me aficioné a los autores rusos/soviéticos y lei bastante novela y algunos versos. Entendí (muy parcialmente) la importancia de la Poesía para el pueblo soviético en los años más duros y, entre otros autores, lei algunas cosas de un tal Konstantin SImonov que, pese a ser traducidos (mi ruso es igual a cero) me gustaron, no sólo por sus palabras, sino por el modo de marcar el ritmo. Ignoraba, o mejor dicho, no recordaba que aquellos versos que me emocionaron eran de ese autor.

Hace unos años, reeditaron la serie documental en DVD, me hice con ella, y volví a escuchar el poema. Se me hizo un nudo en la garganta y se me llenaron los ojos de lágrimas. De las buenas, si entendéis a que tipo de lágrimas me refiero. Quizás porque soy más maduro, he vivido un poco más y entiendo con mucha más crudeza lo que significan esas palabras, el dolor y la belleza que guardan. Quizás porque pese a mi coraza de humor e ironía, soy un enclenque sentimental. 

Quizás, simplemente, porque, al margen de lenguas o distancias, esas frases entran bajo la piel de quien quiera que ame o haya amado.

He vuelto a leerlo hace poco, y sigo sintiendo la misma desazón. Las causas, no las sé. Juzgad vosotros mismos. 

Los versos originales, por cierto, fueron dedicados a la mujer de la fotografía, Valentina Serova.

No he encontrado una traducción oficial, ya que hay varias en la red, todas diferentes. Yo he adaptado un poco la que más coincide con mis sensaciones de aquella primera vez.

Y, al transcribirla, he tenido que dejar el teclado, porque sigue golpeándome con la misma intensidad. Si esto fuera un papel, lo encontraríais húmedo.

Espérame, de Konstantin SImonov.
Espérame y volveré,
Pero espérame con todas tus fuerzas
Porque la espera será dura

Espérame.
Aunque las lluvias amarillas
te llenen de tristeza, espérame.


Espérame aunque la nieve caiga y vuelva a caer,

espérame aunque el calor te sofoque,
Espérame aunque los que me olvidaron ayer
ya no me esperen.


Espérame aunque ya no lleguen cartas del frente.
Espérame aunque todos los que me esperaban
se hayan cansado de esperar.


Espérame y volveré,
No hagas caso
de quienes te digan
que es hora de que me olvides.

Y cuando mi madre y mis hermanos crean
que ya no volveré,
y mis amigos se cansen de esperarme,
y se sienten junto al fuego,
y beban vino amargo
por mi recuerdo...


Espérame. 
Y no te precipites a beber con ellos.

Y cuando todos me den por muerto,
cuando se olviden de mi existencia
y el viento se lleve mis recuerdos.
Espérame,

Y aunque la nieve cubra los caminos
y las flores mueran de frío,
no dejes de esperarme,
 
Y un día,
tal vez el que menos esperes,
cuando ya ni sepas lo que es una sonrisa,
cuando despiertes por la mañana
y abras la puerta para ir al pozo
a lo lejos, por el camino, me verás venir.

Y los que no me esperaban,
dirán que tuve suerte
y como no supieron esperar
no podrán comprender
Que Tú fuiste quien me salvó.


Y sólo Tú y Yo sabremos,
que logré regresar
porque nunca desesperaste.

martes, 30 de octubre de 2012

DE CÓMO ME VOLVÍ GUAPO, Y POR QUÉ.



Por una vez, voy a regodearme en mi persona, en plan Narciso. Es más, me voy a echar unas flores ¡qué carallo!

Los hechos son inapelables. Desde hace un tiempo, para mi asombro, me siento guapo. Fardón, incluso.

Sin embargo me miro al espejo y no noto demasiados cambios. La misma nariz, la misma boca, los mismos ojos (preciosos ojos azules, lo único chulo de mi cara desde que nací). Sí, las gafas de ahora son mucho más favorecedoras que las de hace veinte años, pero salvo que haya aumentado mucho el volumen de mujeres fetichistas de la marca Alenaflelú, eso no lo justifica ¿no?

Si se tratase solo de mis amigas podría pensar que se están quedando conmigo cuando me sueltan un piropo, o que tras tantos años han empezado a sentir compasión de mis huesos. Sin embargo me he visto en un par de situaciones con personas a las que apenas acababa de conocer que podríamos considerar... prometedoras.

No es que ninguna moza se haya abalanzado sobre mí en el metro, me haya arrancado la ropa a mordiscos y luego, tras tumbarme de un empellón, me haya dirigido un estentóreo ¡Fóllame cual perra en celo como si no fuera a amanecer! pero...

#Notamental: idea para una miniserie conmigo de protagonista, posible título Encuentros en el metro.

(perdón por la interrupción) ... sí me he dado cuenta de que esas personas no verían con desagrado la idea de tener algún roce conmigo. O al menos sin demasiadas nauseas. Y eso, señores míos, es todo un cambio con respecto a mi (no demasiado) añorada juventud.

Hablemos sin tapujos: yo no me comía una rosca. Y sin embargo mi piel era más tersa, mi culo más respingón, mi flexibilidad, excelent...

... de acuerdo, flexible no era, de hecho soy más flexible ahora gracias al pilates de lo que lo fui veinte años atrás. Pero leches, era joven, y se supone que eso es un valor a tener en cuenta ¿no? Y si mi cuerpo avanza hacia su decadencia ¿qué es lo que sucede?

Llevo unos años dándole vueltas al tema, y he llegado a algunas conclusiones. Si ahora soy más visible para las contrarias, eso puede deberse a las siguientes razones:

1 - El porcentaje de astigmáticas no diagnosticadas ha crecido exponencialmente en las últimas décadas. Las pobres me ven borroso y me confunden con otro.

2 - Los gustos estéticos han sufrido una profunda transformación sin que me enterase y de pronto soy un referente de belleza masculina.

3 - Fui atropellado hace ocho o nueve años por un trailer de transporte de ganado porcino y desde entonces estoy en coma. Las mujeres que me sonríen forman parte de una bella ensoñación generada por mi subconsciente para no aburrirse.

4 - Morfeo me dio a elegir entre la pastillica azul y la roja y la que elegí estaba caducada

5 - Soy el protagonista de una sitcom llamada #CosasdeJose y nadie se ha acordado de decírmelo. Eso explicaría las risas enlatadas que escucho cada vez que Steve Urkell entra en mi salón.

6 - Realmente sucede que algunas personas que hace años no me hubieran mirado dos veces hoy me encuentran agradable.

La primera posibilidad no parece muy razonable a nivel estadístico, y desechadas las cuatro siguientes, por lo inviable de justificarlas cientificamente, sólo me queda desarrollar la sexta.

Como ya he dicho, mi físico no ha mejorado, en el mejor de los casos a lo sumo se ha mantenido, así que la explicación, o las explicaciones, están en otra parte.

Hay un cambio muy evidente de entonces para acá: me emparejé. Eso puede parecer un oximorón absurdo, pero no lo es (no es absurdo, digo, porque oximorón, lo es)

La realidad es que mientras no tienes relaciones con nadie, no existes. Nadie te ve como persona de interés porque vas arrastrando tu aire perdedor contigo, y eso no cambia hasta que tienes tus primeros escarceos y sales del agujero. Y es una gran putada, porque significa que no empiezas a interesar a otras personas hasta que estás con otra persona. Manda güevos ¿no? Es como la política bancaria, si no tienes un céntimo nadie te concede un triste préstamo, pero si eres muchimillonario los banqueros se pegan por lamer tu glande mientras te ofrecen dinero a carretadas*.

Lo interesante del asunto viene después. Al fin y al cabo lo único que sucede al empezar a tener una mínima vida sentimental es que sales del pelotón de los torpes. Pero el tiempo va pasando y trae consecuencias.

El primero es la permanencia. Mi pareja y yo nos acoplamos bien, formamos un buen equipo, a todos los niveles, incluido el emocional y sexual, y eso ha hecho que nuestra relación se haya vuelto larga porque merece la pena seguir juntos. Antes pensaba que eso era algo normal, Pero ya hace mucho que soy consciente de que mucha gente mantiene sus relaciones por pereza, miedo, hastío o por pura fachada.

El tiempo también me ha dado años de confianza, y eso se nota. La autoestima no es simplemente una palabra, es una especia suave y muy sugerente. Y me he convertido en un buen conversador, otro factor muy positivo (aunque tenga que andar con mil ojos, porque llevo dentro a un verborreico peligrosísimo, y a veces cuesta mantenerle a raya)

Y también me ha pulido. Llevo muchas décadas viéndome, y he dejado de intentar parecer lo que no soy. Sí, sigo siendo el mismo tío feo y bajito, pero llevo siéndolo el suficiente número de años como para haber desarrollado a fondo mis aspectos más positivos y reducido (o al menos acallado) los peores. Porque este es un mundo despiadado y, como la Reina Roja, la única manera de mantenerse en el sitio y no dejarse arrastrar sin más es mejorar siempre.

Y aquí viene la parte graciosa.

A los guapetes, eso no les funciona.

Salvo honrosas excepciones, altamente follables (y conozco más de un tío que podría hacer temblar mi heterosexualidad), los guapos viven una juventud acomodada. No tienen que esforzarse para ligar, porque se lo dan hecho**. Así que no necesitan ser buenos conversadores, ni aguzar el ingenio, ni aprender cual es su lado bueno, porque todos lo son, ni qué corte de pelo les queda mejor, porque les sienta bien todo. Es mñas, pueden ser unos cretinos integrales y nadie se dará cuenta, porque por razones que no acabo de entender, la gente piensa que si alguien es guapo, debe ser interesantísimo

Actualización a fecha de diciembre de 2018: la supuesta sapiosexualidad, es decir, la atracción sexual por la inteligencia, es una patraña, simplemente es una forma de no parecer superficiales porque, oh, sorpresa, resulta que la gente sapiosexual jamás se enrolla con alguien feo, se ve que sólo conocen inteligentes guapos

Pero ¡ay, amiguetes! el tiempo también pasa para ellos, y mientras que los que ya éramos feotes de partida vamos remontando el oleaje de los años, e incluso a veces logramos surfear, a los guapos la marea les pilla desprevenidos y  les lanza contra los arrecifes. No hablo por hablar. Cierto conocido, alto y guapo, que enloquecía a las mozas, se ha convertido en un cuarentón patético y desgarbado, con la espalda bastante curvada y sin ningún aliciente personal que palíe su decadencia, porque nunca tuvo necesidad de desarrollarlo.

Para ti no pasan los años, me dicen. Claro que pasan, pero de partida yo tenía poco que perder. Los otros, en cambio, tenían mucho. Y como lo van perdiendo, yo gano en la comparación. Hablando en plata, están ahora donde estaba yo al empezar.

En fin, podría dar ahora algunos sabios consejos para que las víctimas del tiempo puedan asumir el peso de los años y recuperar de algún modo el atractivo perdido, pero en el fondo soy una muy mala persona así que...

... a joderse, mamarrachos. Bienvenidos a mi mundo de entonces, espero que lo disfrutéis.

p.d.: que (no) os follen

Y para el resto del público, tranquilidad: aunque hoy me haya permitido un capricho, no voy a ensorbecerme demasiado. Además, no faltará algún alma desinteresada que me de un collejón y me vuelva a poner los pies en el suelo.

¿Alguna voluntaria?

* Noté, por cierto, un reavivamiento inesperado de mi atractivo tras tener un hijo. Demostrar la viabilidad de mis espermatozoides y presentar un bebé bien guapo como prueba me hizo subir un par de grados en el interés femenino. O será que a partir de un momento el pertenecer a la categoría hombres que no emigran a otro continente si se les menciona la posibilidad de tener un hijo suma puntos extra.

** Al principio, el atractivo físico pesa más que cualquier otro factor, incluso eclipsa el resto. Pasada cierta edad es posible que descubramos, con asombro, que Mister Palmito no sabe hacer la O con un canuto y sufre de flatulencias incontrolables desde los 9 años.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Día Internacional de la Blasfemia


En esta señalada fecha no quiero dejar pasar la oportunidad de haceros saber que Dios es un señor bajito (1'51, lo de Altísimo es sólo cuando lleva tacón cubano), panzón (el sedentarismo pasa factura, está en todas partes no es una metáfora, es que está realmente muy gordo) y miope (por eso monta las masacres que monta, no puede apuntar bien así que tira a boleo, ya sea a sodomitas, gomorreos o soldados del faraón).

Ninguna de esas cosas serían un problema si no fuera porque además es un resentido. Se ve que en su cole le pegaban (bajito, gordo, gafotas...) y por eso acumuló un odio cerval por la humanidad. Como Bill Gates, pero sin dinero. Además no tiene abuela y, claro, cuando no hay nadie que te haga un buen plato de croquetas, la bilis se acumula sin cesar. Ah, y como no le gusta mirarse al espejo (es un acomplejado, por eso no quiere que le hagan retratos) su higiene deja mucho que desear. Por eso la palabra de Dios huele a mierda: sufre de halitosis.

Dicho sea de paso, tiene muy poco éxito con las mujeres. Ninguno, para ser exacto: el único polvo de su vida lo echó por delegación en una paloma, o algo así (tenía plumas, eso seguro) y su fan más íntima era una vieja albanesa más reseca que un bacalao y con tendencia al sadismo*. De ahí su aborrecimiento por el género femenino, y de paso por cualquiera que disfrute del sexo, bien en compañía, bien en modo de autoservicio**.

Aun así, sé que hay quienes necesitan llenar el vacío de sus mentes adorando a algún señor invisible, de otro modo podrían empezar a pensar que tendrían que sentirse responsables de sus propios actos, y eso es muy duro. Si ése es vuestro caso, yo os aconsejo que os busquéis uno más majo. 

Podría aconsejaros seguir a mi diosa helénica favorita, Afrodita callipigia (Afrodita del Culo al Aire, señora del retoce y la alegría con un punto de picardía) pero entiendo que pasar de rezarle a un barbudo casposo para rendir homenaje a la dama de las nalgas más bellas es un salto demasiado extremo, así que optaré por un dios masculino.
Mi propuesta es Hotei, dios de la felicidad en China y Japón. Al contrarió que Alah/Yahvé/Dios-para- los-amigos, Hotei fue real. Era un monje budista itinerante que tenía don de gentes. Como se llevaba bien con todo el mundo, solían regalarle cosas, y cuando consideraba que ya tenía suficientes, las metía en un saco y se acercaba al pueblo que le quedara más a mano. Una vez allí, organizaba una gran fiesta para todo el mundo, así que para los campesinos ver aparecer por el camino a Hotei, con su saco, pronto fue una señal de buena fortuna.

Era todo virtudes: tragaldabas, buen bebedor, amigo del baile, fumador de opio y aficionado a las mozas. Tras morir, su recuerdo, lejos de borrarse, fue pasando de boca en boca hasta convertirse en deidad, como encarnación feliz del Budda.

Hotei no hace milagros, no hay que rezarle nunca y no es necesario peregrinar de rodillas a ningún lado. Para seguir sus preceptos basta con reir, follar, amar, disfrutar y dejar que cada cual disfrute a su aire, sin juzgarle. No hay días sagrados ni preceptos inamovibles. Cualquier momento es bueno para relajarnos y dejar que la vida, simplemente, pase.

Bien fácil os lo pongo.

Pero vamos, que si os gustan los hombrecillos inexistentes, iracundos y rezumantes de rencor, sois muy libres de arrodillaros ante una sotana o un madero. Yo no os señalaré por ello, me limitaré a no imitaros y reir de cuando en cuando a vuestra salud, para que al menos alguien os recuerde con una sonrisa.
Y hablando de sonrisas, si pese a ser creyentes habéis logrado llegar hasta aquí sin sentir escandalo y  esbozando eso, una sonrisa, me consideraré afortunado, porque eso indica que aún no lo tenéis todo perdido.

Besos blasfemos y cariñosos para toda la gente sonriente.

* Alguien que niega analgésicos a un enfermo para que el dolor le acerque más a Jesús, por mucho que la disfracen de santa, es una vulgar sádica.

** Cosa rara porque Él bien que le da al manubrio, a ver de dónde pensáis que salía el maná.

jueves, 27 de septiembre de 2012

SUEÑO (II) Una mirada al absurdo


De lo comentado en mi primer texto sobre sueños, podríais deducir que mi mundo onírico consta de escenas extrañas pero profundas, repletas de significados múltiples y respuestas secretas a mis dudas diarias. 

Nada más lejos de la realidad: mis sueños están plagados de momentos sin sentido, caóticos o, como veréis a continuación, vodevilescos. Porque esta mañana, al despertar, tenía uno grabado con nitidez en mi mente. Y menudo sueño. 

Pongo a la Tetera por testiga de que lo que sigue es, punto por punto, mi sueño. Sin añadidos.

Me veo en mi casa, mejor dicho, nuestra casa, la vieja casa de mis padres en Madrid, en V de la S. Estoy en el baño grande, examinando la taza del WC, que tiene un atasco. No es tan raro, esa taza tuvo algún que otro atasco y me tocó resolverlos (nada grave, agua hirviendo y todo volvió a su ser)

No estoy solo: A está conmigo. Es una conocida que ha trabajado conmigo en algunos medios. No tenemos una relación muy estrecha, pero en general nos caemos bien. No es que sienta una especial atracción sexual hacia ella, pero el caso es que se me acerca por detrás y me mete la mano bajo la camiseta. Sorprendido, me vuelvo y me planta un beso.

Como digo, no es mi tipo, pero total, ya que estamos... así que paso del atasco, nos abrazamos y vamos al dormitorio grande. Ojo, tampoco es que ella esté devorada por la pasión, es más bien un por pasar el rato. La casa, hablando de todo un poco, está vacía. Y entonces recuerdo que no tengo que ir a comprar preservativos porque, por casualidad, llevo en la cartera uno de los que me dieron hace un par de meses en la sauna Premium....

...de acuerdo, sí, esa podría ser otra historia interesante, pero ahora no viene al caso. Lo que importa es que tengo preservativo y es de buena calidad.

Nos acomodamos, nos desnudamos, nos reímos, empezamos a meternos mano, lamemos con desparpajo ...

En ese momento a A se le cae un pezón. Así, sin más. Pero oye, ella no parece darle importancia, luego que no voy a dársela yo ¿no? así que me calzo mi chubasquero y nos ponemos a la faena.

Los soñadores veteranos saben que es raro soñar con un polvo sin interrupciones. Éste no es una excepción. Oigo como se abre la puerta de la casa y entran mis padres.

Y nuestro perro.

Y mis hermanas. Las dos. 

Con sus cinco hijos. 

Y dos amigos, uno de ellos MG con su chica,. Hace años que no nos vemos, pero joder ¿no podía elegir otro momento para venir a por tebeos? Porque vienen a por tebeos.

De alguna manera logro salir al balcón y vestirme antes de que entren ¿qué hace mi ropa en el balcón, a todo esto?

Ah, casi lo olvido, también llaman al telefonillo. Mi tía M, que insiste en que me ponga para contarme como le ha ido el verano.

Entonces compruebo que hice mal en desentenderme del WC. En el baño ha empezado una inundación. Pero no puedo atenderla porque todo el mundo, de pronto, confiesa que en realidad han venido a hacerme una pregunta:

¿Qué tipo de marisco se cría en los manglares de BanglaDesh? *

En ese momento suena el despertador. Son las 9. Me lleva unos minutos reacomodar mi cabeza porque tengo todo lo anterior ante mis ojos, en alegres colores, por cierto. Y mi coco está lleno de dudas.

¿Por qué aparece A en mis sueños? es la primera vez ¿y follando? ¡si no nos molamos! ¿Y porqué se le cae un pezón? (el derecho, por más señas) ¿Estaba mal sujeto?

Puedo entender que MG se pase a por tebeos, de hecho tengo algún mortadelo que me regaló él, pero no me suena que su chica fuera aficionada.

¿Y por qué mi tía M no ha subido con mis padres?

En fin, como podéis ver no puedo esperar de este sueño impactantes revelaciones sobre mi yo inconsciente. Hablando en plata, soy puta carne de Freud. Así que si la próxima vez que me veáis por la calle os cambiais de acera, lo entenderé.

Buenas noches y soñad con los angelitos. Yo, si puedo pedir, con rematar el polvo me daré por satisfecho, que no me gusta dejar las cosas sin acabar.

Dicho sea de paso, en los manglares de BanglaDesh, si mal no recuerdo, se crían langostinos. Con graves daños para el ecosistema, por cierto: el manglar está cada vez más deteriorado por la sobreexplotación.

A demain.

*Me juego una pierna a que esa pregunta se debe a una polémica sobre invertebrados que tengo con mi amiga R. Esta me la pagas, guapa.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

¿POR QUÉ SOY ATEO? (II)


Ya he expuesto los motivos que pueden llevarte al agnosticismo. Pero yo no me describo como agnóstico, sino como ATEO.

¡Pero no puedes demostrar que Dios no existe!

He oído ese argumento mil veces, y me sigue pareciendo tan vacío ahora como la primera vez. Claro que puedo demostrarlo. Basta con demostrar que ese dios concreto es obra de los hombres, porque, por propia definición, un dios no puede ser una creación de sus seguidores. Y eso es fácil de hacer.

Yahvé, deidad de las tres grandes religiones monoteistas actuales. La evidencia de su existencia y, según los fanáticos, su grandeza, es la palabra revelada, es decir, el Libro. Pues si cogemos ese libro, sin más, no necesitamos mucho esfuerzo para entender que la palabra es falsa. Ni la Tierra tiene 4000 años, ni los humanos surgen de la nada, ni la Tierra es el centro del Universo, ni hubo un diluvio que  anegara el planeta por encima de las montañas, ni... es más, el texto, por si mismo, evidencia diversas etapas en su redacción y recopilación, y es posible seguir el origen de sus mitos y verificar que son préstamos relativamente modernos de religiones más antiguas y totalmente ajenas al dios de los judíos. Es decir, la Biblia es obra de los hombres, y ni siquiera es una obra demasiado sólida.

Podemos repetir el mismo proceso con cualquier deidad concreta, y llegamos al mismo punto: los dioses son obra de los hombres, ergo, son falsos. Del mismo modo que puedo afirmar que no existen Thor, Zeus o Anubis, puedo demostrar que no existen Aláh, Yahvé o Shiva

Bueno, pero es que los cristianos no creemos en el Dios del Antiguo Testamento sino en Jesus.

No, queridos, no. Sin el Dios bíblico, Jesús sólo es un hombre. Muy majete y buenrollista, pero sólo un hombre. Luego si el AT no es más que un montón de cuentos mal escritos, el cristianismo es un cascarón vacío.

Pero no puedes demostrar la inexistencia de una deidad no concreta, un poder benéfico del universo, una energía, un llámalo X, un algo...

Ahí os estaba esperando. Ese es el argumento más estúpido de todos. No, no puedo, porque no lo necesito. Para que la respuesta a una pregunta sea X, ésta debe ser igual de valida al menos que el resto de las respuestas posibles.

La reina Cretina de Grecia (perdón, Sofía de Grecia) dijo Se ha de enseñar religión en los colegios, al menos hasta cierta edad: los niños necesitan una explicación del origen del mundo y de la vida. No dudo que la necesiten, pero no necesito el concepto Dios para explicar esas cosas. El origen de la humanidad (y de las especies vivas modernas y extintas) se explica mediante la teoría de la selección natural. La inteligencia no requiere ninguna intervención milagrosa, sólo un crecimiento suficiente del cerebro y cientos de miles de años de evolución cultural. El origen de la vida se puede explicar mediante simple bioquímica. El de la Tierra es una cuestión de polvo estelar, masa y gravedad, y en cuanto al universo, los físicos han logrado llegar en sus cálculos al instante mismo de su inicio, hace 14000 millones de años. Sabemos qué ocasiona la luz. Sabemos qué son los colores. Estamos empezando a entender qué es la masa.

Nadie nace creyendo en Dios. NADIE.  La idea de Dios es inculcada en la mente de los niños por los adultos, igual que la de los Reyes Magos, Santa Claus o el Ratón Pérez. Luego bastaría con no hacerlo para que la religión se extinga como una vela, del mismo modo que si dejamos de hacer el paripé con los dientes y las almohadas el Ratón Pérez y el Hada de los Dientes se borraran de nuestra imaginación sin dejar rastro. Y ambas cosas sucederían en una única generación.

La explicación religiosa pudo tener sentido hace cientos de años, cuando no había otra. Pero hoy por hoy no es válida porque tenemos otras que sí lo son. Y, lo que es mejor, no es necesaria tragárselas ciegamente, porque podemos poner a prueba su validez. Y si nuevos datos reales invalidan una respuesta, a su vez el estudio de esos datos darán nuevas respuestas, del mismo modo que cada descubrimiento, en vez de fosilizarse y calcificarse como la religión, abre nuevas puertas y plantea nuevas preguntas que ni siquiera existirían si aceptáramos la validez de la respuesta Dios.

Todas y cada una de las explicaciones religiosas sobre el mundo han sido refutadas por la ciencia. Actualmente los teístas, los agnósticos perezosos y los fanáticos bíblicos se aferran no ya a sus creencias, sino a los puntos aún no explicados, en la idea de que si la ciencia no ha aclarado algún detalle de algo, por nimio que sea, ese detalle demostrará la existencia de Dios. Hace años presentaron ante un juez el flagelo de las bacterias como la prueba irreductible de la necesidad de un creador. Los científicos, en vez de aceptar ciegamente su explicación, se limitaron a explicar, paso por paso, cómo surge el flagelo bacteriano. Ahora dicen que no podemos saber que pasó antes del Big Bang luego tiene que haber un Dios. No sé si lo llegaremos a saber alguna vez, pero sí sé cómo no llegaremos a saberlo jamás: aceptando su respuesta y dejando de buscar la correcta.

La última trinchera de los religiosos es que el temor de Dios es necesario para sostener la moral y la honradez, pues sin su mirada amorosa (y la amenaza del sufrimiento eterno, ya de paso) el hombre cae en el barro. No voy a dar ejemplos de la moral y honradez de los ateos. Ni siquiera de la mía. Me basta con ser consciente de que hasta el siglo XIX no hubo ateos, luego todos y cada uno de los crímenes cometidos en los últimos cuatro milenios, desde el nacimiento de las civilizaciones hasta los comienzos del siglo XIX fueron cometidos por gente religiosa, que creía firmemente en un dios, o incluso en muchos, y los más atroces de esos crímenes contaron con el beneplácito (teórico) de esos dioses. Luego la idea de la deidad tampoco sirve de mucho como garante del bien.

Resumiendo, no necesito demostrar la inexistencia de llámalo X, porque no necesito a llámalo X para nada. No hay espacio para él: no explica nada, no aporta nada. Lo dijo Laplace, cuando Napoleón le preguntó porqué no nombraba a DIos al exponer su estudio sobre la gravedad y los movimeintos planetarios: Sire, nunca he necesitado esa hipótesis.

Nosotros tampoco la necesitamos. Y no necesitamos explicar algo innecesario. Si tu respuesta es Dios, tu pregunta simplemente está mal planteada.

Por eso soy ateo.

sábado, 1 de septiembre de 2012

¿POR QUÉ SOY ATEO? (I)

Bueno, por si alguien aún no se ha enterado (hay gente muy despistada en la red, y no descarto que aparezca alguna lectora* nueva que no haya navegado previamente en mi bitácora) haré una declaración: soy ateo. No agnóstico ni indiferente ni no practicante ni ninguna de las etiquetas comodas y políticamente correctas que te encuentras por ahí. Ateo. Rotunda, positiva, activa y enérgicamente ateo.

Puntualizaré el término activamente. No es que tenga previsto entrar en la Almudena con un Kalashnikov y abundante munición, disparando contra todo aquel que levante las manos al cielo y me diga ¡no me mate, por el amor de Dios! Ahí como mucho entraría con una bola de demolición, porque esa catedral es un engendro lamentable y un bombardeo con napalm me parece la mejor manera de mejorar su estética. Lo que quiero decir es que defiendo mi postura de forma activa y racional, colaboro en actividades a favor de la separación efectiva entre el estado y la religión y denuncio el abuso de poder y la perniciosa influencia de las religiones organizadas en nuestra sociedad.

El caso es que soy una persona muy dada a comerme el coco y ya hace tiempo que me dediqué a rememorar los pasos que me llevaron desde la fe aborregada del niño educado en el catolicismo al ateismo militante. Las visitas veteranas supondrán que no hay demasiado que especular al respecto: de niño los curas de mi colegio me educaron a fuerza de hostias ergo me volví ateo.

Deducción sencilla y elegante, pero falaz. Por un lado, aunque cobré lo mío y lo de mi primo, yo no me cuento entre los niños más apaleados de clase, ya que era un estudiante tirando a bueno. Por el otro, la bilis de un montón de frailes amargados te quita la fe en los frailes, no en Dios. Si no fuera así este país se habría llenado de ateos ya en el siglo de Oro, porque los curas llevan aplicando con saña lo de la letra con sangre entra desde hace cienes y cienes de años.

Mi primer paso hacia el ateismo fue el muermo. Porque en cuanto tuve un poco de raciocinio fui muy consciente de que las misas eran aburridísimas, y a medida que fui creciendo lo hizo el tedio. El mismo tedio que tenía, por cierto, uno de los curas que me confesaban, porque fuera cual fuese el volumen de pajas declaradas ante el confesionario, siempre me respondía mmmmrssszzzzzcincopadrenuestrosyunavemaríajjjzzzzzzzzzz... antes de seguir durmiendo. 

Vamos, que un día tuve que ser sincero conmigo mismo y aceptar que la religión es un peñazo. Pero de nuevo debo decir que eso no te lleva al ateismo, sino a las posturas antes citadas, las comodonas. Buena parte de la gente que se describe a sí misma como católica en las encuestas añade después la coletilla no practicante, lo que traducido al castellano crudo viene a significar para echar la siesta me tumbo tan ricamente en el sofá, no en un banco de misa, que están duros y el cura luego te mira mal y total por unos ronquiditos de nada.

¿Exagero? Visitad cualquier iglesia de pueblo (se supone que la fe es más profunda en el medio rural, siempre me he preguntado porqué**) durante la temporada lectiva de misas, esto es, fuera de las fiestas del santo patrono. Sólo veréis a una docena de viejecillas murmurando ycontuespíritu y desafinando el quealegríacuandomedijeeeeeeronnnnnnn. El resto del pueblo no pisa la iglesia más que cuando hay permiso para hacerlo borrachos.

La pereza es asimismo la responsable del agnosticismo, ya que el que se declara agnóstico en general quiere decir en realidad no me creo una mierda de lo que dicen las curas pero me da demasiada pereza pensar el porqué. Sumado, en ocasiones a esa manía de querer contentar a tirios y troyanos y que se traduce en memeces del tipo todas las creencias/ideas/costumbres son respetables (lo que es otro indicio de pereza, porque muchos de los que sueltan esa flor por la boca son incapaces de articular una sola idea correctamente razonada)

Por cierto, y al hilo del anterior párrafo, las creencias/ideas/costumbres no tienen porqué ser respetables, del mismo modo que no tienen porqué serlo las personas. Pasado el primer hola, el respeto hay que merecerlo. 

* Digo lectora porque llevo tiempo viendo que, salvo el día aquel de las pajas, la mayor parte de mi público es femenino
** Porqué se supone eso, no porqué es más profunda, ya que tengo muy claro que no lo es.