Navegando por una hemeroteca, he topado con una noticia de hace unos años, sobre la que escribí brevemente en mis tiempos preblogueros. Ahora que vuelve a estar sobre la mesa el debate de la muerte digna, gracias a los marrulleos preelectorales de la Iglesia, me parece un buen momento para revisar y publicar de nuevo el tema, desde un punto de vista estrictamente histórico.
Preguntado por la triste historia de la ciudadana francesa Chantal Sébire, que reabrió el debate sobre la eutanasia en el país vecino, el arzobispo de Pamplona, Fernando Sebastián Aguilar declaró durante la Semana Santa de 2008 que la francesa debería haber tomado ejemplo de Cristo, ya que el Hijo de Dios murió por nosotros de forma digna, sin recibir cuidados paliativos de ningún tipo.
Al margen de la evidente falta de sensibilidad del señor arzobispo, que no dudó en empañar la memoria de una persona recien fallecida con acusaciones de cobardía, y su empeño en sostener puntos de vista anclados en ese pasado en el que la Iglesia se consideraba dueña y señora de las almas de todo el mundo, el comentario de su Eminencia denota un sorprendente desconocimiento de los textos que nos han legado los Evangelistas y una visión teológica mal planteada. Una lectura atenta de los testimonios de Mateo, Lucas, Marcos y Juan nos permite extraer las siguientes conclusiones, puramente documentales.
1. Tras analizar cuidadosamente los Sagrados Evangelios aflora la evidencia de que los romanos, bajo presión del Sanedrín, decidieron CARGARSE a Jesús. Es decir, su intención al azotarlo, coronarlo de espinas, emplearlo como transportista de maderos y crucificarlo, era la de MATAR al muchacho.
Quizás monseñor Aguilar interprete que, habiendo Jesús estudiado en su juventud un módulo de carpintería, lo sucedido en el Gólgota pudo ser un encargo profesional que, por motivos ajenos a la narración neotestamentaria (probablemente relacionados con una defectuosa atención a la prevención laboral de riesgos), salió rematadamente mal. No obstante las pruebas documentales son claras: había intención declarada de ELIMINAR a Jesús.
2. Ahora bien, si uno ha decidido matar a una persona, es evidente que dispensar cuidados paliativos a dicha persona no es una premisa necesaria. Aún más, resultaría contraproducente. De haber actuado así, los hombres de Pilatos habrían demostrado ser unos rematados cabrones, puesto que la finalidad de la crucifixión era la defunción del condenado y la ayuda médica sólo hubiera servido para prolongar los sufrimientos del finado. Bien es cierto que la Inquisición solía aplicar cuidados médicos a sus pacientes a fin de que duraran más tiempo y no se les fueran de este mundo antes de las preceptivas sesiones de potro y hoguera, pero hay que reconocer que los romanos, a quien nadie podrá acusar de ser unas Hermanitas de la Caridad, en general no eran tan miserables e inhumanos como los obispos.
3. De ahí se sigue la conclusión de que DESGRACIADAMENTE Jesús no recibió cuidados paliativos, porque de haberlos recibido seguramente en vez de diñarla en apenas un par de horitas habría resistido el tiempo preceptivo para una muerte por crucifixión. Dado que el reo muere por asfixia una vez se agotan sus fuerzas y deja de sostenerse sobre la cruz, éste está estipulado en torno a las 36 horas, e incluso habría podido mantenerse sobre el madero un par de días con ayuda de algunos estimulantes. A primera vista esa circunstancia puede parecer desafortunada para el sujeto paciente (es decir, el susodicho crucificado) pero habría resultado un motivo de gozo y felicidad para la comunidad cristiana en general y un servidor de ustedes en particular, porque entonces en vez de una birria de puente de cuatro días podríamos disfrutar de una verdadera SEMANA SANTA casi completita, de Jueves Santo a Martes de Resurrección, ambos incluidos. Este alargamiento de la festividad hubiera sido especialmente bien recibido en Andalucía, comunidad de arraigado cristianismo pascual, ya que así sería factible sacar los pasos de Semana Santa sin prisas ni embotellamientos que desluzcan las fiestas.
4. Es decir: al no ofrecer cuidados paliativos a Jesús los romanos estaban PERJUDICANDO A TODA LA COMUNIDAD CRISTIANA, algo lógico dadas sus posteriores actuaciones al respecto entre los reinados de Nerón y Trajano. Luego BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA puede presentarse esa desatención médica como un ejemplo para los fieles.
5. Rematando esta argumentación, sólo nos queda anotar que, de acuerdo a los evangelistas, un soldado romano llamado Longinos, apiadado de los sufrimientos del Señor, le arreó un lanzazo en la parte superior del cuerpo, provocando una incisión punzante de entrada por la zona abdominal izquierda en dirección a la cavidad torácica que afectó a pulmones y corazón y produjo una parada cardiovascular en el condenado llamado Jesús, natural de Nazareth, a consecuencia de la cual pasó a mejor vida.
Esto viene a demostrar lo equívoco de las doctrinas eclesiales al respecto, puesto que el así llamado Hijo de Dios no recibió, bien es cierto, cuidados paliativos, pero sí una misericordiosa EUTANASIA, que es lo que demandaba Chantal Sébire. Y esto siempre ha sido reconocida por los Padres Fundadores de la institución católica, que no dudaron en elevar la lanza del citado Longinos a la categoría de objeto milagroso y sacro.
Al margen de la evidente falta de sensibilidad del señor arzobispo, que no dudó en empañar la memoria de una persona recien fallecida con acusaciones de cobardía, y su empeño en sostener puntos de vista anclados en ese pasado en el que la Iglesia se consideraba dueña y señora de las almas de todo el mundo, el comentario de su Eminencia denota un sorprendente desconocimiento de los textos que nos han legado los Evangelistas y una visión teológica mal planteada. Una lectura atenta de los testimonios de Mateo, Lucas, Marcos y Juan nos permite extraer las siguientes conclusiones, puramente documentales.
1. Tras analizar cuidadosamente los Sagrados Evangelios aflora la evidencia de que los romanos, bajo presión del Sanedrín, decidieron CARGARSE a Jesús. Es decir, su intención al azotarlo, coronarlo de espinas, emplearlo como transportista de maderos y crucificarlo, era la de MATAR al muchacho.
Quizás monseñor Aguilar interprete que, habiendo Jesús estudiado en su juventud un módulo de carpintería, lo sucedido en el Gólgota pudo ser un encargo profesional que, por motivos ajenos a la narración neotestamentaria (probablemente relacionados con una defectuosa atención a la prevención laboral de riesgos), salió rematadamente mal. No obstante las pruebas documentales son claras: había intención declarada de ELIMINAR a Jesús.
2. Ahora bien, si uno ha decidido matar a una persona, es evidente que dispensar cuidados paliativos a dicha persona no es una premisa necesaria. Aún más, resultaría contraproducente. De haber actuado así, los hombres de Pilatos habrían demostrado ser unos rematados cabrones, puesto que la finalidad de la crucifixión era la defunción del condenado y la ayuda médica sólo hubiera servido para prolongar los sufrimientos del finado. Bien es cierto que la Inquisición solía aplicar cuidados médicos a sus pacientes a fin de que duraran más tiempo y no se les fueran de este mundo antes de las preceptivas sesiones de potro y hoguera, pero hay que reconocer que los romanos, a quien nadie podrá acusar de ser unas Hermanitas de la Caridad, en general no eran tan miserables e inhumanos como los obispos.
3. De ahí se sigue la conclusión de que DESGRACIADAMENTE Jesús no recibió cuidados paliativos, porque de haberlos recibido seguramente en vez de diñarla en apenas un par de horitas habría resistido el tiempo preceptivo para una muerte por crucifixión. Dado que el reo muere por asfixia una vez se agotan sus fuerzas y deja de sostenerse sobre la cruz, éste está estipulado en torno a las 36 horas, e incluso habría podido mantenerse sobre el madero un par de días con ayuda de algunos estimulantes. A primera vista esa circunstancia puede parecer desafortunada para el sujeto paciente (es decir, el susodicho crucificado) pero habría resultado un motivo de gozo y felicidad para la comunidad cristiana en general y un servidor de ustedes en particular, porque entonces en vez de una birria de puente de cuatro días podríamos disfrutar de una verdadera SEMANA SANTA casi completita, de Jueves Santo a Martes de Resurrección, ambos incluidos. Este alargamiento de la festividad hubiera sido especialmente bien recibido en Andalucía, comunidad de arraigado cristianismo pascual, ya que así sería factible sacar los pasos de Semana Santa sin prisas ni embotellamientos que desluzcan las fiestas.
4. Es decir: al no ofrecer cuidados paliativos a Jesús los romanos estaban PERJUDICANDO A TODA LA COMUNIDAD CRISTIANA, algo lógico dadas sus posteriores actuaciones al respecto entre los reinados de Nerón y Trajano. Luego BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA puede presentarse esa desatención médica como un ejemplo para los fieles.
5. Rematando esta argumentación, sólo nos queda anotar que, de acuerdo a los evangelistas, un soldado romano llamado Longinos, apiadado de los sufrimientos del Señor, le arreó un lanzazo en la parte superior del cuerpo, provocando una incisión punzante de entrada por la zona abdominal izquierda en dirección a la cavidad torácica que afectó a pulmones y corazón y produjo una parada cardiovascular en el condenado llamado Jesús, natural de Nazareth, a consecuencia de la cual pasó a mejor vida.
Esto viene a demostrar lo equívoco de las doctrinas eclesiales al respecto, puesto que el así llamado Hijo de Dios no recibió, bien es cierto, cuidados paliativos, pero sí una misericordiosa EUTANASIA, que es lo que demandaba Chantal Sébire. Y esto siempre ha sido reconocida por los Padres Fundadores de la institución católica, que no dudaron en elevar la lanza del citado Longinos a la categoría de objeto milagroso y sacro.
9 comentarios:
Me he reído tela con esta entrada. Suele ser corriente que al aplicar la lógica y el sentido común a "los mandatos de la Iglesia" éstos caigan en un ridículo absoluto.
Muy buena.
Gracias, Elvira. Impaciente de ver tu nuevo corte de pelo, por cierto.
Es más, Chechu recibió un trato de favoritismo. A los dos que colgaban a su lado les partieron las piernas y los dejaron morir de asfixia.
Muy buena la entrada, genial leer análisis históricos con un toque de humor (no es lo que más abunda).
Curiosa ironía que el argumento principal de toda esta gente contra la eutanasia sea que Dios es el único que puede dar o quitar la vida, cuando sus escritos nos cuentan como unos hombres le quitaron la vida a su Dios.
Qué pena que no te dieran una audiencia con el arzobispo de Pamplona y algunos de sus seguidores. Menuda forma de contestar.
Muy buena argumentación para dejar callados a más de uno. Con tu permiso la usaré en alguna ocasión. Me encantará ver sus caras cuando le pregunte por San longinos. (porque después de acortar la agonía fue proclamado santo.. a ver quien me lo explica).
Gracias por seguir escribiendo.
Como enfermera y trabajadora en una entidad católica, tu entrada me parece perfecta como argumento a la hora de explicar ciertas cosas a los alumnos. Brillante, como siempre.
Pero..¡¡¡¡QUÉ ALEGRÍA!!!!
¿Estás bien, P? Hace meses que no lograba saber nada de ti ¡Un besazo muy, muy fuerte.!
Estoy... mejor. Para estar bien todavía me falta mucho.
Por cierto, te he seguido en la distancia pero no tenía mucho que decir...
Gracias!
Sea como sea me alegra saber de ti. Y no soy el único, hace poco lo comentaba con Teresa, la del blog Desde mi ventana.
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